El Siglo de las Luces en España: De la Guerra de Sucesión al Despotismo Ilustrado

La Guerra de Sucesión Española (1701-1713)

La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto internacional que se desarrolló desde 1701 hasta 1713, culminando con la firma del Tratado de Utrecht, una serie de acuerdos rubricados por las potencias antagonistas en Utrecht. Este conflicto fue provocado por la muerte de Carlos II sin descendencia, el último monarca de la Casa de Habsburgo en España.

El trono de España estaba en juego, y los dos principales candidatos eran Carlos de Austria, apoyado por Gran Bretaña, Holanda y Portugal, y Felipe de Anjou, respaldado por Francia y España. La victoria de Felipe de Anjou consolidó la instauración de la Casa de Borbón en el trono español.

Las principales consecuencias de esta guerra fueron:

  • La firma del Tratado de Utrecht.
  • La promulgación de los Decretos de Nueva Planta.
  • La coronación de Felipe de Anjou como nuevo rey de España (Felipe V) en el siglo XVIII.
  • España perdió posesiones en Europa y cedió privilegios comerciales a Gran Bretaña.

El Absolutismo Monárquico

El Absolutismo es un régimen político en el cual el poder del monarca es absoluto y no está sujeto a ninguna restricción legal o constitucional. Se caracteriza por:

  • El poder gubernamental no está sujeto a ninguna institución propia.
  • El poder es único, indivisible e inalienable.

Los Decretos de Nueva Planta

Los Decretos de Nueva Planta fueron un conjunto de decretos promulgados por Felipe V de Borbón, vencedor de la Guerra de Sucesión Española, entre 1707 y 1716. Estos decretos abolieron las leyes e instituciones propias de los reinos de:

  • Valencia
  • Aragón
  • Mallorca
  • El Principado de Cataluña

Pervivencia de la Sociedad Estamental en el Siglo XVIII

En el siglo XVIII, la sociedad española continuaba dividida en estamentos, caracterizada por:

  • Desigualdad jurídica: Los individuos no eran iguales ante la ley.
  • Inmovilismo: La movilidad social era muy limitada.

La sociedad se dividía principalmente en:

El Clero

Apenas representaba el 2% del total de la población, pero controlaba más del 40% de la propiedad territorial.

La Nobleza

Solo se podía acceder a ella por nacimiento o por nombramiento real; constituía el 5% de la población total y poseía extensas propiedades.

El Tercer Estado (Campesinos y Burguesía)

Constituían la inmensa mayoría de la población y estaban sometidos, en gran parte, a un régimen señorial.

La Economía Agraria en la España del Siglo XVIII

La agricultura era la principal fuente de riqueza, pero la mayoría de las tierras eran las denominadas “tierras amortizadas”, es decir, no podían ser compradas ni vendidas, sino que debían ser heredadas. Esto afectaba a las tierras de los ayuntamientos (bienes de propios y comunes), de la Iglesia (manos muertas) y de la nobleza (mayorazgos). Sin embargo, en el siglo XVIII, algunas de estas tierras también pertenecían a plebeyos enriquecidos.

Quienes trabajaban la tierra eran campesinos, denominados jornaleros o arrendatarios.

  • En Cataluña, las tierras eran predominantemente laicas, y los campesinos las trabajaban bajo un contrato enfitéutico.
  • En Asturias y Galicia, las tierras eran trabajadas por campesinos bajo contratos de larga duración (a menudo por tres generaciones), lo que generaba un grave problema de minifundios debido a la fragmentación y escasez de tierras cultivables.
  • En el sur de Castilla, Extremadura y Andalucía, las tierras eran grandes propiedades de la nobleza (latifundios) y eran trabajadas por jornaleros.

Debilidad de la Industria y el Comercio Exterior

La industria tradicional mantenía una estructura gremial, con un estricto control sobre la producción y la limitación en la creación de nuevas fábricas. La escasa demanda y el fuerte poder de los gremios mantenían intacta esta forma de proteccionismo en la producción.

El comercio interior era débil, escaso y limitado a intercambios de tipo local o comarcal. Las zonas del interior estaban aisladas de la periferia. Un problema grave era que el mercado estaba fuertemente condicionado por una economía agraria.

Nuevas Ideas Ilustradas: El Siglo de las Luces

Al siglo XVIII se le conoce como el Siglo de las Luces. Se caracteriza por una ilimitada confianza en la razón. La razón no podía ser sustituida por la tradición, las autoridades ni la revelación. Todo aquello que la razón no podía defender debía ser rechazado.

Los ilustrados estaban a favor de la educación y del progreso. Estaban en contra de que los derechos y virtudes fueran hereditarios. También defendían que cualquier ser humano era igual ante la ley.

Dos de los grandes pensadores ilustrados fueron Rousseau y Montesquieu. Montesquieu defendía la separación de poderes, mientras que Rousseau postulaba el principio de soberanía nacional.

La Ilustración Española

La introducción de las ideas ilustradas en España fue lenta y difícil. Esta difusión de nuevas ideas fue obstaculizada por el anquilosamiento y conservadurismo de los medios intelectuales universitarios, así como por la ausencia de grandes grupos burgueses.

Entre 1750 y 1760, destacó una generación de intelectuales, entre los que sobresalen Feijoo, Jovellanos y Campomanes. La educación era su principal objetivo y el eje fundamental para el cambio social. Se preocuparon especialmente por la cuestión económica.

El Despotismo Ilustrado de Carlos III

Carlos III accedió al trono español tras la muerte de Fernando VI sin descendencia directa. Ya había gobernado previamente en Nápoles.

En 1766 se produjo el Motín de Esquilache, una revuelta de causas complejas a la que se unió el malestar de la población por la escasez y el elevado precio de los alimentos.

Carlos III llevó a cabo su programa de reformas con el apoyo de una serie de ministros y colaboradores.