La casa de Bernarda Alba comentario critico

Nos encontramos ante un fragmento teatral perteneciente al tercer acto de la obra La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, obra maestra del teatro español del Siglo XX. Esta obra fue escrita en 1936 por Federico García Lorca, uno de los dramaturgos  y poetas s importantes de la historia de la literatura.Federico García Lorca nacíó en Fuente Vaquero (Granada)en 1898, la misma ciudad en la que moriría asesinado, un mes después de que comenzase la Guerra Civil. Asimismo, en esta ciudad andaluza, se impregnó del sentido y el ritmo de la poesía tradicional, canciones y romances, formas poéticas del pueblo que, posteriormente, sabría adaptar de modo admirable a su obra personal del autor.Difundidas sus obras por todo el mundo, es conocido y reconocido casi universalmente.

Como dramaturgo, la evolución de la obra del poeta granadino muestra un proceso de depuración que le lleva a un concepto renovador del arte escénico. Desde Mariana PinedaDon Perlimplínhasta La casa de Bernarda Alba, también experimentó diversos modos de escritura dramática: vanguardista en Así que pase cinco años, trágica  enBodas de sangre Yermay esencialmente en La casa de Bernarda Alba
Lorca perteneció a la Generación del 27y plasma sus ideas revolucionarias en sus obras También, para Lorca el teatro es, fundamentalmente, poesía; lo poético es todo aquello que plantea los problemas de la condición humana. Finalmente, tras la sublevación militar de la Guerra Civil Española, muere en 1936 por sus ideas políticas y su declarada homosexualidad.

En el acto III y último, al que pertenece el fragmento, se trata del momento en el que la tensión dramática alcanza su punto más elevado. El conflicto creado hasta el momento se precipita de  forma rápida. Pese a su brevedad, los temas planteados hasta el momento acaban confluyendo.

Este drama de mujeres nos representa la situación que se genera en la casa de Bernarda Alba tras el fallecimiento de su marido. El largo luto impuesto a sus cinco hijas genera sensaciones de asfixia y angustia ya que supone perder su libertad. Angustias, la hija mayor, es heredera de una gran fortuna por lo que Pepe el Romano trata de conquistarla. El conflicto se produce cuando Martirio, hermana de Angustias, se encapricha con Pepe también, viéndolo como una forma de huir de la cárcel en la que se ha convertido esa casa. Sin embargo, Adela, la más pequeña de las hermanas, se le ha adelantado y mantiene una relación amorosa secreta con Pepe. Sin embargo, si nos centramos en este fragmento, el autor cuenta como Martirio, llena de celos porque Adela había estado con Pepe, le hace creer a la joven hermana que Pepe el Romano ha muerto, con lo que Adela, al saberlo, se suicida mostrando así que es la única que tiene verdaderos sentimientos hacia ese hombre. Este desenlace trágico supone el fracaso del autoritarismo de Bernarda, pues no ha sabido conciliarlo con el deseo de libertad de sus hijas.

Como podemos comprobar, en este texto aparecen las fuerzas contrarias del teatro lorquiano conocidas como el conflicto entre el principio de autoridad y principio de libertad, es decir, el choque entre el deseo de libertad y el autoritarismo, la rebeldía frente a la represión. La tradición y la honra social, donde lo único importante es mantener las apariencias, prevalecerán sobre los sentimientos. El mundo conflictivo lorquiano se desarrolla sobre la base del tema recurrente al amor. Se trata, pues, de un amor imposible, frustrado.Por tanto, podemos afirmar que el tema general de la obra, al igual que el de este fragmento es el del enfrentamiento entre la autoridad y el deseo de libertad. Esto queda reflejado cuando Adela (símbolo de la libertad) le planta cara a su madre rompíéndole el bastón como símbolo de acabar con la autoridad. Por otra parte, también debemos señalar otros temas secundarios como la moral tradicional, la presión social  y la condición de la mujer en la sociedad española de la época.

El tiempo que transcurre a lo largo de la obra se representa en una mañana, una tarde y una noche, aunque no del mismo día. Por lo tanto, presenta una estructura circular, algo que también podemos ver en el símbolo de las campanas que dan comienzo y fin a esta obra, simbolizando primero la muerte del marido de Bernarda y, luego, la de Adela.Por otra parte, toda la obra transcurre en el mismo lugar, la casa de Bernarda Alba. Es una casa amplia, con muros blancos y gruesos, como símbolo de la pureza que debe reflejar la familia; pero también como muestra de la represión y del encierro en el que se encuentran las cinco hermanas. Frente a la casa, se encuentra el mundo exterior que significa la libertad, la vida y que aparece en la escena de diferentes modos: unas veces por el sonido de las campanas o el ladrido de los perros y en otras ocasiones, a través de breves historias como la de la hija de la Librada. Estos muros constituyen una barrera infranqueable que delimita lo interior con el exterior, la libertad y la represión.??????

La mujer es la principal protagonista, una mujer que representa el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista, una mujer marcada siempre por un destino trágico, por pasiones que se verán condenadas al olvido o al rechazoPor otro lado, los personajes que aparecen en escena son todos femeninos, aunque se alude a la figura de Pepe el Romano, principal causante del conflicto. Aparecen en este fragmento Martirio, Adela y Bernarda, quienes adquieren gran protagonismo.Estas dos últimas son dos personajes antagónicos, ya que Bernarda es una mujer fría que representa la autoridad, mientras que Adela apasionada y libre sexualmente, es el contrapunto: la rebeldía.Adela, la más pequeña de la casa, tras mantener relaciones amorosas en secreto con Pepe el Romano, se encuentra con Martirio que también lo ama en secreto. Ambas hablan violentamente, y Martirio, cegada por los celos, intenta impedir el amor de Adela con la excusa de que le estaba robando el prometido de su hermana mayor. Se trata de pasiones oscuras pero latentes, una libre y otra reprimida por Bernarda. Adela muestra sus sentimientos naturales sin ataduras y reconoce que Pepe el Romano solo busca en el matrimonio con Angustias el interés del dinero y obliga a Martirio a confesar su amor por Pepe el Romano. Adela se acaba enfrentando a su madre, ante quien expresa la renuncia a su autoridad. Finalmente, en un acto de evasión de quien se resiste a perder el amor y la libertad, se suicida.Se puede afirmar que el único personaje redondo es Adela, ya que evoluciona a lo largo de la obra.

 Martirio, enferma de amor, acaba reconociendo sus sentimientos, pero contempla a Adela como una mujer rival y no como una hermana, al esta arrebatarle a la persona que ama. Pese a su capacidad de sufrir, está frustrada por la imposibilidad de que Pepe el Romano la ame.

 Bernarda es la madre autoritaria, que desea controlar la vida de los demás. Se muestra soberbia, orgullosa y altiva ante el conflicto sentimental. Fiel a su ideal conservador, asume que la mujer ha de estar sometida al hombre. Representa la intransigencia más absoluta. Ante la actitud rebelde de Adela, impone su visión del mundo con la violencia de una escopeta. Su pose fría y autoritaria intimida a todos los personajes en la escena final.   Angustias es la hija mayor, fea y prometida con Pepe el Romano, que la quiere solo por su dinero, ya que en realidad está enamorado de Adela, la pequeña y la más hermosa.Además de éstos, aparecen personajes secundarios como Magdalena( hermana de Adela) y Poncia( la criada más antigua de la casa), aunque en este fragmento apenas tienen peso y se nos muestran escasamente matizados.  Por otra parte, Pepe el Romano es una pieza significativa de la obra, ya que aunque no aparece nunca en escena, está implícitamente presente. Él encarna la pasión y el erotismo, pero es hipócrita y está dispuesto a casarse por dinero con Angustias, aunque ama a Adela. Sin duda, es un elemento generador del conflicto y es concebido por todas las hijas como elemento liberador del mundo cerrado de Bernarda.    La obra dramática lorquiana se caracteriza tanto por su carácter experimental como por un constante proceso de búsqueda de la palabra poética. Para ello, evita los acontecimientos secundarios que desvíen la atención sobre los temas fundamentales que desea dramatizar. Por este motivo, compone un argumento diáfano y claro con una escena austera, pero rotunda.     A diferencia de otra obras dramáticas como Yerma o Bodas de sangre, utiliza un lenguaje aquí más realista. Con la intención de dotar al texto de una mayor sencillez, elimina los elementos no literarios ( el canto y la música) carácterísticos en obras anteriores. Lorca pretende reducir a su esencia los elementos escénicos y dramáticos, mostrándonos así un conflicto apasionado entre la autoridad y la libertad. Por tanto, el lenguaje poético desaparece mayoritariamente. Su estilo sencillo y realista, desnudo en ocasiones, conlleva el uso de frases cortas y tajantes, que en ocasiones producen una sensación de brusquedad Lorca incorpora con naturalidad un lenguaje poético, rico en recursos retóricos: “que el pecho se me rompa como una Granada de amarguras” ( símil, comparando dos realidades), “tengo el corazón lleno de una fuerza tan mala, que sin quererlo yo, a mí misma me ahoga” ( hipérbole, exageración de una idea), “ ¡nos hundiremos todas en un mar de luto!” ( metáfora, identificar un término real con uno imaginario entre los cuales existe una relación de semejanza).    A ello hemos de sumarle la selección de palabras con un elevado valor connotativo y simbólico: “ él me lleva a los juncos de la orilla” o “¡ mira esas enaguas llenas de paja de trigo!”. Así, por ejemplo, el fuego y el calor, simbolizan el poder del deseo sexual: “quemándome con sus dedos de lumbre” dice Adela. Puede simbolizar el infierno en el que se encuentran las hijas, el calor que siente Martirio y el que las otras hermanas ya han perdido. En contraposición, el mar, símbolo de libertad, se muestra incompatible con Bernarda: “¡ nos hundiremos todas en un mar de luto!”.

  Del mismo modo, el granadino explora con maestría la expresividad de las formas orales a través de oraciones de modalidad exhortativa y exclamativa “ ¡ silencio, silencio he dicho!”. En este sentido, conocido el carácter autoritario de Bernarda, el empleo de los imperativos finales cobra una especial importancia, ya que tienen la función de restituir el orden perdido: “ ¡descolgarla! ¡mi hija ha muerto virgen!”…

 Las acotaciones transmiten una información escénica muy precisa en las que predominan las indicaciones sobre movimientos de personajes( sujetándola, con la cabeza sobre la pared…), tonos de voz requeridos ( en voz baja) y sonidos ( suena un disparo…). También los diálogos son directos y concisos pero éstos presentan un doble sentido oculto, que le da cierta ironía al texto.

    La nocturnidad de la escena ( en relación con las pasiones ocultas e ilícitas), el enfrentamiento silencioso entre Adela y Martirio y la austeridad espacial acrecientan el carácter dramático de este conflicto humano.En conjunto, la obra supone un intento constante de depuración y de búsqueda del restablecimiento de la pureza original.

  El teatro de Lorca, como el de otros miembros de la Generación del 27, se caracteriza por depurar el teatro poético, incorporar las tendencias vanguardistas, y por el deseo de acercar el teatro al pueblo. La casa de Bernarda Alba es, pues, una tragedia rural donde hallamos una concepción clásica de la moral. Quienes luchan por su amor y por sus derechos acaban trágicamente, pues las imposiciones de la España rural de 1936 son muy fuertes.

  El texto analizado nos muestra las tensiones que produce un conflicto amoroso en el seno de una familia situada en un ambiente rural. La excesiva preocupación de Bernarda Alba por mantener la honra familiar que en este clima tan cerrado la lleva a coartar las libertades de sus hijas. La negativa de Adela a seguir las imposiciones morales de su madre pone de manifiesto la importancia que poseen las apariencias en esta época. Pensemos, en este sentido, que la rebeldía de Adela termina en su propio suicidio.