Momentos Clave de la Historia de España: Desde Tartessos hasta la Transición Democrática

Discurso de Manuel Azaña: La Intervención Extranjera en la Guerra Civil Española

Nos encontramos ante el discurso pronunciado por el presidente de la República, Manuel Azaña, en la Universidad de Valencia al cumplirse el año de la sublevación militar que dio lugar a la guerra civil que enfrentó a los españoles, en el que Azaña denuncia la importancia de la intervención extranjera en el conflicto y la falta de implicación y ayuda de las potencias democráticas y de la Sociedad de Naciones para poner fin al mismo.

Contexto y Autor

El autor del discurso es Manuel Azaña, político y escritor español. Como político, fue líder de varios partidos republicanos progresistas o de izquierda. Durante el periodo de la Segunda República, ocupó diferentes cargos políticos: ministro de Guerra en el Gobierno Provisional, presidente del Gobierno de 1931 a 1933 y presidente de la República desde 1936 al final de la Guerra Civil. Murió en el exilio en Francia en 1940.

Idea Principal

Denunciar que la guerra se mantuvo por el apoyo internacional a los sublevados y la falta de implicación y ayuda de los países democráticos y la Sociedad de Naciones con la República.

Ideas Secundarias

  • Inicia su discurso destacando que antes del alzamiento militar en España había un gobierno legítimo, el del Frente Popular.
  • A continuación, describe los sucesos de julio de 1936, de los que hace responsables a uno o diversos grupos políticos opositores al Frente Popular, sin especificar, que usaron a gran parte del Ejército como instrumento para derrocar a la República.
  • Señala, después, que la sublevación militar fue sofocada en buena parte de España y que no hubiera sido difícil derrotarla totalmente.
  • Pero, destaca que la intervención extranjera mantuvo la guerra.

La Intervención Internacional

La Guerra Civil Española fue uno de los conflictos del siglo XX que más repercusión internacional provocó. Se enfrentaron los intereses estratégicos de las potencias y el compromiso de los grandes movimientos políticos de la época.

  • Las potencias fascistas ayudaron de manera determinante a los rebeldes dirigidos por Franco. Hitler y Mussolini podían conseguir beneficios estratégicos y además ayudaban a un aliado ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos y los movimientos obreros. Portugal también ayudó a Franco permitiendo el libre paso de armas para el ejército de Franco por territorio luso. Mussolini envió 70.000 soldados italianos, munición y material de guerra; y Hitler mandó la Legión Cóndor que incrementó de manera decisiva la superioridad aérea de Franco.
  • La URSS tuvo desde el principio un compromiso de ayuda a la República; se enfrentaba a la expansión del fascismo y alejaba a Hitler de sus fronteras. La ayuda soviética (tanques y aviones principalmente) llegó a tiempo para la defensa de Madrid, además de consejeros militares que ejercían su influjo a través del Partido Comunista. Su ayuda fue importante, pero más dispersa y de menor calidad que la de Franco. Las Brigadas Internacionales, reclutadas por la Internacional Comunista, tuvieron un papel importante en la defensa de Madrid y en las batallas de Jarama y Teruel.
  • Las grandes democracias llevaron a cabo uno de los grandes ensayos diplomáticos del siglo. Gran Bretaña desde el principio se mantuvo neutral y el gobierno francés, aunque estaba conformado por el izquierdista Frente Popular, siguió lo marcado desde Londres.
  • La actitud de las democracias en la Guerra Civil Española refleja su política de conciliación con Hitler con el fin de evitar que el enfrentamiento generara una guerra general.
  • El gobierno francés de León Blum, con apoyo británico, ofreció a las demás potencias un pacto de no intervención en el conflicto español. Nació así el Comité de No Intervención, al cual se sumaron todas las potencias. Acabó siendo una gran farsa y, mientras Hitler y Mussolini apoyaron de forma masiva al bando nacional, el bando republicano solo obtuvo ayuda de la URSS, frente a la pasividad de las potencias democráticas.

Dentro de los distintos factores que explican la victoria del bando franquista, la importancia de la ayuda internacional recibida por el bando franquista fue decisiva para su victoria sobre el bando republicano en esta larga contienda civil que enfrentó a los españoles entre 1936 y 1939.

La Cultura de Tartessos y las Colonizaciones Griega y Fenicia en la Península Ibérica

Tartessos

Tartessos: Es una rica civilización citada por historiadores griegos y romanos y en la Biblia, conocida por la abundancia de metales (oro, plata, estaño…). Estaría localizada en torno a la desembocadura del Guadalquivir, aunque su área de influencia llegó hasta Extremadura (Cancho Roano, el Turuñuelo…) y el resto de Andalucía. Su época de esplendor fue entre los siglos VIII al VI a. C. Desapareció en torno al siglo V a. C. La base de la economía de Tartessos fue el intenso comercio tanto con fenicios como con griegos, lo que favoreció un importante intercambio cultural. La sociedad de Tartessos estaba dominada por una aristocracia y en cuanto a la organización política se tiene constancia de la existencia de una monarquía (rey Argantonio). Los restos arqueológicos más destacados son los tesoros de Aliseda (Cáceres) y del Carambolo (Sevilla).

Griegos

Griegos: Pueblo procedente del Mediterráneo Oriental que desembarcaron en la Península Ibérica hacia los siglos VIII-VI a. C. y fundaron colonias costeras en el este peninsular, como Emporion, Rhode, Hemeroskopeion…, desde donde establecen contactos (comerciales y culturales) con los pueblos indígenas. Los griegos difundieron entre los íberos su alfabeto, su cerámica, su religión, su arte, la moneda y cultivos como la vid y el olivo…

Fenicios

Fenicios: Eran un pueblo asentado en el Mediterráneo Oriental (actual Líbano) que fundaron factorías comerciales y colonias en la costa sur de la Península Ibérica (Gadir, Malaka, Sexi…), en torno a los siglos IX-VI a. C. Realizaron intercambios comerciales con Tartessos y transmitieron a los pueblos peninsulares su alfabeto, el sistema decimal, el torno alfarero, la moneda, nuevos cultivos como la vid y el olivo, etc.

Cartagineses

Cartagineses: Entre los siglos VI-III a. C., la antigua colonia fenicia de Cartago, en el norte de África, sustituyó a los fenicios en la colonización peninsular y fundó nuevos asentamientos como Ebusus (Ibiza) y Cartago Nova (Cartagena). Su penetración fue primero comercial y, después, militar. Su presencia finaliza con la derrota militar ante Roma en el transcurso de la Segunda Guerra Púnica.

La Romanización de la Península Ibérica: Proceso, Impacto y Legado

Definición y Cronología

Llamamos romanización al proceso de imposición de la cultura y las formas de vida romanas a los pueblos sometidos. La romanización de la Península se inicia con la conquista de la misma entre el siglo III a. C. hasta el siglo I a. C., cuando los romanos sometieron, en primer lugar, a los cartagineses (Guerras Púnicas); posteriormente, se enfrentaron a los pueblos íberos y celtas peninsulares y, finalmente, a los cántabros y astures.

Transformaciones Sociales y Culturales

Hasta el siglo V d. C., Roma implantó su organización política y territorial (división provincial: Lusitania, Tarraconensis y Bética), su lengua (latín), sus leyes (derecho romano), su organización social (patricios-plebeyos), su religión (cristianismo), sus costumbres… mientras que, a su vez, procedió a explotar los recursos económicos hispanos. Para ello, estableció ciudades (Legio: León, Emérita Augusta: Mérida, etc.) dotadas de servicios e infraestructuras urbanas y de edificaciones públicas y de una extensa red de comunicaciones, calzadas (como la Vía Augusta y la Vía de la Plata) que vertebraban el territorio y canalizaban el comercio.

Aportaciones de Hispania a Roma

Aparte de recursos económicos, Hispania también aportó a Roma personajes importantes: emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio; poetas como Marcial y Lucano; filósofos como Séneca; geógrafos como Pomponio Mela; y oradores como Quintiliano.

La Monarquía Visigoda: Unificación y Legado con Leovigildo y Recaredo

Orígenes y Establecimiento del Reino

En el año 409, diversos pueblos bárbaros (suevos, vándalos y alanos) atravesaron la frontera del Imperio Romano y penetraron en la Península Ibérica sin encontrar mucha resistencia. Para frenar este avance, el debilitado Imperio Romano pactó un acuerdo con otro pueblo bárbaro ya romanizado, los visigodos. Al desaparecer el imperio en el año 476 d. C., el reino visigodo se extendía desde el sur de la Galia hasta el río Tajo. En los años siguientes, el reino visigodo se fue consolidando y extendiéndose por Hispania. En el año 507, los visigodos fueron derrotados por parte de los francos en la batalla de Vouillé, por lo que tuvieron que desplazarse desde la Galia hacia Hispania, donde establecieron un reino visigodo independiente, con capital en Toledo (576).

El Proceso de Unificación

La monarquía visigoda realizó un proceso de unificación territorial, política, jurídica (o legal) y religiosa, llevado a cabo principalmente durante los reinados de Leovigildo y su hijo Recaredo (ambos en el siglo VI). Con ellos, se expandió el dominio visigodo en el territorio peninsular, se estableció la igualdad de derechos entre hispanorromanos y visigodos y se derogó la ley que prohibía los matrimonios mixtos (Código de Leovigildo); posteriormente, su hijo Recaredo abandonó el arrianismo y se convirtió al cristianismo. Asimismo, la monarquía visigoda, que era inicialmente electiva, pasó a ser hereditaria. El rey se apoyaba en una serie de instituciones de gobierno entre las que destacan el Aula Regia y los Concilios de Toledo.

Legado Cultural y Fin del Reino

Tras la unidad religiosa, Recesvinto, a mediados del siglo VII, creó la igualdad legal entre visigodos e hispanorromanos tras la promulgación del Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo, que constituirá el principal legado visigodo a los futuros reinos peninsulares. También, hallamos muestras de su orfebrería (fíbulas y coronas votivas) o de sus pequeñas iglesias con los característicos arcos de herradura (como la de Santa Lucía del Trampal en Alcuescar). Los visigodos dominarán la Península hasta el 711, fecha en que serán derrotados por los musulmanes en la batalla de Guadalete.

Modelos de Repoblación en la Reconquista y su Impacto en la Propiedad de la Tierra

Definición de Repoblación

Entendemos por repoblación la instalación de nuevos pobladores para conseguir el dominio definitivo del territorio reconquistado, encargándose de su defensa, el cultivo de las tierras y la integración de la población conquistada. Los modelos de repoblación condicionaron la propiedad de la tierra y fueron:

Principales Modelos de Repoblación

  • Presura: Consistía en la ocupación de tierras sin dueño reconocido. Nobles y monjes crearon señoríos con campesinos colonos en torno a castillos y monasterios. En las zonas más peligrosas (Castilla) se permitió a los campesinos ocupar tierras como hombres libres. Esta forma de ocupación se dio durante los siglos IX y X en el valle del Duero. En las comarcas pirenaicas aragonesas y catalanas recibió el nombre de Aprisio. El tipo de estructura de propiedad característico fue el minifundio.
  • Concejil: Consistía en la creación de concejos o núcleos de población que recibían un amplio término municipal o alfoz, con milicias que se encargaban de defender y repoblar la frontera. Los reyes concedieron fueros y cartas puebla, que reconocían privilegios y libertades a los posibles pobladores para favorecer la repoblación. Esta forma se dio durante el siglo XI y primera mitad del siglo XII entre los ríos Duero y Tajo y en el valle del Ebro. Así surgieron grandes concejos como Salamanca, Ávila, Cuenca, Ciudad Rodrigo, Zaragoza… La estructura de la propiedad fue la comunal, junto al minifundio.
  • Órdenes Militares: Durante la segunda mitad del siglo XII y la primera mitad del siglo XIII, los reyes encargaron a las Órdenes Militares la repoblación de la Submeseta Sur, el Bajo Aragón y el Bajo Ebro. Las tierras se dividían en encomiendas a cuyo frente se situaba un caballero de la orden con el título de comendador. La estructura de propiedad predominante fue el latifundio.
  • Repartimiento: Tras la conquista de Andalucía occidental, Valencia y Murcia durante el siglo XIII, el territorio se repartió entre los participantes en la conquista según su rango social. El lote repartido recibió el nombre de donadío. El resultado fue la aparición de grandes latifundios.

La Corona de Castilla en el Siglo XIII: Organización Política y Expansión Territorial

El Gobierno del Reino de Castilla

En 1230, Fernando III el Santo unió en su persona los reinos de Castilla y de León, creándose la llamada Corona de Castilla. Con Fernando III y su hijo Alfonso X, el poder real adquirió fuerza y autoridad. La Corona de Castilla estaba constituida por un único Estado, con unas mismas instituciones y una misma ley. El rey castellano gozaba de amplios poderes: elaborar las leyes, declarar la guerra y juzgar. Las Cortes castellanas no podían legislar (dictar leyes), su función consistía en aprobar o negar nuevos impuestos solicitados por el monarca.

La Reconquista Castellana

La Batalla de las Navas de Tolosa (1212) frente a los Almohades demostró la superioridad de los cristianos. Esta quedaría confirmada con la reconquista de gran parte de Andalucía durante el siglo XIII. El rey Fernando III el Santo conquistó territorios de Extremadura y el valle del Guadalquivir. Su hijo Alfonso X el Sabio incorporó el reino de Murcia. Tras estas conquistas solo quedaba el reino de Granada. Tras la conquista se llevaba a cabo el proceso de repoblación. El método seguido fue el repartimiento.

El Califato de Córdoba: Esplendor y Decadencia con Abderramán III y Almanzor

Contexto y Establecimiento del Califato

Al-Ándalus fue el nombre que le dieron los musulmanes a la zona de la Península Ibérica que controlaban y que fue variando con el tiempo (al comienzo en el siglo VIII ocupaba la mayor parte de la Península Ibérica y, al final, hacia el siglo XV se redujo al reino nazarí de Granada). El Califato de Córdoba fue un estado musulmán de Al-Ándalus, con capital en Córdoba. En el año 929, Abderramán III se proclamó califa asumiendo el poder político y el religioso al mismo tiempo. Puso fin al emirato independiente instaurado por Abderramán I. El Califato fue la época de máximo esplendor político, cultural y comercial de Al-Ándalus. En cuanto a la organización política, se estableció un gobierno centralizado y el territorio se dividió en coras o provincias. Con el hijo de Abderramán III, Alhakén II, continuó la época dorada del califato. Tras él, Almanzor se hizo con el poder político, relegando al califa Hisham II. Pero, a su muerte, comenzó la decadencia del califato, entrando en un periodo de descomposición que culminó en el año 1031 con la fragmentación del califato en pequeños reinos llamados taifas.

Economía y Sociedad Andalusí

En las ciudades existía una floreciente artesanía y una importante actividad comercial en los zocos (mercados). También tuvo mucha importancia el comercio exterior con Europa, África y Oriente. En la sociedad de Al-Ándalus había diferentes culturas y religiones: musulmanes como los árabes, bereberes y muladíes; y minorías no musulmanas que pagaban tributos: mozárabes y judíos. El mundo islámico tuvo un gran esplendor cultural y artístico. Destacaron en matemáticas, ciencias, medicina y astronomía. Y dentro de las artes predomina la arquitectura, caracterizada por el uso de materiales pobres, por utilizar diferentes tipos de arcos y cúpulas y por la gran decoración de los edificios; ejemplos destacados son la Mezquita de Córdoba y el palacio de Medina Azahara.

Las Expulsiones de Judíos (1492) y Moriscos (1609) en la Monarquía Hispánica

Expulsión de Judíos (1492)

Los Reyes Católicos, tras la creación del Tribunal de la Inquisición (1478), decretaron la expulsión de los judíos en 1492. Aunque los judíos habían financiado la guerra de Granada, la presión popular y eclesiástica llevó a la firma del decreto de expulsión en marzo de 1492. Se les concedió un plazo de cuatro meses para hacer efectiva la orden, permitiéndoles sacar sus bienes, aunque no en forma de metales preciosos. Los judíos que salieron de los reinos hispánicos tomaron diversas rutas, dirigiéndose la mayor parte a Portugal, otros al norte de África y otros al Mediterráneo oriental (Palestina), donde constituyeron la comunidad sefardita (Sefarad es España en hebreo). Aparte de la pérdida demográfica (unos 100.000), la expulsión fue negativa porque afectó a gentes que desempeñaban actividades destacadas en la vida mercantil y financiera. Además, muchos judíos se convirtieron al cristianismo para evitar la expulsión. Como herencia judía, destacan las juderías de Cáceres o Hervás.

Expulsión de Moriscos (1609)

A principios del siglo XVI se produjo la rebelión de las Alpujarras (1568-1570). Finalmente, Felipe III decretó su expulsión, que se hizo efectiva entre 1609 y 1614. Los moriscos fueron concentrados en los puertos más próximos para enviarlos al norte de África o a Anatolia (Imperio Otomano). Las causas no están totalmente claras. Aunque en el decreto de expulsión se citan razones religiosas, de seguridad (pues se les consideraba potenciales aliados de turcos y franceses) y de prestigio (demostración de autoridad). Las consecuencias fueron importantes para la economía de Valencia, Murcia y Aragón. Se produjo una grave crisis agraria y una importante despoblación de estas tierras (ya que salieron unas 300.000 personas). En Extremadura destaca el caso de Hornachos.

Conquista y Colonización de América: Organización, Sociedad y Leyes de Indias

El Proceso de Conquista

Tras los viajes de Colón, se inició la conquista. En poco más de cincuenta años se conquistó el territorio americano. Elemento esencial en la rápida conquista americana fue la existencia de grandes imperios, como el Azteca y el Inca (conquistados por los extremeños Hernán Cortés y Francisco Pizarro), lo que proporcionó el dominio de grandes extensiones territoriales. Los colonos que poblaron América procedían esencialmente de Castilla, ya que las Indias pertenecen a la Corona castellana y esta es quien autoriza el embarque.

Organización Social y Política

En cuanto a la organización social, el grupo social dominante fueron los peninsulares, seguidos de los criollos, que eran los descendientes de españoles nacidos en América y que serían, en su día, los protagonistas de la independencia americana. Mientras que en una situación inferior y de marginación se hallaban mestizos, indios, mulatos y los esclavos negros. Los reyes españoles prohibieron el paso a las Indias a los conversos, judíos, musulmanes y gitanos. La organización política fue copia de la que había en Castilla. La base fue el municipio. La Audiencia fue un órgano judicial y de gobierno. Las Indias se dividieron en virreinatos, siendo los más importantes los de Nueva España (México) y el del Perú, siendo los virreyes los representantes del rey.

Explotación Económica y Legislación

La explotación económica tuvo como pilares la actividad agropecuaria y la obtención de metales. La producción agraria se llevaba a cabo mediante el sistema de encomiendas. En 1512 se promulgaron las Leyes de Burgos, que prohibían la esclavitud de los indios. Posteriormente, en 1542, las Leyes Nuevas pretendieron mejorar las condiciones de los indígenas de la América española. La escasez de mano de obra fomentó la difusión de estancias. La explotación minera se basó en el trabajo obligatorio de los indios, aplicando la institución indígena de la mita. La minería fue la principal fuente de riqueza de la América española, sobre todo los metales preciosos. El comercio se organizó a través del puerto de Sevilla; las entradas y salidas de productos eran controladas por la Casa de Contratación.

La Política Exterior de Felipe II: Defensa del Catolicismo y Hegemonía Hispánica

Personalidad de Felipe II

Felipe II (1556-1598) recibió todos los territorios de su padre, salvo los territorios austriacos y el título de emperador alemán (que Carlos dejó a su hermano Fernando I). Se consideraba el defensor del Catolicismo. Además, Felipe II hizo de España el centro de su imperio y estableció la capital en Madrid. Su defensa del Catolicismo y la hegemonía de España le valieron la enemistad de gran parte de Europa; sus enemigos trataron de difamarlo y así surgió la Leyenda Negra, que lo presentaba como un hombre malvado. Con Felipe II, España llegó a su máximo poderío, pero a un elevado coste para Castilla.

Problemas Exteriores

a) La Anexión de Portugal

Se produjo la anexión de Portugal al morir sin sucesión el rey Don Sebastián y proponerse como sucesor a Felipe II, por sus lazos familiares con la familia real portuguesa. En 1580, Felipe inició una rápida intervención militar y controló el país. Él, quien en 1581 fue nombrado rey de Portugal, que estaría unido a España hasta 1640, en que se independizó con Felipe IV.

b) Guerra contra Francia

La guerra fue debida al interés francés por el dominio de los territorios italianos y por el apoyo francés a los rebeldes holandeses. La victoria española en las batallas de San Quintín (1557) y de Gravelinas (1558) conllevó la firma de la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559.

c) Enfrentamientos con el Imperio Otomano

El Imperio Otomano favorecía la piratería en el Mediterráneo, por lo que España, junto con el Papado y Venecia, crearon la Liga Santa para enfrentarse contra los turcos. La victoria de Lepanto (1571), con Don Juan de Austria como jefe supremo de la flota, dio lugar a la pacificación del área Mediterránea y debilitó el poder turco.

d) Lucha contra los Protestantes: Flandes e Inglaterra

En los Países Bajos, Felipe II intentó solucionar el problema con la fuerza y el pactismo. Se formó la Unión de Utrecht, al Norte, protestante y se separó de hecho de España (aunque no sería reconocida definitivamente hasta la Paz de Westfalia de 1648, en tiempos de Felipe IV). La parte sur (actual Bélgica) continuó siendo católica y bajo dominio hispánico hasta la Paz de Utrecht (1713). En cuanto a Inglaterra, ambos países, junto a Francia, luchaban por la hegemonía europea, de modo que cualquier pretexto era bueno para enfrentarse. Al morir la reina de Inglaterra, segunda esposa de Felipe II, ocupó el trono su hermana Isabel. Esto, unido al apoyo de la corona inglesa a la piratería y a los calvinistas de los Países Bajos, dio pretexto a Felipe II para enviar contra ella a la Armada Invencible, que fue destruida por un temporal (1588). Esta derrota supuso la ruina de la marina española.

El Conde-Duque de Olivares: Centralismo, Unión de Armas y las Rebeliones de 1640

El Proyecto de Olivares

La subida al trono de Felipe IV en 1621, el conde-duque de Olivares se convirtió en su valido. Este pretendía mantener la hegemonía española en Europa y reforzar el poder real, para lo cual consideraba necesario construir un país unido (con las mismas instituciones y leyes); y así se lo expuso al rey en el llamado Gran Memorial. Además, en plena Guerra de los Treinta Años, era preciso que todos los territorios de la monarquía participasen en el esfuerzo común (hombres y dinero) con el mismo sacrificio que lo hacía el reino de Castilla (Unión de Armas). Las protestas de los reinos periféricos dieron lugar a las rebeliones de 1640:

Las Rebeliones de 1640

  • La rebelión de los catalanes (1640-1652): la causa inmediata fueron los desmanes (abusos) sobre la población del ejército castellano e italiano en el frente catalán durante la guerra con Francia. Los enfrentamientos de campesinos catalanes y soldados se extendieron a Barcelona, donde los rebeldes iniciaron un motín y asesinaron al virrey (Corpus de Sangre de 1640). En realidad, era una revuelta anticentralista. Cataluña nombró conde de Barcelona al rey de Francia, pero la crisis económica, un brote de peste, la opresión francesa y la guerra provocaron la rendición catalana ante las tropas de Felipe IV.
  • La independencia de Portugal (1640-1668): el reino de Portugal había mostrado su rechazo a la política unificadora de Olivares. La rebelión en Cataluña propició la sublevación en Portugal, cuya victoria resultó fácil por la ausencia de tropas castellanas, proclamando rey al duque de Braganza. Felipe IV y Olivares pensaban que recuperar a Portugal sería más fácil, pero no fue así. Con el apoyo de Francia y de Inglaterra, Portugal vería reconocida su independencia en 1668 (Tratado de Lisboa).
  • Revueltas generalizadas: Olivares fue destituido en 1643.

Los Decretos de Nueva Planta y el Centralismo Borbónico en España

La Reforma Borbónica

La reforma de la organización política y administrativa del Estado llevada a cabo por los Borbones trataba de centralizar los poderes del Estado en el Monarca. Los principales instrumentos utilizados en esta reforma serán:

Instrumentos de Centralización

  • Los Decretos de Nueva Planta, aplicados en los territorios de la Corona de Aragón. En 1707, fueron derogados los fueros de Aragón y Valencia. Mallorca los perdía en 1715 y un año después, en 1716, Cataluña. Ahora, en los reinos de la Corona de Aragón, se convirtieron en provincias y los virreyes fueron sustituidos por los capitanes generales, que tenían tareas militares y de gobierno. La Audiencia acaparaba la tarea judicial y servía de consejera al Capitán General. También se introdujo la figura de los intendentes, que eran representantes del rey en las provincias, con amplias y diversas funciones, que iban desde el reclutamiento y la recaudación de impuestos hasta el impulso de reformas en el territorio. En la administración local existía, además, la figura del corregidor, representante del rey en la administración de los concejos o ayuntamientos. En la administración central, los viejos Consejos fueron perdiendo fuerza (tan solo el de Castilla mantuvo su importancia). Las Cortes perdieron importancia. El poder ejecutivo pasó directamente al rey, que contaba con el asesoramiento de las Secretarías de Estado y de Despacho.
  • La política regalista de los Borbones, es decir, la imposición de la autoridad del rey sobre asuntos de índole religiosa, que alcanzaría su punto culminante con Carlos III. El control de la Iglesia se ejerció a través de las siguientes medidas: el patronazgo regio o derecho del monarca a nombrar cargos eclesiásticos, la limitación de la jurisdicción de la Iglesia, la disminución de la presencia de las órdenes religiosas, la expulsión de los jesuitas en 1767, etc.
  • También se realizaron reformas en los territorios americanos con el fin de controlarlos con más eficacia para obtener de ellas un mayor rendimiento económico y fiscal.

La Semana Trágica de 1909: Anticlericalismo y el Fin del Gobierno de Maura

Desarrollo de los Acontecimientos

Se denomina así a los violentos acontecimientos sucedidos del 26 al 31 de julio de 1909 en Barcelona. Inicialmente se produjeron manifestaciones y luego se declaró la huelga general promovida por anarquistas, socialistas y radicales lerrouxistas, que degeneró en una violenta insurrección obrera espontánea. La ciudad quedó paralizada y las masas ocuparon las calles, se levantaron barricadas, se volcaron tranvías, quedaron cortadas las comunicaciones con el resto de España, fueron incendiados conventos e iglesias y profanadas muchas tumbas, ante la indignación de los aterrorizados burgueses. Estamos en el reinado de Alfonso XIII y el gobierno, presidido por el conservador Antonio Maura (1907-1909), proclamó el estado de guerra y envió al Ejército para sofocar la insurrección.

Causas de la Semana Trágica

Las causas fueron: la protesta contra la guerra colonial de Marruecos y el injusto sistema de reclutamiento (sistema de quintas); el anticlericalismo irracional fuertemente arraigado en las clases populares y alimentado por la propaganda de Alejandro Lerroux, líder del Partido Republicano Radical; y el continuo malestar social y económico del proletariado barcelonés.

Consecuencias Políticas y Sociales

Las consecuencias fueron la caída del gobierno conservador de Maura y la vuelta al gobierno del Partido Liberal; las fuerzas de izquierda acusaron a la Lliga Regionalista y a la burguesía de haber apoyado la represión gubernamental, surgiendo a partir de entonces un nacionalismo catalán republicano y de izquierdas; el acercamiento de las fuerzas de izquierdas, que crearon la Conjunción Republicano-Socialista.

El Protectorado Español en Marruecos y el Desastre de Annual (1921)

Contexto y Establecimiento del Protectorado

Tras la pérdida de sus posesiones americanas con el Desastre del 98, la actuación exterior española se orientó hacia el norte de África en un momento en que las grandes potencias imperialistas (Francia, Inglaterra, Alemania…) se estaban repartiendo el continente africano. La Conferencia de Algeciras de 1906 y el posterior tratado hispano-francés (1912) supusieron la entrada de España en el reparto de África. A España se le concedió una franja en el norte de Marruecos, el Rif (entre Ceuta y Melilla), y un enclave en la zona atlántica: Ifni y Río de Oro. Los intereses perseguidos eran varios: mantener el equilibrio estratégico en el estrecho de Gibraltar, explotar los recursos mineros del Rif, recuperar el prestigio militar perdido…

El Desastre de Annual y sus Consecuencias

El dominio de España en su protectorado no fue nada fácil ni muy rentable económicamente, pues el ejército español estaba mal preparado y el Rif era una zona muy montañosa y ocupada por distintas tribus reacias a renunciar a su independencia. En 1909 se inició la guerra de Marruecos que se prolongó durante más de quince años y que contribuiría a la caída de gobiernos y a agudizar la separación entre el Ejército y la sociedad civil. En julio de 1921, se produjo el Desastre de Annual. En esa fecha, España decidió efectuar la ocupación efectiva de los territorios del Rif, pero la falta de previsión y los errores militares del general Fernández Silvestre supusieron que la ofensiva del dirigente rifeño Abd el-Krim provocase cuantiosas pérdidas materiales y humanas. El desastre militar puso en evidencia la deficiente organización del ejército y tuvo consecuencias importantes. El gobierno acordó instruir el “Expediente Picasso”, informe en el que se acusaba de negligencia o actuación indebida a varias decenas de mandos militares y cuyas responsabilidades alcanzaban al propio rey; pero el golpe de Estado de Primo de Rivera (13 de septiembre de 1923) impidió su discusión parlamentaria.

Pacificación y Fin del Protectorado

Durante la dictadura de Primo de Rivera, se produjo el Desembarco de Alhucemas (1925), que conseguiría pacificar la zona y poner fin al conflicto marroquí. España concedió la independencia a su protectorado en 1956, siguiendo lo dispuesto por Francia para la parte de su territorio marroquí.

Evolución del Sufragio en España: Censitario, Universal y Voto Femenino

El Sufragio Censitario

El sufragio censitario significaba que solo tenían derecho de voto los varones que disponían de un determinado nivel de riqueza. Para determinar este se recurría a un indicador que era la cuota de contribución o censo, que se pagaba por el patrimonio particular o por el desarrollo de actividades productivas. Apareció por primera vez en España en 1834 (Estatuto Real), siendo muy restrictivo (solo votarían 16.000 españoles, el 0,15% de la población) y en diversos grados se mantuvo hasta 1890, evidentemente, siendo más restrictivo en los periodos de gobierno del liberalismo moderado (Constitución de 1845) y algo más amplio en los breves gobiernos progresistas.

El Sufragio Universal Masculino

El sufragio universal se refería al derecho de voto de toda la población masculina mayor de edad. Su introducción fue fruto de un largo proceso histórico que arrancó en las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, donde se admitía el sufragio universal indirecto para elegir a los representantes de las Cortes. Una vez finalizado el reinado de Isabel II, en el Sexenio Democrático, se instaló el sufragio universal directo, gracias al liberalismo progresista. En la Primera República se siguió con esta idea; sin embargo, la transitoriedad de gobiernos e inestabilidad política hicieron que el sufragio universal apenas tuviera relevancia. En la Restauración Borbónica incluso se cambió a censitario, hasta 1890, cuando los liberales de Sagasta lo implantaron, conservándose hasta hoy, salvo con el paréntesis de la Dictadura de Franco.

La Consecución del Voto Femenino

En todo el proceso, el hombre era el elector, la mujer no tenía derecho al voto ni tampoco podía ser elegida. Fue en la Segunda República, gracias a la lucha de la republicana Clara Campoamor, quien participó en la redacción de la nueva Constitución donde ya se incluía el voto femenino, aprobándose previamente en el parlamento tras polémicas sesiones. Desgraciadamente, el Franquismo eliminó cualquier tipo de sufragio democrático, también para el hombre. Pero, finalmente, en la actual Constitución de 1978 volvió a instaurarse.

La Integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE)

Inicio del Proceso de Adhesión

La muerte de Franco abrió las puertas al proceso de integración de España en la CEE. El presidente Adolfo Suárez presentó una nueva solicitud de adhesión en 1977 y se abrieron las negociaciones en 1979. Las negociaciones avanzaron, a pesar de que existían graves dificultades:

Principales Dificultades

  • Relacionadas con la PAC (Política Agraria Común) y la competencia que supondría nuestra entrada con los agricultores italianos y franceses, así como las reticencias británicas a seguir subvencionando la agricultura europea.
  • La incorporación de regiones desfavorecidas conllevaría fuertes gastos para el presupuesto europeo en fondos de cohesión.

El Ingreso Definitivo

En 1981 se produjo el ingreso de Grecia y esto supuso un impulso en las negociaciones. A partir de 1982, con los gobiernos socialistas, se estrecharon relaciones con los países comunitarios con los que España tenía algún contencioso o que desempeñaban un papel fundamental en la integración española en Europa (Reino Unido, Francia y Alemania). En la Cumbre Europea de Stuttgart de 1983, Alemania presionó para el ingreso de España y Portugal. Por fin, por el Tratado de Adhesión a la Comunidad Europea de 12 de junio de 1985, España ingresaría junto con Portugal en la Comunidad Europea, incorporándose como miembro de pleno derecho en 1986. Nacía la “Europa de los Doce”. Esta ha ido, desde entonces, ampliando el número de miembros hasta llegar a los veintisiete de hoy día.

Adolfo Suárez y la UCD: La Transición Española y el Legado de “Puedo Prometer y Prometo”

El Inicio de la Transición

Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I de Borbón fue proclamado rey de España el 22 de noviembre de 1975 y buscó dar pasos hacia la democratización del país. No obstante, Carlos Arias Navarro seguía siendo presidente del gobierno, y no estaba por la labor democratizadora. España se llenó de huelgas y protestas. Al final, presionado por el rey, Carlos Arias dimitió. El rey eligió un nuevo presidente del gobierno, Adolfo Suárez. Este anunció su intención de instaurar una democracia, amnistiar (liberar) a todos los presos políticos y convocar elecciones libres antes de 1977. Para ello, tuvo la enorme habilidad de ir convenciendo a los franquistas; así, en 1976, Suárez consiguió que las Cortes franquistas aprobaran la Ley para la Reforma Política (que preveía elecciones libres). Posteriormente, esta ley sería aprobada por la mayoría de españoles. Suárez empezó a negociar con los partidos de la oposición. Todos los partidos salieron de la clandestinidad (ilegalidad) excepto el PCE (comunistas). La situación era muy inestable debido al terrorismo tanto por parte de ETA, así como de la ultraderecha y de la extrema izquierda (GRAPO, FRAP). Discretamente, Suárez empezó también a negociar con Santiago Carrillo, secretario general del PCE. Finalmente, sería legalizado en la Semana Santa de 1977.

Consolidación Democrática y Desafíos

Las elecciones a Cortes tuvieron lugar en junio de 1977 y en ellas destacaron varios partidos: la UCD (Unión de Centro Democrático, coalición de partidos que ocupaba el centro político) de Adolfo Suárez, Alianza Popular (formada por los antiguos franquistas) liderada por Manuel Fraga, el PSOE (socialistas) comandado por Felipe González y Alfonso Guerra, y el PCE (comunistas), con Santiago Carrillo y la histórica Dolores Ibárruri, «La Pasionaria» al frente. Las votaciones dieron la victoria a la UCD, quedando el PSOE en segundo lugar, y el PCE y AP a bastante distancia de los dos primeros. Se elaboró un proyecto de Constitución, que sería aprobado por las Cortes Generales el 31 de octubre de 1978 y por el pueblo español el 6 de diciembre de 1978.

La Crisis de la UCD y la Dimisión de Suárez

Los gobiernos de la UCD, con Adolfo Suárez como presidente, tuvieron que hacer frente a la crisis económica de los años 70. Para afrontarla y no poner en peligro la democratización del país, consiguieron un pacto entre las fuerzas políticas, sindicales y la patronal (empresarios) para adoptar una serie de medidas de mejora de la economía y reducir la conflictividad social, los Pactos de la Moncloa (1977), que permitirían concentrarse en la tarea de elaborar la Constitución. También realizaron una reforma de la Seguridad Social y una reforma tributaria, que tomó como modelo la de los países más avanzados de Europa. Pero, a partir de 1979, la UCD entró en crisis, debido a los resultados bastante discretos en las elecciones municipales y autonómicas, a las disensiones (desacuerdos) internos, ya que esta agrupaba a gentes muy diversas; a la dura oposición del PSOE y al terrorismo de ETA cada vez más intenso. Estos fueron los motivos que provocaron la dimisión de Suárez en 1981. Leopoldo Calvo Sotelo lo sustituyó tras el intento fallido de golpe de Estado del 23 de febrero. Su mandato se caracterizó por una política de acuerdos con el PSOE y la entrada de España en la OTAN (alianza militar norteamericana y de Europa Occidental). Finalmente, en 1982 disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones generales.

Felipe González y el PSOE (1982-1996): La Era del “Cambio” en España

El Triunfo Socialista y las Reformas

Las elecciones del 28 de octubre de 1982 inaugurarían la etapa de gobiernos socialistas que estarían en el poder hasta 1996. El triunfo del PSOE, con el mensaje electoral de “Por el cambio” y de su líder Felipe González Márquez, quien obtuvo mayoría absoluta y sería presidente del gobierno durante 14 años, conllevaría profundas reformas en el país:

  • Económicas (saneamiento y modernización de la economía española, amplio programa de inversiones públicas…).
  • Sociales (generalización de la Seguridad Social y de las pensiones).
  • De la justicia, de la educación, de las fuerzas del orden público, del ejército, de las autonomías… Reformas que convirtieron a España en un “Estado del bienestar” (es decir, un Estado que garantiza una serie de servicios básicos a la ciudadanía).

Política Exterior y Proyección Internacional

También se potenció la política exterior:

  • Ingreso en la CEE (Comunidad Económica Europea, actual UE – Unión Europea) y la permanencia en la OTAN.
  • Se impulsaron las relaciones con los países del Mediterráneo e Iberoamericanos.
  • España participó activamente en la resolución de conflictos internacionales….
  • Y se celebraron importantes acontecimientos internacionales: los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, en 1992, que dieron una imagen moderna y competente de nuestro país.

Desafíos y Fin de la Era Socialista

Sin embargo, desde finales de los 80, los socialistas perdieron apoyos debido a la convocatoria de una huelga general obrera (14 de diciembre de 1988); los escándalos de corrupción (sobre todo el GAL o «guerra sucia» contra ETA); los desencuentros entre Felipe González y Alfonso Guerra (que lideraban las dos principales tendencias del PSOE) y una nueva crisis económica y altísimas tasas de paro. Todo ello llevó a que en 1996 se convocaran elecciones anticipadas, que dieron la victoria al PP (Partido Popular) de José María Aznar, que gobernaría España durante dos legislaturas (1996-2004).