El Siglo de Oro de la Filosofía Griega: Atenas, Sofistas y Sócrates
El siglo V antes de Cristo se caracterizó porque toda la filosofía se concentró en Atenas, ya que era el centro del mundo antiguo y la ciudad más poblada y rica. Se convirtió en el centro cultural y arquitectónico, atrayendo a los filósofos más importantes. Además, era una democracia en la cual ese poder lo ostentaban los ciudadanos, excluyendo a mujeres, extranjeros (metecos) y personas cuyos padres no fueran atenienses. Estos extranjeros actuaban de forma indirecta, dando clases. Los sofistas decidieron cobrar por sus lecciones, algo inusual, e inculcar ideas a los jóvenes para que influyeran en la política. Lo conseguían gracias a su dominio de la oratoria y su capacidad de convicción. A estos extranjeros se les llamaba sofistas.
Un caso aparte de los sofistas es Sócrates, quien se consideraba filósofo, ya que buscaba la sabiduría y quería aprender y enseñar lo que sabía. Era de padres atenienses y vivía de una forma muy básica. En este siglo, se pasó del estudio de la physis (la naturaleza) al estudio del nomos (el ser humano), un cambio que culminó con la derrota de Atenas frente a Esparta en las Guerras del Peloponeso.
Los Sofistas: Relativismo y Oratoria
Aspasia de Mileto es mencionada en esta época como una de las mujeres más inteligentes y se relacionaba con el gobernante ateniense de entonces, Pericles. Los sofistas se presentaban como poseedores de la sabiduría. Este grupo de personas, extranjeros, intentaron influir en la política indirectamente, enseñando a los hijos de los atenienses. Eran grandes oradores, poseían grandes técnicas de convicción y cobraban por sus servicios.
Los sofistas defendían el relativismo, teoría que consistía en defender la diversidad de opiniones: la misma realidad podía ser diferente para cada persona, y no existía un valor de carácter universal. Uno de los filósofos más importantes de esta corriente era Protágoras. Estos filósofos eran subjetivistas, y todas las opiniones valían por igual.
El Legado de Sócrates y el Surgimiento de Platón
A finales del siglo V a.C. se produjeron las Guerras del Peloponeso, en las cuales Atenas se enfrentó a Esparta, y se considera que cambiaron muchas cosas, como la forma de gobierno. Uno de los alumnos de Sócrates fue Platón, y sin él no conoceríamos la figura de Sócrates.
Platón escribió la Carta Séptima, en la cual expresaba su orgullo de ser ateniense y su creencia de que todo iba bien. Sin embargo, al hacerse mayor, se dio cuenta de que la realidad no era como le habían contado. Tras la condena a muerte de Sócrates por expresar sus ideas revolucionarias, Platón se dio cuenta de que no quería quedarse allí, viendo cómo los espartanos mataban a todos los que no eran aliados de Atenas. Por ello, decidió dedicarse a la filosofía para transmitir ideas y organizar la sociedad, buscando la felicidad al superar las injusticias que impedían alcanzarla.
Sócrates defendía el autoconocimiento, proponiendo hacerse preguntas a uno mismo para comprender la propia esencia e intereses. Esta teoría se enmarca dentro del campo de la psicología.
La Filosofía de Platón: Ideas, Alma y Sociedad
La Teoría de las Ideas y la Realidad
La teoría de Platón abarca todas las ramas de la filosofía; esta teoría se conoce como la Teoría de las Ideas. Para Platón, existían dos realidades: la material (sensible) y la inmaterial (inteligible). Esta última, la inteligible, era considerada más real que la material, ya que todo lo que existe lo es por su esencia, y las cosas son lo que son porque poseen una serie de características específicas.
Antropología Platónica: Cuerpo y Alma
La teoría antropológica de Platón explica que el ser humano está compuesto por dos elementos: el cuerpo y el alma. Platón creía que el ser humano es el único que posee alma, y que eso es lo que nos caracteriza. Esta alma, según Platón, era inmortal, y conocer o aprender no es más que recordar aquellos conocimientos de vidas anteriores que hemos olvidado; a este proceso se le denomina anámnesis.
Esta alma, según Platón, estaba dividida en tres partes o funciones:
- La apetitiva: la cual nos hace sentir deseos y está relacionada con las necesidades humanas.
- La irascible: los sentimientos y emociones.
- La racional: la capacidad de pensar si algo conviene o no.
Platón explica que en los seres humanos predomina una de estas partes. La mayoría se rige por la apetitiva (deseos físicos y materiales); otro grupo, más minoritario, son aquellos que se guían por un ideal; y, por último, los racionales, quienes buscan cómo deben ser las cosas sin perseguir intereses particulares. A Platón le servían estas partes del alma para explicar los conflictos internos de cada persona. Según él, deberíamos controlar nuestros apetitos.
Aristóteles: La Realidad desde la Materia y la Forma
La Crítica a Platón y la Sustancia
Aristóteles fue alumno de Platón. Sin embargo, a medida que fue madurando, se dio cuenta de que Platón no tenía razón, por lo que desarrolló una teoría de la realidad completamente distinta.
Para Aristóteles, lo que nos hace ser algo es la forma y la materia de cada cosa. Los seres existentes son sustancias donde forma y materia van unidas. La esencia de un ser vivo recibe el nombre de alma; por lo tanto, si el cuerpo muere, el alma también lo hace, ya que depende del cuerpo para existir. Así, el argumento de Platón de que nacemos con conocimientos innatos no es cierto, ya que el alma muere. Para Aristóteles, nacemos como una tabula rasa y aprendemos por las experiencias.
Tipos de Alma en Aristóteles
Aristóteles distinguió tres tipos de almas:
- La vegetativa: (nutrición, crecimiento y reproducción).
- La sensitiva: (presente en animales, que tienen sensaciones y apetitos).
- La racional: (exclusiva de los seres humanos, que engloba todas las funciones anteriores y la capacidad de pensar).
Esta última, la racional, la dividía en facultades:
- La científica: (para conocer cómo ocurren las cosas).
- La intelectual: (para la comprensión de conceptos abstractos).
- La deliberativa: (para la toma de decisiones).