La Crisis de 1898 y el Impulso Regeneracionista
La crisis de 1898, más que una crisis política y económica, fue moral y ética, ya que se generalizó un deseo de cambios en el desprestigiado sistema político de la Restauración. El periodo de 1902 a 1923, bajo la monarquía de Alfonso XIII, se caracterizó por los intentos de los nuevos líderes de los partidos dinásticos de reformar el sistema desde dentro, un movimiento conocido como regeneracionismo político. Este se consideraba, en cierto modo, imposible.
Exponentes y Propuestas del Regeneracionismo
Uno de sus primeros exponentes fue Francisco Silvela, líder del Partido Conservador y presidente del Gobierno en 1899.
Joaquín Costa, con su obra Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España (1901), y otros intelectuales fundaron la Unión Nacional en 1900. Esta iniciativa trató de ser una opción al turnismo de liberales y conservadores, pero no triunfó. A través de sus proyectos de regeneracionismo político y modernización, Costa reivindicaba la universalización de la educación y un mejor reparto de la propiedad de las tierras. Pedía dejar atrás los mitos de un pasado glorioso pero lejano para modernizar la economía y la sociedad, y alfabetizar a la población. Defendía la necesidad de desmantelar el sistema caciquil y buscar la transparencia electoral.
El regeneracionismo tuvo dos vías principales: la política y la cultural. Esta última se manifestó a través de la Generación del 98 y la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos.
La Restauración a Comienzos del Siglo XX: Continuidad y Desafíos
A comienzos del siglo XX, la Restauración seguía vigente con una monarquía liberal que descansaba en la Constitución de 1876 y el turnismo de partidos de forma pacífica. Sin embargo, a finales del siglo XIX, surge el regeneracionismo, que denunciaba el sistema oligárquico y caciquil, así como el fraude electoral, planteando modernizaciones políticas, sociales y económicas.
Cuando Alfonso XIII accedió al trono en 1902, los partidos dinásticos habían perdido a sus líderes históricos: Cánovas (asesinado) y Sagasta (fallecido). El liderazgo pasó a Antonio Maura y José Canalejas, nuevos políticos con una marcada orientación regeneracionista.
Conflictos y la Ley de Jurisdicciones (1905-1906)
En 1905 se produjo un grave enfrentamiento entre militares y el catalanismo, a raíz de ataques contra el ejército en publicaciones satíricas. Esto reflejó la creciente irrupción del Ejército en la política. Como consecuencia, el Gobierno aprobó la Ley de Jurisdicciones en 1906, que establecía que los delitos contra la patria o el ejército serían juzgados por tribunales militares.
Los Gobiernos Regeneracionistas: Maura y Canalejas
El Gobierno de Antonio Maura (1903-1909)
Antonio Maura, del Partido Conservador, presidió el Gobierno en dos etapas a principios del siglo XX: 1903-1904 y el llamado Gobierno Largo (1907-1909). Durante su mandato, realizó importantes reformas para erradicar el caciquismo y lograr el apoyo de las clases medias. Su programa político, conocido como maurismo, se basaba en los siguientes principios:
- Conservadurismo católico de masas: defendía la influencia social de la Iglesia, ya que la mayoría de la población era católica y conservadora.
- Ley de Administración Local: pretendía acabar con el caciquismo para dar más autonomía a los ayuntamientos.
- Política económica de intervención estatal.
- Política Social: que obligaba al descanso dominical y la legalización del derecho a la huelga.
- Política exterior nacionalista y expansionista en Marruecos: se inició con la Guerra de Marruecos. Se construyó una escuadra naval y comenzó la acción bélica en el norte de África. Con el permiso de Francia, tras la Conferencia de Algeciras (1906), a España le correspondió la zona norte, habitada por tribus bereberes celosas de su independencia.
La Semana Trágica de 1909
La intervención militar en Marruecos se intensificó en 1909, cuando los rifeños atacaron a los obreros de un ferrocarril en el Barranco del Lobo. El Gobierno decidió enviar tropas de refuerzo y movilizó a los reservistas de Cataluña, muchos de ellos casados y con hijos, mientras que eximía del servicio a quienes podían pagar una redención en metálico.
Republicanos, anarquistas y socialistas convocaron una huelga general contra esta política de guerra en Marruecos, lo que dio lugar a la Semana Trágica de julio de 1909 en Barcelona. Este evento acabó con el gobierno de Maura, quien dejó el poder forzado por el rey, dando paso a los liberales.
El Gobierno de José Canalejas (1910-1912)
José Canalejas, líder del Partido Liberal, fue presidente del Gobierno entre 1910 y 1912. Pretendió un regeneracionismo de reformas sociales ante el crecimiento del movimiento obrero, buscando la democratización del sistema y la ampliación de sus bases sociales. Sus principales reformas incluyeron:
- La separación de la Iglesia y el Estado, a través de la Ley del Candado (1910), que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas, buscando acabar con el monopolio religioso en la enseñanza e implantando una enseñanza laica.
- La regulación y mejora de las relaciones laborales, con medidas como la reducción de la jornada laboral o la Ley de Accidentes de Trabajo.
- El servicio militar obligatorio sin condiciones, eliminando la redención en metálico.
- En política exterior, se negoció con Francia la base del Protectorado franco-español sobre Marruecos.
El Regeneracionismo Fuera del Sistema y el Auge de Nuevas Fuerzas
Fuera del sistema de la Restauración, el regeneracionismo también fue impulsado por la izquierda antidinástica. Esta corriente creó la Conjunción Republicano-Socialista, que reunió a figuras como Pablo Iglesias (PSOE) y Alejandro Lerroux (Partido Republicano Radical), así como a intelectuales como Benito Pérez Galdós (del Partido Reformista). En las elecciones de 1910, esta coalición acaparó votos y logró una importante entrada en las Cortes, reflejando el auge del movimiento obrero y republicano.
También surgieron movimientos regionalistas, como el vasco, gallego y, especialmente, el catalán, representado por la Lliga Regionalista. Este partido, de carácter conservador y burgués, liderado por Francesc Cambó, tuvo una notable vida parlamentaria y participó en los Gobiernos de Concentración Nacional, donde participaban conservadores, liberales y regionalistas. Paralelamente, se produjo la creación y consolidación de importantes sindicatos obreros como la UGT (Unión General de Trabajadores) y la CNT (Confederación Nacional del Trabajo).