El Racionalismo de René Descartes: La Búsqueda de la Certeza en la Edad de la Razón

SIGLO XVII: LA EDAD DE LA RAZÓN

En el siglo XVII, Europa experimentó una era de crisis y conflictos tras el Renacimiento, con guerras religiosas y civiles. La Contrarreforma católica y la Inquisición reprimieron la libertad de pensamiento. La Guerra de los Treinta Años condujo a la Paz de Westfalia, estableciendo la tolerancia religiosa. Surgieron monarquías absolutas, como la de Luis XIV en Francia, pero la burguesía ilustrada impulsó movimientos revolucionarios por derechos individuales y participación ciudadana. España e Italia declinaron mientras Francia, Inglaterra y los Países Bajos prosperaron. La filosofía renacentista y el avance científico transformaron el pensamiento, desafiando la concepción aristotélica del universo. El arte barroco reflejó un ambiente de escepticismo y pesimismo. Surgieron dos grandes sistemas filosóficos: el racionalismo, centrado en la razón y lo innato, y el empirismo, basado en la experiencia y el conocimiento humano.

El proyecto cartesiano: la unidad del saber

El proyecto de Descartes busca establecer un sistema de verdades fundamentales e indudables a través de la razón, inspirado en el método matemático. Cree en una “mathesis universal” que explique todo sobre el orden y la medida. Su premisa fundamental es que la razón humana es universal, lo que garantiza un único método.

Vida y obra

Descartes, nacido en 1596 en Francia, estudió en el colegio jesuita de La Flèche donde conoció la filosofía escolástica. Desilusionado con la diversidad de opiniones filosóficas, buscó un método como el matemático para establecer la filosofía como una ciencia segura y definitiva. Durante la Guerra de los Treinta Años, se enlistó como voluntario en busca de nuevas experiencias y en 1619 tuvo una revelación en un sueño que interpretó como un llamado divino a su vocación filosófica. En 1628, Descartes escribió “Reglas para la dirección del espíritu”, pero no se publicó hasta después de su muerte. Se muda a Holanda en 1629 en busca de libertad y alejamiento de la vida social para poder trabajar. Escribió un tratado sobre el mundo aceptando el heliocentrismo, pero no lo publicó tras la condena de Galileo en 1633, mostrando el conflicto entre autoridad y libertad de pensamiento. Aunque evitó temas religiosos, fue acusado de ateísmo en Holanda. Allí escribió sus principales obras, incluyendo “Meditaciones metafísicas” en 1641 y “Principios de filosofía” en 1644. En 1649, fue llamado a enseñar a la reina Cristina de Suecia, donde enfermó y murió en 1650. Su filosofía cartesiana, centrada en la crítica racional y el sujeto que piensa, marcó el comienzo de la filosofía moderna y lo convirtió en una figura influyente durante mucho tiempo.

La duda metódica

Descartes considera la duda como parte importante del método. Al buscar verdades evidentes que no puedan ser dudadas, cuestiona todo conocimiento aceptado, ya sea por tradición, fe o autoridad, confiando solo en la razón individual. La duda cartesiana se caracteriza por:

  • Ser universal y radical, cuestionando todas las certezas.
  • Ser metódica y no escéptica, un punto de partida para buscar la certeza.
  • Ser teorética, afectando solo al nivel de la reflexión filosófica.

Para justificar la necesidad de esta duda universal, Descartes esgrime una serie de razones:

  • El engaño de los sentidos.
  • La imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño.
  • La hipótesis del genio maligno que nos engaña.

La moral provisional

Descartes propone una moral provisional para sí mismo mientras desarrolla su sistema filosófico. Esta moral se basa en cuatro máximas:

  • Obedecer las leyes y costumbres del país.
  • Ser firme y resuelto en las opiniones aceptadas.
  • Vencerse a sí mismo antes que a la fortuna.
  • Elegir la mejor ocupación, que para Descartes es la filosofía.

La comunicación de las sustancias

Descartes llega a la existencia de tres sustancias, cada una definida por un atributo:

  • Sustancia pensante (res cogitans) —el yo o el alma—: pensamiento.
  • Sustancia infinita (res infinita) -Dios—: perfección.
  • Sustancia extensa (res extensa) —los cuerpos, la materia—: extensión.

Descartes define la sustancia como aquello que existe por sí mismo. Esta independencia lleva a la conclusión de que el ser humano consta de dos sustancias separadas: cuerpo y alma.

Las pasiones y la libertad

Descartes sostiene que el hombre es libre debido a su posesión de un alma, que define su esencia como ser pensante independiente de lo material. En su célebre “cogito“, establece que pensar es la esencia del ser humano. Aunque en la visión determinista de Descartes no hay libertad, el individuo como mente pensante posee dos facultades: razón y voluntad, siendo esta última libre. La libertad permite dudar y tener control sobre la naturaleza. Según Descartes, la libertad implica elegir lo que la razón considera verdadero y bueno. Sin embargo, las pasiones, emociones que afectan al alma, tienen su origen en fuerzas mecánicas, los “espíritus vitales”.

El impacto de la revolución cartesiana

Descartes influyó en la filosofía moderna con su enfoque centrado en el yo y el problema del conocimiento. En Europa, a partir del siglo XVII, filósofos, teólogos y científicos se vieron influenciados por su pensamiento. En Francia, el cartesianismo se popularizó y fue adoptado por figuras prominentes como Arnauld, Nicole, Malebranche y Pascal.

Malebranche

Malebranche llevó a cabo una síntesis entre el agustinismo y el pensamiento cartesiano. Modifica la doctrina cartesiana en lo que se refiere a la comunicación de las sustancias tomando como base el ocasionalismo. El conocimiento directo del mundo es imposible para el hombre. Malebranche sostiene que las ideas de todas las cosas…

Características del racionalismo cartesiano

  • Confianza plena en la razón humana.
  • Infravaloración del conocimiento sensible.
  • Defensa de la racionalidad del mundo.
  • Afirmación de la existencia de ideas innatas.
  • Búsqueda de un nuevo método para la filosofía.
  • Una visión del mundo mecanicista.
  • Subjetivismo.

EL MÉTODO

El método cartesiano consistirá en una serie de reglas que garanticen el empleo correcto de la intuición y la deducción.

  • Evidencia: evitar la precipitación y aceptar solo lo que la razón percibe como claro y distinto.
  • Análisis: dividir cada problema en partes para entenderlo mejor.
  • Síntesis: deducir a partir de ideas simples hasta reconstruir lo más complejo.
  • Enumeración: revisar y comprobar todo el proceso.

El cogito y las ideas

Descartes argumenta que el simple hecho de pensar demuestra nuestra existencia: “Pienso, luego existo” (cogito, ergo sum). A partir del “cogito”, Descartes busca un criterio para distinguir lo verdadero de lo falso y clasifica las ideas en tres tipos:

  • Adventicias: las que llegan de la experiencia externa.
  • Facticias: las que construye la mente.
  • Innatas: ideas claras y distintas que el entendimiento encuentra en sí mismo.

La sustancia infinita: Dios

Descartes encuentra la idea de infinito entre las ideas innatas y argumenta la existencia de Dios a partir de la presencia de esta idea en la mente mediante dos argumentos:

  • Argumento ontológico: si la perfección incluye existir, entonces Dios debe existir.
  • Argumento de la objetividad de las ideas: las ideas necesitan una causa real que las explique.

La sustancia extensa: el mundo

Descartes confía en que la verdad de Dios garantiza la realidad del mundo exterior, pues Dios no permitiría que nos engañemos al percibir los cuerpos con extensión.