El Sexenio Democrático

TEMA 7: EL SEXENIO DEMOCRÁTICO//


7.1.-LA REVOLUCIÓN DE 1868: CAUSAS DEL ALZAMIENTO Y GOBIERNO PROV.//


En 1866 se hizo patente el inicio de una crisis importante económica, que se manifestó a nivel financiero e industrial, siendo esta la primera gran crisis capitalista, produciéndose crisis de subsistencia. La crisis financiera originada por la bajada de las acciones en bolsa se originó por la crisis de ferrocarriles, debido a que el rendimiento del ferrocarril fue menos del esperado. Los inversores del ferrocarril demandaron indemnizaciones pero el gobierno no podía recurrir al préstamo porque las cotizaciones de deuda pública también se habían desplomado. La crisis general se propagó a las entidades financieras y, más tarde, a particulares y empresas. La crisis industrial afectó mayormente a la industria textil catalana, que se abastecía de algodón estadounidense hasta entonces, pero que experimentó el hambre del algodón por el encarecimiento del mismo tras la guerra de secesión. En 1866 se inició una crisis de subsistencia causada por una serie de malas cosechas, que dieron lugar a una fuerte escasez de trigo. Entonces los precios comenzaron a subir. El precio del trigo se duplicó de 1865 a 1868. El hambre condujo a una fuerte violencia social en el campo, mientras que en las ciudades las tasas de paro se dispararon.

A mediados de la década de 1860 todos los estratos de la sociedad tenían motivos de descontento hacia el sistema isabelino. Los grandes negociantes exigían medidas para salvar sus inversiones, los industriales reclamaban proteccionismo y los obreros y campesinos denunciaban su pésima situación. Después del alzamiento de los generales del cuartel de San Gil, O’Donnell fue destituido, pero el nuevo gobierno Moderado continuó gobernando a golpe de decreto, cerrando las Cortes y haciendo caso omiso a las necesidades del país. Partido Progresista, Partido Demócrata y Unión Liberal al frente de los cuales se situaban Prim, Emilio Castelar y Serrano respectivamente, firmaron el Pacto de Ostende en 1867


, con la intención de acceder al gobierno y derrocar a los moderantistas. Se proponía el fin de la monarquía isabelina, otorgando la decisión de la nueva forma de gobierno a las Cortes, elegidas por sufragio universal.Unión liberal aportó gran parte de la cúspide del ejército pero su condición conservadora y opuesta al cambio social redujeron la revolución de 1868 a un levantamiento militar.

El 19 de septiembre de 1868, tuvo lugar, en la bahía de Cádiz y bajo el mando del brigadier Juan Bautista Topete, un alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II. Un manifiesto pidió a la población que acudiesen a las armas para defender la libertad, el orden y la honradez, bajo el lema “¡Viva España con honra!”. Prim y Serrano se reunieron con los sublevados , obteniendo el apoyo de la población gaditana. Prim dirigió posteriormente las sublevaciones de Málaga, Almería y Cartagena. La reina Isabel II contraatacó y defendió el trono con las armas. Envió un ejército, a las órdenes de Serrano, para enfrentarse a los sublevados. El 28 de septiembre, se libró una batalla donde los revolucionarios salieron victoriosos. El gobierno no tuvo más opción que dimitir y la reina se exilió en Francia, donde fue acogida por Napoleón III. En la revolución tuvieron gran importancia las fuerzas populares, dirigidas por un sector progresista(demócratas y republicanos). En muchas ciudades del país se crearon Juntas revolucionarias, que organizaron los levantamientos. Pedían libertad, soberanía, separación de la Iglesia y el Estado, supresión de las quintas, sufragio universal, abolición de impuestos de consumo, elecciones a Cortes constituyentes, reparto de la propiedad o proclamación de la república. Se propuso a la Junta revolucionaria de la capital el nombramiento de un Gobierno provisional de carácter centrista, donde el general Serrano fue declarado regente y Prim fue nombrado presidente del gobierno. Se ordenó la disolución de las Juntas y el desarmamiento de la Milicia Nacional.







7.2.-LA CONSTITUCIÓN 1869

El nuevo gobierno provisional promulgó una serie de decretos (libertad de imprenta, derecho de reunión y asociación, sufragio universal…) y convocó elecciones a Cortes constituyentes. En enero de 1869 se celebraron los comicios, que reconocieron el sufragio universal masculino, para individuos mayores de 25. La coalición de progresistas, unionistas y un sector de los demócratas resultó vencedora, aunque en la cámara aparecieron minorías carlista y republicana. La nueva Constitución sería aprobada el 1 de junio de 1869. La Constitución de 1869 es la primera Constitución Democrática de la historia de España. En ella se reconocían los derechos de manifestación, reunión y asociación, la libertad de enseñanza, la igualdad para obtener empleo, la libertad de culto, aunque el Estado declaraba la confesionalidad católica. Se proclamaba la soberanía nacional, la legitimidad de la monarquía y la separación de poderes. El Estado es monárquico, pero el poder legislativo recae únicamente sobre las Cortes: el rey solo las promulgaba, no pudiendo vetarlas y quedando sus poderes bastante limitados. Las Cortes quedaban definidas por un sistema bicameral (Congreso y Senado). Cuba y Puerto Rico se regían por la misma Constitución, mientras que Filipinas quedó gobernada por una ley especial.

Las Cortes establecieron una regencia, que recayó sobre el general Serrano. Prim fue nombrado jefe de gobierno. El nuevo gobierno contaba con la oposición carlistas y republicanos , la situación económica era difícil y la Corona española necesitaba un monarca, el gobierno no sería fácil.

Uno de los objetivos de la nueva constitución era reorientar la política económica, caracterizándose la etapa por el librecambismo y la apertura del mercado español a la entrada de capital extranjero.


El ministro de hacienda suspendió la contribución de consumos, aunque volvió a ser establecida más tarde para las haciendas locales. Se introdujo la contribución personal, que se pagaba según renta. Se estableció la peseta como unidad monetaria única, lo cual favorecía el intercambio económico. El problema más importante era la deuda pública, que ascendía a 22109 millones de reales. Las pérdidas de las compañías ferroviarias tuvieron que ser subvencionadas con fondos públicos. Para obtener estos fondos se aprobó, en 1871, Ley de Minas, algo así como una desamortización de los yacimientos mineros del estado. En 1869, la Ley de Bases Arancelarias liberalizó los intercambios exteriores. Esta ley contó con la oposición de industriales algodoneros catalanes y cerealistas del interior.

La constitución de 1869 frustró especialmente a las reivindicaciones de carácter popular. La monarquía no sentó bien a aquellos que pretendían establecer un régimen republicano, el mantenimiento del culto y del clero desagradaba a los sectores radicales y las desigualdades sociales desagradaba a campesinos, jornaleros y trabajadores de fábrica. Durante la regencia (1869-1870) y durante todo el sexenio hubo una fuerte conflictividad social. El campesinado demandaba un mejor reparto de la tierra, las revueltas urbanas protestaban contra los consumos, las quintas (reclutamientos para el ejército) y el aumento de precios. El movimiento obrero pedía una mejora de las condiciones salariales y de trabajo. Los republicanos protagonizaron en un principio estas insurrecciones, pero su fracaso hizo que se inclinaran hacia opciones más radicales y apolíticas. Las ideas del internacionalismo llegarían a España a partir de 1868, expandiéndose las ideas de la 1ª Internacional, que condujo a proletariado y campesinado a una nuevas organizaciones de clase.