Unión Dinástica: La Integración de la Corona de Castilla y de Aragón
A finales del siglo XV, Castilla estaba gobernada por Isabel I y Aragón por Fernando II. El matrimonio de ambos en 1469 supuso la creación de la Monarquía Hispánica, entendida como la unión de dos coronas en la que cada reino se regía por sus propias leyes e instituciones. Esta nueva entidad estaba integrada por las Coronas Castellana y Aragonesa, esta última conformada por Aragón, Cataluña y Valencia. El concepto de “España” se referiría a la asociación de estos estados, aunque los Reyes Católicos eran soberanos de cada reino de forma independiente.
Con la Concordia de Segovia (1475), ambos monarcas gobernarían conjuntamente sus reinos, manteniendo cada uno su independencia e instituciones. Castilla se convirtió en el centro de la nueva entidad política. Es importante recordar el lema “Tanto monta, monta tanto”, que simbolizaba la igualdad de poder entre Isabel y Fernando.
La ley, la moneda y las instituciones de cada reino permanecieron diferenciadas. Las disposiciones reales eran rubricadas por ambos monarcas. Progresivamente, Castilla se consolidó como el reino más influyente y poderoso.
Consolidación del Poder Real y Conflictos Sucesorios
En el Tratado de los Toros de Guisando (1468), Enrique IV reconoció a su hermana Isabel como heredera, mientras que su hija Juana “la Beltraneja” buscó el respaldo de la nobleza. En 1475, se inició la guerra civil castellana, con el apoyo de Francia (Luis XI) a Juana.
En la Batalla de Toro, las tropas de Isabel vencieron, lo que llevó a la firma del Tratado de Alcaçovas (1479). Este tratado repartió las zonas de influencia marítima entre Castilla y Portugal, acuerdo que sería corroborado y ampliado en 1494 con el Tratado de Tordesillas. La nobleza perdió parte de su poder, y en las Cortes de Madrigal (1476) y Toledo (1480), se recuperaron rentas nobiliarias para la Corona.
Se consolidó el poder de la monarquía autoritaria de los Reyes Católicos. Se impulsó la mejora de la situación económica del Estado. La trashumancia se mantuvo como un pilar económico fundamental. Sevilla se convirtió en el centro del comercio exterior con América.
Política Internacional de los Reyes Católicos
La política internacional de los Reyes Católicos fue expansiva y multifacética:
- Acercamiento a Portugal: Los Reyes Católicos buscaron un acercamiento a Portugal mediante una política matrimonial, emparentando a varios de sus hijos con la corona lusa. Esta estrategia dinástica culminaría con la unión de las coronas bajo Felipe II.
- Expansión en el Mediterráneo e Italia: Fernando II de Aragón se enfrentó a Francia por el control de Italia. En 1495, Carlos VIII de Francia se proclamó rey de Nápoles. Fernando el Católico forjó una coalición (la Liga Santa) con Milán, Venecia, el Papado y el Sacro Imperio Romano Germánico para derrotar a Francia y asegurar los territorios de Rosellón y Cerdaña.
- Expansión en el Norte de África: En 1504, el Cardenal Cisneros asumió la regencia de Castilla y se impulsó una política de expansión en el norte de África, con la conquista de plazas como Orán, Argel, Túnez y Trípoli. Esto buscaba asegurar las rutas comerciales y controlar la piratería berberisca.
Así se consolidó la Monarquía Hispánica en el escenario europeo. La política matrimonial de los Reyes Católicos fue clave para sus alianzas:
- Isabel (la primogénita) se casó con Alfonso de Portugal y, tras la muerte de este, con Miguel de Portugal.
- Juan se casó con Margarita de Austria, hija del Emperador Maximiliano I.
- Juana se desposó con Felipe “el Hermoso”, duque de Borgoña e hijo del Emperador Maximiliano I.
- María se casó con Manuel I de Portugal.
- Catalina se casó con el rey Enrique VIII de Inglaterra.
La expansión atlántica se convirtió en la principal política internacional de Castilla, impulsada por el descubrimiento y la conquista de América. Los monarcas crearon un cuerpo diplomático permanente, con embajadores en ciudades clave como Roma, Venecia, París o Londres, con el objetivo de establecer alianzas y recabar información.
Organización Política e Instituciones de los Reyes Católicos
Los monarcas se impusieron al clero y a la nobleza, recuperando gran parte de su patrimonio. No obstante, garantizaron a la aristocracia y a la Iglesia su poder e influencia, siempre que se mantuvieran sumisos a la autoridad real. Aprobaron las Leyes de Toro en 1505, que generalizaron el mayorazgo, un instrumento legal que vinculaba las tierras a los grandes títulos nobiliarios.
Los Reyes Católicos crearon diversas instituciones para afirmar su autoridad y centralizar el poder:
- Ejército Permanente: Crearon un ejército permanente, reduciendo así su dependencia de las mesnadas nobiliarias.
- Cuerpo Diplomático Permanente: Establecieron un cuerpo de diplomáticos permanentes, relegando la función diplomática tradicionalmente ejercida por la nobleza.
- Corregidores: Los corregidores fueron creados en Castilla como delegados del poder real en los municipios, encargados de la administración de justicia y el orden público.
- Santa Hermandad: Se creó en 1476, con atribuciones policiales, judiciales y de recaudación de impuestos, contribuyendo al mantenimiento del orden público en el ámbito rural.
- Consejo Real de Castilla: Se consolidó como el máximo órgano político, administrativo y de justicia.
- Otros Consejos: Se crearon el Consejo de Aragón y el Consejo de las Órdenes Militares, especializados en sus respectivas áreas.
- Cortes: Las Cortes perdieron protagonismo, siendo convocadas con menor frecuencia y con un papel más consultivo.
- Chancillerías y Audiencias: Las Chancillerías, como máximas autoridades judiciales por debajo del Consejo de Castilla, se establecieron en Valladolid y Granada (y posteriormente en Galicia). Las Audiencias eran tribunales de menor rango.
- Instituciones Aragonesas: En Aragón se mantuvo la figura del Justicia Mayor (árbitro entre el rey y los súbditos) y el peso de las Cortes, pero se instituyeron las figuras del lugarteniente general y el virrey para representar la autoridad real.
Los Reyes Católicos viajaron por todo el territorio para impartir justicia y reforzar su autoridad, sin establecer una capital fija.
Unificación Religiosa y Control Social
Apostaron por la difusión del catolicismo como elemento integrador y unificador de los habitantes de sus reinos. El Tribunal de la Santa Inquisición fue la institución religiosa más importante, utilizada para reprimir la herejía y perseguir a conversos (judíos y musulmanes) sospechosos de falsa fe.
En 1492, expulsaron a los judíos que no aceptaron convertirse al catolicismo. Posteriormente, impusieron los bautizos cristianos como obligatorios para los musulmanes (moriscos) a partir de 1502, buscando una uniformidad religiosa en sus dominios.