El Alzamiento y la Reacción Republicana
Los sublevados legitimaron su acción, que pretendían frenar la supuesta revolución social que estaba organizando el gobierno del Frente Popular, formado tras las elecciones de febrero de 1936. Aunque la situación previa al alzamiento era de inestabilidad, no había ninguna revolución en marcha. Fue el alzamiento el que provocó que, en el territorio que permaneció fiel a la República, se extendiese una revolución social de carácter colectivista, promovida por la CNT y la FAI. En los primeros meses del conflicto se desencadenó en la zona republicana una persecución de los sublevados.
La Respuesta del Gobierno Republicano y la Militarización
El gobierno de la República tardó en reaccionar ante el golpe de Estado. Se sucedieron varios gobiernos, hasta que José Giral comenzó a organizar la resistencia. Aprobó la entrega de armas a los civiles, organizados en milicias por los partidos, y disolvió un ejército que había quedado considerablemente mermado. Posteriormente, con el objetivo de regularizar las milicias, se propuso la creación de un ejército de voluntarios.
La Revolución Social y la Formación del Gobierno de Largo Caballero
La revolución social avanzaba, creándose comités y juntas controladas por los sindicatos y los obreros por toda la zona republicana. Esta situación casi produjo el desplome del gobierno de la República, sumamente debilitado. En agosto, Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT, fue llamado para formar gobierno. Largo Caballero, apoyado en principio por todas las fuerzas republicanas, formó un nuevo gobierno en septiembre de 1936 integrado por republicanos, socialistas y, por primera vez, comunistas. El objetivo de Largo era crear una gran alianza antifascista que permitiese recomponer el poder del Estado y hacer frente a los sublevados, para lo cual impulsó la militarización de las milicias de los partidos y creó el Ejército Popular sobre la base de las Brigadas Mixtas.
Conflictos Internos en el Bando Republicano y la Ascensión de Negrín
Las distintas aspiraciones políticas de los partidos que apoyaban la República provocaron un fuerte enfrentamiento interno. Comenzó una nueva disputa por el liderazgo dentro de la República que enfrentó a los seguidores de Largo Caballero con los comunistas.
En mayo de 1937, los comunistas amenazaron con abandonar el gobierno si Largo Caballero no lo hacía antes. Este optó por dimitir, formándose un nuevo gobierno dirigido por el socialista Juan Negrín.
Se formó entonces un nuevo gobierno integrado únicamente por los partidos políticos, quedando fuera la representación sindical de la UGT y la CNT.
La Política de Resistencia de Negrín y el Fin de la Esperanza
Negrín lideró una política de resistencia a ultranza, al tiempo que se trataba de buscar una salida negociada al conflicto. Elaboró un proyecto conocido como el Programa de los Trece Puntos, en el que planteaba la permanencia de la República y la celebración de elecciones democráticas una vez hubiesen cesado las hostilidades. Franco se negó a aceptar el proyecto o cualquier tipo de negociación. Solo aceptaba una rendición incondicional.
La única esperanza que le quedaba a Negrín era que estallase un nuevo gran conflicto internacional que llevase a Alemania a retirar sus ejércitos de España y pusiera a los aliados a su favor. Sin embargo, en septiembre de 1938, Francia e Inglaterra firmaron el Tratado de Múnich. La vida se hacía cada vez más difícil en la zona republicana debido a la falta de alimentos y los continuos reveses militares. A finales de 1938, Negrín redujo su plan a tres puntos:
- La salida de los ejércitos extranjeros de España.
- La garantía de que no se produjeran represalias de los vencedores sobre los vencidos.
- La continuidad del régimen democrático.
Por su parte, Franco anunciaba que solo aceptaría la rendición sin condiciones.
La Consolidación del Poder en la Zona Sublevada
Los que respaldaban el alzamiento se encontraban políticamente divididos, pero aceptaron la supremacía del ejército, el cual se convirtió muy pronto en la columna vertebral del nuevo Estado surgido con el conflicto.
La Junta de Defensa Nacional y el Ascenso de Franco
Los sublevados crearon en Burgos una Junta de Defensa Nacional con el cometido de gobernar los territorios ocupados. Estaba integrada por militares y presidida por el general más antiguo. La Junta prohibió los partidos políticos, suspendió la Constitución de 1931 y paralizó la Reforma Agraria.
Pronto surgió la necesidad de establecer un mando único para dirigir la guerra. Pero el general Sanjurjo había muerto en un accidente aéreo días después de iniciarse este (el 20 de julio de 1936). Franco consiguió, por un lado, el respaldo de la mayoría de los generales debido a sus exitosas acciones militares y, por otro, obtuvo el respaldo de Hitler y Mussolini.
El 1 de octubre de 1936, Franco fue nombrado, mediante decreto, Jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos Españoles. La Junta de Defensa Nacional fue sustituida por una Junta Técnica del Estado, con sede en Valladolid y Burgos, dividida en comisiones mandadas por militares en las que también había civiles.
La Unificación Política y el Nuevo Estado Franquista
Los partidos activos en esta zona eran Falange Española, fundada por José Antonio Primo de Rivera, y la Comunión Tradicionalista. La CEDA y otros grupos monárquicos también fueron tolerados.
A la hora de organizar un nuevo poder político, los sublevados se inspiraron en los estados italiano y alemán. Se creó un partido único y se dotó al Jefe del Estado de plenos poderes. El 19 de abril de 1937, Franco decretó la unificación de los partidos políticos tolerados, naciendo de este modo Falange Española Tradicionalista y de las JONS, con Franco como Jefe del Partido y Jefe del Estado. Los carlistas y falangistas que se opusieron a esta unificación de partidos fueron condenados o desterrados.
En enero de 1938, Franco formó su primer gobierno con ministros. Franco se convirtió en Jefe del Estado y del Gobierno, y comenzó a ser llamado Caudillo de España.
Legislación Fundacional del Régimen Franquista
Este nuevo gobierno comenzó su actividad legislativa. Antes de que terminase la guerra, se promulgó el Fuero del Trabajo, una de las Leyes Fundamentales del régimen, inspirada en la Carta del Lavoro italiana, con la que se creaba un Estado corporativo organizado a través de sindicatos verticales en los que quedaban integrados trabajadores y empresarios. La huelga y las reivindicaciones colectivas de cualquier tipo eran consideradas actos subversivos.