Introducción
El Sexenio Democrático o revolucionario es el periodo de tiempo comprendido entre la Revolución de septiembre de 1868 y la Restauración borbónica de 1874, siendo la culminación de la Revolución liberal que comienza en España con las Cortes de Cádiz de 1810. Lo que comienza siendo un típico pronunciamiento se convierte en una revolución por los cambios que traerá en el gobierno y la forma de Estado.
Crisis financiera, industrial, crisis de subsistencia por años de malas cosechas y atraso de la agricultura. Desgaste y desprestigio del gobierno moderado, represión de oposición política (progresistas y demócratas) y protestas de las clases populares. La Revolución conocida como “la gloriosa” estalla el 19 de septiembre de 1869, cuando la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz al mando del almirante Topete se sublevó, y se extendió rápidamente gracias a las Juntas Revolucionarias. Las tropas sublevadas vencen en la Batalla de Puente Alcolea, entran a Madrid y la reina se exilia a Francia.
Desarrollo
A la Revolución de 1868 le sucede la formación de un Gobierno Provisional, la Regencia de Serrano, la Monarquía democrática de Amadeo I de Saboya (1871-1873) y, finalmente, de la I República.
Tras el triunfo de la insurrección y la huida de la reina se formó un Gobierno provisional (septiembre de 1868) que debía convocar elecciones a Cortes Constituyentes. Estuvo presidido por Serrano y compuesto por progresistas y unionistas. Se excluyó del mismo a los demócratas, que controlaban las Juntas revolucionarias.
La situación de doble poder se resolvió cuando el gobierno suprimió las Juntas a cambio de cumplir la mayor parte del programa demócrata (a excepción de las quintas). Esto provocó la división de los demócratas en dos facciones: cimbrios, dispuestos a cooperar con cualquier gobierno siempre que respetara la democracia, y republicanos, que consideran que para garantizar la existencia de una democracia popular era indispensable implantar una República Federal.
Las Cortes Constituyentes (enero de 1869), primeras mediante sufragio general directo masculino, tienen una composición variada:
- Carlistas: Eran la extrema derecha de la Asamblea. Antidemócratas, pero aceptaron el juego parlamentario de forma temporal. Buen resultado electoral en País Vasco y Navarra. Reavivaron la lucha armada.
- Moderados: Apoyaban el regreso de los Borbones en la figura del hijo de Isabel II, pasando a denominarse alfonsinos, y la restauración de la constitución de 1845. El devenir del sexenio les favoreció. A partir de 1873 estuvieron liderados por Cánovas del Castillo.
- Gubernamentales: Unionistas, progresistas y demócratas cimbrios. Eran el centro político. Defendían una monarquía parlamentaria y democrática, basada en la soberanía nacional y en un gobierno elegido por las Cortes y responsable ante ellas. Se separaron tras aprobar la constitución de 1869.
- Partido Republicano Federal: Era la izquierda. Recogía la supresión de las quintas y la abolición de la esclavitud en las colonias, así como una legislación que protegiera a los trabajadores. Sus apoyos eran las clases medias urbanas y el proletariado. Su propuesta federal les daba apoyos en Aragón, Cataluña, Valencia y Andalucía. Tenía una facción que abogaba por la insurrección armada y la construcción del federalismo desde abajo. Defienden la República por vía democrática.
- Mínima representación de republicanos unitarios.
La Constitución se promulga el 6 de junio de 1869, siendo la más liberal de las aprobadas hasta el momento en España, destacan tres grandes novedades:
- Amplia Declaración de derechos y libertades.
- Soberanía nacional, a la que debe someterse la Corona.
- Refuerzo de la clásica división de poderes.
- Monarquía democrática.
El general Serrano fue nombrado regente, con el general Prim como jefe de Gobierno. Se inicia la búsqueda de un rey, que acaba siendo Amadeo, de la casa italiana de Saboya. Cuando este desembarca en España (30 de diciembre de 1870), su principal valedor, el general Prim, acababa de ser asesinado, tres días antes.
La desaparición de Prim provoca que el rey quede aislado políticamente ante la realidad de un país en el que confluyen viejos y nuevos problemas. Amadeo I tuvo que enfrentarse, por tanto, a: insurrecciones populares de campesinos y obreros. La guerra de Cuba (1868-1878), iniciada con la sublevación de la minoría independentista de la isla, liderada por el hacendado Carlos Manuel de Céspedes, cuyo origen estuvo en Yara (en el este de la isla) en octubre de 1868. El conflicto se limitó al este de la isla, instaurándose la guerra de guerrillas contra el ejército peninsular, que perdió en la guerra 130.000 soldados.
El fin de la guerra se produjo con la Paz de El Zanjón (1878). Durante el conflicto, los hacendados fieles a España, contrarios a medidas del gobierno democrático como la abolición de la esclavitud, conspiraron y financiaron a los alfonsinos en aras de la Restauración borbónica. Los problemas de la Hacienda. El problema de la deuda pública no se solucionó porque no se afrontó ninguna reforma fiscal. Sí se dieron algunos pasos importantes en economía, durante el Gobierno Provisional, impulsadas por Laureano Figuerola:
- La Ley de Minas (1868), que suponía la desamortización del subsuelo, consistente en la venta de minas, que eran monopolio de la Corona, a empresas privadas (generalmente extranjeras) para que las explotasen. Con estas ventas se obtendrían recursos para reducir el déficit presupuestario del Estado.
- Se crea la peseta como única moneda nacional (1868) para favorecer la creación de un mercado interior unificado.
- Rebajó los aranceles aduaneros (1869) aplicando los principios del liberalismo económico frente al proteccionismo.
A todo ello añadir la oposición política de republicanos, carlistas que volverán a protagonizar otra insurrección armada (Tercera Guerra Carlista, 1872-76), moderados, fieles a los Borbones, que se declaran “alfonsinos”. La crisis final del corto reinado fue la división de la coalición del gobierno, aparecen dos partidos:
- Partido Constitucionalista: liderado por Práxedes Mateo Sagasta, próximo a los unionistas.
- Partido Radical: liderado por Manuel Ruiz Zorrilla, próximo a los demócratas. Partidarios de reformas más profundas.
En dos años hubo seis gobiernos y se convocaron elecciones tres veces. Finalmente, el 10 de febrero de 1873, Amadeo I presenta su dimisión y renuncia al trono; “la Corona que me ofreció el voto nacional”. En su viaje de regreso a Italia le dijo a su secretario: “Tengo la impresión de que volvemos de un viaje a la Luna”. Los radicales de Ruiz Zorrilla y los republicanos pactan como solución de urgencia la implantación de la República, que será proclamada por las Cortes el 11 de febrero de 1873 con 258 votos a favor y 32 en contra.
La I República fue un régimen débil y con pocos apoyos, que procedía de un pacto político coyuntural, no de unas elecciones o una revolución. Desde un principio tuvo que hacer frente, además, a problemas heredados de la etapa anterior (Tercera Guerra Carlista 1872-76, Guerra de Cuba), la oposición de los conservadores y la Iglesia, y, por último, la insurrección cantonal.
En un contexto de inestabilidad, se sucedieron 4 presidentes: Estanislao Figueras convoca elecciones, venciendo los republicanos con un 90% de votos (60% de abstención). Con Francisco Pi y Margall se inicia el proceso de elaboración de una nueva constitución, en el proyecto constitucional (1873) se define la República Federal, el poder se repartía entre las instituciones autónomas (municipio, región y nación) y se reconocían quince estados federales (un Estado central y Estados miembros, cada uno con su propia constitución) más Cuba y Puerto Rico. Por lo demás, era muy parecida a la Constitución de 1869, en una línea ampliamente democrática: contemplaba la separación total de Iglesia y Estado, el matrimonio civil, amplia declaración de derechos, el poder legislativo de dos cámaras (Congreso con plenos poderes legislativos y el Senado como órgano de representación de los 17 Estados). Este proyecto fracasará por el movimiento cantonal de los republicanos intransigentes, defensores de la vía insurreccional como método para proclamar la República federal; algunas ciudades se declararon independientes: Cartagena, Algeciras, Málaga, Tarifa… Pi y Margall dimite antes de sofocar con las armas el movimiento cantonal. Nicolás Salmerón será el presidente de una República radical-unionista. Se produce la represión del cantonalismo a manos de Martínez Campos y Pavía, pero el presidente dimite al ser incapaz de firmar las penas de muerte impuestas a los insurrectos cantonalistas por el ejército.
Emilio Castelar, a partir de septiembre de 1873, la República dio un giro hacia la derecha, fueron abandonadas las pretensiones federalistas y reformistas, suspendió las sesiones parlamentarias y gobernó autoritariamente para mantener el orden público. Ante esta actuación del nuevo presidente, un grupo de republicanos en desacuerdo con Castelar, al que acusan de dictador, plantean en las Cortes una cuestión de confianza. El 3 de febrero de 1874, las Cortes votan en su contra con 120 votos contra 100; era inminente el giro hacia la izquierda del gobierno republicano. Para impedirlo, el general Pavía irrumpe en el hemiciclo con la Guardia Civil y disuelve por la fuerza las Cortes, apenas hubo resistencia ni política ni social, lo que demostraba la debilidad de la República. Las cámaras son disueltas y el general Serrano asume la presidencia, intentando un régimen republicano de carácter conservador, actuando con poderes casi dictatoriales, lo que lleva a hablar de República Presidencialista (enero-diciembre de 1874). Paralelamente, la causa alfonsina, dirigida por Cánovas del Castillo, preparaba el regreso de los Borbones de forma pacífica.
Sin embargo, en diciembre de 1874 se produce otro golpe de Estado, protagonizado por Martínez Campos, que acelera la proclamación de Alfonso XII como rey de España, iniciándose oficialmente el período de la Restauración.
En definitiva, podemos afirmar que en el período (1833-1874) se produjo en España una revolución política que instauró los ideales liberales: soberanía nacional, pluralismo político, reconocimiento de los derechos individuales, derecho al sufragio, la universalidad del pago de impuestos… La burguesía fue la clase social más beneficiada de estos cambios institucionales: supresión del régimen señorial, desamortización eclesiástica y civil, liberalización de la economía… Para conseguir estos cambios utilizó a la clase obrera prometiéndole participación en la vida política que quedó reducida al voto. La revolución política no vino acompañada de una revolución industrial ni de una reforma agraria. En estos años empiezan a desarrollarse las ideologías específicamente obreras: socialismo y anarquismo.