La Segunda República Española: Origen, Reformas y el Camino hacia la Guerra Civil (1930-1939)

El Fin de la Monarquía y la Proclamación de la Segunda República (1930-1931)

Dámaso Berenguer fue nombrado Jefe de Gobierno. Propuso dos objetivos: restablecer el sistema parlamentario y la Constitución de 1876, y salvar la figura de Alfonso XIII, sin éxito. Berenguer no logró convocar elecciones, ya que la oposición se reforzó y convocó una reunión en agosto de 1930 (el Pacto de San Sebastián) con republicanos, socialistas y conservadores. En esta reunión se preparó un golpe de Estado para el 15 de diciembre de 1930 que fracasó, resultando en la detención del Comité Revolucionario. Se publicó un artículo (*El error Berenguer*) que pedía el fin de la monarquía, motivo de la dimisión de Berenguer.

Para normalizar la política, se convocó un proceso electoral cuya primera fase fueron las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Se permitió la libertad de propaganda. El resultado de las elecciones fue el triunfo en las grandes ciudades de los candidatos republicanos y socialistas. Este éxito provocó movilizaciones para forzar la abdicación de Alfonso XIII. El 14 de abril, el rey abandonó España para evitar una guerra civil. Ese día se proclamó la Segunda República, formándose un Gobierno Provisional que fue reflejo del Pacto de San Sebastián.

Surgieron conflictos por las reformas, tanto en la izquierda (entre anarquistas y socialistas) como en la derecha (protestas de parte del ejército y la Iglesia). El Gobierno convocó elecciones el 28 de junio de 1931, con victoria de la coalición republicano-socialista.

La Constitución de 1931

Esta Constitución no fue del agrado del rey, la Iglesia ni los partidos de derecha. Sus objetivos y características principales fueron:

  • Régimen democrático, incluyendo el voto femenino y el reconocimiento de derechos individuales, colectivos y sociales.
  • División de poderes: se potenció el poder legislativo (suprimiendo el Senado) y se creó el cargo de Presidente de la República (elegido por los diputados), además del Tribunal de Garantías Constitucionales.
  • Separación Iglesia-Estado: el Estado fue aconfesional, garantizando la libertad de cultos. Se prohibieron los centros educativos dirigidos por órdenes religiosas y se suprimió la Compañía de Jesús.
  • Procedimiento para la creación de autonomías regionales (aprobación del Congreso de Diputados). En 1932 se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña; el vasco (1936) y el gallego (1938) se aprobaron posteriormente.
  • Derecho de expropiación.

Medidas Reformistas del Bienio 1931-1933 (Gobierno de Azaña)

El Gobierno de Azaña continuó las medidas del Gobierno Provisional:

  • Reformas Sociolaborales: Obra de Largo Caballero. Se estableció el 1 de mayo como festivo, el salario mínimo y otras decisiones que favorecían a campesinos y obreros. Se creó la Inspección de Trabajo.
  • Reforma Militar: Impulsada por Azaña, buscaba imponer la supremacía del poder civil y conseguir un ejército más eficaz. Se suprimió la Ley de Jurisdicciones y los Tribunales de Honor.
  • Reformas Educativas y Culturales: Dirigidas por Fernando de los Ríos. Intentaron erradicar el analfabetismo, estableciendo la enseñanza mixta y buscando crear un sistema educativo unificado. Destacaron las *Misiones Pedagógicas*.
  • Reforma Agraria: Con tres objetivos: entregar parcelas a campesinos pobres, reducir el poder de los grandes terratenientes y aprobar la Ley de Bases de la Reforma Agraria.
  • Reforma Autonómica: El 14 de abril de 1931, Macià había proclamado la República Catalana. El Gobierno de Madrid frenó la situación e inició negociaciones para la elaboración del Estatuto de Autonomía (septiembre de 1932).
  • Reforma Religiosa: Redujo el poder y la influencia social de la Iglesia (ej. retirar crucifijos y otros símbolos).

La actividad reformista generó una fuerte resistencia. El general Sanjurjo organizó un levantamiento (golpe que fracasó, resultando en el encarcelamiento de los golpistas). En 1933 se creó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Azaña dimitió tras un breve gobierno del Partido Radical con Martínez Barrio como presidente. El Presidente de la República, Alcalá Zamora, disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones.

El Bienio Conservador y el Frente Popular (1933-1936)

Las elecciones de 1933 cambiaron el panorama político de España debido al resultado favorable a la CEDA y a los radicales conservadores de Lerroux. Los partidos de izquierda fueron derrotados.

Razones del vuelco electoral:

  • Desgaste del gobierno anterior.
  • Solicitud de abstención de los anarquistas.
  • Desunión de las candidaturas de izquierda.
  • El voto femenino (novedad en estas elecciones).

La nueva etapa se caracterizó por la alianza parlamentaria y gubernamental entre la CEDA y los radicales de Lerroux, cuyo objetivo era rectificar la labor del gobierno anterior mediante la paralización de las reformas emprendidas. Las Cortes perdieron protagonismo por el daño de la acción gubernamental.

La Contrarreforma Conservadora

El primer gobierno lo formó Lerroux con miembros del Partido Radical. Ante el ambiguo republicanismo de la CEDA, se tomaron las siguientes medidas:

  • Se detuvo la reforma militar nombrando a generales conservadores.
  • Se inició una contrarreforma agraria para bloquear el proceso iniciado por el gobierno anterior.
  • Se modificó la política religiosa, paralizando la construcción de escuelas y la secularización de la enseñanza.
  • Se bloquearon los estatutos de autonomía, generando un enfrentamiento permanente con la Generalitat.

Todas estas medidas provocaron el agravamiento de los conflictos sociales, generando convocatorias de huelgas e incidentes graves en 1934 en Andalucía y Extremadura. También hubo incidentes graves con los nacionalistas catalanes que facilitaban el acceso a la propiedad de la tierra a los campesinos arrendatarios catalanes.

La Revolución de Octubre de 1934

La explosión definitiva ocurrió en octubre de 1934, cuando Lerroux otorgó tres carteras ministeriales a miembros de la CEDA, lo que fue intolerable para los socialistas. Las revoluciones fueron improvisadas y desorganizadas, con una repercusión desigual (UGT y CNT no actuaron conjuntamente en todos los lugares).

La insurrección tuvo mayor éxito en Asturias y Cataluña. En Asturias, la revolución fue protagonizada por mineros y obreros. En Cataluña, los nacionalistas de izquierdas se sumaron al movimiento y proclamaron el Estado Catalán independiente. El levantamiento de Asturias fue sofocado por la Legión. El balance final fue trágico (cerca de 2000 muertos). La CEDA endureció su discurso, mostrando desconfianza hacia el sistema político. La Iglesia consideró que había sido una insurrección anticatólica. En 1935, Lerroux continuó el programa de destrucción del bienio anterior y aprobó una nueva Ley de Reforma Agraria.

Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular

Para las nuevas elecciones, la izquierda replanteó su estrategia y puso en marcha una nueva coalición, el Frente Popular, integrada por Izquierda Republicana, Unión Republicana, Esquerra Republicana de Cataluña, PSOE, PCE y POUM. El objetivo de la coalición era arrebatar el poder a la CEDA y recuperar las líneas de actuación del bienio reformista.

La derecha no logró acuerdos para la presentación de candidaturas, optando por el rechazo al marxismo. Los principales partidos fueron la CEDA, Falange y el Bloque Nacional monárquico. La victoria fue para el Frente Popular.

El nuevo gobierno de Azaña, formado solo por republicanos de izquierda, puso en práctica el programa del Frente Popular: amnistía y restablecimiento de los estatutos de autonomía. Otras medidas fueron la reanudación de la reforma agraria y el alejamiento de los centros de poder de militares desafectos. Tras la constitución de las Cortes, se decidió destituir a Alcalá Zamora como Presidente de la República. Azaña ocupó la Presidencia de la República y Casares Quiroga asumió la Presidencia del Gobierno.

La Radicalización Política y Social

La crispación política y social fue en aumento, produciendo una radicalización de las posturas. Anarquistas y socialistas convocaron huelgas y anunciaron propósitos revolucionarios. Líderes de la derecha, como Gil Robles y Calvo Sotelo, arremetían contra el Parlamento y el Gobierno, denunciando que la anarquía se había apoderado de España.

Los problemas comenzaron a desbordar al Gobierno, que mostró incapacidad para controlar la situación. Los conflictos se multiplicaron:

  • Invasiones masivas de propiedad, apoyadas por sindicatos socialistas y anarquistas.
  • Enfrentamientos entre jornaleros y empresarios del campo.
  • Tumultos y desórdenes en las ciudades.
  • Aumento imparable del desempleo.
  • Nuevos episodios anticlericales, como la quema de iglesias.
  • Aumento de la violencia callejera por grupos de extrema derecha e izquierda.

Desde 1934 existían conversaciones entre varios militares para protagonizar un golpe de Estado. Tras la victoria del Frente Popular, el general Mola tomó la dirección de la conspiración. El 17 de julio de 1936 se produjo el golpe en Marruecos, ante la inacción de Casares Quiroga.

El Estallido de la Guerra Civil Española (1936-1939)

El triunfo electoral del Frente Popular desencadenó los preparativos de la sublevación, dirigida por una Junta Militar presidida por Sanjurjo e integrada por Mola y Franco. Los generales querían acabar con la República mediante la rápida conquista de las principales ciudades. Tras el triunfo del golpe, entregarían el poder a Sanjurjo. La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936. Las previsiones de los golpistas no se cumplieron porque no lograron el respaldo total de las fuerzas armadas. La división del ejército convirtió el golpe en una sangrienta guerra civil.

Bandos en Conflicto:

  • Sublevados (Nacionales): Contaron con el apoyo de los partidos políticos de derechas.
  • Fieles a la República: Partidos de izquierda, el proletariado urbano y los jornaleros.

El Gobierno de Casares Quiroga entregó fusiles a sindicatos y partidos de izquierda, que formaron unidades llamadas Milicias, fundamentales para frenar el alzamiento inicial.

Fases Militares de la Guerra Civil

Fase 1: Julio de 1936 – Verano de 1937 (La lucha por Madrid)

El objetivo fundamental fue la toma de Madrid. Desde el sur, Franco, al frente del Ejército de África, avanzó por el Estrecho de Gibraltar. Desde el norte, el avance de Mola hacia Madrid fue frenado en el Sistema Central. Los sublevados avanzaron por Extremadura con el objetivo de unirse a Mola. En esta primera fase, los republicanos mantuvieron el control de las zonas industriales, mientras que los nacionales controlaron las zonas agrícolas y ganaderas.

Fase 2: Verano de 1937 – Julio de 1938 (La Campaña del Norte)

El fracaso en la toma de Madrid llevó a las tropas franquistas a replantearse la estrategia. En octubre de 1937, los nacionales tomaron el norte peninsular. Los republicanos perdieron una zona militar y minera clave. La aviación franquista efectuó intensos bombardeos sobre Madrid, Valencia y Barcelona.

Fase 3: Julio de 1938 – Abril de 1939 (La Batalla del Ebro y el Final)

El general Vicente Rojo planteó una ofensiva en julio de 1938 con el objetivo de liberar Valencia y Cataluña: la Batalla del Ebro, la fase más dura de la guerra. La victoria final fue para los nacionales, que pasaron a ocupar Aragón y Castellón. Cataluña quedó aislada. El fracaso dejó a la República casi derrotada. Coincidió con el aumento de las diferencias internas entre los partidarios de la resistencia y los que querían negociar la paz. En enero de 1939, los sublevados tomaron Barcelona sin resistencia. El 28 de marzo de 1939 cayó Madrid, dando por terminada la Guerra Civil.

Evolución del Escenario Militar

Al comienzo de la guerra, la mitad de las tropas de tierra estaban bajo control republicano, pero la mayoría de los oficiales estaban con el bando sublevado, lo que supuso una desarticulación operativa y la necesidad de contar con milicias obreras. El Estado Mayor republicano carecía de generales experimentados.

En la flota, la mayoría de los buques quedaron en manos republicanas, pero el control del Estrecho fue para los sublevados, quienes controlaron bases clave como El Ferrol y San Fernando. En aviación, la mayoría de los aviones permanecieron en zona republicana, pero a menudo inutilizados por la falta de oficiales.

En general, la superioridad militar fue de los sublevados, ya que constituían un ejército bien organizado. Los milicianos se integraron en las llamadas Brigadas Mixtas. La República ya había acumulado derrotas, lo que hizo que el ejército republicano tuviera poca capacidad de ataque y graves fallos de coordinación, lo que hizo fracasar sus maniobras de distracción. Cuando este ejército tuvo mayor capacidad ofensiva (1938, Batallas de Teruel y del Ebro), ya era tarde. Era un ejército eficaz en defensa, pero carente de capacidad de ataque sostenido.