La España Isabelina: De la Regencia a la Revolución Gloriosa (1837-1868)

Los movimientos populares precipitaron los acontecimientos y obligaron a la reina regente a aceptar la Constitución de 1837, un texto de carácter progresista que establecía:

  • La libertad de prensa.
  • La igualdad jurídica ante la ley.
  • La libertad de trabajo.
  • La inviolabilidad del domicilio.
  • El poder judicial en los jueces.
  • España como estado confesional, manteniendo económicamente a la Iglesia.
  • El poder legislativo compartido entre las Cortes y el Rey.
  • El bicameralismo en el poder legislativo.
  • El poder ejecutivo exclusivo del Rey.

Uno de los elementos progresistas derivados de esta Constitución fue la Ley de Ayuntamientos de 1840, aunque la medida de mayor impacto fue la desamortización. En el Antiguo Régimen, la nobleza, la Iglesia y los municipios disponían de bienes vinculados. La desamortización buscaba privar a los antiguos estamentos de su fuerza económica y dotar de tierras a los campesinos carentes de ellas. La desamortización, llevada a cabo por Mendizábal (y con antecedentes en el Trienio Liberal), declaró propiedad nacional los bienes raíces, rentas y derechos de las comunidades religiosas, sacándolos públicamente a subasta.

La Regencia de Espartero (1840-1843)

El apoyo de la regente María Cristina a la política moderada enfrentó a los progresistas con la Corona, lo que dio lugar a la dimisión de la regente. Espartero se estableció como regente y asumió el poder en 1841, pero su actitud resultó un marcado autoritarismo. No cooperó con las Cortes y se aisló de sus propios compañeros de partido. Aprobó un arancel que abría el mercado a los productos de tejidos de algodón ingleses, poniendo en peligro la industria textil catalana. Esto provocó en Barcelona un levantamiento, y Espartero mandó bombardear la ciudad, lo que puso a Cataluña en su contra.

O’Donnell y Narváez, al mando de los moderados, realizaron conspiraciones contra Espartero. Este dimitió y se exilió en Inglaterra. Para no nombrar un tercer regente, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II y se la proclamó Reina a los 13 años.

La Mayoría de Edad de Isabel II (1844-1868)

Tras la proclamación de Isabel II y la caída de Espartero, los moderados se hicieron con el poder. Anularon cualquier levantamiento progresista, desarmaron la Milicia Nacional y restauraron la Ley de Ayuntamientos (cuya propuesta había provocado la dimisión de María Cristina). Se iniciaba así un periodo que duraría hasta 1868.

La Década Moderada (1844-1854)

El Partido Moderado constituía la mayoría absoluta de las nuevas Cortes. Al frente de este gobierno se situó Narváez, quien sentó las bases del Estado moderado y organizó las principales instituciones. Para poder gobernar, se elaboró la Constitución de 1845, cuyas características principales fueron:

  • Rechazo de la soberanía nacional y establecimiento de la soberanía conjunta del Rey y las Cortes.
  • Ampliación de los poderes ejecutivos y disminución de las atribuciones de las Cortes.
  • La exclusividad de la religión católica como oficial del Estado.
  • Supresión de la Milicia Nacional.
  • Restricción del derecho a voto (sufragio censitario muy limitado).
  • La Reina elegía a los miembros del Senado.

Se mantenía gran parte de la Constitución de 1837, sobre todo en la declaración de derechos. Esta nueva Constitución otorgaba grandes poderes a la Corona, que tenía la facultad de disolver las Cortes y nombrar ministros, así como de elegir a los miembros del Senado.

El Concordato de 1851

Además, el Concordato de 1851 tuvo una importante relevancia, ya que ponía fin a la ruptura entre la Iglesia y el Estado liberal, provocada por la desamortización. En el Concordato, la Santa Sede aceptó la desamortización y ratificó el Patronato Regio, que otorgaba al Estado el derecho a presentar a los candidatos a obispos. España, por su parte, reconocía la confesionalidad del Estado, al tiempo que otorgaba poder civil a la Iglesia y reconocía su papel en la enseñanza.

Los moderados configuraron un régimen basado en el centralismo político, lo que llevó a la creación de la provincia como nueva demarcación territorial. Otras medidas destacadas fueron:

  • La Ley de Organización de los Ayuntamientos de 1845, que asignaba a la Corona el poder de elegir alcaldes en municipios de más de 2000 habitantes.
  • La reforma del sistema tributario, que implantó un sistema de impuestos según la riqueza y dio lugar al Banco de España.
  • La elaboración de un Código Penal en 1848.
  • La creación de la Guardia Civil por el Duque de Ahumada en 1844, con la que se aseguraban los caminos y las vías férreas.

El Bienio Progresista (1854-1856)

La corrupción, los escándalos financieros y la división interna de los moderados provocaron el pronunciamiento militar de Leopoldo O’Donnell, lo que a su vez llevó a la llegada al poder de los progresistas, con Espartero al frente. Durante dos años, este gobierno restauró los principios del régimen constitucional de 1837, restableció la Milicia Nacional e inició la elaboración de una nueva Constitución de 1856 que no llegó a promulgarse.

Además, emprendió un plan de reformas económicas en defensa de los intereses de la burguesía urbana y de las clases medias. Se reanudó la desamortización y se promulgó la Ley de Ferrocarriles. La Ley de Desamortización de Madoz en 1855 afectó a los bienes del Estado, la Iglesia, órdenes militares, cofradías, instituciones benéficas y ayuntamientos. La Ley de Ferrocarriles fue un gran proyecto que regulaba su construcción y ofrecía incentivos a las empresas que intervinieran en ella. Como consecuencia, se iniciaron conflictos sociales en demanda de la abolición de impuestos y el abaratamiento de alimentos, lo que provocó la destitución de Espartero por O’Donnell.

Desmoronamiento de la Monarquía Isabelina (1856-1868)

Este periodo estuvo caracterizado por una profunda inestabilidad. Tras un breve gobierno de O’Donnell, la Reina llamó a los moderados. O’Donnell organizó la Unión Liberal, integrada por progresistas y un sector de moderados, llegando a estar unos años en el poder. El fracaso de los unionistas llevó de nuevo a los moderados al poder.

Las divisiones internas, la crisis económica de 1866, y los levantamientos campesinos y republicanos, entre otros factores, provocaron la caída de la monarquía tras el triunfo de la Revolución de 1868.

Consecuencias y Conexión con Hechos Posteriores

La Revolución de Septiembre de 1868 abrió un periodo de reforma social y política que transformó el gobierno. Las fuerzas burguesas buscaron satisfacer los intereses de distintos grupos sociales. Ahora bien, las dificultades de este periodo fueron extraordinarias, y un nuevo golpe militar pondría fin a la experiencia democrática, abriendo el camino al retorno de los Borbones.