La Bóveda de la Capilla Sixtina
La bóveda de la Capilla Sixtina, una de las obras cumbre del arte universal, fue creada por Miguel Ángel Buonarroti.
Cronología
La ejecución de la bóveda se llevó a cabo entre los años 1508 y 1512.
Estilo y Contexto Artístico
La obra se inscribe dentro del estilo renacentista, específicamente en el período del Cinquecento. Su autor es Miguel Ángel y la técnica empleada es el fresco sobre muro. La localización es la Capilla Sixtina del Vaticano (Ciudad del Vaticano).
Características del Renacimiento y Manierismo en la Obra
- Consolidación de la técnica de pintura al óleo de origen flamenco y nuevos soportes como la tela.
- Las figuras se relacionan a través de las miradas y las manos.
- Utilización del claroscuro, que define el contorno de las figuras a través de zonas iluminadas y otras sombreadas.
- Leonardo da Vinci introduce el sfumato y la perspectiva científica.
- Miguel Ángel acentuaba el concepto de terribilità en la Capilla Sixtina.
Composición y Estructura de la Bóveda
El enorme espacio de 36 x 13 metros en planta fue dividido en el techo de la bóveda, a través de diez arcos fajones pintados, en nueve sectores transversales. Estos, a su vez, se subdividen en tres registros por la intersección de falsas cornisas. Sobre esta arquitectura pintada, Miguel Ángel dispuso todas las figuras.
Miguel Ángel dividió la gran superficie mediante arcos figurados y cornisas en perspectiva a mitad de la vuelta. Así formó pictóricamente un cuadriculado arquitectónico que separaba los diferentes temas.
Figuras y Estilo de Miguel Ángel
Miguel Ángel estudiaba minuciosamente cada detalle y preparaba los dibujos de cada personaje con gran cuidado. El artista, que no era pintor ni quería serlo, componía sus figuras con una concepción escultórica y con un gran detalle y exactitud, gracias a su profundo conocimiento del cuerpo humano. El resultado son unas figuras de una naturalidad extrema no vista hasta entonces y una densidad espiritual en el dibujo. Son figuras enormes, poderosas, vigorosas, tremebundas, reflejo exacto de la terribilità del autor. Además, sus posturas son forzadas, retorcidas, desequilibradas, y siempre muestran un estado de tensión total. Esta tensión contenida es lo que arrastra la angustia y desazón general tan características del Manierismo.
Buscó recursos nuevos, especialmente a partir de la observación de las obras de grandes maestros del pasado como Giotto y Masaccio, las esculturas de los maestros griegos y romanos, la anatomía humana y el estudio de los modelos.
Uso del Color y la Luz
El color también es característico del Manierismo. Si el clasicismo pleno pintaba con colores suaves que buscaban la armonía, el Manierismo pretende lo contrario: colores estridentes, fuertes y chillones que agudizan la sensación de escándalo e inquietud. Predominan dos colores fundamentales: el verde y el violeta, ambos colores litúrgicos de la misa. La luz se presenta con contrastes de claroscuro bruscos y violentos que dinamizan aún más unas composiciones ya de por sí movidas y agitadas.
Iconografía y Temática
Las composiciones de los espacios centrales representan escenas de los primeros días del mundo y del hombre; empiezan con la separación de la luz y de las tinieblas y acaban con la embriaguez de Noé. Estos paneles están separados entre sí por arcos y por jóvenes desnudos que se apoyan en pedestales y que simbolizan la humanidad eterna que mira su historia. Los jóvenes desnudos, conocidos como ignudi, sostienen diez grandes medallones de bronce que representan escenas del Antiguo Testamento.
Más abajo, entre los lunetos y los arcos, se pueden ver, alternándose, los profetas y sibilas, personajes que piensan, leen o profetizan.
Pero aún hay más figuras: los niños-cariátides, simulados en mármol, que sostienen la cornisa que cubre toda la obra, y los niños sujetadores, que identifican con un rótulo al profeta o la sibila que está encima de ellos.
La bóveda está llena de personajes que escenifican diversos pasajes de la Biblia o reproducen figuras históricas ligadas al Libro, como los antecesores de Cristo, las sibilas (que, según una antigua tradición, predijeron a los gentiles la llegada de Cristo) o los profetas (que anunciaron a los judíos la venida del Mesías).
Significado e Interpretaciones
Aparte de que el Papa Julio II quería una gran obra para ser recordado, el significado conjunto de la pintura no ha sido completamente dilucidado. Algunos autores han estimado la posibilidad de que este Papa quisiera reflejar sus aspiraciones de poder político, recordando la Salvación y la Roma resurgida del poder papal, y también el papel del Papa, en el nuevo estado de cosas, de sostener el cristianismo en el mundo. De hecho, Julio II concentró en sus manos mucho poder político.
Entre los interrogantes que quedan está el papel de los ignudi.
Algunos historiadores piensan que en la bóveda están presentes tres realidades del hombre: los principales acontecimientos espirituales de la humanidad y las condiciones anteriores a la Revelación (en los lunetos, conchas y triángulos), el conocimiento y sus características (las sibilas, los profetas y los ignudi), y la creación directa con el cielo (las historias bíblicas).
Función de la Obra
La función principal de estas pinturas es decorativa. Fue un encargo que el Papa Julio II le hizo a Miguel Ángel.