Política Exterior de la Monarquía Hispánica de Felipe II
Con Felipe II, el imperio español se convirtió en el primer imperio global.
- Con Francia se enfrentó el primer año de su reinado, derrotándola en la Batalla de San Quintín de 1557.
- Flandes era un territorio de vital importancia para España: Amberes era el puerto más importante de Europa del Norte. Allí penetró la religión calvinista y Felipe II instaló el Tribunal de la Inquisición. Las insurrecciones fueron fomentadas por las potencias enemigas de España.
- Ante el avance turco por el Mediterráneo, se formó una alianza entre Génova, Venecia, los Estados Vaticanos y España. En la Batalla de Lepanto derrotaron a la armada turca y limpiaron el mar de piratas berberiscos, que impedían la navegación comercial.
- Con Inglaterra había amistad, ya que Felipe II se casó con la reina María I Tudor. Al subir al trono Isabel I, comenzaron los enfrentamientos. Felipe II decidió atacar con la Armada Invencible.
- En 1581, se anexionó Portugal, ante la muerte sin sucesión del rey.
Conde-Duque de Olivares, Rebelión de Cataluña e Independencia de Portugal
Felipe V, al acceder al trono, eligió al Conde-Duque de Olivares como valido. La política de Olivares se desarrollaba en dos esferas de actuación: la política interior (centralismo) y la política exterior. En la Unión de Armas de 1625 se propuso la formación de un ejército financiado por los reinos.
Secesión de Portugal
Descontento provocado por la Unión de Armas; escasa participación de los portugueses en la política estatal; falta de interés del Estado por defender los intereses coloniales de Portugal, amenazados por Holanda; derrotas ante las tropas luso-francesas e inglesas. España reconoció la independencia de Portugal en 1668.
Secesión de Cataluña
En medio de la Guerra de los Treinta Años, las tropas españolas invernaron en Cataluña, donde realizarían una campaña contra Francia. Se vivieron disturbios entre las tropas y los campesinos que se negaban a darles alojamiento. Estalló la Guerra de los Segadores, que entraron en Barcelona cantando su himno. Debido a los conflictos internos de Francia, Cataluña pudo ser recuperada por los españoles en 1652.
Decretos de Nueva Planta y Centralismo Borbónico
Los Decretos de Nueva Planta para Aragón y Valencia fueron promulgados por Felipe V en 1707. Trataban de imponer la organización político-administrativa de la Corona de Castilla a los territorios de la antigua Corona de Aragón. Su promulgación fue la evolución de proyectos anteriores que habían fracasado, como el del Conde-Duque de Olivares.
Los Decretos de Nueva Planta tuvieron la finalidad y el efecto de castigar a quienes se habían alineado en contra de Felipe V, aludiendo al “derecho de conquista”. Abolieron casi todos los antiguos fueros de los reinos y condados de la Corona de Aragón y extendieron una nueva organización político-administrativa basada en la de Castilla para todos sus dominios, obligando al uso del castellano como lengua administrativa.
Como consecuencia, al recibir Carlos de Austria el Imperio por la muerte de su hermano José, las potencias europeas acordaron que Felipe V continuara en el trono a cambio de una serie de contraprestaciones territoriales.
Carlos III y el Despotismo Ilustrado
Los monarcas ilustrados tuvieron que enfrentar a quienes se oponían a las reformas inspiradas por la Ilustración. Querían “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, pues consideraban que la población aún no era madura para ser dueña de sus destinos. Carlos III fue el principal exponente del Despotismo Ilustrado. La reforma agraria no se llegó a consumar. Los esfuerzos por lograr una industria competitiva terminaron en fracaso.
Más positiva fue la reforma de la administración y el ejército. España contrajo importantes compromisos bélicos que pasarían factura. La cultura y la educación eran preocupaciones de los ilustrados. Querían mejorar la situación de atraso en cultura y ciencia. Medidas adoptadas:
- Fomento de la educación popular de carácter profesional y laico.
- Desarrollo de enseñanzas, actividades e instituciones científicas (academias, Jardín Botánico).
- Reforma de las universidades y sus planes de estudio.
La Década de los 40: Represión, Aislamiento y Autarquía
- Institucionalización de la represión. Se elaboraron leyes represivas y se supeditó la justicia a los dictados del gobierno, lo que supuso la desaparición de un poder judicial independiente. Después de la guerra, fueron fusiladas unas 50.000 personas. Tiempo de miedo y de silencio.
- Aislamiento. La ONU condenó al régimen franquista, al que consideraba impuesto por la fuerza con ayuda de las potencias fascistas derrotadas, prohibió su entrada en los organismos internacionales y todos los países retiraron sus embajadores. España quedó fuera de la ONU y del Plan Marshall, y Francia cerró la frontera con España.
- Autarquía. El régimen franquista optó en sus primeros años por un modelo económico autárquico: economía dirigida a la autosuficiencia, con intervención del Estado en la economía, estableciendo limitaciones a las importaciones y fijando los precios y niveles de producción. Resultado: profundo estancamiento económico y disminución del nivel de vida de la población.
Los Tecnócratas del Franquismo y los Planes de Desarrollo
Tras el escaso éxito de la política autárquica, Franco incorporó al gobierno a los tecnócratas, procedentes de la asociación católica conservadora “Opus Dei”. Destacaron Alberto Ullastres y López Rodó. Fueron los artífices del Plan de Estabilización de 1959, que liberalizó la economía, y de los Planes de Desarrollo, que pretendían impulsar desde el Estado el crecimiento de la economía española a partir de la programación de la actividad del sector público y de ofrecer información y previsión a los inversores privados. Aunque los Planes de Desarrollo fueron un fracaso, permitieron dotar a la iniciativa privada de infraestructuras y materias básicas, que contribuyeron al crecimiento industrial. Esta etapa, denominada “desarrollismo”, se realizó con desequilibrios territoriales, sociales y urbanísticos. Permitió que los españoles de los años sesenta pudieran acceder a la sociedad de consumo, con vacaciones pagadas, electrodomésticos y automóviles.
Constitución de 1978 y Estado de las Autonomías
Tras las elecciones de 1977, las Cortes elegidas iniciaron el proceso constituyente, que tendría como objetivo la elaboración de una Constitución democrática. El 6 de diciembre, se celebró un referéndum, donde el pueblo español le otorgó el apoyo del 88% de los votos. El 27 de diciembre, el rey juró la nueva Constitución democrática.
El título preliminar establece que la soberanía recae en el pueblo español, bajo la fórmula política de la monarquía parlamentaria. No existe religión oficial del Estado, pero se reconoce la importancia de la Iglesia católica. Separación de poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
La organización territorial del Estado: la Constitución establece que España es un Estado único e indisoluble, aunque se reconoce la existencia de “regiones y nacionalidades” con derecho a autonomía. Las Comunidades Autónomas (CC.AA.) son provincias o agrupaciones de provincias que acceden a su autogobierno con un Estatuto de Autonomía, manteniendo instituciones comunes dentro del Estado español.
La Integración de España en la CEE
Durante la Dictadura, España tenía vetada su entrada a la CEE, que se veía como un factor de modernización y progreso. La llegada de la Democracia eliminó esa traba; sin embargo, los asuntos económicos eran el principal obstáculo, especialmente el sector agrícola y el pesquero. La entrada en la CEE fue gestionada por el gobierno socialista de Felipe González, que buscó el apoyo de François Mitterrand y Helmut Kohl. De este último consiguió su apoyo a cambio de que España permaneciera en la OTAN. El Tratado de Adhesión se firmó en Madrid el 12 de junio de 1985 y entró en vigor el 1 de enero de 1986.
A partir de entonces, España adquirió un gran protagonismo en la escena europea e internacional. Además, la integración en la CEE benefició a la economía española tanto por la reactivación del comercio con los países europeos como por la llegada de fondos europeos que contribuyeron a paliar el atraso español en sectores como las infraestructuras, los Servicios Sociales, etc.
“Por el Cambio”: Felipe González y el PSOE en 1982
Los 202 diputados obtenidos en las elecciones generales de 1982 dieron al PSOE la mayoría absoluta y a Felipe González la presidencia del gobierno. La segunda fuerza política fue Alianza Popular, mientras que los grandes perdedores fueron la UCD y el PCE.
Las acciones de su gobierno fueron: devaluación monetaria, subida del precio de carburantes, un Plan Económico que incluía un proyecto de Reconversión Industrial y la expropiación del holding RUMASA. Los pactos que se suscribieron fueron diluyéndose con el paso del tiempo, en un país que comenzaba a vivir de los ingresos procedentes del turismo y al que la política de reconversión dejó sin parte de su tejido industrial. El 1 de enero de 1986, España ingresó en la Comunidad Europea. La implantación del IVA supuso un duro golpe para el sector empresarial. El 12 de marzo de 1986, se celebró el referéndum sobre la pertenencia española a la OTAN. El PSOE había pasado de propugnar “OTAN no” a solicitar la confianza de los ciudadanos para permanecer en ella.