Francisco de Goya (1746-1828)
Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) vivió en un momento crucial de la historia europea, marcado por el absolutismo, la Ilustración, la Revolución Francesa y la Guerra de la Independencia, acontecimientos que anuncian la llegada de la Edad Contemporánea. Su obra refleja la transición del Rococó al Neoclasicismo, para luego desarrollar un estilo personal que anticipa movimientos como el Impresionismo, el Expresionismo y el Surrealismo.
Considerado la figura culminante del arte español del siglo XVIII y uno de los grandes pintores de la historia universal, Goya nació en Fuendetodos (Aragón) y murió en Burdeos. Su arte se nutre de influencias de Velázquez y Rembrandt, rompiendo con el academicismo y los influjos extranjeros. Domina múltiples técnicas (óleo, frescos, grabado, dibujo) y una amplia temática: escenas costumbristas, retratos, temas religiosos, históricos, sociales y de género.
Destacó por su habilidad para captar la psicología de sus personajes, siendo un profundo observador del alma humana. Utilizó el arte como crítica a los vicios y pasiones de su época, con fines moralizadores o satíricos. También exploró el mundo de lo irracional, incluyendo sueños, locura y alucinaciones.
En su obra social, ataca con firmeza los males de España: la corrupción del clero, la incultura de la nobleza, la represión inquisitorial, los horrores de la guerra, la prostitución, la explotación de la mujer, el oscurantismo y la superstición. Se muestra como un hombre ilustrado y defensor de las libertades.
Etapas de su Obra
Formación y Primeras Obras (hasta 1792)
Estudia en Zaragoza, viaja a Madrid e Italia. A su regreso, pinta los frescos del Pilar. Se casa con la hermana de Francisco Bayeu, quien lo introduce en la Real Fábrica de Tapices de Madrid (1775-1792), donde realiza cartones con escenas populares y estilo rococó y neoclásico. Obras como El quitasol muestran su evolución hacia una mayor soltura técnica y colorido brillante. Empieza a retratar a la nobleza ilustrada, lo que lo lleva a ser pintor de cámara.
Madurez (1792-1808)
Una enfermedad lo deja sordo, aislándolo e intensificando su mirada crítica. Aunque continúa con retratos (La familia de Carlos IV, La condesa de Chinchón), crea obras marcadas por lo irracional, como la serie de grabados Los Caprichos (1799), donde denuncia los males sociales con tono satírico. También pinta los frescos de San Antonio de la Florida.
Guerra de la Independencia y Últimos Años (1808-1828)
La guerra marca profundamente su obra: crea los grabados Los desastres de la guerra (ej., Y no hay remedio) y los grandes cuadros El 2 de mayo en Madrid y Los fusilamientos del 3 de mayo. Realiza también la serie La Tauromaquia, que alimenta el mito romántico español. La restauración absolutista con Fernando VII, a quien retrata de forma crítica, y la persecución de los liberales (muchos de sus amigos) lo sumen en una amargura que se refleja en las Pinturas Negras (1820-1823), como Saturno devorando a su hijo, creadas en su casa, la Quinta del Sordo.
Finalmente, hastiado del régimen, se exilia a Burdeos, donde continúa pintando y grabando. Incluso a los 80 años aprende la técnica de la litografía, y en su obra La lechera de Burdeos anticipa el Impresionismo, demostrando su constante innovación y modernidad hasta el final de su vida.
Escultura en el Siglo XIX
Durante el siglo XIX, la escultura mantiene influencias clásicas, al principio con un enfoque sentimentalista propio del Romanticismo, como en La Marsellesa de François Rude. Posteriormente, se desarrolla un estilo ecléctico que mezcla Clasicismo, Romanticismo y Realismo, como en Jean-Baptiste Carpeaux con La danza. Más tarde, el Realismo busca un enfoque más íntimo y social, representando a trabajadores como nuevos héroes, como en Constantin Meunier con El estibador.
En el último tercio del siglo, la escultura refleja un interés por lo efímero, aunque con menos libertad que la pintura debido a su vínculo con encargos oficiales. Se exploran pequeños formatos y materiales económicos, como hizo Edgar Degas.
Auguste Rodin
Auguste Rodin, considerado el padre de la escultura moderna, tras su viaje a Italia abandona el realismo tradicional. Valora lo fragmentario y lo inacabado, e innova con el tratamiento del espacio, textura y volumen. Relacionado con el Impresionismo por su uso de la luz y con el Expresionismo por la carga emocional, destacan obras como La Puerta del Infierno, El Pensador, El Beso y Los Burgueses de Calais, donde explora la psicología individual.
Camille Claudel
Camille Claudel, discípula y amante de Rodin, expresó su vida personal a través de una obra intensa y emotiva. Destacan La edad madura, símbolo del paso del tiempo y su relación con Rodin, y Sakountala, inspirada en una leyenda hindú. A pesar de su talento, fue olvidada durante mucho tiempo y terminó sus días en un manicomio.
Pintura del Romanticismo y Realismo
El Romanticismo es una actitud vital que influye en el arte, la literatura y la música, con raíces en los pensadores del siglo XVIII, especialmente Jean-Jacques Rousseau y la filosofía alemana vinculada al nacionalismo (Fichte). Nace en oposición a las normas neoclásicas y propone la exploración de nuevos campos como el exotismo oriental, la exaltación vital, el nacionalismo y lo irracional. Busca la libertad individual y nacional, conectando con las revoluciones burguesas y recuperando las raíces del pasado (Edad Media).
Características de la Pintura Romántica
En la pintura romántica, se subraya lo individual y subjetivo, valorando la emoción, los sentimientos y la capacidad expresiva, rechazando las normas establecidas. Se tratan temas como la locura, el suicidio, el amor, la muerte y los sueños, con predilección por lo exótico, lo imaginario y lo irracional.
Tendencias en la Pintura Romántica
Tendencia Mayoritaria o Pictórica
Presenta composiciones dinámicas, uso de diagonales y escorzos, predominio del color y efectos lumínicos y atmosféricos, donde los personajes muestran gestos dramáticos. Destacan Théodore Géricault (1791-1824), influenciado por Miguel Ángel y el Barroco, y Eugène Delacroix (1798-1863), quien se inspiró en la literatura, la historia y los eventos contemporáneos. Su estilo se caracteriza por la pincelada suelta y la riqueza del color.
Tendencia Clasicista o Lineal
En esta tendencia predomina el dibujo. Destaca Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867), quien defiende la primacía del dibujo sobre el color, pero tiene rasgos románticos como la sensualidad y el interés por temas históricos.
Paisajismo Romántico Inglés
En Inglaterra, surge una importante escuela paisajística. John Constable (1776-1837) pinta escenas naturales de la vida campesina, destacando la naturaleza y la interacción con los humanos. Joseph Mallord William Turner (1775-1851) evoluciona hacia la disolución de las formas en atmósferas de luz y color, buscando representar lo efímero y lo sublime.
Paisajismo Romántico Alemán
En Alemania, Caspar David Friedrich (1774-1840) se enfoca en paisajes con un contenido simbólico profundo, creando atmósferas de melancolía y angustia. Su obra más destacada es Caminante sobre el mar de nubes (1818, aunque el texto dice 1824).
El Realismo en la Pintura
El Realismo surge a mediados del siglo XIX, con artistas comprometidos con las clases trabajadoras, representando la realidad sin heroicidad. Destacan temas como la vida íntima, el trabajo y el paisaje. La Escuela de Barbizon está formada por artistas que estudian la luz y la atmósfera al aire libre, siendo un precursor del Impresionismo. Jean-François Millet (1814-1875) presenta la vida campesina, y su obra El Ángelus destaca por su enfoque en el dibujo.
Gustave Courbet (1819-1877) realiza una pintura sin idealización, como en El entierro de Ornans, considerada un manifiesto del Realismo. Rosa Bonheur (1822-1899) evoluciona desde un estilo académico hacia un lenguaje impresionista en sus últimos trabajos, como Arando en el Nivernais.
Honoré Daumier (1808-1879) muestra la vida cotidiana de las clases obreras y la pequeña burguesía con un estilo comprometido. Su obra El vagón de tercera clase es un ejemplo de su crítica social.
Prerrafaelismo y Simbolismo Incipiente
Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), líder de la Hermandad Prerrafaelita, rechaza el academicismo y revive técnicas previas a Rafael Sanzio. En su obra La Ghirlandata, muestra una mujer tocando un instrumento, simbolizando el amor con la musicalidad del arpa y el simbolismo del eros. Esta influencia marca el inicio del Simbolismo, un movimiento literario y artístico que busca expresar lo espiritual y lo poético, rechazando los valores del materialismo y buscando lo subjetivo y lo misterioso.
Pintura Impresionista
El Impresionismo es un movimiento pictórico que agrupa a los pintores que expusieron entre 1874 y 1886, cuyas primeras exposiciones causaron un gran escándalo y rechazo.
Características del Impresionismo:
- Practican una técnica abocetada con pinceladas cortas y vigorosas, a veces con abundante pasta pictórica y otras obteniendo calidades cercanas a la acuarela. Trabajan al aire libre (plein air), lo que les permite capturar la luz natural, aunque también experimentan con luz artificial (como las bailarinas de Degas). La luz es fundamental, pues altera la realidad, el color y marca el camino hacia la desmaterialización de la forma.
- Aprenden de Delacroix que mezclando los colores industriales con el blanco se obtiene mayor luminosidad, y que las sombras se consiguen yuxtaponiendo colores. Aplican conocimientos científicos sobre los colores primarios y complementarios, sustituyendo el negro por tonalidades azules y violetas. Las sombras ya no son oscuras, sino que se colorean con colores complementarios (por ejemplo, luces amarillas / sombras violetas), eliminando el contraste de claroscuro.
- La influencia de la fotografía se ve en el modelado de las formas, la matización de luces y sombras, y composiciones asimétricas o abiertas. Se capturan momentos fugaces, como la acción, el movimiento, y efectos como imágenes borrosas o dobles. Los retratos muestran figuras en actitudes difíciles de mantener, ajenas al pintor o mirando fuera del cuadro.
- La temática predominante es el paisaje, con atención en lo efímero y cambiante, como nubes, cielo y mar. También se representan escenas cotidianas, como una reacción contra la grandilocuencia de la pintura oficial. Según Camille Pissarro, el objetivo es «no pintar según reglas, sino lo que se observa y se siente».
- Los impresionistas crean una nueva relación con el público, que deja de ser un espectador pasivo y se convierte en un participante en las premisas mentales y técnicas del artista.
Artistas Impresionistas Destacados
Édouard Manet (1832-1883)
Influenciado por la pintura española (principalmente Goya y Velázquez), su obra causó escándalo, como El almuerzo sobre la hierba y Olimpia. En sus últimos años se adentró en el Impresionismo, aunque mantuvo el estilo de estudio en obras como Un bar en el Folies Bergère.
Berthe Morisot (1841-1895)
Pintora impresionista francesa, influenciada por Corot y Manet, cuyo estilo introspectivo y melancólico refleja escenas como Delante del espejo y La cuna.
Claude Monet (1840-1926)
Considerado el más impresionista, fue el autor de Impresión: Sol naciente (1872, aunque el texto dice 1874), que da nombre al grupo. Su obra se caracteriza por el estudio de la luz y la desmaterialización de las formas, como en sus series de los Almiares, la Catedral de Ruan o los Nenúfares.
Pierre-Auguste Renoir (1841-1919)
Pintor clásico dentro del movimiento, con un enfoque en la belleza y el colorido. Sus temas incluyen desnudos femeninos y escenas costumbristas, como Torso de mujer al sol y Le Moulin de la Galette.
Edgar Degas (1834-1917)
Gran dibujante e innovador en sus encuadres y composiciones, influenciado por la fotografía. Es conocido por sus escenas de bailarinas, como en La clase de baile.
Mary Cassatt (1844-1926)
Pintora y aguafortista norteamericana, influenciada por los impresionistas, desarrolló un estilo libre y expresivo, explorando temas de la maternidad.
Joaquín Sorolla y Bastida (1863–1923)
Pintor español prolífico, desarrolló un estilo descriptivo y realista conocido como Luminismo, destacándose en el estudio de la luz en escenas cotidianas, como Madre y ¡Aún dicen que el pescado es caro!. Introdujo las vanguardias europeas en España y realizó retratos importantes en sus últimos años.
Arquitectura y Urbanismo del Siglo XIX
La Ciudad Industrial y los Ensanches
La ciudad se convierte en el eje del mundo industrial. Con el crecimiento poblacional, se derriban murallas y se crean los ensanches, barrios modernos de trazado ortogonal, con calles anchas, zonas verdes e infraestructuras modernas. El caso más destacado fue el París del Segundo Imperio dirigido por el Barón Haussmann, con bulevares, redes sanitarias, espacios públicos y mobiliario urbano. En España destacan los planes urbanísticos de Ildefonso Cerdá en Barcelona (1860) y Carlos María de Castro en Madrid.
La Arquitectura Historicista
La arquitectura historicista busca inspiración en la Edad Media tras la caída del imperio napoleónico. Favorecida por el Romanticismo, se desarrollan estilos según tradiciones nacionales como el Neomudéjar en Madrid. En Inglaterra, Augustus Pugin y Charles Barry diseñan el Parlamento de Londres en estilo Neogótico, símbolo del nacionalismo británico. En Francia, Eugène Viollet-le-Duc propone restauraciones creativas como la de Notre-Dame de París, combinando estilo gótico y nuevos materiales como el hierro.
Nuevos Materiales y Tipologías Arquitectónicas en la Segunda Mitad del Siglo
En la segunda mitad del siglo, surge una arquitectura influida por la Revolución Industrial, que incorpora hierro, acero, cristal y luego hormigón armado. Aparecen nuevos tipos de edificios (puentes, estaciones, invernaderos), primero ocultando los materiales, pero después exhibiéndolos.
La Arquitectura del Hierro
Adopta este material como protagonista. En 1851, Joseph Paxton crea el Palacio de Cristal para la Exposición Universal de Londres, un edificio modular y prefabricado que prioriza la luz y la ligereza. En 1889, Gustave Eiffel construye la Torre Eiffel para la Exposición Universal de París, sin función utilitaria pero símbolo de la modernidad. La torre, de 300 metros, fue un prodigio técnico con 18.038 piezas y 2.500.000 remaches, pesando 7.300 toneladas.
La Escuela de Chicago
Marca el inicio de la arquitectura utilitaria y racionalista. Tras el incendio de 1871, Chicago se reconstruye con edificios en altura, gracias al uso de armaduras metálicas y el ascensor, surgiendo los primeros rascacielos. Louis Sullivan y Dankmar Adler destacan por combinar funcionalidad y una estética decorativa próxima al Art Nouveau. En el Auditórium de Chicago, se abren grandes muros para mayor luz y ventilación. Sullivan resume esta visión con la frase: «la forma sigue siempre a la función».
Art Nouveau y Modernismo
Víctor Horta, principal arquitecto del Art Nouveau belga, emplea el hierro como base estructural y decorativa. En la Casa Tassel destaca la libertad espacial y la línea curva. En Francia, Hector Guimard diseña las estaciones de metro de París, con farolas de formas vegetales y animales.
Modernismo Geométrico y Arts & Crafts
En Inglaterra, antes del auge del Modernismo, surge el movimiento Arts and Crafts liderado por William Morris, que promueve una vuelta a la artesanía, al trabajo manual y al diseño puro, en contraposición a la producción industrial en masa. Este movimiento será clave para la aparición de un Modernismo más racional en Escocia, caracterizado por líneas más sobrias y formas geométricas controladas. El máximo exponente escocés es Charles Rennie Mackintosh, quien en su obra para la Escuela de Arte de Glasgow aplica una arquitectura con volúmenes cúbicos, líneas rectas y una fachada sobria sin decoración excesiva. Aunque simplificado, su estilo no pierde el interés estético y refleja una perfecta armonía entre funcionalidad y diseño.
En Austria, dentro del contexto de la Secesión vienesa, se desarrolla una arquitectura moderna que prepara el terreno para el Racionalismo del siglo XX. El edificio más representativo es el de la Sezession (Pabellón de la Secesión), que combina formas geométricas simples con un elemento decorativo muy distintivo: una cúpula metálica calada que imita hojas y tallos vegetales. Este contraste entre estructura geométrica y ornamento naturalista refleja la tensión entre racionalidad y expresión artística propia del periodo.
Por otro lado, en España, el Modernismo toma una forma única gracias a Antoni Gaudí, pero mientras su estilo es más orgánico y expresivo, otros arquitectos catalanes desarrollan un Modernismo geométrico más contenido, cercano a las ideas de Morris y Mackintosh, como es el caso de Lluís Domènech i Montaner o Josep Puig i Cadafalch, quienes también integran elementos medievales y góticos dentro de estructuras más simétricas y racionales.
Figuras Clave del Arte del Siglo XIX y Principios del XX
Arquitectos
Antoni Gaudí (1852-1926)
Arquitecto catalán considerado la figura clave del Modernismo en España, y uno de los grandes de la arquitectura universal, aunque sus propuestas originales, alejadas de modernismos europeos e incluso del catalán, le confieren una personalidad inconfundible a sus proyectos. Muy influido por la Renaixença catalana que admiraba la Edad Media y el folclore, empleó piedra, ladrillo y cerámica para sus obras inspiradas en la geometría, el volumen y la naturaleza. La mayor parte de su producción se concentra en la ciudad condal (excepto la Casa de los Botines de León y el Palacio Episcopal de Astorga) y denota la evolución desde el historicismo neomudéjar (Casa Vicens en Barcelona) y neogótico (Palacio Arzobispal de Astorga), a la absoluta libertad e inspiración en formas orgánicas y uso del trencadís en sus obras maestras: el Parque Güell, la Casa Batlló y la Casa Milà o La Pedrera, y especialmente, la Sagrada Familia, enorme iglesia (cinco naves, siete capillas y dieciocho torres) repleta de elementos simbólicos, aún inacabada.
Escultores
Auguste Rodin (1840-1917)
De familia modesta, como no ingresó en la Escuela de Bellas Artes, se formó en la Escuela de Artes Decorativas y trabajó como decorador en París y Bruselas. El descubrimiento de Miguel Ángel, en un viaje a Roma en 1875, determinó su estilo posterior, caracterizado por modelar el bronce manualmente logrando superficies rugosas que potencian los juegos lumínicos y crean la sensación de inacabado o “non finito”. Esto contribuye a calificar su obra como impresionista, aunque también se le puede calificar como simbolista al ser muchas de sus obras estatuas-símbolos. Su afán por eternizar la fuerza de lo expresivo queda manifiesto en obras como Los burgueses de Calais (1884). Trabajó, intermitentemente, durante 37 años en La puerta del Infierno, que no llegó a terminar; de las 186 figuras que la integraban (el texto original dice 86), algunas se realizaron exentas como El beso o el célebre El Pensador, donde todos los elementos contribuyen a crear una sensación de recogimiento y reflexión. Ya en su madurez, se interesó por las formas simbólicas como en La catedral.
Pintores
Eugène Delacroix (1798-1863)
Pintor francés del siglo XIX, encuadrado estilísticamente en el Romanticismo, del cual fue su mejor representante. Se caracterizó por el colorismo en sus obras, marcado por colores cálidos y tonalidades fuertes, influencia de Rubens, así como por la aplicación de pinceladas sueltas, pastosas y abocetadas, influencia de Velázquez. Delacroix captó de forma prodigiosa escenas de gran intensidad dramática ligadas a temas revolucionarios y nacionalistas, como la Revolución Francesa de 1830 en La Libertad guiando al pueblo, o la independencia de Grecia en La matanza de Quíos, así como temas exóticos, influenciado por sus viajes por España y Marruecos, como en La muerte de Sardanápalo.
John Constable (1776-1837)
Pintor británico del siglo XIX, encuadrado estilísticamente en el Romanticismo. Destacó por su estudio del paisaje, los efectos de la luz y la combinación de colores, creando en Inglaterra una larga tradición de paisajistas de gran calidad. Sus obras están cargadas de melancolía, romanticismo, cuidado y exquisito gusto, destacando sus vistas de La catedral de Salisbury y El carro de heno. A lo largo de su vida, su pincelada se caracterizará por poseer más carga matérica (empastada), así como por llegar a aplicar la pintura directamente con espátula sobre el lienzo, con manchas de color, lo cual le convierte en precedente del Impresionismo.
Joseph Mallord William Turner (1775-1851)
Pintor británico del siglo XIX, encuadrado estilísticamente en el Romanticismo, aunque por los temas abordados también se ha relacionado con el Realismo. Destacó por su estudio del paisaje, especialmente marinos, donde introducía de forma magistral efectos de luz, fenómenos atmosféricos y aspectos dinámicos, que difuminan las formas y le alejan de la pintura tradicional, como se observa por ejemplo en Lluvia, vapor y velocidad. Asimismo, su característica pincelada larga y pastosa, llegando a aplicar el color a través de espátulas, así como su minucioso estudio del color, le convierte en precedente del Impresionismo.
Gustave Courbet (1819-1877)
Pintor francés del siglo XIX, encuadrado estilísticamente en el Realismo, del cual será uno de sus mejores representantes. Gran teórico del arte, así como activo militante revolucionario y socialista, que convirtió en héroes y protagonistas de sus obras a trabajadores de clases sociales bajas, generalmente sin mostrar su rostro, representando así a la masa como en Los Picapedreros o Las cribadoras de trigo. También plasmó el mundo rural francés resaltando sus gentes, paisajes y costumbres como en El Entierro de Ornans, y el propio mundo del artista, en El taller del pintor. Además, trabajó desnudos y autorretratos. Destacó su pincelada suelta, su amor por el color y el excelente manejo de la luz.
Jean-François Millet (1814-1875)
Pintor francés del siglo XIX, encuadrado estilísticamente en el Realismo, del cual será uno de sus mejores representantes. Inicialmente tomó partido en la Escuela de Barbizon, donde trabajó su faceta como paisajista, pero posteriormente centró su obra en la exaltación, análisis y plasmación del día a día de los trabajadores del campo mediante una visión idealizada, ajena a las preocupaciones proletarias. En sus obras dignifica la dureza de la vida de los campesinos, presentando escenas caracterizadas por suaves efectos lumínicos, estudiadas composiciones y personajes compuestos por volúmenes geométricos y gran delicadeza, como se observa en El Ángelus.
Édouard Manet (1832-1883)
Pintor francés de formación clásica. Viajó a España y conoció la pintura de Velázquez y Goya. Es considerado precursor del Impresionismo, aunque no participase directamente en el grupo. Revolucionó la pintura al construir sus cuadros a base de grandes manchas o superficies de color plano recortado sobre el fondo, abandonando así el tradicional modelado basado en el claroscuro o gradación de tonos, y al presentar encuadres o puntos de vista ajenos a la perspectiva tradicional. Como denotan su revolucionario El almuerzo sobre la hierba y Olimpia, cuyo rechazo por los desnudos explícitos y la novedosa técnica (a pesar de la relación con El concierto campestre de Giorgione y la tradición de las Venus, respectivamente) en el Salón oficial dio fama al pintor. Otras obras representativas son La ejecución de Maximiliano, inspirada en Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya; El Pífano; y Lola de Valencia. Su obra Un bar del Folies Bergère es la que más se acerca a la técnica impresionista.
Claude Monet (1840-1926)
Pintor francés del siglo XIX, encuadrado estilísticamente en el Impresionismo, estilo del cual fue su principal representante. Fue el más consecuente de los impresionistas; inicia este estilo y la técnica con su Impresión, sol naciente, que de hecho da nombre al movimiento, y nunca lo abandona, inclinándose por el paisaje y la transmisión de sensaciones atmosféricas. La luz será la gran protagonista en su obra, prefiriendo, sobre todo, los reflejos en el agua. Realizará famosas series repitiendo el mismo tema en diferentes horas del día para hacer un estudio de los efectos atmosféricos y lumínicos, como la Estación de Saint-Lazare o La Catedral de Ruan. Durante sus últimos años su pincelada se vuelve más pastosa y comienza a desmaterializar el objeto representado, como en sus Ninfeas, influyendo así a gran parte de las futuras vanguardias.
Pierre-Auguste Renoir (1841-1919)
Pintor francés del siglo XIX. Se adhirió al Impresionismo, pero no fue el único estilo que practicó (comenzó su carrera como pintor de porcelanas, lo que pudo influir en su calidad decorativa). Muy influido por la pintura romántica de Delacroix, los paisajistas de Barbizon y la pintura realista, nunca renunció a la perspectiva y la composición. Destacó por conceder mayor importancia a la figura humana, sobre todo la femenina, acercándose en algunos desnudos a Rubens. Sus obras capitales nos trasladan temas triviales, amables y optimistas de la vida burguesa parisina, las fiestas galantes y populares, incluyendo en sus obras a los propios pintores como en Le Moulin de la Galette y El almuerzo de los remeros, donde realizó grandes estudios lumínicos, compositivos y del empleo del color, aplicando la teoría del color defendida por el grupo impresionista, aunque innovó al introducir en sus cuadros el negro.
Joaquín Sorolla y Bastida (1863–1923)
Fue uno de los pintores españoles más prolíficos y con mayor proyección internacional. Estudió en Madrid, Roma y París, donde desarrolla un estilo llamado descriptivo y realista, caracterizado por la pincelada suelta y el estudio de la luz, conocido como Luminismo. Comenzó a pintar al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas (Madre), de denuncia social (¡Aún dicen que el pescado es caro!, Trata de blancas), y paisajísticas de la vida mediterránea. Con el cambio de siglo, introduce las vanguardias europeas en España (Expresionismo, Fauvismo) y desarrolla una pintura de tonos fuertes y luces intensas (Paseo a orillas del mar, Niños en la playa). Su amistad con John Singer Sargent le permite darse a conocer al mercado internacional y que la Hispanic Society de Nueva York le hiciera el encargo de las Visiones de España. En sus últimos años también desarrolló su faceta de retratista de los principales personajes de su tiempo.
Edgar Degas (1834-1917)
Gran dibujante, preparaba sus composiciones antes de su ejecución definitiva. Solo es impresionista por la técnica. Es original en sus encuadres y movimientos, impensables antes de la aparición de la fotografía. Destaca por sus figuras de contenido social (La planchadora), las escenas hípicas y las que protagonizan bailarinas, como La clase de baile.
Paul Cézanne (1839-1906)
Su etapa postimpresionista comienza con una técnica realista que abandona por influencia de Manet, aunque no es un verdadero impresionista pues le falta su frescura cromática y la sensación de inmediatez. Utiliza el negro y reduce la realidad a figuras geométricas fundamentales como el cilindro, el cono y la esfera. Así, inicia una operación de simplificación y síntesis de la realidad, a la vez que comienza a disolver los volúmenes. De sus experiencias derivará directamente el Cubismo. En su serie Los jugadores de cartas (1890-95) todos los volúmenes están definidos de manera geométrica. En sus bodegones como Manzanas y naranjas representa los objetos desde diferentes puntos de vista simultáneamente.
Paul Gauguin (1848-1903)
En su etapa postimpresionista, emplea los colores planos y arbitrarios en superficies homogéneas, y los utiliza con un valor simbólico y decorativo. Su técnica (cloisonismo) recuerda los antiguos esmaltes, se había desarrollado en la Escuela de Pont-Aven, de la que fue una de sus principales figuras, y estaba influida por la estampa japonesa. Inaugura la tendencia al primitivismo al buscar en las sociedades exóticas y, tras sus estancias en Martinica y Bretaña, pasó sus últimos años en Tahití donde encontró un modo de regenerar el arte occidental y de protesta contra el colonialismo y el etnocentrismo. Para él, el cuadro debe liberarse de la naturaleza y representar el mundo íntimo del pintor. Su producción fue un referente para el Expresionismo alemán y el Fauvismo. Obras destacadas: Visión después del sermón, El mercado (Ta Matete).
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901)
En su etapa postimpresionista, de familia noble, se traslada a París donde representa todo lo relacionado con la vida nocturna de finales del siglo XIX (actores, burgueses, bailarinas y prostitutas). Utiliza lápices de colores para representar escenas de circo y cabaret; más que cuadros son apuntes rápidos. Sus óleos son escasos aunque en ellos se puede ver el mismo gusto por los ambientes y personajes bohemios, la espontaneidad y el movimiento, y los encuadres inusuales tomados de la fotografía y la estampa japonesa. Su principal aportación es convertir el arte en un vehículo colectivo de comunicación, como demuestran sus carteles. Obras destacadas: La Goulue entrando al Moulin Rouge, En el salón de la rue des Moulins.