La Epistemología de David Hume: Crítica a la Causalidad
Pero apresurémonos a concluir. En la obra Investigación sobre el entendimiento humano, Hume trata de clarificar su teoría del conocimiento. El texto pertenece a la parte 2 y se centra en la crítica al principio de causalidad a través de los principios del empirismo. Esta postura filosófica afirma que todos los contenidos de nuestra mente proceden exclusivamente de la experiencia y dependen de ella. Por lo tanto, la experiencia sensible es el origen, el límite y la fuente de validez de nuestro conocimiento.
El tema principal del texto es la investigación sobre si realmente solo se dan dos hechos unidos en el tiempo o si hay una relación de causa y efecto; Hume lo primero que hace es investigar de dónde proviene la idea de conexión. Cuando Hume habla del concepto de causa, siempre se refiere a una conexión necesaria entre dos hechos que se dan contiguos: si se da uno, siempre se da el otro.
La Búsqueda de la Idea de Conexión Necesaria
«En vano hemos buscado una idea de poder o conexión necesaria en todas las fuentes de las que podríamos suponer que deriva»: Sin ningún resultado hemos buscado de qué fuente proviene la idea de conexión necesaria. Ha investigado la fuente de donde proviene la idea de poder o conexión. Lo único que puedo captar es un evento siguiendo a otro. Investigando, en muchos casos, lo único que descubro es que un hecho sigue a otro y no puedo afirmar ni comprender «ninguna fuerza o poder por el que la causa opere, o ninguna conexión entre ella y su supuesto efecto».
Cuando investigo los casos que se dan en la realidad, solo puedo afirmar que un hecho va seguido de otro. Además, esto es como cuando un hombre decide la orden de cruzar la calle o levantar el brazo y dice que solo ve que hay un querer, un mandato, pero no ve esa energía, poder o conexión necesaria.
El Ejemplo de la Mente sobre el Cuerpo
A continuación, Hume va a poner un ejemplo: «La misma dificultad se nos presenta al contemplar las operaciones de la mente sobre el cuerpo». Lo que observamos es el movimiento del cuerpo siguiendo la volición (al querer, a la voluntad); yo solo veo el movimiento, pero «no somos capaces de observar o concebir el lazo que liga el movimiento y la volición». Hume ve una cosa y ve otra, pero no ve el lazo, la conexión, unión de ambos hechos.
Impresiones, Ideas y la Validez de la Causalidad
¿Por qué para Hume es tan importante el tema de la ley de causalidad, o por qué no es válida la ley de causa y efecto? Según el autor, es porque todo concepto o idea debe provenir de una impresión. La impresión es un dato inmediato de la experiencia sensible y la idea es esa huella que deja. Si yo tengo una idea que no proviene de ninguna impresión y nunca voy a tener impresión, no puedo afirmar nada con certeza. Eso lo hacemos porque tendemos a asociar ideas; nuestra mente tiene ese hábito de conectar ideas y, además, tiende a creer en ello pensando que eso realmente será la realidad.
Recapitulación: El Origen Real de la Causalidad
Recapitulemos, pues. En la obra Investigación sobre el entendimiento humano, Hume trata de clarificar su teoría del conocimiento. El texto pertenece a la parte 2 y se centra en la crítica al principio de causalidad a través de los principios del empirismo. Esta postura filosófica afirma que todos los contenidos de nuestra mente proceden exclusivamente de la experiencia y dependen de ella. Por lo tanto, la experiencia sensible es el origen, el límite y la fuente de validez de nuestro conocimiento.
El tema central del texto es que Hume trata de explicar cuál es el origen real de la idea de causalidad, que no es una impresión. La primera idea del texto es que «toda idea es copia de alguna impresión o sentimiento procedente»: Las impresiones son los datos de la experiencia sensible y las ideas son las huellas más débiles que las impresiones dejan en nuestra memoria e imaginación. En todos los hechos, «en todos los casos singulares», nada hay que nos diga que existe realmente «la idea de poder o conexión necesaria». Lo aplica a la idea de poder o conexión necesaria. La causa para Hume es ese concepto de conexión, siempre va a significar algo que tiene una conexión con el efecto o algo que tiene un poder de producir ese efecto. Por lo tanto, critica el principio de causalidad: toda idea debe estar conectada a una impresión.
Nuestra mente funciona así: explica que estamos acostumbrados a que cuando hay cosas que se dan seguidas, normalmente nos acostumbramos a tener esa noción y pensamos que es verdadera. Cuando vemos repetición o casos que siempre van seguidos del mismo evento, por eso, surge el concepto de causa y conexión. Al darse hechos seguidos en el tiempo, tengo la idea de causa y efecto. Por último, el autor añade que el origen de la idea de causa es un sentimiento: «una acostumbrada conexión». Por lo tanto, como origen es un sentimiento y no es una impresión, pues la idea no es válida porque no está unida a una impresión. Cuando hechos se dan repetidos en el tiempo, suelo utilizar la ley de asociación de causa y efecto; así es como mi mente tiene esa costumbre de asociar ideas.
René Descartes: La Duda Metódica y la Búsqueda de la Certeza
Cerraré ahora los ojos. Este texto corresponde a la tercera meditación de la obra Meditaciones Metafísicas de Descartes, donde desarrolla los principales argumentos para demostrar la existencia de Dios. Tras plantear la duda universal, llega a una afirmación indudable: «pienso, luego existo». Esta afirmación será el fundamento de su filosofía, como un axioma matemático en el que se apoyará su sistema. Pero el problema que plantea esta tercera meditación es qué se puede fundamentar sobre el «yo pienso», ya que de momento no existe más realidad que la del cogito y sus ideas. ¿Es posible alcanzar alguna realidad exterior más allá de sí mismo?
El Proceso de la Duda Universal
Lo que resume en este texto es el proceso de duda, en su primer nivel: «Cerraré los ojos…». El proceso de pensamiento de Descartes consiste en la aplicación del método, que primeramente consiste en la duda: todo lo que le rodea, incluido su cuerpo y otras personas, podría ser creación suya, es decir, podrían ser solo ideas causadas por él mismo; no es una duda escéptica, sino metódica y provisional. Es universal y voluntaria.
Descartes duda de todo: de la fe, de la tradición y de las percepciones sensibles. Acaba desechando todo, menos una cosa: no puede dudar de que está dudando. Al ser la duda un pensamiento, esta tiene que ser producida por un ser pensante y, por lo tanto, existente.
El Cogito como Primera Verdad Indudable
Una vez identificada la verdad indudable (cogito), pasa a la segunda regla, que consiste en el análisis: el cogito consta de sentimientos («ama, odia»), voliciones («quiere, no quiere») e ideas («duda, afirma, niega, conoce unas pocas cosas, ignora otras muchas»). Desde el cogito, la filosofía se convierte en un análisis del sujeto: «en coloquio solo conmigo y examinando mis adentros, procuraré ir conociéndome mejor y hacerme más familiar a mí propio». De esta manera, Descartes llega al fundamento de su filosofía: Pienso, luego existo.
«Lo que siento e imagino acaso no sea nada fuera de mí y en sí mismo, con todo estoy seguro de que esos modos de pensar residen y se hallan en mí, sin duda.» Aunque todo lo que pienso no exista fuera de mí, no puede haber dudas de que sean pensamientos. «Aunque lo que siento e imagino acaso no sea nada fuera de mí y en sí mismo, con todo estoy seguro de que esos modos de pensar residen y se hallan en mí, sin duda». Lo único que sé es que soy una cosa que existe y desarrolla pensamientos.
El Criterio de Claridad y Distinción
Consideraré ahora con. Este texto corresponde a la tercera meditación de la obra Meditaciones Metafísicas de Descartes, donde desarrolla los principales argumentos para demostrar la existencia de Dios. Tras plantear la duda universal, llega a una afirmación indudable: «pienso, luego existo». Esta afirmación será el fundamento de su filosofía, como un axioma matemático en el que se apoyará su sistema. Pero el problema que plantea esta tercera meditación es qué se puede fundamentar sobre el «yo pienso», ya que de momento no existe más realidad que la del cogito y sus ideas. ¿Es posible alcanzar alguna realidad exterior más allá de sí mismo?
Explica cuál es el criterio de certeza: la claridad y la distinción. No lo veo de manera confusa ni mezclado con otras cosas. No hay lugar a la duda. Así veo el «pienso, luego existo».
«Sé con certeza que soy una cosa que piensa». La duda metódica se extiende a todo: a los datos de los sentidos, al mundo exterior y corpóreo, a todo lo que no sea el propio pensamiento y la propia existencia, que precisamente se deduce de la propia duda, ya que el hecho de pensar confirma la existencia de un individuo, puesto que piensa.
«Una percepción clara y distinta de lo que conozco»: El «yo pienso», que se convierte en la primera certeza, se manifiesta con claridad y distinción. Se trata de la primera evidencia y se convierte en el modelo del criterio de certeza que buscaba Descartes. Descartes busca reglas que permitan usar la razón en general y distinguir lo verdadero de lo falso de forma clara y distinta. Esta es la primera regla del método («regla general»), que consiste en no aceptar como verdadero nada más que aquello que se conoce con claridad y distinción (evidencia). Solo así podemos alcanzar la certeza (seguridad) en nuestros conocimientos. En conclusión, son verdaderas todas aquellas cosas que concebimos muy clara y distintamente.
El Problema de la Existencia del Mundo Exterior
Sin embargo, he admitido antes. Este texto corresponde a la tercera meditación de la obra Meditaciones Metafísicas de Descartes, donde desarrolla los principales argumentos para demostrar la existencia de Dios. Tras plantear la duda universal, llega a una afirmación indudable: «pienso, luego existo». Esta afirmación será el fundamento de su filosofía, como un axioma matemático en el que se apoyará su sistema. Pero el problema que plantea esta tercera meditación es qué se puede fundamentar sobre el «yo pienso», ya que de momento no existe más realidad que la del cogito y sus ideas. ¿Es posible alcanzar alguna realidad exterior más allá de sí mismo?
La idea principal del texto es: De la existencia del mundo exterior no tenemos evidencia, es decir, no percibimos dicha realidad de manera clara y distinta. Porque para Descartes lo que conocemos directamente son las ideas y no los objetos de donde proceden. Estamos seguros de que tenemos pensamientos, como se ha afirmado antes, pero se han de poner en duda las ideas que nos proporcionan los sentidos, porque lo único que hay en ellas de claro y distinto es que están en mi pensamiento, pero nada más.
El autor admite que había cosas que él reconocía como «ciertas y manifiestas», que son «dudosas e inciertas», así como «la tierra, el cielo, los astros y todas las demás cosas que percibía por medio de los sentidos». Descartes se plantea una pregunta: «¿qué es lo que concebía en ellas como claro y distinto?». A continuación, él reconoce su error: «He admitido antes que las ideas que percibo a través de los sentidos son ciertas, y más tarde he conocido que son dudosas».
Por consiguiente, la existencia del mundo exterior corpóreo no es evidente. El mundo corpóreo es la realidad que Descartes necesita encontrar fuera de la razón humana, cuya existencia sea igualmente clara y distinta. Solo la evidencia del yo dejaría