El Teatro Español en la Posguerra: De la Evasión a la Vanguardia

El Escenario Español durante la Posguerra

En los años de posguerra, la escena española estuvo dominada por un teatro nacional al servicio de la dictadura. Las dos tendencias que triunfaban en los escenarios —la comedia burguesa y el teatro de humor— tenían como rasgo común la evasión de la realidad de la época. Mientras tanto, los dramaturgos exiliados continuaron su producción fuera de España.

A finales de los cuarenta irrumpió el teatro realista, de denuncia de la realidad. El detonante fue el estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, en 1949.

La Llegada de la Vanguardia y las Influencias Europeas

En los años 50 aparece el teatro de vanguardia, de carácter innovador, cuyos máximos exponentes son Fernando Arrabal y Francisco Nieva, que darán paso al teatro simbolista. Los autores de este tipo de teatro tuvieron serias dificultades para llevar sus obras a escena. Las novedades venían de dos tendencias que por entonces se daban en Europa:

  • Teatro del absurdo: Pretendía comunicar el estado degradado del mundo por medio del lenguaje y expresar la crisis de comunicación y el absurdo en el que se encontraba el ser humano. Sus máximos representantes son Samuel Beckett y Eugene Ionesco.
  • Teatro de la crueldad: Llevaba a escena situaciones crueles que también subrayaban la incomunicación. Su iniciador fue Antonin Artaud.

En la década de los sesenta, el teatro que triunfaba en los escenarios era un teatro heredero de la comedia burguesa, al margen del teatro experimental y vanguardista de la década anterior.

A finales de los 60, surgen los primeros grupos de teatro independiente, que continúan con sus puestas en escena durante las décadas siguientes.

El Teatro de los Años 40 y Principios de los 50

Este teatro cumplía dos funciones básicamente: entretener al público y transmitir la ideología de los vencedores. Para ello, se negaban las novedades que intentaron mostrar autores como Lorca o Valle-Inclán, al tiempo que se estrenaban obras que exaltaban los valores de los vencedores y también obras de autores clásicos.

El Estado y la Iglesia establecieron un férreo control sobre las obras nuevas, lo que trajo consigo la correspondiente autocensura de los dramaturgos.

La Comedia Burguesa

Un tipo de teatro de estos primeros años de posguerra fue la comedia burguesa, que cumplió perfectamente la misión de entretener a las masas y educar mediante el elogio de la virtud. Las obras, casi todas en tres actos, reflejan temas como el amor, la familia, el matrimonio o el hogar, siempre con fines moralizadores. Los principales autores son Jacinto Benavente, José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena (con obras como ¿Dónde vas, Alfonso XII?) y Joaquín Calvo Sotelo con La muralla (en su estreno tuvo que salir 28 veces a saludar).

El Teatro de Humor

También tuvo su importancia el teatro de humor, totalmente alejado de la realidad inmediata. En él destacan autores como Jardiel Poncela y Miguel Mihura.

Enrique Jardiel Poncela

Jardiel Poncela, Premio Nacional de Teatro, nos muestra unas obras en las que domina la despreocupación. Su teatro no muestra ningún tipo de angustia; solo pretendía alejarse de una realidad que no gustaba a nadie. Sus obras incorporan lo inverosímil, con ciertas dosis de locura. Los personajes representan una sociedad feliz cuyos objetivos son el amor y el dinero. Su obra clave es Eloísa está debajo de un almendro, en la que se plantea el tema de la locura a través del comportamiento disparatado de muchos personajes. También destaca Cuatro corazones con freno y marcha atrás, que muestra la desesperación de unos personajes que consiguen el elixir de la inmortalidad y acaban rejuveneciendo.

Miguel Mihura

Miguel Mihura distorsiona la realidad por medio de la fantasía. El humor que aparece es fruto de la asociación inesperada de ideas y de la exageración. Su obra más representativa es Tres sombreros de copa, que refleja el desencanto del personaje, que es, en cierto modo, el de toda la sociedad, al tiempo que anticipa rasgos del teatro del absurdo. Otras obras del autor que han conseguido un éxito notable son Maribel y la extraña familia, que muestra en clave de humor a una prostituta que se va haciendo un hueco en una familia por medio de enredos hasta llegar a tener una nueva vida; Melocotón en almíbar, una divertida comedia de enredo basada en la confusión; y Ninette y un señor de Murcia, que se basa en el prototipo del español reprimido que sale a París y conoce la modernidad de la cultura francesa, iniciando una relación con la hija de unos emigrantes.

El Teatro desde el Exilio

Hubo un teatro desde el exilio que representaba novedades respecto al que se hacía en España, ya que recogía influencias vanguardistas que se daban en toda Europa. Merece la pena mencionar a Rafael Alberti, con El adefesio, sobre la intolerancia del poder; Max Aub; o Alejandro Casona, con obras de calidad incuestionable como La dama del alba.