Poetas franquistas

TEMA 6. EL TEATRO DESDE 1939 A NUESTROS DÍAS. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS

En España, tras la Guerra Civil, el panorama intelectual había quedado arrasado. Lorca y Valle Inclán estaban muertos y otros, como Max Aub, se marcharon al exilio. Además, la censura puso muchas cortapisas a la libertad de creación o al espíritu crítico. En esta época, se pueden observar distintas corrientes:

Décadade los años 40 . Triunfa el teatro de consumo o evasión cuya finalidad principal es entretener a un público burgués. En este momento destacan autores como Luca de Tena o José María Pemán. Otros, sin embargo, prefieren el teatro de humor más intelectual, como el que ofrecen autores como Jardiel Poncela (con obras como Eloísa está debajo de un almendro o Los habitantes de la casa deshabitada) o Miguel Mihura con Tres sombreros de copa; ambos autores buscan la risa a partir del absurdo.

Tras ellos, surgirá un grupo de autores que siguen una línea realista/existencialista y que desarrollarán su labor dramática en las décadas de los 50 y 60. Algunos recurren a determinadas estrategias que les permitirá burlar la censura; otros, verán sus obras prohibidas en España. Estos autores consideran el teatro como un medio para agitar y transformar la sociedad. El estreno de la obra de Buero Vallejo: Historia de una escalera en 1949 y Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre en 1953 marcan el inicio del cambio y la renovación profunda. Estos autores tienen una temática común: la injusticia social y la alienación

A mediados de los 60 surge un teatro menos social y más experimental intentando superar la temática social mediante fórmulas más vanguardistas y experimentales para semejarse a las corrientes del teatro europeo. La temática sigue siendo muy similar a la anterior: la injusticia social… Pero se desecha el enfoque realista para sustituirlos por enfoques simbólicos y alegóricos, en esta línea está situado Fernando Arrabal (cuya obra atravesó diversas etapas) que es un autor cercano a las vanguardias; se exilió a París y solo fue conocido en España con la llegada de la democracia. También es el momento del desarrollo del teatro de Francisco Nieva, autor de gran originalidad cuyas obras destacan por sus extraordinarias posibilidades de puesta en escena. También a mediados de los 60, como alternativa al teatro comercial, surgen los grupos independientes: Els Joglars, Els Comediants, Tábano… estos grupos buscan nuevas fórmulas que contribuyan a la renovación del espectáculo y recurren a la farsa, a lo esperpéntico o a lo onírico y se cultivan recursos visuales, sonoros, corporales…Inspirándose en la comedia musical e incluso en el circo.

A partir de 1975 y tras el experimentalismo de los años 60 y 70, todos los géneros literarios vuelven la mirada hacia la tradición y lo convencional. Los nuevos autores dramáticos se inclinan hacia la comedia realista bien concluida y que desarrolla temas de actualidad: la droga, la delincuencia, los conflictos amorosos, etc. Quizás el autor más destacado de este momento sea José Luis Alonso de Santos con obras como La estanquera de Vallecas o Bajarse al moro. También realizó una gran labor el actor y escritor Fernando Fernán Gómez cuya obra más destacada y representada fue Las bicicletas son para el verano. El panorama de estos últimos años es variado y cambiante y en la década de los 70 y 80 coexisten dos tendencias dramáticas. Por un lado, sigue perviviendo con gran éxito de público un teatro comercial que pone en cartel comedias convencionales, fáciles de entender y cuya única finalidad es el entretenimiento. Por otro lado, los autores más vanguardistas siguieron teniendo problemas para representar sus obras pues sus exigencias estéticas estaban muy por encima de lo que se veía en los escenarios y el público no estaba preparado para estas innovaciones. A partir de 1990 surge un grupo de autores que desarrolla una abundante literatura dramática entre los que destacan Ignacio del Moral, Juan Mayorga o Paloma Pedrero. Estas generaciones reflejan en sus obras el mundo que les ha tocado vivir: deshumanizado, violento y xenófobo. Por último, no hay que dejar de mencionar la tarea que ha llevado a cabo el Centro Dramático Nacional en estas últimas décadas para la recuperación del teatro clásico, con gran éxito de público.

Resumen tema 7. POESÍA DE 1939 A FINALES DEL XX. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS

En poesía, los acontecimientos históricos suponen un “año cero” por la muerte, exilio y silencio de los poetas de la brillante etapa anterior.

Década de los 40. Como sucede en otros géneros, en estos primeros años de posguerra la poesía se divide en dos: una poesía arraigada de aquellos poetas afines al nuevo régimen que evitan en sus poemas cualquier crítica o visitón negativa en la que destacan Leopoldo Panero y Luis Rosales; muchos de ellos publican sus obras en dos revistas que aparecieron en esta época: Garcilaso y Escorial, y una poesía desarraigada de aquellos que marcharon al exilio y claramente influida por el existencialismo filosófico, es una poesía comprometida con el ser humano, como la última etapa de Miguel Hernández, en su libro póstumo Cancionero y romancero de ausencias (sobre la cárcel y la angustia por el destino de su familia).Otros autores que sobresalen por su ruptura temática y formal y por la gran presencia del existencialismo y Surrealismo, son Vicente Aleixandre con Sombra del paraíso, en la que el autor manifiesta su dolor ante el alejamiento del humano de la naturaleza y Dámaso Alonso con Hijos de la ira, donde el autor vuelca todo el dolor de aquella época.

Década de los 50. Es el momento de la llamada poesía social, la cual pretende mostrar la verdadera realidad del ser humano y del país, denunciando las injusticias. Como tema principal destaca la preocupación por España y el recuerdo y la superación de la Guerra Civil, dirigíéndose así a la “inmensa mayoría” con un lenguaje directo y coloquial. Destacamos a poetas como Blas de Otero con Pido la paz y la palabra, y Gabriel Celaya con su obra Cantos iberos, o José Hierro. Los poetas sociales no conseguían que la poesía llegara a un gran número de lectores; sin embargo, este objetivo lo consiguió la música de los cantautores españoles de las décadas de los 60 y 70 por la enorme difusión de la cultura audiovisual.

Décda de los 60. La llamada generación de los 50 –poesía del conocimiento– era un grupo de jóvenes poetas que comienzan una nueva andadura y arrancan de la poesía social para poco a poco ir distanciándose de ella. Han perdido la esperanza en la eficacia de la poesía como arma para cambiar el mundo, así que los temas sociales ceden terreno a los temas más personales y regresan a la intimidad, la infancia, el amor, la vida cotidiana. Sin embargo, son poetas de una enorme conciencia cívica, y denuncian, ahora con ironía y distanciamiento la situación de la España de la época. En cuanto al lenguaje literario, estos poetas se distancian tanto del patetismo de la poesía existencial como del prosaísmo de la poesía social. Entre ellos están Jaime Gil de Biedma, Ángel González o Claudio Rodríguez.

Co la llegada de la democracia y a partir de los años 70-75 (muerte de Franco y aperturismo) destaca en el ámbito literario la generación de los Novísimos, que supone un gran cambio con respecto a la poesía anterior puesto que son poetas que se conciben a sí mismos como intelectuales cuyas manifestaciones principales se transmiten por medio de la poesía, entendida como una exhibición cultural y recogida en antologías, influidas temáticamente por los medios de comunicación y la poesía extranjera, así como por los experimentos vanguardistas (escritura automática, collage) y por el Modernismo. Sobresaldrían poetas como Gimferrer, Panero, Ana María Moix, José María Álvarez. Desde los años 70-80, se produce una gran diversificación de tendencias y corrientes: culturista, con Antonio Colinas; poesía del silencio con versos breves y conceptuales: José Ángel Valente o Antonio Gamoneda; o la llamada poesía de la experiencia , que es la línea más cultivada en la actualidad, con poemas que vuelven los ojos a los recuerdos cuidando el lenguaje sin que esto sea una obsesión: Felipe Benítez Reyes o Luis García Montero.

Tema 8: LA NOVELA ESPAÑOLA desde 1975 hasta finales del Siglo XX

En los primeros años que siguen a la muerte de Franco y la recuperación de la democracia en España, conviven varias generaciones y tendencias. Por un lado, están los autores de la posguerra como Camilo José Cela, Miguel Delibes o Torrente Ballester; por otro, continúan los novelistas de los años 50, 60 y 70 que siguen publicando (Juan Goytisolo, Juan Marsé o Carmen Martín Gaite) y, además, surgen autores que se dan a conocer en este momento: Rosa Montero, Muñoz Molina, Luis Landero, Javier Marías, etc. Dos son las carácterísticas comunes a todos ellos: el individualismo, ya no existe una corriente dominante en cuanto a la literatura, sino que se dan diversidad de tendencias y estilos y el agotamiento del experimentalismo de los años 60 que hace que los autores prefieren volver a una novela de corte más tradicional.

Al no haber unas corrientes definidas, la temática es el eje que vertebra las corrientes narrativas que de los últimos 30 años. Las tendencias más sobresalientes son: novela de intriga, muy determinada por el cine negro americano; este subgénero arranca con gran fuerza ya que presenta elementos que atraen al lector; destacan Manuel Vázquez Montalbán con una serie protagonizada por el detective privado Pepe Carvalho y Arturo Pérez Reverté que se mueve entre la intriga, la aventura y la historia, son famosos sus libros sobre El capitán Alatriste ambientados en el siglo XVll. Junto a ellas, aparecen las novelas que vuelven a la historia de España más reciente para denunciar lo que en su momento no fue posible; en este grupo destacan Javier Cercas con una obra que tuvo un enorme impacto cuando aparecíó: Los soldados de Salamina (2001), Dulce Chacón con La voz dormida o la saga de Almudena Grandes “Episodios de una guerra interminable” un proyecto narrativo que incluye seis novelas (publicadas cuatro hasta ahora) y que narran momentos significativos de la resistencia antifranquista comprendidos entre 1939 y 1964) y cuyos personajes principales tienen una existencia real. Por último, otro de los grupos temáticos es el de la novela de reflexión íntima en la que se vuelve a lo privado y al análisis psicológico de los personajes como sucede en El desorden de tu nombre de Juan José Millás en la que su protagonista, que va a visitar todos los martes y viernes a su psicoanalista, descubre a una mujer de la que se enamora pero en la que ve los rasgos de otra mujer a la que amó. Hay otros grandes autores que pueden incluirse en ocasiones en una novela de reflexión íntima, en otras en una novela de la memoria con enfoque realista… Pero, independientemente de la clasificación, lo importante es la calidad de sus obras y su trayectoria consolidada: Rafael Chirbes que publicó La buena letra en el año 1992 y cuya protagonista hace una reflexión íntima dirigida a su hijo sobre las miserias que han ido tejiendo la tristeza y los silencios de su vida; Antonio Muñoz Molina, cuyo éxito empezó a fraguarse con la publicación de Un invierno en Lisboa, una novela de intriga; Javier Marías, preocupado sobre todo por la personalidad y el paso del tiempo; Eduardo Mendoza, autor que añade una nota de humor a sus obras y que a partir de La verdad sobre el caso Savolta (1975), novela policíaca, ha venido publicando obras de muy distinta índole; sin olvidar a dos de los grandes narradores del momento: Luis Landero, un autor que se mueve en lo real-imaginario y Luis Mateo Díez.

Por último, habría que destacar tres aspectos que no pueden ser olvidados. El primero de ellos es el papel de la mujer en la narrativa española en este momento, con autoras jóvenes que están publicando obras de excelente calidad literaria: Elvira Valgañón, Sara Mesa… El segundo, el auge que se ha dado en un subgénero narrativo como es el relato corto, el cuento. Y, por último, el enorme peso de la literatura infantil y juvenil que ha tenido en cuenta, por primera vez, a un público joven y al que no se le debe restar la calidad literaria: ahí tenemos, por ejemplo, a Laura Gallego o César Mallorquí.