El Ser Humano en la Filosofía: Marx, Arendt y Nietzsche
Karl Marx: La Alienación del Hombre
Marx argumenta que no existe una esencia predefinida del “ser humano”. El hombre se construye a sí mismo a través de sus acciones y decisiones. La praxis es más importante que la teoría. El trabajo conecta al hombre con la naturaleza y la sociedad, transformando ambas y definiendo su lugar en el mundo. La esencia del hombre es el conjunto de sus relaciones sociales. Marx retoma el concepto de alienación, definiéndolo como el proceso donde el hombre se convierte en algo ajeno a sí mismo. La alienación es la desposesión y la falsa conciencia de la realidad. Según Marx, la alienación surge porque el hombre, un ser transformador, es tratado como un objeto. Mientras los medios de producción sean propiedad privada, el trabajo será alienante, ya que el fruto del trabajo no pertenece al trabajador. En las sociedades industriales, el trabajo en cadena limita la creatividad del trabajador, convirtiéndolo en una mercancía. La alienación principal del obrero se manifiesta en:
- La separación del producto de su trabajo, convirtiéndose en un instrumento.
- Las relaciones conflictivas entre obreros y patronos, creando clases antagónicas: proletarios y burgueses.
La alienación económica, originada en la propiedad privada, se extiende a otros ámbitos:
- Alienación social: la división de la sociedad en clases según los bienes materiales.
- Alienación política: la división entre gobernantes y gobernados. El Estado, al servicio de la clase dominante, administra la explotación del proletariado.
- Alienación religiosa: la evasión de la realidad hacia un mundo ilusorio que adormece la praxis revolucionaria.
- Alienación metafísica: la justificación racional del orden establecido.
La Sociedad según Marx
El ser humano, para sobrevivir, trabaja y produce en sociedad. Las relaciones de producción constituyen la estructura económica, base de la sociedad. El modo de producción condiciona la vida social, política y espiritual. En la producción, las fuerzas productivas (materia prima, fuerza de trabajo y medios de producción) y las relaciones de producción (colaboración o explotación) son fundamentales. Estas relaciones dan lugar a la lucha de clases, motor de la historia. La infraestructura (fuerzas y relaciones de producción) y la superestructura (ideas, instituciones, normas) conforman la sociedad. La superestructura se divide en jurídico-política (normas e instituciones) e ideológica (filosofía, religión, derecho), que representan una falsa conciencia. El modo de producción, que evoluciona históricamente, determina la historia de la humanidad.
La plusvalía, diferencia entre el valor real y el precio de mercado, es apropiada por la burguesía. El capitalismo enfrenta a las clases, donde el capital prevalece sobre el trabajo. La explotación obrera provoca la concentración de los medios de producción y la pobreza. Marx propone una revolución para instaurar una economía socialista, eliminando la propiedad privada y creando una dictadura del proletariado, con el objetivo final de una sociedad comunista sin clases.
Hannah Arendt: Totalitarismo y la Condición Humana
Hannah Arendt, filósofa política, critica los regímenes totalitarios y defiende la democracia pluralista. Para Arendt, la acción y la vida en común son esenciales. La política es el espacio de la libertad y la responsabilidad. El totalitarismo, opuesto a la democracia, busca el control absoluto del Estado. Arendt analiza el nacionalsocialismo y el estalinismo como ejemplos de totalitarismo, movimientos que explotan la frustración social. Utilizan propaganda y terror, presentando ideas absurdas como verdades. En Los orígenes del totalitarismo, Arendt analiza el racismo, el imperialismo y el antisemitismo. Los totalitarismos crean masas manipulables, el “hombre-masa”, aislado y fanático. El terror y el control absoluto generan desconfianza e inseguridad. Arendt identifica el “mal radical”, la acción dañina sin importar las consecuencias. El totalitarismo busca aniquilar la individualidad, la pluralidad y la libertad.
En la antropología de Arendt, la condición humana y la acción son claves. La condición humana no es la naturaleza humana, sino un conjunto de actividades: labor (vida biológica), trabajo (mundanidad) y acción (pluralidad). La política es la expresión más elevada de la condición humana. La vita activa, la vida pública y política, es reivindicada por Arendt. La banalidad del mal describe la acción irreflexiva dentro de un sistema.
Friedrich Nietzsche: El Superhombre, la Muerte de Dios y el Conocimiento
El Superhombre: El superhombre surge tras la “muerte de Dios”. Rechaza la moral de esclavos y la conducta gregaria, creando sus propios valores. Acepta la finitud de la vida y afirma la voluntad de poder y el eterno retorno.
El Problema de Dios: La “muerte de Dios” implica la pérdida de valores absolutos. Dios, creado por el hombre, ofrece consuelo ante el sufrimiento. La muerte de Dios es la condición para el superhombre. Dios es una metáfora de la Verdad y el Bien. El nihilismo, resultado de la historia de Occidente, implica la devaluación de los valores. Nietzsche distingue tres tipos de nihilismo: decadencia vital (creencia en verdades absolutas), activo (destrucción de valores para crear nuevos) y pasivo (pérdida de sentido tras la “muerte de Dios”).
El Conocimiento: Nietzsche, pensador vitalista, considera la vida como voluntad de poder. Critica la epistemología tradicional y la idea de verdad absoluta. Defiende el perspectivismo, donde el conocimiento es subjetivo. Critica la moral occidental, la “moral de esclavos”, y propone la “moral de los señores”. Critica el cristianismo por promover valores antivitales. Con la “muerte de Dios”, se debe realizar una transmutación de los valores.