Pueblos Prerromanos en la Península Ibérica
Conjunto de sociedades indígenas que los romanos encontraron al iniciar la conquista de la Península Ibérica en el siglo III a.C. Se distinguían en tres áreas principales:
- Los pueblos del sur y este, de cultura ibérica y con un mayor desarrollo.
- Los de la Meseta y el Oeste, relacionados con la cultura celta y con un menor grado de desarrollo.
- Los del norte, con un mayor grado de primitivismo.
Los Vascones: Un Pueblo Prerromano del Norte Peninsular
Pueblo prerromano del norte peninsular, que ocupaba un territorio algo más amplio que la actual Navarra. Presentaban rasgos de primitivismo. Su origen étnico y el de su lengua preindoeuropea, el euskera, sigue siendo un enigma. La romanización se realizó en el siglo I a.C., y fue intensa en el sur, mientras que la zona montañosa del norte permaneció al margen y pervivieron rasgos culturales prerromanos.
La Conquista Romana de la Península Ibérica
Proceso histórico desarrollado entre los años 218 y 19 a.C. en varias etapas:
- En la primera etapa (218-197 a.C.), los romanos lograron expulsar a los cartagineses y dominaron la costa mediterránea y el sur peninsular.
- En la segunda etapa (197-133 a.C.), conquistaron la Meseta tras vencer la resistencia de los lusitanos y celtíberos.
- En la última etapa (29-19 a.C.), sometieron a los cántabros y astures, finalizando así la conquista.
La Romanización de Hispania
Proceso de aculturación de los pueblos conquistados por Roma, desarrollado entre el siglo III a.C. y el siglo V d.C. Las sociedades indígenas hispanas asimilaron rasgos propios de la cultura romana, un proceso al que contribuyeron diversos factores. La romanización fue intensa, salvo en el caso de los pueblos del norte.
Andelos: Un Asentamiento Romano en Navarra
Núcleo de población romana situado en la Navarra Media. Su origen fue un poblado de la Edad del Hierro, romanizado desde el siglo I a.C. y habitado hasta el siglo IV d.C. Era una ciudad estipendiaria ubicada en la calzada romana que conectaba Caesaraugusta con Pompaelo. Las excavaciones arqueológicas muestran una intensa romanización y un avanzado sistema de abastecimiento de agua.
La Monarquía Visigoda en Hispania
Régimen político que se extendió desde el 509 hasta el 711 d.C. Fue el primer Estado unificado e independiente en la Península Ibérica. Los visigodos llegaron a la península como aliados de los romanos, pero tras la caída del Imperio Romano de Occidente, se consolidaron como un reino con territorios a ambos lados de los Pirineos, centrado inicialmente en Tolosa. En el 507, tras ser derrotados por los francos, establecieron Toledo como su capital. La monarquía tuvo un carácter personal y electivo. El rey Leovigildo inició un proceso de unificación territorial, que continuó Recaredo en el ámbito religioso y Recesvinto en el jurídico. Los conflictos sucesorios facilitaron la invasión musulmana en el 711 d.C.
El Califato de Córdoba: Esplendor de al-Ándalus
Régimen político que se extendió entre el 929 y el 1031 d.C., constituyendo el periodo de mayor esplendor político y cultural de al-Ándalus. Abderramán III se autoproclamó califa, asumiendo la máxima autoridad política y religiosa de los musulmanes. El califato era un poder despótico, de base militar, con un ejército centralizado en Córdoba que realizaba expediciones de castigo anuales hacia los pequeños reinos cristianos del norte y hacia el norte de África. Tras la muerte de Almanzor, primer ministro de Hixem II, se inició la decadencia del Califato y su posterior disolución en reinos de taifas en el 1031 d.C.
Los Reinos de Taifas: Fragmentación y Resistencia
Entidades políticas independientes surgidas a partir del 1031 d.C. tras la disolución del Califato de Córdoba. Se dividieron en tres grupos principales según sus dominadores: bereberes, andalusíes y eslavos. Fueron sometidos por los reinos cristianos, quienes les exigían el pago de parias (tributos) a cambio de protección. Esta situación llevó a los reinos de taifas a solicitar ayuda militar a los almorávides, quienes lograron paralizar temporalmente la expansión cristiana entre el 1090 y el 1145 d.C. Tras la caída de los almorávides, se inició el periodo de los segundos reinos de taifas, que posteriormente fueron unificados por el Imperio Almohade. Tras un tercer periodo de taifas, solo el Reino Nazarí de Granada se mantuvo independiente.
Los Mozárabes: Cristianos en al-Ándalus
Minoría de la población hispanovisigoda que se mantuvo fiel al cristianismo. Fueron respetados por los emires de Córdoba a cambio del pago de impuestos. Mantuvieron su cultura cristiana, aunque con una fuerte influencia musulmana. A mediados del siglo IX, comenzaron las rebeliones mozárabes en las principales ciudades de al-Ándalus, las cuales fueron duramente reprimidas. Tras la represión llevada a cabo por Abd al-Rahman III, una parte de los mozárabes huyó hacia el norte cristiano, donde fundaron monasterios y contribuyeron a la repoblación de territorios.
La Expansión Territorial de los Reinos Cristianos
Proceso de expansión territorial de los reinos cristianos a costa de al-Ándalus que culminó en el siglo XV. Se desarrolló en varias fases:
- Entre los siglos VIII y XI, surgieron en el Sistema Cantábrico y los Pirineos los núcleos iniciales de Asturias-León, Castilla, Navarra, Aragón y los condados catalanes. La frontera se estableció inicialmente en la línea del río Duero y el Prepirineo.
- En el siglo XI, Castilla extendió sus fronteras del Duero al Tajo, y en el siglo XII, Aragón y Cataluña ocuparon el valle del Ebro.
- En el siglo XIII, Fernando III de Castilla conquistó el valle del Guadalquivir, y Alfonso X el Sabio, el reino de Murcia. Por su parte, Jaime I el Conquistador conquistó las Islas Baleares y Valencia.
- Finalmente, en 1492, los Reyes Católicos conquistaron Granada, poniendo fin a la presencia musulmana en la península.
El Reino de Pamplona: Orígenes y Evolución
Estado medieval cristiano del Pirineo occidental que surgió de la insumisión de los vascones ante la dominación musulmana y franca (siglo VIII).
- En el siglo IX, Íñigo Arista unificó el mando con el título de dux.
- En el siglo X, se instauró la dinastía Jimena con Sancho Garcés I, quien asumió la monarquía como “Rex Pampilonensis” y también inició la expansión territorial por Tierra Estella y parte de La Rioja.
- Sancho III el Mayor sumó a sus dominios los condados de Castilla, Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, alcanzando la máxima expansión territorial del reino.
- Desde 1162, Sancho VI el Sabio comenzó a utilizar el título de Rex Navarrae o Navarrensis, dando origen al Reino de Navarra.
Las Cortes Medievales en los Reinos Hispanos
Institución política surgida desde el siglo XIII, que representaba a los tres estamentos (nobleza, clero y estado llano) y poseía funciones legislativas. Su origen se encuentra en la Curia Regia o Cort, una asamblea que asesoraba a los monarcas y estaba compuesta por la alta nobleza y la alta jerarquía eclesiástica. A partir de los siglos XII-XIII, se incorporaron los representantes de la burguesía urbana.
Su funcionamiento implicaba que los diputados presentaran quejas o agravios, tras lo cual se decidía el servicio o donativo (ayuda económica al rey) y, finalmente, se adoptaban disposiciones legislativas. El voto se realizaba por estamento.
Existían diferencias significativas entre los reinos: en Aragón y Navarra, las Cortes tenían periodicidad fija y una significativa capacidad legislativa, mientras que las Cortes castellanas poseían un carácter predominantemente consultivo.
Formación y Estructura de la Corona de Aragón
Proceso histórico que se inició en 1137 con el matrimonio entre Petronila, heredera del Reino de Aragón, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona. Esta unión dinástica dio origen a la Corona de Aragón, conformada inicialmente por el reino aragonés, los condados catalanes y territorios al norte de los Pirineos.
Tras la Batalla de Muret (1213), la expansión se dirigió hacia el sur; Jaime I el Conquistador conquistó Mallorca y Valencia.
La estructura de la Corona se caracterizó por el pactismo, un sistema que limitaba la autoridad del rey mediante las Cortes y le obligaba a respetar los fueros y costumbres de cada territorio. Cada territorio constituyente de la Corona tenía sus propias Cortes con cierto poder legislativo. En Barcelona, por ejemplo, gozaban de amplia autonomía y sus órganos de gobierno estaban en manos de la burguesía comercial.