Racionalismo y Solipsismo: Fundamentos de la Filosofía de Descartes

Racionalismo

Racionalismo: Movimiento filosófico que coloca la razón como la principal fuente de conocimiento, por encima de los sentidos. Según el racionalismo, la razón permite conocer no solo el mundo físico, sino también lo metafísico, aquello que está más allá de la experiencia sensorial. Los racionalistas, como Descartes, consideran que existen ideas innatas, es decir, ideas que no provienen de la experiencia externa, sino que están presentes desde el nacimiento en el entendimiento humano. A partir de estas ideas, se pueden deducir todas las demás verdades. El racionalismo se contrapone al empirismo, que defiende que todo conocimiento proviene de los sentidos y la experiencia.

Ideas Innatas

Son aquellas ideas que no provienen de la experiencia externa ni de la imaginación, sino que están presentes en el entendimiento desde el nacimiento. Según Descartes, estas ideas son claras y distintas, y sirven como base para el conocimiento. Ejemplos de ideas innatas son las nociones de pensamiento y existencia (por ejemplo, “pienso, luego existo”). Son consideradas por Descartes como verdades fundamentales, que no necesitan ser adquiridas a través de los sentidos, sino que forman parte de la naturaleza humana.

Duda Metódica

Es el proceso sistemático y controlado de dudar de todas las creencias y conocimientos que no sean absolutamente ciertos, con el objetivo de llegar a la verdad. Para Descartes, la duda metódica es una herramienta necesaria para purificar el conocimiento y obtener certezas indudables. Se aplica principalmente al ámbito teórico o filosófico, y no al campo práctico o moral. A través de esta duda, Descartes busca eliminar todo lo que sea incierto, para quedarse solo con lo que es claro y evidente.

Duda Teórica

Es un tipo de duda aplicada exclusivamente en la reflexión filosófica y teórica. Descartes distingue esta duda de las creencias prácticas o morales, que no deben ser sometidas a cuestionamiento. La duda teórica se centra en aquellas creencias que pueden no ser ciertas, como las percepciones sensoriales o las ideas filosóficas, y tiene como objetivo encontrar una base segura y cierta para el conocimiento.

Cogito Ergo Sum

Es la famosa conclusión de Descartes, que significa “Pienso, luego existo”. Descartes llega a esta verdad al aplicar la duda metódica a todas las creencias posibles, descubriendo que, aunque pueda dudar de todo, no puede dudar de que está pensando. Al pensar, tiene la certeza de que existe como ser pensante. Esta certeza de la existencia del pensante es el punto de partida para reconstruir todo el conocimiento en términos de certeza absoluta.

Solipsismo

Solipsismo: Es la concepción filosófica según la cual solo existe el sujeto pensante. A partir de la certeza de su propia existencia, Descartes se enfrenta a la posibilidad de que todo lo demás, incluido el mundo exterior, podría ser una construcción de su mente. Aunque no se puede demostrar de manera concluyente que solo existe el pensamiento, esta posición filosófica explora la idea de que todo lo que experimentamos podría ser solo una manifestación de nuestra conciencia.

Ideas Adventicias

Son aquellas ideas que parecen provenir del mundo exterior, a través de los sentidos, como la percepción de objetos físicos. Sin embargo, Descartes las pone en duda, ya que los sentidos no siempre nos dan un conocimiento fiable. Las ideas adventicias pueden ser engañosas, ya que los sentidos nos pueden llevar a conclusiones erróneas, como cuando soñamos y creemos que lo experimentado es real. A pesar de que parecen venir del exterior, Descartes no las considera ideas claras y distintas.

Sustancia Infinita

Según Descartes, la sustancia infinita es Dios, el ser perfecto que existe por sí mismo y no necesita de nada ni de nadie para existir. Dios es la causa primera que da existencia a todo lo demás. Descartes argumenta que la idea de perfección que el ser humano posee solo puede haber sido puesta en él por un ser perfecto. A partir de la existencia de la sustancia infinita, Descartes demuestra la existencia de las otras dos sustancias: la sustancia pensante (el alma) y la sustancia extensa (el mundo físico).

Sustancia Pensante

Es la sustancia que tiene la capacidad de pensar, razonar y dudar. Descartes la llama res cogitans, y está asociada al alma o la mente humana. Esta sustancia es finita, pero no depende de ninguna otra sustancia para existir, salvo de la sustancia infinita, Dios. La sustancia pensante se caracteriza por la capacidad de conciencia, pensamiento, duda y razón. Es la base de la existencia del sujeto pensante y la fuente del conocimiento filosófico.

Sustancia Extensa

Es la sustancia que forma el mundo físico, es decir, los cuerpos materiales y el espacio en el que estos se encuentran. La sustancia extensa se caracteriza por la extensión: tiene longitud, anchura y profundidad. A través de los sentidos, podemos conocer la sustancia extensa, aunque Descartes advierte que estos sentidos no siempre nos dan una representación fiel de la realidad. La existencia de la sustancia extensa está garantizada por la existencia de Dios, quien, siendo perfecto, no permitiría que nos engañáramos sobre la realidad del mundo físico.