Las Desamortizaciones en España: Un Proceso de Transformación Agraria y Social (1836-1867)
El presente documento se apoya en un gráfico de barras verticales que ilustra las cantidades económicas generadas por las desamortizaciones realizadas en la España liberal entre 1836 y 1867. Estas se clasifican en dos categorías principales: las que afectaron a propiedades eclesiásticas (representadas por barras blancas en el gráfico) y las que afectaron a las propiedades civiles (representadas por barras negras).
Orígenes y Contexto del Proceso Desamortizador
El proceso ejecutivo de desamortización se inicia en España a partir de 1836. No obstante, ya anteriormente, bajo el reinado de Carlos III y durante la breve vigencia de la Constitución de 1812, las autoridades políticas españolas habían manifestado en diversas ocasiones la necesidad de desvincular las tierras productivas de la nobleza y el clero. Estas propiedades estaban sometidas a un régimen feudal que favorecía una escasa producción y productividad, permanecían inmóviles en un mercado de la tierra inexistente, con propietarios de mentalidad rentista y sin aportar impuestos.
Es a partir de 1836 cuando el proceso desamortizador cobra fuerza en España. Consistió en desvincular la propiedad de la tierra en manos de la nobleza y el clero, convirtiéndola en objeto de compraventa. El objetivo era crear un mercado que permitiese desarrollar las actividades agropecuarias según los principios del liberalismo económico. Así, las desamortizaciones formaron parte de la deconstrucción que el Estado liberal español inició del Antiguo Régimen, y que consistió en:
- Abolición de los señoríos y del régimen feudal.
- Desvinculación de los mayorazgos.
- Libertad de contratación y producción.
- Supresión de la Mesta y los gremios medievales.
- Toda una serie de disposiciones legales encaminadas a equiparar a España con los Estados liberales europeos, tanto desde el punto de vista económico como político.
La Primera Gran Desamortización: Mendizábal (1836)
En España, el proceso desamortizador tuvo dos momentos culminantes, cuyos efectos, en términos globales, no siempre permitieron alcanzar los objetivos propuestos por el Estado. El primero de ellos tuvo lugar con la llegada de los liberales progresistas al gobierno en 1836 y con la elaboración de la Constitución de 1837, encabezados por Juan Álvarez Mendizábal.
Sería Mendizábal quien iniciase la primera gran desamortización en España, concebida como un intento de reforma agraria que, más allá del objetivo general de transitar hacia un Estado liberal en todas sus vertientes (liberación de las tierras, etc.), trataba de obtener recursos económicos para dotar al ejército liberal en su lucha contra los carlistas y disminuir el déficit de la Hacienda española. Esto se logró expropiando tierras que se declaraban de interés público y adjudicándolas mediante subasta al mejor postor.
Como puede observarse en el gráfico, esta primera desamortización afectó sobre todo a las propiedades en manos del estamento eclesiástico, cuyos efectos fueron muy destacados en una primera etapa, pero se atenuaron a partir de 1845 con la llegada al poder de los moderados. Los bienes civiles en manos de la nobleza prácticamente no se vieron afectados en este primer proceso, básicamente porque el régimen liberal aún no estaba bien asentado en España y la nobleza todavía poseía una gran influencia. Además, en numerosos casos, formaban parte de la administración política isabelina, lo que les impedía legislar en contra de sus propios intereses económicos. En su gran mayoría, la nobleza formaba parte de los moderados o de los carlistas, y cuando estos accedieron al poder en 1845, detuvieron el proceso desamortizador.
La Segunda Etapa Desamortizadora: Madoz (1854)
Una segunda etapa en este proceso se inició a partir de 1854 con la llegada de nuevo al poder de los liberales progresistas durante el Bienio Progresista (1854-1856), tras haberse frenado su progresión durante la Década Moderada y haberse llegado a un acuerdo con el Papado en 1851 para detener la expropiación de las tierras eclesiásticas. El artífice de esta segunda etapa fue Pascual Madoz, y afectó en primer lugar a los bienes civiles, aunque también a los eclesiásticos y a los de las órdenes militares.
Como puede observarse en la gráfica, la venta de propiedades civiles se inició con fuerza a partir de 1855, pero es en el periodo de 1858 a 1867 cuando alcanza sus mayores niveles, arrastrando consigo también a los bienes eclesiásticos. Así, esta segunda etapa desamortizadora aceleró el proceso de creación de un mercado liberal de la tierra, la formación de una clase de terratenientes burgueses, otra de jornaleros sin propiedades y un sistema de explotación agropecuario teóricamente capitalista, pero en la práctica obsoleto y continuador del sistema anterior. Los antiguos nobles se convirtieron en los nuevos burgueses, perpetuando así la misma casta privilegiada y dirigente que mantuvo su poder e influencia en España. Los antiguos campesinos, vinculados a la tierra en el sistema medieval, se transformaron en la nueva clase jornalera libre, pero explotada a cambio de un mísero sueldo.