El Advenimiento de la República en España: Gobierno Provisional y Constitución

Sublevaciones y elecciones municipales: El fin de la Monarquía

Las sublevaciones en favor de la república de diciembre de 1930, en Jaca y Cuatro Vientos, aceleraron la caída de Berenguer, a quien sucedió brevemente Sánchez Guerra antes de entregar el poder al almirante Aznar, con el mismo encargo del rey: volver al sistema de la Restauración. Para ello, Aznar convocó las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, como un principio de paulatina vuelta al constitucionalismo. Sin embargo, ante el amplio descontento existente, estas elecciones fueron interpretadas como un plebiscito sobre la monarquía. El resultado fue favorable, en conjunto, a los monárquicos, que se impusieron en las áreas rurales, dominadas por el caciquismo. Pero en la mayoría de las ciudades y capitales de provincia, el triunfo correspondió a los republicanos, lo que se interpretó como un deseo mayoritario a favor de la República. Estos resultados y la falta de apoyos aconsejaron a Alfonso XIII abandonar la Corona y España, proclamándose la República el 14 de abril, entre manifestaciones festivas en muchas ciudades del país.

El Gobierno Provisional (1931)

El mismo día 14, el Comité Revolucionario surgido del Pacto de San Sebastián tenía el control de la situación y se organizó como Gobierno provisional, repartiendo ministerios entre los grupos del pacto antimonárquico. Sin embargo, limitó su acción a la convocatoria de unas Cortes Constituyentes para el verano de ese año. La monarquía había caído, pero se trataba de dar paso a las nuevas instituciones sin una ruptura total con las antiguas. Dentro de este comité quedaba englobado un grupo de fuerzas políticas muy heterogéneas que pronto entraron en contradicción sobre la política a seguir, con ministros republicanos de derecha, centro e izquierda, además de socialistas y nacionalistas de izquierda.

Las dos prioridades del Gobierno provisional fueron convocar elecciones a Cortes Constituyentes, para configurar el nuevo régimen, e iniciar aquellas reformas que se consideraban más urgentes: la reforma agraria, la reforma militar y la reforma educativa. El 28 de junio de 1931 se celebraron las elecciones a Cortes, con una amplia participación (70,14%), que dieron la victoria a los republicanos de centro-izquierda, de izquierda y a los socialistas. La tarea fundamental del Parlamento que surgió de las elecciones de junio fue redactar una nueva Constitución.

La Constitución de 1931

La Constitución de 1931 se aprobó con un amplio respaldo de las Cortes (donde tenía mayoría el centro-izquierda), pero pronto la derecha fue distanciándose del espíritu reformista debido a los artículos referidos a la religión y la propiedad. La Constitución era muy avanzada para la época, tenía un importante contenido social y presentaba un acentuado carácter progresista y democrático. Además de ser una norma básica y suprema del Estado, incluía prescripciones para futuras leyes, destacando las de carácter social.

Características esenciales:

Derechos y libertades

Reconocimiento de amplias libertades y derechos:

  • Libertad de culto
  • Libertad de expresión, reunión y asociación
  • Libertad de residencia y circulación
  • Inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia
  • Derecho al divorcio

Por otra parte, se determinó que la propiedad privada podía llegar a ser expropiada por causa de utilidad pública, lo que en la práctica abría la posibilidad de llevar a cabo la ansiada reforma agraria.

Forma de Estado y autonomías

La forma de Estado originó controversias, ya que los diputados se enfrentaban al hecho de que la Generalitat de Cataluña se había proclamado estado autónomo dentro de la República española. La Constitución proclamó a España como Estado integral, compatible con la autonomía de municipios y regiones. Los catalanes finalmente redactaron el Estatuto de Nuria, que se presentó a las Cortes para ser refrendado. De igual manera, los ayuntamientos vascos habían aprobado el Estatuto de Estella.

Estado laico

Se proclamó el Estado laico. Se declaró la inexistencia de una religión oficial, se retiró el apoyo económico a la Iglesia Católica, se prohibió a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza y, poco después, se disolvió la Compañía de Jesús (jesuitas) en España y se nacionalizaron sus bienes. La cuestión confesional ocasionó importantes enfrentamientos, visibles también en las calles (quema de conventos). Fue la primera gran crisis del gobierno, pues varios ministros presentaron su dimisión (Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura).

Separación de poderes y contenido social

Se estableció una clara separación de poderes:

  • Poder legislativo: Residía en las Cortes (unicamerales), con amplias atribuciones.
  • Poder ejecutivo: Residía en el Gobierno (Presidente del Gobierno y ministros) y en el Presidente de la República (Jefe del Estado).
  • Poder judicial: Residía en jueces independientes.

La Constitución tenía un marcado contenido social: se estipulaba que todos los poderes emanaban del pueblo y se definía a España como una “República de trabajadores de toda clase”. Se reconocía el trabajo como una obligación social. Se estableció el sufragio universal a los 23 años, concediendo por primera vez el voto a las mujeres, derecho que ejercerían en las elecciones de 1933 tras un intenso debate parlamentario protagonizado por las diputadas Clara Campoamor (a favor), Victoria Kent y Margarita Nelken (en contra inicialmente).

Configuración y pluralidad de las fuerzas políticas republicanas

Diversidad dentro de las fuerzas republicanas

Republicanos moderados y de centro-izquierda

  • Partido Republicano Radical (PRR): Liderado por Alejandro Lerroux y Diego Martínez Barrio.
  • Acción Republicana: Liderada por Manuel Azaña, que evolucionó hacia la izquierda (posteriormente se fusionaría para crear Izquierda Republicana).
  • Partido Republicano Liberal Demócrata (PRLD): De Melquíades Álvarez, de orientación centro-derechista.
  • Derecha Liberal Republicana (DLR): Fundada por Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura (luego Partido Republicano Conservador).

Grupos de izquierda

Existían importantes grupos de izquierda que canalizaban las reivindicaciones obreras, ya fuera desde dentro del sistema o desde la confrontación en sus márgenes.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): Experimentó un gran crecimiento. En su seno coexistían dos corrientes principales:
    • Una socialdemócrata, dispuesta a colaborar con los republicanos de centro-izquierda, representada por Julián Besteiro e Indalecio Prieto.
    • Otra corriente que fue radicalizándose hacia posturas revolucionarias, liderada por Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT (Unión General de Trabajadores).
  • Partido Republicano Radical Socialista (PRRS): Se apoyaba en sectores intelectuales y clases medias (luego sufriría escisiones).

Extrema izquierda

  • Confederación Nacional del Trabajo (CNT): Sindicato anarcosindicalista, muy fuerte en regiones como Cataluña, Aragón y el campo andaluz. Buscaba la revolución social y se mostró a menudo hostil al régimen republicano parlamentario. Dentro de la CNT convivían tendencias más pragmáticas (trentistas) y otras más radicales (FAI – Federación Anarquista Ibérica).
  • Partido Comunista de España (PCE): De ideología marxista-leninista y revolucionaria, con escasa fuerza en los inicios de la República, pero que iría creciendo.

Fuerzas conservadoras y nacionalistas

Conservadores y autoritarios

Existieron diferentes grupos conservadores, muchos de ellos contrarios a la República o a su orientación inicial. Tras una desorganización inicial, se fueron agrupando:

  • Acción Popular: Liderada por José María Gil-Robles, núcleo principal de la futura Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), una coalición de partidos católicos y de derechas que aceptaba accidentalmente la República para modificarla desde dentro.
  • Monárquicos alfonsinos: Agrupados en Renovación Española, liderada por Antonio Goicoechea y, más tarde, José Calvo Sotelo. Claramente opuestos a la República.
  • Carlistas: Agrupados en la Comunión Tradicionalista.
  • Grupos fascistas: Como las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, y Falange Española (FE), fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera. FE y las JONS se fusionarían en 1934 (FE de las JONS).

Nacionalistas y autonomistas

Estos partidos perseguían una nueva organización territorial de España basada en la descentralización y el reconocimiento de la autonomía regional.

  • Catalanistas: Destacó Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), liderada por Francesc Macià y luego por Lluís Companys, que se convirtió en la fuerza hegemónica en Cataluña. También existía la Lliga Regionalista (luego Lliga Catalana), más conservadora.
  • Galleguistas: Principalmente la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA), liderada por Santiago Casares Quiroga (que también militaba en Acción Republicana/Izquierda Republicana). Más tarde surgiría el Partido Galeguista.
  • Nacionalistas vascos: El Partido Nacionalista Vasco (PNV), de orientación democristiana y conservadora, era la fuerza principal. También existía Acción Nacionalista Vasca (ANV), de carácter laico y republicano de izquierdas.

Crisis inicial y configuración del primer gobierno constitucional

Divisiones y rupturas en el bloque republicano-socialista

La Constitución de 1931 no consiguió el respaldo de todas las fuerzas políticas; existían profundas discrepancias entre la derecha y la izquierda, en especial en lo referido a las cuestiones autonómica y religiosa. A la vez, las primeras medidas reformistas, como las relativas a la Educación (excluyendo a la Iglesia de este ámbito) y la Reforma Agraria (cuyos trámites se iniciaron durante el Gobierno Provisional), dividieron a los partidos que habían formado la coalición inicial. Estas discusiones, especialmente la cuestión religiosa, llevaron a la ruptura del Gobierno Provisional, con la dimisión de su presidente, Niceto Alcalá-Zamora, y de Miguel Maura. Posteriormente, el Partido Radical de Lerroux también abandonaría la coalición gubernamental, convirtiéndose en el principal partido de la oposición.

El Bienio Reformista (1931-1933)

El nuevo gobierno se estructuró siguiendo los resultados de las elecciones de junio de 1931 y la configuración de fuerzas en el Parlamento, formando una coalición de republicanos de izquierda (Acción Republicana, Radical Socialistas) y el PSOE, con el apoyo parlamentario de algunos nacionalistas de izquierda. Manuel Azaña pasó a ser Presidente del Gobierno, mientras que Niceto Alcalá-Zamora (líder de la derecha republicana liberal) fue elegido Presidente de la República, buscando así dar mayor estabilidad y legitimidad al nuevo régimen. Con este gobierno se inicia el conocido como Bienio Reformista (o Bienio Social-Azañista, 1931-1933), durante el cual se intentó llevar a cabo un ambicioso programa de modernización (reformas agraria, militar, educativa, territorial) y ampliación de los derechos sociales. Sin embargo, pronto se hizo evidente que la oposición a estas reformas provendría desde múltiples frentes y desde posiciones contrarias no solo a los cambios propuestos, sino al propio sistema democrático republicano.