La Influencia de la Escuela Pitagórica en Platón
Pitágoras, además de ser un gran matemático, fue un gran filósofo que influyó notablemente en Platón. Gracias a sus viajes a Sicilia, Platón entró en contacto con el pitagorismo y, concretamente, con tres de sus teorías más importantes.
1. La importancia de las matemáticas
Platón reconoce el valor de las matemáticas, como se aprecia en el lema de la Academia platónica: “Que no entre aquí nadie que no sepa geometría”. Con esto, reconoce la importancia fundamental de las matemáticas. Para los pitagóricos, los números son la esencia de todas las cosas. Para Platón, este razonamiento matemático es la base para comprender el mundo inteligible y así alcanzar el conocimiento de las Ideas.
La escuela pitagórica sostenía que las cosas son números, ya que no solo cultivaron las matemáticas y la música, sino que fueron los primeros en hacerlas progresar. Creían que, conociendo e investigando los números, darían con la esencia de la realidad. En la teoría de Platón, los números y las formas geométricas sirven como modelo fundamental para transmitir la Teoría de las Ideas, siendo el ejemplo del triángulo ideal una muestra de ello.
2. La teoría sobre el alma (Dualismo antropológico)
La escuela pitagórica, influenciada por la religión órfica, desarrolló una teoría sobre el alma. Platón, al igual que Pitágoras, cree que el cuerpo es una cárcel para el alma. El alma, por tanto, deberá liberarse de esta prisión y purificarse mediante el conocimiento y la contemplación de la armonía divina del universo.
3. La teoría del conocimiento (Dualismo epistemológico)
Tanto para Platón como para Pitágoras, el conocimiento de la realidad del universo no surge de los sentidos, a los que consideran poco fiables. Es el razonamiento matemático el que tiene una importancia capital. Para Platón, las matemáticas tienen como misión elevar el alma desde el mundo de las cosas sensibles hasta la verdad inteligible, cognoscible por una vía exclusivamente racional. Además, la teoría de la anamnesis (reminiscencia) sostiene que el alma puede conocer las Ideas porque ya las contempló antes de reencarnarse. La distinción platónica entre doxa (opinión) y episteme (conocimiento verdadero) se alinea con esta visión: la episteme es el conocimiento justificado y verdadero, a diferencia de la doxa, que es la mera opinión. Es decir, los sentidos nos ofrecen opiniones mal fundamentadas, pero no auténtico conocimiento.
En conclusión, a Platón se le considera pitagórico, ya que sus obras están impregnadas de pensamientos y elementos de esta escuela. Los pitagóricos afirman que los seres existen a imitación de los números, y Platón dice que los seres existen por su participación en las Ideas. Se podría argumentar que la diferencia es solo de nombre.
Dualismo Ontológico: La Teoría de las Ideas y la Idea del Bien
En el dualismo ontológico de Platón se diferencian dos mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible.
El Mundo Sensible
El mundo sensible es donde se encuentra la unión entre la materia, los sentidos y los cambios. Platón defiende que todo aquello que está compuesto por materia está sujeto a un cambio constante. Esta idea sobre la variabilidad de la materia se inspira en el problema del cambio de la filosofía presocrática. Filósofos como los de la escuela de Mileto buscaron un origen o principio único (arjé) en la naturaleza (physis) para explicar la realidad. Para Tales, el arjé era el agua; para Anaximandro, el ápeiron (lo indefinido); y para Anaxímenes, el aire. Para Platón, este mundo material, al estar en constante cambio, no puede ser objeto de conocimiento verdadero.
El Mundo Inteligible
Por el contrario, existe un mundo inteligible, que es aquello que se puede descubrir usando exclusivamente el pensamiento y la razón. El mundo inteligible está compuesto por las Ideas (o Formas), que son realidades inmateriales, perfectas, eternas e inmutables que solo podemos captar con la inteligencia, pero no percibir con los sentidos, ya que no están creadas por materia.
La Idea del Bien
En la cúspide del mundo inteligible se encuentra la Idea del Bien, que representa la máxima perfección y lo máximamente real, ya que Platón creía que cuanto más perfecto es algo, más real es. Esta Idea es la causa del ser, de la perfección y de la existencia de las demás Ideas. Para llegar a ella, es necesario un proceso de ascenso cognitivo, que Platón describe en el Mito de la Caverna y el Símil de la Línea. Este camino culmina en la dialéctica, la etapa final del conocimiento donde se puede llegar a la Idea del Bien. Es un paso arduo, ya que el individuo que pasa de la ignorancia al conocimiento experimenta incomodidad al darse cuenta de que vivía engañado.
El papel de las matemáticas
La dialéctica se apoya en las matemáticas. Las matemáticas ilustran la Teoría de las Ideas: aunque utilizan representaciones concretas y particulares (como un triángulo dibujado), estas son solo imitaciones de la Idea perfecta en sí. El conocimiento matemático se aproxima a las Ideas, pero todavía depende de representaciones sensibles, por lo que es inferior a la dialéctica, que opera exclusivamente con Ideas.
Dualismo Antropológico: Cuerpo y Alma
Según Platón, el ser humano no es una entidad única, sino un compuesto de dos realidades distintas: cuerpo y alma. Esto explica el conflicto interno entre lo que es mejor para nosotros racionalmente y lo que deseamos por placer.
El Cuerpo
Platón define el cuerpo como la parte material del ser humano. Sus características son:
- Material y común: Como el resto de los elementos del mundo sensible.
- Cambiante e inestable: Sujeto a la generación y la corrupción.
- Mortal: Está condenado a la desaparición.
- Fuente de apetitos e impulsos: Nos ata al mundo sensible a través de los sentidos y los placeres.
El Alma
El alma, por su parte, es la dimensión inmaterial. Sus características son:
- Inmaterial: Es invisible e intocable, perteneciente al mundo inteligible.
- Inmutable e inmortal: No cambia porque no está hecha de materia.
- Racional: Es la sede de los pensamientos y deseos racionales, que luchan por gobernar los impulsos del cuerpo.
Platón explica que el cuerpo es la “cárcel” o “tumba” del alma (soma sema). El alma debe aspirar a liberarse de esa prisión, y para ello, la razón debe gobernar y “domesticar” al cuerpo y sus apetitos. Para Platón, la realidad humana es este compuesto de cuerpo y alma, de la misma forma que la realidad total está formada por el mundo material y el mundo de las Ideas.
Dualismo Epistemológico: Opinión y Conocimiento
Para Platón, dentro del dualismo epistemológico, existen dos niveles de conocimiento: la opinión (doxa) y el conocimiento verdadero (episteme). Esto nos lleva a la pregunta de cómo conocemos la realidad.
Doxa vs. Episteme
- La doxa (opinión) es el conocimiento obtenido a través de los sentidos. No es fiable porque proviene del mundo sensible, que es material y, por lo tanto, cambiante.
- La episteme (ciencia o conocimiento verdadero) es el saber sobre el mundo inteligible. No se basa en lo material, sino en las Ideas, que son inmutables y eternas.
La Teoría de la Reminiscencia (Anámnesis)
¿Cómo conocemos la realidad inteligible? Platón responde con su Teoría de la Reminiscencia (anámnesis): conocer es recordar. Según él, cuando “aprendemos” una Idea, en realidad nuestra alma la está recordando, pues ya la conocía de un estado anterior a su unión con el cuerpo, pero la olvidó al encarnarse. Esta teoría puede interpretarse de dos maneras:
Interpretación mítica o religiosa
Con una clara herencia pitagórica, se basa en la transmigración de las almas. Se creía que, una vez que el alma se libera del cuerpo, contempla las Ideas directamente. Sin embargo, cuando vuelve a encarnarse en otro cuerpo, olvida este conocimiento. El aprendizaje sería el proceso de recordar lo ya visto.
Interpretación epistemológica
Ejemplificada en el diálogo Menón, sostiene que todos los seres humanos poseen una capacidad racional innata. Con esta capacidad, podemos superar las limitaciones corporales. “Recordar” sería, en este sentido, un proceso de introspección y razonamiento para hacer aflorar el conocimiento que ya reside en nuestra alma.