El Régimen de la Restauración y la Regencia de María Cristina (1885-1902)
El sistema constitucional establecido en 1885 sufrió una alteración significativa con la enfermedad del rey Alfonso XII, lo que generó temor por la estabilidad del sistema canovista. Carlistas y republicanos vieron una oportunidad para impulsar sus reclamaciones.
El Pacto de El Pardo y la Transición
Para asegurar la continuidad, Cánovas y Sagasta acordaron el Pacto de El Pardo, comprometiéndose a respetar el turno de partidos y a conservar las medidas legislativas vigentes. Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, Cánovas dimitió y la regente María Cristina nombró presidente del Consejo a Sagasta.
Labor Reformista del Gobierno Liberal (1885-1890)
Durante los cinco años de gobierno liberal se implementó una importante labor reformista, destacando:
- Leyes de libertad de cátedra.
- Leyes de libertad de prensa.
- Leyes de libertad de asociación.
- Establecimiento del sufragio universal masculino.
El retorno de los conservadores al poder en 1890 trajo consigo una política económica proteccionista que satisfizo los intereses de los industriales catalanes y vascos, así como de la burguesía agrícola castellana.
El Final de la Regencia
Posteriormente, Sagasta y los liberales volvieron a gobernar. Destacó el proyecto de reforma de la administración de Cuba, aunque fracasó. Más tarde, Cánovas regresó al poder, pero fue asesinado, dejando a Sagasta la difícil tarea de afrontar el Desastre del 98. Finalmente, Alfonso XII alcanzó la mayoría de edad y fue proclamado rey, poniendo fin a la Regencia.
Naturaleza del Sistema Canovista
El sistema canovista y el turno de partidos, bajo la apariencia de democracia, institucionalizaron un régimen oligárquico. Los resultados electorales no reflejaban la voluntad popular, sino los intereses políticos. Las elecciones eran premeditadas mediante un sistema de fraude electoral generalizado, orquestado por gobernadores y caciques.
Guerras Coloniales y la Pérdida del Imperio
La Restauración intentó mantener el imperio de ultramar, pero durante el siglo XIX España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
División Social ante los Conflictos Bélicos
La opinión pública se dividió respecto a las guerras coloniales:
- Los partidos dinásticos las apoyaban.
- Los anarquistas, nacionalistas y socialistas las rechazaban.
El apoyo público se redujo debido al alto coste humano y a la práctica de la redención de quintas, que permitía a los ricos evitar el servicio militar.
La Guerra de Cuba
La Primera Guerra de Cuba concluyó con el Convenio de Zanjón. El retraso en la aplicación de sus medidas provocó un nuevo levantamiento en 1895, liderado por José Martí, que contó con el apoyo de la población negra y mulata. El general Weyler empleó una dura represión mediante las reconcentraciones, con 200.000 soldados enviados por España. El triunfo final de los rebeldes en 1898 se consolidó gracias a la intervención de Estados Unidos, que destruyó la armada española.
La Guerra de Filipinas
En 1896 se produjo la insurrección filipina, respondida con represión española. Los insurrectos lograron la independencia gracias a la intervención de EE. UU.
Consecuencias de la Guerra
La Paz de París, firmada en 1898, obligó a España a reconocer la independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y a entregar Hawái a EE. UU. Los filipinos rechazaron el acuerdo e iniciaron una nueva insurrección contra EE. UU.
Las causas de la pérdida del imperio español de ultramar fueron:
- La tardía adopción de medidas autonomistas.
- La falta de apoyos internacionales.
- La intervención militar de EE. UU. a favor de los independentistas.
Oposición al Sistema de la Restauración
El régimen, basado en la alternancia de los grandes partidos, marginó a importantes sectores políticos y sociales. Las fuerzas de oposición nunca constituyeron una alternativa sólida debido a sus conflictos internos.
Fuerzas Marginadas
Carlismo
A pesar de ser derrotado en la Tercera Guerra Carlista, el movimiento no desapareció, aunque se convirtió en un movimiento marginal.
Republicanismo
El proyecto republicano mantuvo influencia social entre sectores medios y obreros, pero su peso político fue insignificante debido a su profunda división.
Movimiento Obrero
Se dividía en dos tendencias:
- Marxistas, representadas por el PSOE.
- Anarquistas.
Durante este periodo, no hubo representantes obreros en las Cortes.
Regionalismo y Nacionalismo
Los movimientos nacionalistas periféricos surgieron como respuesta a la centralización política y la uniformidad cultural impulsadas por la Restauración. Inicialmente apoyados por clases medias y populares, posteriormente las burguesías los utilizaron para obtener ventajas económicas.
El Catalanismo
Fue un movimiento autonomista y demócrata. Su programa político se recogió en las Bases de Manresa, que proponían una Cataluña liberal y moderada, con parlamento propio y el catalán como lengua oficial.
El Nacionalismo Vasco
Fundado por Sabino Arana, el PNV surgió en defensa de la etnia vasca, percibida como amenazada por la industrialización.
La Constitución de 1876
Fue una constitución de carácter integrador, sin propuestas excluyentes para la sociedad, y se convirtió en la más duradera de la historia de España.
Características Principales
Declaración de Derechos Individuales
Incluía derechos como la propiedad y la libertad de expresión, junto con una fórmula de consenso en la cuestión religiosa.
Reforzamiento del Poder del Monarca
Se estableció una soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, otorgando al monarca la potestad de convocar y disolver las Cortes.
Bicameralismo
- Congreso: Elegido por sufragio.
- Senado: Compuesto por senadores por derecho propio, electivos (miembros del Estado) y vitalicios (dueños de grandes fortunas).
Centralismo
Se acentuó al quedar bajo control del Gobierno los ayuntamientos y las diputaciones, y al suprimirse los fueros vascos.
Los conflictos, como la ley electoral, no se incluyeron en la Constitución, sino que se desarrollaron mediante leyes orgánicas que respondían a la inclinación ideológica de los gobiernos de turno.
El Sistema Canovista y el Turno de Partidos
Cánovas del Castillo fue el creador del régimen de la Restauración. Tras la promulgación de la Constitución de 1876, los liberales se integraron en el nuevo régimen, y Cánovas ideó el turno de partidos para acceder al poder sin necesidad de pronunciamiento militar.
Los Partidos Dinásticos
Las dos fuerzas principales eran:
- Partido Conservador de Cánovas: Apoyado por la clase alta.
- Partido Liberal de Sagasta: Apoyado por la clase media.
El instrumento clave para hacer efectivo el turno era el falseamiento del proceso electoral, consolidando un sistema político oligárquico donde los resultados servían a los intereses políticos más que a la voluntad popular.
Crisis del 98 y sus Consecuencias
La pérdida de las últimas colonias en 1898 tuvo un impacto profundo en España, manifestándose en varios ámbitos:
Consecuencias Ideológicas
Las pérdidas territoriales impactaron en el mundo intelectual y la opinión pública, expresándose de tres maneras:
- Exaltación del nacionalismo españolista: Explicaba la decadencia por el abandono de los valores tradicionales (expresión intelectual de la Generación del 98).
- Nacimiento del Regeneracionismo: Una corriente de opinión a favor de la regeneración de España.
- Antiamericanismo: Se culpaba a EE. UU. del desastre.
Consecuencias Económicas
- Pérdida de materias primas baratas.
- Refuerzo del proteccionismo económico como salvaguarda de los intereses de la industria textil catalana.
Consecuencias Políticas
- Los nuevos líderes de los partidos dinásticos asumieron algunas propuestas regeneracionistas.
- Pérdida del escaso peso internacional de España.
- Desgaste de la imagen del ejército.
- Inicio del colonialismo en el norte de África.