La Crisis de 1808 y el Surgimiento del Liberalismo en España

La Crisis de 1808: Guerra de Independencia y los Inicios de la Revolución

En 1788 muere Carlos III y le sucede su hijo, Carlos IV. Su plan reformista se vio frenado por la Revolución en Francia de 1789. El único objetivo era impedir que las ideas revolucionarias pasaran a España. Floridablanca impuso un cordón sanitario contra todo lo francés. En 1792, Carlos IV nombra como primer ministro a Manuel Godoy. Al poco tiempo se convierte en un superministro y actúa como los validos reales del siglo XVII. Tras la ejecución de Luis XVI, Carlos IV y Godoy, declaran la guerra a los revolucionarios franceses, que concluye con una derrota española. A partir de la Paz de Basilea se renueva la tradicional alianza española con Francia por el enemigo común, Inglaterra. En 1799 Napoleón pasa a controlar los destinos de Francia. La armada española es la 2ª del mundo y solo con su apoyo podrá resistir la oposición de Inglaterra. Cuando la flota hispano-francesa es masacrada en la batalla de Trafalgar, España pierde interés como aliado para Napoleón. En 1806 se hace un bloqueo continental sobre Inglaterra. Portugal se interpone en los planes de Francia y en 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau, por el que España permite el paso de tropas francesas para invadir Portugal. Napoleón quiere invadir España e incorporarla a su imperio. Godoy traslada a la familia real a Aranjuez y así podrían huir a Sevilla y después a Cádiz con destino a las Américas. En torno a Fernando, heredero de la corona española se forma el partido fernandino que busca la caída de Godoy. En 1808 asaltan el Palacio de Aranjuez y la casa cercana de Godoy, es arrestado y Carlos IV es obligado a abdicar en su hijo Fernando que pasa a reinar como Fernando VII. El rey destronado no acepta el desenlace del motín de Aranjuez y solicita la intervención de Napoleón. Padre e hijo viajan hasta Bayona para negociar con Napoleón. Mientras, las tropas francesas se van desplegando por el territorio español. En Madrid, la salida del hijo menor de Carlos IV hacia Francia desata la rebelión abierta contra los franceses (levantamiento del 2 de mayo). La Guerra de Independencia ha comenzado. La crisis política de 1808 tiene su culmen. La reunión de Bayona fue una trampa. Napoleón convence a Fernando VII para que devuelva la corona a su padre; Carlos IV cede su trono a Napoleón y este nombra como rey de España a su hermano. Las abdicaciones de Bayona generan un vacío de poder que hace surgir unas juntas locales. Para coordinar las acciones bélicas contra el ejército invasor, se forman diversas juntas provinciales, que acabarán formando la Junta General Suprema, que ejercerá el poder ejecutivo y legislativo de las zonas no ocupadas por los franceses. En 1810, en Cádiz la Junta General Suprema se disuelve y se transforma en una Regencia. En medio de una guerra terrible se está produciendo una revolución política, el cambio del antiguo régimen absolutista a un nuevo régimen liberal. La Guerra de Independencia es un proceso complejo: una guerra nacional y popular aunque no revolucionaria. Los franceses apoyan al nuevo rey mientras que los liberales luchan contra los franceses pero no defienden la ideología que alienta al pueblo. Militarmente la Guerra de Independencia pasa por varias fases: el lento avance francés y victorias españolas que obligan al enemigo a replegarse; la intervención directa de Napoleón y su desmantelamiento del ejército español controlando toda la península – Cádiz; entrada del ejército inglés por Portugal, reorganización del ejército español y progresiva retirada de los franceses.

Cortes de Cádiz y Constitución de 1812

La última decisión de Fernando VII antes de salir a Bayona fue ordenar una convocatoria de Cortes. Desde 1809 la Junta Central trabaja en el proyecto de esa reunión. A principios de 1810, en Cádiz, se disuelve la Junta General y se nombra una Regencia y es esta la que convocará finalmente las Cortes en 1810. Los diputados no forman un grupo homogéneo. Los campesinos, el alto clero y la alta nobleza carecen de representantes. Predomina la clase media con cierta formación intelectual. Ideológicamente se distinguen claramente los absolutistas, los renovadores y los liberales. La labor de las Cortes de Cádiz pueden dividirse en dos grupos: una serie de medidas legislativas encaminadas a transformar el antiguo régimen político, económico y social y la elaboración de una Constitución que reflejase ese cambio de régimen. La ley de señoríos hizo que todos los ciudadanos fueran iguales ante la ley, pagar impuestos y hacer la mili. En 1813 se aprueban leyes de contenido económico: una ley ganadera que suprime la mesta y otra de comercio que otorga libertad en las compraventas. La más polémica fue la supresión de la Inquisición. El mayor legado de las Cortes de Cádiz fue la Constitución de 1812 que fue larga y minuciosa: definición de la nación española, reconoce el concepto de soberanía nacional, igualdad ante la ley, mismos derechos y obligaciones. Establece la división de poderes. El legislativo en las Cortes, los diputados a las Cortes serán elegidos por sufragio universal indirecto y durará 2 años, el poder ejecutivo residirá en el rey y puede vetar por 2 años las leyes propuestas por las Cortes. El judicial en los tribunales de acuerdo con una jerarquía que va del Supremo Tribunal a los jueces inferiores. La religión católica como única y verdadera y propia de la nación española. Creación de escuelas primarias, libertad de prensa y expresión. Nadie será detenido sin orden judicial. Se prohíbe la tortura y para ser reformada debía de llevar 8 años en práctica. La Constitución de Cádiz peca de ser demasiado abstracta, teórica e incluso ambigua. Supuso el triunfo de los principios del liberalismo político y económico. Sin embargo, la influencia efectiva sobre la vida cotidiana de los españoles fue mínima, no hubo tiempo de aplicar la Constitución y el cuerpo de leyes que la acompañaba. Con el regreso de Fernando VII, se restauró el absolutismo monárquico y todas las instituciones del antiguo régimen. Durante el Trienio Liberal y algunos meses de 1836 volvió a recuperar su vigencia.

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Esta imagen pertenece a las Navidades de 1880 y 1881. En 1880 Sagasta que era un político del partido progresista le da el poder a Cánovas del Castillo para que gobierne. En las Navidades de 1881, Cánovas que era miembro del Partido de la Unión Liberal, le ofrece el poder a Sagasta para que gobierne él. Cánovas había sido el principal dirigente del Partido Alfonsino que durante el Sexenio Democrático había defendido la restauración monárquica. Tras el regreso de Alfonso XII, el partido se convierte en Liberal-Conservador, que acaba llamándose Partido Conservador. El proyecto bipartidista de Cánovas requería otro partido más progresista, le propuso a Sagasta su formación. Era un acuerdo entre progresistas y algunos republicanos moderados, así nació el Partido Liberal. Se les reconocía como partidos dinásticos. Cada año iba a gobernar un partido, un año el liberal y otro el conservador. El partido conservador se mantuvo en el gobierno desde 1873 hasta 1881 cuando Sagasta formaba el partido liberal, pero en 1884, Cánovas vuelve del poder. Entre 1885 y 1890 gobernaron los liberales y los conservadores entre 1890 y 1892 y de nuevo los liberales entre 1892 y 1895 y de nuevo los conservadores hasta el año de la muerte de Cánovas en 1897.