Estructura interna y externa de la novela

Cela

La colmena, probablemente su mejor obra. En ella reafirma Cela algo que será carácterístico de toda su trayectoria: el deseo de experimentar con nuevas fórmulas y moldes narrativos. Otra vez utiliza un protagonista colectivo, pero ahora no se trata de una novela psicológica sino de la vida de más de trescientos personajes, cuyas peripecias se van desgranado en la obra de un modo peculiar: la narración se estructura en múltiples secuencias o viñetas de longitud variable, y en ellas se salta de unos personajes a otros y de unos sitios a otros, de forma que se asiste a unos hechos que suceden a veces de modo simultáneo en lugares distintos. Este ir y venir de personajes que se cruzan y se entrecruzan (técnica caleidoscópica) aspira a ofrecer un panorama de la vida de Madrid de los primeros años de la posguerra. La unidad de la novela viene dada por la concentración espacio-temporal: toda ella transcurre en poco más de dos días y los espacios, aunque variados, se reiteran y son siempre los centros típicos de relaciones sociales de la época (cafés, casas, burdeles, calles…). Esta reiteración refleja la monotonía, la rutina; el eterno presente implica que no hay futuro y, por tanto, no hay salida posible para los personajes.

Delibes cuenta con una obra narrativa amplia, continuada, que se inicia, en 1947 con La sombra del ciprés es alargada y termina en 1999 con El hereje. En este importante conjunto novelesco se aprecia una notable evolución que va de un relato de concepción tradicional a otro de técnica más novedosa. Esta evolución permite señalar en su producción varios períodos diferentes: – Una época inicial guiada por un fuerte subjetivismo y caracterizada formalmente por la abundancia de descripciones y por una concepción tradicional de la trama novelesca (estilo– La siguiente etapa se abre con un libro de 1950, El camino, novela sobre el despertar a la existencia un niño, Daniel el Mochuelo. La obra supone una metamorfosis en la obra de Delibes y entre sus logros destacan la expresión de la ingenuidad del mundo infantil y la acertada narración del paulatino descubrimiento de la vida. Sigue con Diario de un cazador, La hoja roja, Las ratas: una de las obras más significativas del llamado Realismo social”, denuncia la subsistencia y las desigualdades sociales en un pueblo agrícola de la Meseta, sujeto al caciquismo y a la tiranía de las condiciones meteorológicas, retratando la supervivencia casi animal en un medio hostil. – La tercera y última etapa arranca con Cinco horas con Mario (1966) su obra maestra, consiste en el diálogo/ monólogo interior de Carmen, una mujer de clase media que está velando el cadáver de su esposo. El contraste entre Mario, un profesor solidario y progresista, y Carmen, de mentalidad cerrada y convencional, refleja el de la España tradicional y el de la progresista. Dos rasgos notables distinguen este último período de los anteriores: una mayor conciencia, desarrollando temas como la deshumanización del hombre contemporáneo, y un notable interés por las vivencias íntimas y las experiencias personales del escritor.

  • Otras obras: Parábola para un náufrago, El príncipe destronado,Luis Martín SANTOS El asunto de la obra, si se reduce a su puro esqueleto, tiene mucho de relato folletinesco, con ribetes de novela negra. Lo que sucede es que su tratamiento da a la anécdota un alcance existencial. El tema de la novela es la frustración existencial de un investigador médico cuyo fracaso humano es consecuencia de la miseria social, del atraso científico que le rodea y de su propia debilidad para llevar a cabo su proyecto. Todo esto lo realiza el autor desde la óptica del intelectual que pretende comprender y explicar las causas profundas de aquella sociedad vacía y empobrecida y del fracaso existencial de quienes la habitan.

En cuanto a su estructura externa, se organiza en una sucesión de secuencias. Atendiendo a la estructura interna o desarrollo del argumento, pueden distinguirse episodios compuestos por varias secuencias. Su gran novedad es la forma, el estilo, que supone una ruptura radical y definitiva con el Realismo convencional: en esta novela los diálogos no abundan, pero en cambio se explota el monólogo interior cuya función principal es caracterizar a los personajes; hay un constante cambio de narrador (1a, 2a y 3a persona); se acude a digresiones para ironizar o criticar sucesos y situaciones; se modifica el lenguaje, a veces metafórico, o técnico – científico; se ofrecen diversos registros lingüísticos.