La Dictadura Franquista: Bases Ideológicas y Transformaciones Económicas

Fundamentos Ideológicos y Organización Política del Régimen Franquista

Tras el fin de la Guerra Civil en 1939, se instauró en España una dictadura encabezada por Francisco Franco que se mantuvo hasta su muerte en 1975. Este régimen autoritario se construyó sobre los principios del 18 de Julio, basados en el caudillismo, la unidad nacional y un Estado fuerte, y fue desarrollando su estructura ideológica y política durante la propia contienda.

Ideológicamente, fue un régimen totalitario con inspiración fascista, que suprimió la Constitución de 1931, prohibió partidos y sindicatos, y eliminó derechos y libertades. Rechazaba abiertamente el sistema democrático y parlamentario. Se clausuró el Parlamento y se implantó un partido único: la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que además organizó estructuras de masas como el Frente de Juventudes o la Sección Femenina. Promovió el nacionalcatolicismo, una alianza entre Iglesia y Estado que defendía una nación unificada bajo la fe católica, y una concepción centralista que eliminó los estatutos de autonomía y reprimió los nacionalismos catalán, vasco y gallego. Se impuso una fuerte represión política desde el inicio, especialmente contra comunistas, socialistas, anarquistas y republicanos, además de censura en los medios y un férreo control ideológico de la sociedad.

Franco contó con el respaldo del ejército, la Iglesia, la Falange (el partido único), las élites económicas que recuperaron poder, las clases medias desorientadas tras la Guerra Civil, y sectores monárquicos divididos entre carlistas y juanistas. La organización política del régimen se sustentó en una serie de Leyes Fundamentales que sustituían a la Constitución y simulaban una legalidad aparente. Entre ellas destacan el Fuero del Trabajo (1938), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Sucesión (1947) o la Ley Orgánica del Estado (1967). Todas reforzaban la concentración del poder y configuraban una “democracia orgánica” basada en la familia, el municipio y el sindicato, sin participación política real ni partidos.

El poder territorial se ejercía a través de gobernadores civiles y militares, así como mediante las Capitanías Generales. Esta estructura garantizaba el control del régimen en todo el país. La dictadura se apoyó en diferentes “familias del franquismo”: militares, falangistas, católicos y tradicionalistas, que colaboraban en el sostenimiento del poder personal de Franco.

Medidas Económicas del Desarrollismo y Transformaciones Sociales

Durante la etapa del Desarrollismo (1959-1975), el régimen franquista cambió su rumbo económico, abandonando el modelo autárquico y adoptando políticas liberalizadoras impulsadas por ministros tecnócratas. El punto de partida fue el Plan de Estabilización de 1959, que pretendía frenar la intervención estatal y abrir la economía. Entre sus medidas destacaron la devaluación de la peseta, la reducción del gasto público, la congelación salarial, la subida de impuestos y la apertura a la inversión extranjera. Aunque generó inicialmente una recesión y aumento del desempleo, sentó las bases para un rápido crecimiento económico en la década de 1960.

Entre 1960 y 1973, España experimentó un fuerte desarrollo económico gracias a factores internos y externos: el auge del turismo, las remesas de los emigrantes, la inversión extranjera y una coyuntura internacional favorable. Para consolidar este crecimiento, se pusieron en marcha los Planes de Desarrollo Económico y Social, con el objetivo de impulsar la industrialización y reducir los desequilibrios regionales mediante los polos de desarrollo. Sin embargo, los resultados fueron desiguales, favoreciendo a zonas como Madrid, Cataluña y el País Vasco, mientras que otras regiones quedaron rezagadas.

Este proceso tuvo un gran impacto social. Se produjo una rápida urbanización y un importante flujo migratorio del campo a la ciudad. Aumentaron las clases medias y el proletariado industrial, creció el consumo, mejoraron las condiciones de vida y surgió una sociedad más moderna. Se aprobaron reformas como la Ley General de Educación (1970), se amplió la Seguridad Social y se redujo la mortalidad, generando un “baby boom”. También se dio un inicio de apertura cultural con la Ley de Prensa de 1966.

A pesar del crecimiento, se mantuvieron fuertes desequilibrios sociales y territoriales. El cambio económico y social no vino acompañado de una apertura política real, lo que favoreció el crecimiento de la oposición antifranquista, tanto dentro como fuera de España. Esto debilitó progresivamente al régimen, abriendo el camino hacia la Transición tras la muerte de Franco en 1975.