España: Transición Política y Económica (1993-2000)
Panorama Político
En las elecciones generales de 1993, el PSOE obtuvo su cuarta victoria, pero se vio obligado a buscar el consenso con otras fuerzas políticas. La gobernabilidad fue posible gracias al apoyo de los nacionalistas de Jordi Pujol. En la siguiente convocatoria electoral de 1996, el PSOE perdió por primera vez unas elecciones generales desde 1982. La victoria del Partido Popular, liderado por José María Aznar, fue ajustada y no alcanzó la mayoría absoluta. Las dificultades iniciales de Aznar para configurar gobierno evidenciaron la debilidad de su posición. Sin embargo, el nuevo gobierno se consolidó gradualmente, impulsado por la bonanza económica y medidas eficaces contra el paro. Las cifras de desempleo disminuyeron considerablemente año tras año.
Los problemas internos del PSOE, tras la dimisión de Felipe González como Secretario General, facilitaron que el Partido Popular lograse una holgada mayoría absoluta en las elecciones generales de 2000. En estos comicios, irrumpieron con fuerza Coalición Canaria (CC), el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y el Partido Andalucista (PA). Por su parte, Izquierda Unida (IU) sufrió un grave revés electoral, reduciendo su representación a ocho diputados.
Desafíos Sociales
En el ámbito social, España presentaba contrastes significativos. Aparte del terrorismo de ETA, persistían el paro, la baja tasa de natalidad, la violencia doméstica y la inmigración. Las bajas tasas de natalidad, entre las más bajas del mundo, provocaron un envejecimiento progresivo de la población, haciendo necesaria una política de estímulo a la natalidad con medidas pronatalistas. El aumento de la violencia doméstica exigió una legislación más protectora para la mujer. Además, España pasó de ser un país emisor de emigrantes a convertirse en receptor.
Evolución Económica
En la transición de los setenta a los ochenta, la economía española enfrentó una profunda crisis. El primer gobierno socialista implementó medidas urgentes, aunque costosas. El ajuste económico afectó al tejido industrial, requiriendo grandes inversiones de dinero público y un fuerte incremento del gasto social. A esto se sumaron los costos de la ampliación de la cobertura en servicios como la universalización de la sanidad pública y las prestaciones económicas. Este ajuste permitió aprovechar la favorable coyuntura económica internacional de la segunda mitad de los ochenta, logrando un crecimiento económico superior a la media.
La crisis de los años noventa provocó el aumento de la presión fiscal, el recorte de las pensiones y la flexibilización del mercado laboral. Esto rompió la “paz social”, llevando a los sindicatos a convocar la huelga del 14 de diciembre de 1988. En 1992, España parecía incapaz de cumplir los criterios de convergencia para entrar en la zona euro. Sin embargo, tras las elecciones de marzo de 1996, las medidas neoliberales del gobierno de Aznar dieron sus frutos y España logró ingresar en la eurozona.
Desarrollo del Estado del Bienestar
El Estado del Bienestar se define como aquel que vela por el mantenimiento del nivel económico de la población y garantiza a la ciudadanía el derecho a servicios esenciales como sanidad, educación, infraestructuras, subsidios de paro y pensiones. España llegó tarde a la construcción del Estado del Bienestar, iniciándose su expansión con Felipe González hasta equipararse con los países europeos de su entorno. Los gobiernos de Aznar continuaron este esfuerzo, logrando, con la ayuda de la UE, crear una sólida estructura de servicios públicos, principalmente en sanidad (Seguridad Social), educación (LOGSE) y transportes.
Política Exterior
En política exterior, los objetivos principales fueron:
- Normalización de relaciones diplomáticas.
- Solicitud de ingreso en la CEE, una vez superados los obstáculos políticos que Europa había aducido previamente.
- Ingreso en la OTAN, pieza clave de la política mundial de Estados Unidos durante la “guerra fría” frente al bloque soviético. Este objetivo generó controversia entre los partidos de izquierda y amplios sectores de la sociedad, llevando al PSOE a adoptar una postura ambigua para mantener abiertas sus opciones de gobierno.
El primer gobierno del PSOE, presidido por Felipe González, firmó en 1985 el Tratado de Adhesión a las Comunidades Europeas y celebró un referéndum, integrando a España con plenos derechos y obligaciones en el bloque político occidental. El “mercado común” no era solo un acuerdo comercial, sino que también implicaba una homogeneidad política dentro del sistema democrático. Anteriormente, solo se habían conseguido acuerdos preferenciales debido a la falta de libertades políticas en España. Los gobiernos de Suárez y Calvo Sotelo habían solicitado el ingreso, pero las dificultades económicas españolas y los problemas internos de la Comunidad lo habían impedido. La amistad y el apoyo de Alemania y Francia al gobierno de Felipe González fueron cruciales para despejar el camino hacia la negociación.