Introducción a José Ortega y Gasset: Vida y Contexto Filosófico
José Ortega y Gasset nació en Madrid en 1883, en el seno de una familia perteneciente a la burguesía liberal y ligada a la actividad periodística. A los quince años, y tras su formación básica en Málaga con los jesuitas, fue testigo de la pérdida de los últimos restos del imperio colonial español en 1898: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Este acontecimiento impulsaría a una generación a reflexionar sobre el problema de España.
En 1905, Ortega y Gasset viajó a Alemania para ampliar sus estudios y conoció a los filósofos neokantianos Hermann Cohen y Paul Natorp. Aunque influido por el neokantismo, criticó tanto esta corriente como al propio Kant. Regresó a España en 1910 y comenzó su carrera como catedrático. Vinculado al regeneracionismo, en 1914 fundó la Liga de Educación Política Española y publicó Meditaciones del Quijote. En 1923, creó la Revista de Occidente. Participó en la política durante la Segunda República, pero se desencantó y se retiró. Con la Guerra Civil en 1936, se autoexilió, entrando en una etapa de desazón hasta su muerte en 1955.
Influencias Filosóficas de Ortega y Gasset
Las influencias filosóficas de Ortega y Gasset son variadas, pero destacan especialmente los clásicos de la filosofía, en particular la filosofía griega y la moderna europea, desde Descartes hasta los neokantianos de Marburgo, Cohen y Natorp. Además, recibió influencias decisivas de pensadores como Nietzsche, Husserl, Dilthey, Scheler y, en su etapa final, Heidegger. Ortega también se desarrolló en un contexto marcado por el positivismo, el auge de las ciencias humanas y los vitalismos, corrientes que ponían la vida como centro del pensamiento. Frente al reduccionismo científico, asumió ideas historicistas que reivindicaban una comprensión interpretativa de la realidad humana. En conjunto, su filosofía buscó modernizar la cultura española, integrando las corrientes filosóficas más importantes de su tiempo, desde el neokantismo hasta la fenomenología y el existencialismo.
Las Etapas del Pensamiento de Ortega y Gasset
El Objetivismo (1902-1914)
Entre 1902 y 1914, Ortega vivió su primera etapa filosófica, aún sin alcanzar su madurez, pero ya planteando temas clave como el problema de España y su desfase respecto a Europa. Influido por la ciencia y la filosofía alemana, propuso el objetivismo, una doctrina que buscaba renovar los hábitos intelectuales en España promoviendo la precisión, el método, el pensamiento crítico y la racionalidad. Rechazó el subjetivismo y defendió un enfoque riguroso y científico para captar la realidad, apoyándose en teorías y herramientas intelectuales que permitieran un conocimiento más abstracto y profundo del mundo.
El Circunstancialismo y Perspectivismo (Desde 1914)
El Circunstancialismo
A partir de 1914, con la publicación de Meditaciones del Quijote, Ortega inició una etapa en la que desarrolló su propia doctrina filosófica basada en el circunstancialismo. Su famosa frase «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo» resume esta idea: el ser humano no puede entenderse sin el contexto que lo rodea. Ortega consideró que tanto las grandes influencias culturales (como la Biblia o Platón) como las pequeñas realidades cotidianas (como el Manzanares o el campo de Ontígona) forman parte esencial de nuestra existencia. El circunstancialismo propone partir de lo más cercano y concreto para elevarse a una comprensión más amplia del mundo.
El Perspectivismo
Para Ortega, conocer la realidad no significa renunciar a la verdad objetiva, sino asumir que solo podemos acceder a ella desde nuestro punto de vista individual, condicionado por nuestras circunstancias. Esta postura, llamada perspectivismo, sostiene que cada visión parcial del mundo es verdadera desde la situación vital del sujeto, y que solo la suma y complementariedad de múltiples perspectivas permite acercarse a una comprensión más completa. Así, Ortega se posiciona entre el relativismo (que niega toda verdad objetiva) y el racionalismo absoluto (que busca una verdad única e inmutable).
El Raciovitalismo (Desde 1923)
En El tema de nuestro tiempo (1923), Ortega y Gasset buscó superar las filosofías alemanas de moda en su época (como el idealismo, el neokantismo o la fenomenología) y propuso una nueva forma de pensar: la razón vital. Para él, la vida concreta de cada persona es el punto de partida del conocimiento, no las ideas abstractas. Le preocupaba el atraso cultural de España y creyó que era necesario modernizar el pensamiento para conectarlo con la realidad del ser humano.
En su etapa madura, Ortega creó el raciovitalismo, una filosofía que une razón y vida. Criticó tanto:
- el racionalismo, por olvidar la vida real de las personas,
- como el vitalismo, por rechazar la razón.
Para él, la vida es lo primero, y la razón debe servir para orientarla y comprenderla. También resaltó que el ser humano es parte de una historia: hereda creencias, vivencias y modos de vida, y por eso la verdad y el conocimiento también cambian con el tiempo.
Conclusión: Ortega y Gasset frente a Descartes
Ortega y Gasset y Descartes representan dos formas opuestas de concebir la filosofía:
- Descartes creía que el conocimiento parte del yo que piensa («Pienso, luego existo») y que la verdad se alcanza con una razón lógica, independiente del mundo.
- Ortega, en cambio, partió de la vida real y concreta del ser humano («Yo soy yo y mi circunstancia»). Creía que solo dentro del mundo y la historia se puede conocer algo, y que la verdad se forma poco a poco a través de muchas miradas diferentes.
En resumen, Descartes representó una razón fría, lógica y universal, mientras que Ortega defendió una razón conectada con la vida, la historia y las circunstancias personales. Su propuesta fue una filosofía más humana, dinámica y realista.