Nietzsche: El Superhombre, la Crítica al Cristianismo y sus Influencias Filosóficas

Influencias y Repercusión en el Pensamiento de Nietzsche

Fuentes de su filosofía

Nietzsche recibió influencias de diversas fuentes que moldearon su pensamiento:

  • Homero: Por su sentido de la moral y valores éticos como la belleza corporal, la fuerza física, el valor y la valentía.
  • Los presocráticos: Especialmente Heráclito, por el valor otorgado a los sentidos en el conocimiento humano.
  • Demócrito: Por la idea de que no existe más que un mundo material.
  • Goethe: Por su concepción estética de la existencia.
  • Darwin: Por el concepto de selección natural, que Nietzsche reinterpretaría.
  • Schopenhauer: Fue una de sus mayores influencias con su filosofía irracionalista y de la voluntad, aunque Nietzsche se opondría a su pesimismo.
  • Voltaire y Heinrich Heine: Del primero tomó ideas filosóficas y del segundo, la célebre idea de la «muerte de Dios».

Por otro lado, su filosofía se construyó en oposición a otras corrientes:

  • Rechazó el idealismo de Sócrates y Platón, a los filósofos ilustrados y la metafísica tradicional.
  • Se opuso a la ética formal de Kant, por considerarla una negación de la vida.

Legado e impacto posterior

La repercusión de Nietzsche se manifiesta sobre todo en su estilo y en la forma de transmitir los pensamientos, consolidando el ensayo como vehículo filosófico. Su influencia vitalista fue captada por figuras como Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre. Su contemporáneo Georg Simmel también empleó este sistema vitalista. Henri Bergson elaboró su concepto de la metafísica desde un punto de vista similar. Paul Ricœur lo vinculó con Marx y Freud, considerándolos los tres «maestros de la sospecha». En España, influyó en autores como Pío Baroja, Vicente Blasco Ibáñez y, de forma destacada, en José Ortega y Gasset.

Crítica a la Religión Cristiana

Nietzsche considera que la religión cristiana lleva hasta el final el desprecio por la vida, característico de la cultura occidental desde Sócrates y Platón. Su superación radical es necesaria para la aparición del hombre nuevo: el superhombre.

Para entender su crítica al cristianismo, se debe recordar que, según este autor, la religión no es una experiencia verdadera, pues no es la experiencia de una entidad que realmente exista. Dicho de otro modo, Nietzsche considera verdadero el ateísmo y falsa toda creencia en lo sobrenatural. Aceptado este principio, la tarea que se propone es comprender cómo fue posible que la humanidad creyera durante tanto tiempo en esta ilusión. La solución que presenta es la misma que le sirve para explicar la aparición de las construcciones metafísicas que con tanta dureza criticó (la ciencia, la metafísica): el estado de ánimo que promueve el éxito de las creencias religiosas y la invención de un mundo trascendente es el de resentimiento, el de no sentirse cómodo en la vida y el afán de ocultar la dimensión trágica de la existencia.

El Concepto del Superhombre (Übermensch)

El superhombre no se puede identificar con una clase social con privilegios tradicionales o poder social (como la aristocracia), ni con un grupo definido biológicamente (una raza), pues los genes no son garantía de excelencia. Sin embargo, podemos reconocerlo a partir de su conducta moral:

  1. Rechaza la moral de esclavos: Repudia la humildad, la mansedumbre, la prudencia que esconde cobardía, la castidad, la obediencia como sometimiento a una regla exterior, la paciencia como consecuencia del sometimiento a un destino, el servilismo, la mezquindad y el rencor.
  2. Rechaza la conducta gregaria: Detesta la moral del rebaño, la conducta de quienes siguen a la mayoría y las normas morales ya establecidas. Como consecuencia de su capacidad para crear valores, no los toma prestados de la sociedad, por lo que su conducta es distinta a la de los demás.
  3. Crea sus propios valores: Los valores morales no existen en un mundo trascendente; son invenciones humanas. La mayoría de las personas se limitan a seguir los valores creados por otros. El primer rasgo del superhombre es precisamente este: inventa las normas morales a las que él mismo se somete. Pero no basta con inventar cualquier valor; debe crear valores que sean fieles al mundo de la vida y que le permitan expresar su propia personalidad y riqueza.
  4. Vive en la finitud: No cree en ninguna realidad trascendente, ni en Dios ni en un destino privilegiado para la humanidad. No cree que la vida tenga un sentido más allá del que él mismo le otorga. Acepta la vida en su limitación y no se oculta las dimensiones terribles de la existencia (el sufrimiento, la enfermedad, la muerte). Es dionisíaco.
  5. Ama el riesgo y el desafío: Le atraen las nuevas experiencias, los caminos no frecuentados, el enfrentamiento y las pruebas difíciles. No está preocupado por el placer o el dolor, pues pone por encima de ellos el desarrollo de su voluntad y de su espíritu. Es duro consigo mismo y con los demás, es valiente y no huye del sufrimiento, pues sabe que de estas experiencias puede salir enriquecido y crecer.
  6. Es contrario al igualitarismo: Ama la exuberancia de la vida y le gusta desarrollar en él mismo y en los demás aquello que les es más propio. No tiene miedo a la diferencia.
  7. Ama la intensidad de la vida: Celebra la alegría, el entusiasmo, la salud, el amor sexual y la belleza corporal y espiritual. Puede ser magnánimo y generoso como una muestra de la riqueza de su voluntad.

En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida, el creador y dueño de sí mismo y de su existencia; es un espíritu libre.