Historia de España: Guerra Civil y Constitución de 1812

GRAMMAR

  • Verb Tenses:
    • Present (simple and continuous)
    • Past (simple and continuous)
    • Present and Past Perfect (simple and continuous)
    • Future Tenses (simple, continuous and perfect)
  • Conditional sentences types 0, 1, 2 and 3
  • Passive Voice + The Causative (have something done)
  • Relative Clauses (defining and non-defining)
  • Modal Verbs (simple and perfect)
  • Reported Speech (statements, questions and commands)

VOCABULARY

Unit 5:

  • to put off
  • to be due
  • stages
  • to be prompt
  • deadline
  • delay
  • rush hour
  • timing
  • in a hurry
  • keep something brief
  • on time/in time/at a time
  • downtime
  • sidetracked
  • drag on
  • at short notice
  • keep to a schedule
  • eight o´clock sharp
  • drive you mad
  • running late
  • slip up
  • to juggle
  • to be prone to + -ing
  • adrenaline rush
  • take your time
  • have the time of your life
  • time is up
  • for the time being
  • in no time flat
  • in the nick of time

UNIT 6:

  • to think outside the box
  • degree
  • to hire
  • internship
  • field (related to jobs)
  • freelance
  • overtime
  • position
  • troubleshooting
  • entry level
  • room for advancement
  • on the job
  • in high demand
  • range
  • rewarding
  • booming
  • interpersonal skills
  • undergraduate
  • shifts
  • self-employment
  • multitasking
  • recruitment
  • unfair
  • assessment
  • employer
  • employee
  • booth
  • engage in
  • witness
  • widespread
  • decision-making
  • digital native
  • VERBS + PREPOSITIONS
  • grudge
  • think up
  • stand out
  • wake up
  • get by
  • count in
  • go off
  • fill in
  • calm down
  • wear off
  • turn out

La Guerra Civil Española: Historiografía, Desarrollo y Consecuencias

Historiografía sobre el Conflicto

La Guerra Civil ha generado una gran producción bibliográfica a través de varias etapas marcadas por su contexto político y la ideología de cada autor:

  • Posguerra: Etapa dominada por los vencedores de la guerra que impusieron una visión oficial sesgada a favor de Franco, presentando el conflicto como una “cruzada de liberación nacional”. Destaca Joaquín Arrarás (Historia de la cruzada española). Los autores republicanos publicaron en el exilio obras autoexculpatorias frente a la derrota, como las memorias de Azaña (Obras completas).
  • Años sesenta y setenta: Surgen hispanistas anglosajones caracterizados por su rigor histórico, como Raymond Carr (España 1808-1939), Hugh Thomas (La Guerra Civil española) o Gabriel Jackson (La República Española y la Guerra Civil). Influyeron en España en quienes estudiaron el bando republicano (Manuel Tuñón de Lara, La España del siglo XX) frente a la historiografía oficial (Ricardo de la Cierva, Historia de la Guerra Civil española).
  • Democracia: El fin del franquismo facilitó el aumento de estudios tanto de hispanistas (Paul Preston, Ronald Fraser, Stanley G. Payne) como de autores nacionales (Javier Tusell, Antonio Elorza, Santos Juliá). Proliferan monografías regionales, así como temáticas, centradas en aspectos concretos como la intervención extranjera en la guerra o la represión.

Desarrollo de la Guerra

Los preparativos de la sublevación comenzaron en marzo de 1936 a cargo del general Mola. Los conspiradores eran conscientes de la dificultad del triunfo del golpe debido a la división del Ejército y a la fuerza de las asociaciones obreras y campesinas. El asesinato de José Calvo Sotelo el 13 de julio precipitó los acontecimientos, iniciándose el 17 de julio la rebelión en el protectorado marroquí que se extendió el 18 de julio por todo el país. El golpe de Estado fracasó por la acción conjunta de militares, guardias civiles y de asalto, y de las organizaciones obreras, que impidió que los sublevados se hicieran con el Gobierno tomando Madrid o el resto de grandes ciudades (excepto Sevilla). No obstante, los golpistas se hicieron con el control de Marruecos, Canarias, Baleares (salvo Menorca), Galicia, Álava, Navarra, Castilla-León y parte de Aragón y de Andalucía. Su negativa a deponer las armas condujo a la Guerra Civil, dejando a España dividida:

  • Económicamente: los golpistas controlaban las principales zonas agrarias y la República las regiones industriales, mineras y los recursos del Banco de España.
  • Socialmente: los sublevados fueron apoyados por los partidos de derecha, la Iglesia, la oligarquía, parte de la burguesía urbana y los campesinos propietarios del norte de España. La República fue secundada por los partidos de izquierda y nacionalistas, las clases populares y el resto de la burguesía urbana.
  • Militarmente: los golpistas contaron con la mayoría de los oficiales y suboficiales, las tropas de África, gran parte de la Guardia Civil y las milicias de voluntarios falangistas y carlistas (requetés). El Gobierno dispuso de la Marina, la Aviación, la Guardia de Asalto, el resto de la Guardia Civil y del Ejército y las milicias obreras y campesinas.

La Guerra Civil se divide en tres fases:

1. Lucha por Madrid (julio 1936 – marzo 1937)

Estabilizados los frentes tras los primeros días, los alzados se dispusieron a tomar Madrid para dar rápido fin al conflicto. El avance de Mola desde Navarra fue frenado por los milicianos en la sierra de Guadarrama. Franco y las tropas de África cruzaron el Estrecho en aviones alemanes e italianos. Asegurado el control de Andalucía oriental, conquistaron Extremadura y avanzaron hacia Madrid, pero el desvío para liberar el Alcázar de Toledo (septiembre) dio tiempo a la Junta de Defensa (presidida por el general Miaja) a mejorar la defensa de la capital, que se reforzó con la llegada de las Brigadas Internacionales y asesores y armamento soviético. Contra todo pronóstico, el asalto frontal sobre Madrid (noviembre) fue rechazado, fracasando también dos maniobras envolventes en febrero y marzo de 1937 (batallas del Jarama y Guadalajara). Franco apostó entonces por una guerra de desgaste, aunque el cerco sobre Madrid continuó toda la guerra.

2. Campaña del Norte (abril – octubre 1937)

Aislado del resto del territorio gubernamental, el Norte concentraba gran parte de la producción industrial republicana. El avance de los sublevados, que contó con el apoyo alemán (bombardeo de Guernica) e italiano (toma de Santander), fue imparable. Las ofensivas republicanas lanzadas para aliviar la presión sobre el Norte fracasaron (batallas de Brunete y Belchite). Bilbao cayó en junio, Santander en agosto y Asturias en octubre. La pérdida de los recursos humanos, industriales y minerales del Norte mermó enormemente las posibilidades de éxito de la República.

3. Campaña del Mediterráneo y caída de Madrid (octubre 1937 – abril 1939)

Los republicanos trataron de tomar la iniciativa mediante la conquista en diciembre de Teruel. Recuperada en febrero de 1938, Franco aprovechó el desmoronamiento del frente enemigo para avanzar hasta el Mediterráneo (toma de Vinaroz, abril 1938), aislando a Cataluña del resto de la República. El general Rojo planteó entonces una ofensiva total republicana en la Batalla del Ebro (julio-octubre 1938), la más cruenta de la guerra. Pese al éxito inicial, se impuso la superioridad de hombres y equipos de los sublevados, perdiendo los republicanos la moral y gran parte de sus tropas. Cataluña cayó en febrero de 1939 sin apenas resistencia final, provocando el éxodo de miles de refugiados a Francia, el reconocimiento del régimen por Londres y París, la dimisión de Azaña y la profundización de la división entre republicanos. Finalmente, el general republicano Casado dio un golpe de Estado en Madrid contra el Gobierno de Negrín para negociar la rendición. Franco rechazó cualquier acuerdo y Casado capituló. El 1 de abril de 1939 terminaba la guerra con el triunfo de los sublevados, autodenominados nacionales.

Consecuencias de la Guerra Civil

Además del establecimiento de un sistema político dictatorial con una feroz represión (fusilamientos, encarcelamientos masivos), las consecuencias de la guerra fueron:

  • Crisis demográfica: se estima que hubo 300.000 fallecidos (1,20% de la población) durante la guerra, repartidos a partes iguales entre bajas en el frente y represaliados, con matanzas en ambos bandos (Badajoz, Paracuellos). Además, la guerra provocó un retroceso en la natalidad, así como el exilio de unos 500.000 españoles, de los que un 40% nunca regresó.
  • Crisis económica: destrucción de infraestructuras y reducción de la producción agrícola e industrial. La reconstrucción fue muy lenta por el endeudamiento del Estado (los republicanos gastaron el oro del Banco de España en pagos a la URSS y Franco hizo la guerra a crédito), causando una profunda crisis económica. El coste económico de la guerra se cuantifica en la pérdida del 25% de la riqueza nacional de 1935.
  • Crisis social: la política represiva de la dictadura impidió la reconciliación entre vencedores y vencidos, que no llegó hasta la democracia.
  • Aislamiento: el rechazo internacional a la dictadura franquista llevó a su exclusión de la ONU (hasta 1955) y del Plan Marshall.
  • Atraso cultural y científico: provocado por el exilio de intelectuales y científicos que apoyaron a la República.

Evolución Política y Económica en Ambos Bandos y Dimensión Internacional

Evolución Política y Económica de la Guerra en Ambos Bandos

La República

La República tuvo que hacer frente a dos problemas en el primer año de guerra:

  • Falta de un mando militar unificado: cuando estalló el golpe de Estado, el Gobierno armó a los militantes izquierdistas, disolvió las unidades del Ejército y dejó a las milicias el peso de la lucha. Los milicianos, aunque fueron decisivos para evitar el triunfo de los sublevados, carecían de preparación militar y unidad de mando, circunstancia que facilitó el rápido avance de los rebeldes. Este fenómeno fue corregido con la creación del Ejército Popular de la República en abril de 1937, que posibilitó el encuadramiento de los milicianos en unidades militares sujetas a la subordinación propia de cualquier institución castrense.
  • Falta de unidad política: la República se dividió entre partidarios de concentrar todos los esfuerzos en ganar la guerra (republicanos, socialistas y comunistas) y quienes pretendían simultáneamente hacer la revolución (anarquistas, POUM).

La convivencia de ideologías explica la sucesión de Gobiernos dentro de la República:

  • Gobierno Giral (julio – septiembre 1936): compuesto solo por republicanos. Tras el desconcierto inicial del 18 de julio, Azaña encargó a Giral (Acción Republicana) formar Gobierno y, ante la dudosa lealtad de las tropas controladas aún por las autoridades, decidió armar a militantes izquierdistas para enfrentarse a los sublevados. Se formaron juntas y comités revolucionarios que practicaron una violencia indiscriminada contra rebeldes, derechistas y religiosos. Asimismo, los anarquistas aprovecharon para tratar de hacer triunfar la revolución social (colectivización de tierras en Aragón y Cataluña). La falta de preparación militar de las milicias, la inexistencia de un mando militar único y los desórdenes sociales favorecieron el avance de los sublevados.
  • Gobierno de Largo Caballero (septiembre 1936 – mayo 1937): Gobierno de unidad nacional encabezado por Largo Caballero (PSOE) con ministros de todas las ideologías antifascistas, incluso anarquistas. Este Gobierno consiguió recuperar el control de la calle disolviendo los comités revolucionarios y creando el Ejército Popular (que integró las milicias con los elementos de las Fuerzas Armadas que habían permanecido leales al Gobierno). Asimismo, aprobó el Estatuto de Autonomía del País Vasco. En mayo de 1937, Azaña sustituyó a Largo Caballero por Negrín por los fracasos militares (caída de Málaga) y los Sucesos de mayo en Barcelona.
  • Gobierno Negrín (mayo 1937 – marzo 1939): aumentó el protagonismo de los comunistas por la dependencia de suministros de la URSS. Negrín fortaleció la disciplina del Ejército y el orden público (pérdida de influencia de los anarquistas y persecución del POUM). Sin embargo, las derrotas militares, los intentos fracasados de encontrar una paz negociada (13 puntos de Negrín, abril 1938) y la imposición de la política de resistencia a ultranza desde el Gobierno (confiando en que estallara una guerra en Europa contra el fascismo) dividieron a los republicanos y provocaron un amplio rechazo hacia su presidente. En febrero de 1939, Azaña dimitió como presidente de la República y sectores republicanos, socialistas y anarquistas promovieron la destitución de Negrín y la expulsión de los comunistas del Gobierno y del Ejército.

Finalmente, ante la imposibilidad de mantener la resistencia, el coronel republicano Casado dio un golpe de Estado contra Negrín en marzo de 1939 e intentó negociar una rendición con condiciones. Franco rechazó negociar una paz sin represalias, ordenando Casado capitular a sus tropas, acelerando el fin del conflicto, que tuvo lugar el 1 de abril.

La economía republicana estuvo al servicio del esfuerzo bélico. El Gobierno nacionalizó empresas estratégicas (transportes, comunicaciones, minas y fábricas de armas) y las tierras de golpistas, colaboradores y terratenientes. Paralelamente, los anarquistas impulsaron colectivizaciones en Aragón (tierra) y Cataluña (industria y servicios) que, tras los sucesos de mayo de 1937, pasaron a control gubernamental.

La España Sublevada

El fallecimiento accidental de Sanjurjo (20 julio de 1936), que dejó a los rebeldes sin líder, y el fracaso del golpe de Estado, llevaron a los rebeldes a crear la Junta de Defensa Nacional para gobernar los territorios bajo autoridad rebelde desde su sede en Burgos. No obstante, el poder lo ejercía cada general sobre los territorios que controlaba. La necesidad de unidad llevó a la Junta a nombrar jefe de Gobierno y del Ejército a Franco el 1 de octubre de 1936. Franco reforzó su posición a lo largo de la guerra hasta asumir un poder absoluto mediante dos medidas:

  • Creación del partido único FET de las JONS, liderado por él mismo, mediante el Decreto de Unificación (abril de 1937), que impuso la fusión de carlistas y falangistas en una única formación política.
  • Concesión a Franco de la jefatura del Estado y de la potestad de dictar leyes (Ley de Administración Central del Estado, enero 1938).

La unidad de mando político y militar fue un factor decisivo en el triunfo rebelde, contrastando con la situación de la República. Además, los sublevados contaron desde el principio con el apoyo de la Iglesia (que calificó la guerra como cruzada contra el ateísmo y el bolchevismo). El nuevo régimen impuso una contrarrevolución: ilegalizó sindicatos y partidos (salvo FET de las JONS), derogó la legislación republicana (Constitución, Estatutos de Autonomía, reforma agraria…) e impuso un férreo control social (represión política, recuperación de la influencia social de la Iglesia, control de los medios de comunicación). El resultado fue un Estado autoritario, centralizado, confesional y militarizado.

La Dimensión Internacional del Conflicto

La Guerra Civil dividió a la población y a los Gobiernos del mundo. La internacionalización del conflicto hizo posible la larga duración de la contienda (3 años) y fue determinante en la victoria de los sublevados.

La Política de No Intervención: Gran Bretaña y Francia

Las principales potencias democráticas europeas, Gran Bretaña y Francia, acordaron no intervenir en la guerra para tranquilizar a la Alemania nazi (política de apaciguamiento) y evitar la formación de dos bloques que desencadenaran una guerra en Europa. Para ello, crearon un Comité de No Intervención con la prohibición de venta de armas a los combatientes. A este acuerdo se sumaron todos los Estados europeos, menos Suiza, que era neutral. Sin embargo, algunos como Alemania, Italia y la URSS nunca lo respetaron. El fracaso de la política de no intervención condenó a la República, al verse privada del apoyo del resto de democracias.

Apoyo Extranjero a los Bandos

  • Bando sublevado: Alemania e Italia enviaron unidades con sus propios mandos (la Legión Cóndor alemana y el Cuerpo de Tropas Voluntarias italiano) y vendieron a crédito a los insurrectos armamento moderno (aviones, barcos, submarinos, artillería). El apoyo incondicional de los países fascistas a los rebeldes fue decisivo en la marcha de la guerra (transporte de tropas desde África; conquista de Málaga, Bilbao o Santander). Menor relevancia tuvo el apoyo de Portugal, que envió la División Viriato, y de algunas grandes empresas estadounidenses, que pese a la neutralidad de su Gobierno, entregaron a crédito camiones (General Motors) y petróleo (Texaco).
  • Bando republicano: la URSS fue el principal apoyo de la República, enviando asesores militares y vendiendo material de guerra (aviones, tanques, ametralladoras). El Gobierno lo pagó con las reservas de oro del Banco de España. Además, unos 40.000 voluntarios antifascistas de todo el mundo, en su mayoría comunistas, acudieron en apoyo de la República agrupados en las Brigadas Internacionales. Asesores soviéticos y brigadistas participaron activamente en la defensa de Madrid y otros frentes.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Las Cortes de Cádiz

Convocatoria y Organización

La guerra supuso un enfrentamiento militar y político por la división en dos bandos de los españoles:

  • 1. Afrancesados: José I fue apoyado por una minoría de ilustrados que estimaron que el cambio dinástico posibilitaría la modernización de España de manera gradual y pacífica. José I promulgó en 1808 el Estatuto de Bayona, que liquidaba el Antiguo Régimen (fin régimen feudal y la Inquisición, igualdad ante la ley, libertad económica).
  • 2. Patriotas: El rechazo a José I y apoyo a Fernando VII fue generalizado en la población española, que estaba dividida en:
    • Liberales: partidarios del cambio político a la monarquía parlamentaria.
    • Absolutistas: defensores del Antiguo Régimen y la monarquía absoluta.

Al estallar la guerra, los patriotas se organizaron en Juntas locales (con representación de todos los grupos sociales) que se encargaron de gobernar y dirigir la guerra. Para coordinarse, nombraron una Junta Central Suprema que asumió el poder en nombre de Fernando VII. Un sector de las Juntas propuso cambios políticos y la Junta Suprema Central convocó Cortes Generales y Extraordinarias en 1809. Nombró una comisión preparatoria presidida por Jovellanos que acordó que las Cortes fueran estamentales, poniéndose en marcha un proceso de elección de representantes mediante sufragio universal masculino. En enero de 1810, la Junta se disuelve, desacreditada por su dirección de la guerra. Sus poderes son asumidos por un Consejo de Regencia en Cádiz, única ciudad libre del control francés. La Regencia no se opuso a la reunión de las Cortes en Cádiz.

Los diputados de las Cortes procedían del clero, nobleza y burguesía (ningún representante de las clases populares). Se incluían delegados americanos y filipinos. Los diputados se agruparon en tres grupos:

  • Absolutistas: (nobleza y clero) defensores de Cortes estamentales limitadas a ganar la guerra.
  • Reformistas: partidarios de Cortes estamentales que introdujesen reformas ilustradas pero manteniendo el Antiguo Régimen (Jovellanos).
  • Liberales: (burguesía, militares, funcionarios y profesionales liberales) que perseguían la formación de unas Cortes constituyentes (Argüelles).

En las Cortes había mayoría de liberales porque la guerra impidió a numerosos representantes provinciales de la nobleza y el clero llegar a Cádiz, siendo sustituidos por naturales de sus regiones de tendencia liberal en su mayoría. En la sesión inaugural se impuso el voto individual y no por estamentos, se reconoció a Fernando VII como rey legítimo y se estableció la soberanía nacional, reconociendo a las Cortes como representantes de la nación y con poder legislativo.

Las Cortes de Cádiz realizaron una importante labor legislativa de carácter liberal:

  • El reconocimiento de derechos y libertades individuales (reunión, imprenta…).
  • Eliminación de instituciones feudales (señoríos, servidumbre, Inquisición, mayorazgo…).
  • Desamortización de bienes municipales y de órdenes militares.
  • Elaboración de la Constitución de 1812.

La Constitución de 1812

La Constitución de 1812 fue aprobada el 19 de marzo de 1812 y de ahí que sea conocida como la Pepa.

Los aspectos más significativos de la Constitución son:

  • Soberanía nacional: que reside en las Cortes.
  • Reconocimiento de derechos individuales:
    • Libertad de expresión e imprenta; seguridad jurídica (habeas corpus); igualdad ante la ley (abolición de privilegios estamentales y servidumbre).
    • Negó expresamente la libertad religiosa (catolicismo única religión).
    • Libertad económica gracias a la libre propiedad (supresión mayorazgo), libertad de producción (abolición gremios) y libertad comercial (fin aduanas interiores).
  • División de poderes:
    • Ejecutivo: El rey es el jefe del Ejecutivo y nombra a los ministros. Se limita la autoridad de la Corona. Las Cortes ratifican a los ministros y el rey no puede legislar sin las Cortes ni disolverlas o dejar de convocarlas.
    • Legislativo: Una cámara con facultad para proponer leyes y aprobar o rechazar las propuestas por el Gobierno.
    • Judicial: Jueces independientes. Se establecen garantías procesales y un fuero único.
  • Sufragio: Universal masculino indirecto (parroquia, partido, provincia). Para ser diputado se debía disponer de una determinada renta.
  • Estructura territorial: centralizada con leyes comunes en todo el país.

Se creó la Milicia Nacional como cuerpo armado de voluntarios civiles cuya misión era la defensa de la Constitución.

La Constitución tuvo una vigencia muy breve pero gran trascendencia política al convertirse en bandera del liberalismo nacional.