Exploración de la Poesía Renacentista y Barroca Española
Garcilaso de la Vega: ‘En tanto que de rosa y de azucena’
El texto ante el cual nos encontramos encaja dentro del período artístico del Renacimiento (siglo XVI). Este movimiento, surgido en Italia, se puede sintetizar como un renacer de la cultura grecolatina. El modelo por excelencia fue el petrarquista. Se caracteriza por tratar temas como el amor, fuente tanto de tristeza como de pureza; la naturaleza, representante del equilibrio y acorde con el Renacimiento; y los mitos grecolatinos como recursos expresivos. La literatura de esta época tiene como objetivo principal la búsqueda de la belleza y se emplean formas novedosas como el verso endecasílabo.
En España, esta época coincide con dos reinados: el primero, Carlos I, permitía la entrada de corrientes de toda Europa; el segundo cierra las influencias extranjeras, exalta la patria y apoya la Contrarreforma.
Autor: Garcilaso de la Vega
Esta obra pertenece al destacado autor renacentista Garcilaso de la Vega, poeta que da plenitud a las nuevas formas y temas. Este escritor encarnó las cualidades de cortesano y tuvo una intensa vida amorosa. Murió muy joven en el asalto a la fortaleza de Muy.
Tema Central y Tópicos Literarios
En cuanto al tema del texto, se aborda el concepto filosófico de la brevedad de la vida (tempus fugit); sin embargo, en su desarrollo poético notamos el cambio de mentalidad producido en el paso de la Edad Media al Renacimiento. El poeta no se lamenta de esa brevedad, sino que, consciente de ella, aconseja gozar los placeres de la juventud antes de que el tiempo la destruya (carpe diem y collige, virgo, rosas). También se emplea el tópico descriptio puellae, ya que se realiza una descripción física gradativa descendente.
Estructura del Soneto
Esta obra se trata de un soneto compuesto por 14 versos endecasílabos de rima consonante ABBA, ABBA, CDE, DCE. Los versos se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos.
- El primer cuarteto recrea la juventud y belleza de la dama.
- El segundo cuarteto amplifica y desarrolla el mismo tema.
- El primer terceto reflexiona sobre la idea central (la exhortación a disfrutar el presente), vinculándolo al tema de los cuartetos (antes de que el tiempo destruya la juventud y la belleza).
- El terceto final concluye con una reflexión grave sobre los versos anteriores (el tiempo todo lo destruye).
El poema se ajusta a la estructura del soneto clásico en que se presenta una introducción, un desarrollo y una conclusión que de algún modo da sentido al resto del poema.
Recursos Estilísticos
Respecto a los recursos empleados, destaca la prosopografía y la etopeya para describir a la joven. Estas descripciones se apoyan en metáforas como “nieve” para referirse a su cabello o “hermosa cumbre” para referirse a su cabeza. La azucena y la rosa son símbolos de la pureza y la pasión. Se aprecia el tempus fugit en “marchitará la rosa el viento helado…” donde hay además un hipérbaton, y el tópico collige, virgo, rosas se desarrolla en fragmentos como “coged de vuestra alegre primavera”. También se presenta encabalgamiento “en la vena/del oro” que refleja el rápido paso del tiempo y antítesis como “enciende-refrena”. Se observa una anáfora en “en tanto” que aporta musicalidad.
Estilo y Conclusión
El poema presenta un estilo personal que aporta belleza y musicalidad, un tono suave de melancolía y el equilibrio sosegado entre la forma y el contenido. Destaca la contención del sentimiento y la expresión del sufrimiento. En definitiva, la obra que acabamos de comentar se adapta perfectamente al Renacimiento, ya que se centra principalmente en crear belleza, desarrolla un tema amoroso y su elaboración es cuidada.
Francisco de Quevedo: ‘Miré los muros de la patria mía’
El texto ante el cual nos encontramos pertenece al período artístico del Barroco (siglo XVII). Este movimiento fue desencadenado cuando España, aun potencia hegemónica, fue perdiendo poder progresivamente. La miseria, la despoblación, las guerras, las enfermedades, la bancarrota económica y la expulsión de judíos y moriscos condujo a una situación de decadencia. Esto supuso un cambio respecto a los ideales renacentistas, intensificado por la Contrarreforma. El optimismo y la exaltación del hombre y la naturaleza fueron sustituidos por el desengaño y el desprecio de lo terrenal. La literatura de esta época busca la abundante ornamentación y la exageración. Una de las tendencias literarias más destacadas es el conceptismo, basado en, como su nombre indica, juegos conceptuales.
Autor: Francisco de Quevedo y Villegas
Esta obra pertenece al destacado autor del Barroco, Francisco de Quevedo y Villegas. Este representante del conceptismo nació en Madrid, estudió lenguas clásicas y modernas en Alcalá y teología en Valladolid. A lo largo de su vida fue desterrado y preso, debido a la autoría de unos poemas contra el Conde-Duque de Olivares.
Tema Central: Decadencia y Desengaño
En cuanto al tema del texto, se desarrolla principalmente la decadencia (“miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados”), característica de este período histórico. Esta decadencia pasa progresivamente a la decadencia personal del autor. Por ello, puede establecerse en el primer grupo de poemas de Quevedo.
Estructura del Soneto
La estructura externa del poema consta de versos endecasílabos de rima consonante, dos cuartetos (ABBA, ABBA) y dos tercetos (CDE, CDE), por lo que se trata de un soneto.
Internamente, el poema podría dividirse en dos partes:
- Una primera, que consta de las tres primeras estrofas en las que se desarrolla la descripción de la situación política del país y del escritor.
- Y una segunda parte, la estrofa que cierra el poema, donde describe el descanso debido a la muerte.
Recursos Estilísticos
El poema está cargado de recursos que reflejan la decadencia que sufre Quevedo. Justo al comenzar, la metáfora y metonimia “miré los muros de la patria mía” nos recuerda la pasada hegemonía española, contrastada por la entonces actual situación desfavorable, introducida por la antítesis y elipsis “si un tiempo fuertes, ya desmoronados”. En los versos 3-4 sigue aludiendo al país por medio de metáforas y personificaciones. Se aprecia una personificación e hipérbaton en “y del monte quejosos los ganados”. Es destacado el empleo de adjetivos que refuerzan el tema principal. En las dos últimas estrofas realiza una metáfora continuada en la que compara de nuevo “mi casa” y “mi espada” con la situación.
Estilo y Conclusión
Respecto al estilo, el texto presenta una complicación artificial, originalidad y desmesura típica del Barroco. Presenta un tono breve, severo y profundamente religioso, junto con un talante sarcástico y humorístico, lo cual nos permite identificar la dualidad del autor. Por lo tanto, este poema de Quevedo desarrolla perfectamente los motivos característicos del pensamiento del Barroco y de asunto ascético: el desprecio de las falsas apariencias, la fugacidad de la vida terrenal y la caducidad de los bienes materiales, en definitiva, las ideas acerca de la muerte y el desengaño.
Francisco de Quevedo: ‘Cerrar podrá mis ojos’
El texto ante el cual nos encontramos pertenece al período artístico del Barroco (siglo XVII). Este movimiento fue desencadenado cuando España, aun potencia hegemónica, fue perdiendo poder progresivamente. La miseria, la despoblación, las guerras, las enfermedades, la bancarrota económica y la expulsión de judíos y moriscos condujo a una situación de decadencia. Esto supuso un cambio respecto a los ideales renacentistas, intensificado por la Contrarreforma. El optimismo y la exaltación del hombre y la naturaleza fueron sustituidos por el desengaño y el desprecio de lo terrenal. La literatura de esta época busca la abundante ornamentación y la exageración. Una de las tendencias literarias más destacadas es el conceptismo, basado en, como su nombre indica, juegos conceptuales.
Autor: Francisco de Quevedo y Villegas
Esta obra pertenece al destacado autor del Barroco, Francisco de Quevedo y Villegas. Este representante del conceptismo nació en Madrid, estudió lenguas clásicas y modernas en Alcalá y teología en Valladolid. A lo largo de su vida fue desterrado y preso, debido a la autoría de unos poemas contra el Conde-Duque de Olivares.
Tema Central: El Amor Trascendente
La muerte llegará inevitablemente y separará el alma del cuerpo; a pesar de ello, el alma no olvidará su amor, dentro de su envoltura carnal, y volverá a reunirse con el cuerpo a pesar de la decadencia física. El amor que seguirá existiendo más allá de la muerte.
Estructura del Poema
Este poema se podría estructurar en cuatro puntos, cada uno perteneciente a una estrofa:
- En la primera estrofa describe el momento de la muerte, a través de los dos primeros versos, “cerrar podrá mis ojos la postrera/sombra que llevare el blanco día…”, y los dos próximos versos describen la liberación del alma “… y podrá desatar esta alma mía,/hora a su afán ansiosa y lisonjera…”
- En la segunda detalla el viaje que tiene que recorrer el alma hasta la otra ribera de la laguna Estigia, lugar por el cual tenían que cruzar todas las almas para alcanzar la eterna inmortalidad, “…mas no, de esotra parte, el ribera/ dejará la memoria, en donde ardía…” y que sería el alma incapaz de olvidar la memoria que su cuerpo ha tenido “…nadar sabe mi alma el agua fría,/ y perder el respeto a la ley severa…”
- En la tercera estrofa explica la relación que tenían el cuerpo y el alma, utilizando o culpando al cuerpo de encarcelar al alma, y a su vez usando el cuerpo como instrumento por el cual el amor fluía “… Alma a quien todo un dios prisión ha sido / venas que humos a tanto fuego han dado, / médulas que han gloriosamente ardido…”
- Y en la última expone su idea esencial del amor, la cual dice que aunque el cuerpo se destruya habrá valido la pena, pues el amor lo merece “… su cuerpo dejará, no su cuidado, / será, ceniza, mas tendrá sentido,/ polvo serán, mas polvo enamorado.”
Recursos Estilísticos
En este soneto, compuesto por dos cuartetos y dos tercetos, cuya rima consonante es ABBA ABBA CDC DCD, existen varios hipérbatos (alteración de la estructura gramatical de una frase) en el primer, tercer, sexto y octavo verso; por ejemplo, en el sexto verso: “… dejará la memoria, en donde ardía;…”.
Plano semántico: Encontramos metáforas en el primer verso y en el segundo, en los cuales se dirige a la muerte como “la postrera sombra” y a la eternidad como “el blanco día”. También existen personificaciones como la del “… nadar sabe mi alma el agua fría…” ya que al alma se le atribuye la acción de nadar, y en el último verso “… mas polvo enamorado.”, donde el polvo no se enamora.
Reflexión Final
Este autor es del siglo XVII, con lo cual tiene una forma de ver la vida propia de su época, el Barroco, en la que el cuerpo se consideraba una cárcel para el alma. Lo que más me llama la atención es que diga que un cuerpo inerte seguirá siendo un cuerpo enamorado y que, aunque haya muerto, solo con el hecho de haber estado enamorado lo compensa todo.