La pintura italiana del trecento: siena y florencia


La pintura del Trecento presenta una doble tendencia: la florentina y la sienesa. La Escuela Florentina, cuyo representante será Giotto, rompe con la tradición bizantina, introduciendo novedades desde un punto de vista técnico y estético que abren paso al Renacimiento. La Escuela de Siena, tendrá como máximo representante a Simone Martini, que supondrá el arranque de la pintura del gótico internacional.

Algunas de las aportaciones de esta etapa son:

  • La utilización de nuevos recursos técnicos, como la preocupación por el espacio, en la que se yuxtaponen diversos puntos de vista.
  • Preocupación por la figura, cuya anatomía realista empieza a valorarse.
  • Presenta un especial interés por las actitudes y los gestos, logrando una expresión de sentimientos que en ocasiones llegará a un verdadero dramatismo.
  • Abandono progresivo de los fondos dorados, que quedan reducidos a los nimbos o a la decoración de las vestiduras, producíéndose un cambio en la utilización de la luz. Se inicia una búsqueda de la luz natural, con la que se intenta moldear las figuras.

Estos aspectos se reflejan en las dos escuelas, al mismo tiempo existen diferencias, la Escuela de Florencia difunde un arte duro, con monumentalismo, sentido volumétrico, teatralidad y contenido dramático en ocasiones, la Escuela de Siena, representa un arte más amable, suave, en el que se valora la belleza de líneas y la combinación de colores más suaves. Es una pintura un tanto idealizada y con preferencia por los temas marianos.

giottodibondone:

Es el artista del Trecento italiano. Sus obras más famosas son sus grandes conjuntos murales (frescos) de la iglesia Alta de Asís, de la Capilla Scrovegni y de la iglesia de la Santa Crove de Florencia.

Creador de un nuevo lenguaje artístico en el que se renuevan los conceptos espacial, lumínico y narrativo, desarrolla una serie de avances técnicos que hacen de él el iniciador de la pintura moderna:

  • Destaca por su constante preocupación por el espacio, en la representación del paisaje y en los encuadres arquitectónicos.
  • Sus sólidas figuras reinauguran el sentido plástico de la pintura. Ofrecen un canon macizo, solemne, de monumental corporeidad, recurriendo a escorzos, figuras replegadas sobre sí mismas o de espaldas al espectador, utilización de recursos lumínicos. Profundas sombras en los flotantes pliegues de los ropajes, modelados de rostros.
  • Respecto de los paisajes, los concibe muy simples y empequeñecidos, de forma que es la figura y no el marco lo que le interesa.
  • Sus arquitecturas son también pequeñas e irreales, llegando incluso a efectos propios del teatro.

Para Giotto, en lugar de emplear los procedimientos de la pintura-escritura, podía crear la ilusión de que el tema religioso pareciese estar acaeciendo delante de nuestros mismos ojos. Giotto no descansó hasta haber desarrollado todo esto con sus frescos; el componente esencial de su estilo es la desaparición de los esquemas rígidos, para adquirir un sentido narrativo y expresivo:

  • Inaugura la representación de episodios de la vida de un santo, pero en cuadros separados, que rompe con el criterio de acumular escenas en el mismo ámbito.
  • Valora los vacíos para que las figuras tengan espacio sobrado para desenvolverse.
  • Se sirve de ordinario de la asimetría.

La fama de Giotto se difundíó por todas partes: esto construyó también una gran novedad, pues antes nunca había existido algo parecido.

Simone martini;


Es el máximo representante de la escuela sienesa. Tiene un lenguaje artístico muy personal, caracterizado por un cierto “bizantinismo”.

  • Aire educado, amable, despreocupado y cortesano.
  • Preferencia de las bellas líneas, gráciles y onduladas, a las masas sólidas. Tratamiento estilizado de la figura humana.
  • Arte miniaturístico, que gusta de acumular figuras y elementos plástico, sino que tiene un sentido preciosista, decorativo. Sigue utilizando los fondos dorados que permite concentrar la atención sobre los personajes.

Hay que recalcar que:

  • No es ajeno a las experiencias de Giotto y de la escuela florentina en general.
  • En su producción existen bastantes muestras de sus inquietudes en relación al espacio.
  • Sus obras carecen de solemnidad, de la usencia total del Naturalismo.

Sus temas  más carácterísticos son los dedicados a la Virgen, destacando la “Maestá”, un icono de la Vigen bajo palio, rodeada de los santos locales y, por supuesto, “Anunciación”, en ella funde el convencional fondo de oro bizantino con la línea ondulante del gótico francés, visible en las refinadas y elegantes siluetas del ángel y María.

Destaca también en su producción un ejemplo de pintura profana, el retrato ecuestre de Guidoriccio da Fogliano, personaje que había salvado la independencia de la república sienesa. Acomete encargos importantes fuera de la ciudad.