¿Quiénes eran los Sofistas?
En el siglo V a.C., en plena **efervescencia democrática ateniense**, aparecen los **sofistas**, maestros ambulantes o, mejor dicho, “**profesionales de la enseñanza**”, desarraigados, forasteros en todas las *polis*, sabios que vendían su saber, por lo que merecieron la dura calificación de **Platón**: “*prostituidores del espíritu*”. Enseñaban, cobrando a los jóvenes pudientes **saberes enciclopédicos**, arrinconando las abstractas discusiones de los filósofos anteriores sobre la física (cosmología) para introducir nuevos problemas: **antropología, lingüística, derecho, política**. Criticaban las costumbres, la religión, las instituciones e introdujeron en la sociedad el **relativismo**, es decir: saber discutir el *sí* o el *no* de una misma cuestión.
Sin embargo, la valoración global es positiva: Grecia era un conjunto de ciudades-estado (**polis** con constituciones distintas, nada menos que 72 según **Aristóteles**) y había que reafirmar los valores de cada ciudad.
Atenas era una **democracia**: los ciudadanos adultos y varones (excluidos niños, mujeres y esclavos) no solo tenían el derecho a hablar en la asamblea, sino que era para ellos un deber: **discutir, escuchar y decidir**. Incluso ante los jueces, en caso de juicio, debían defenderse por sí mismos. El **dominio de la palabra** constituía la mejor garantía para vivir en comunidad, para defender derechos propios y ajenos, para “escalar”, para medrar.
Los sofistas, en su mayoría extranjeros excluidos del derecho de ciudadanía, no podían hablar en la asamblea, pero se resarcirían haciéndolo por boca de sus alumnos. Su triunfo social sería su más profunda satisfacción personal. “*Eu legein*”, el “**buen discurso**”, “saber hablar bien” como sinónimo de poder.
Principios Fundamentales del Pensamiento Sofista
- El punto de partida es el conflicto entre las leyes de la naturaleza y las leyes de cada *polis* (**physis versus nomos**).
- La solución sofista es **relativista**: hay cosas que son justas por naturaleza y hay cosas que son justas por ley.
- **Derecho, Estado, sociedad, ley, moral**, ¿qué son? La respuesta es muy simple: un **pacto entre ciudadanos**, es decir, depende de en qué *polis* estés. **Protágoras**, sofista importante, acuñaría el lema que los caracteriza: “*El hombre es la medida de todas las cosas*”. El hombre es la medida y de él depende toda moral: ***homo mensura***.
- La **virtud** (*areté*) no es algo interior, sino la “habilidad” con que el sofista (o su alumno, candidato a la *erótica del poder*) persuade a sus ciudadanos para que acepten unas acciones que él sabe presentar como buenas para la *polis*: la virtud es el **éxito político o social**.
Los Socráticos
**Sócrates**, filósofo de todos los tiempos, que presumía de ser “ateniense, griego y hombre”. Se dedicó a discutir, preguntar, dialogar (la **mayéutica**) y a incordiar. Le llamaban “el tábano” y lograron que le acusaran por corruptor de los jóvenes y por introducir nuevos dioses. Era un socavador. Fue el primero que planteó cosas como qué es la **justicia, el deber, la ley**. Por vivir en tiempos de los sofistas, por hablar de temas similares “aunque de distinto modo”, por poner en cuestión los principios intocables de las nuevas costumbres, es confundido como el peor de los sofistas y condenado a beber la **cicuta** en el año **399 a.C.** Demócrata convencido a aceptar las leyes, la institución, y algo más duro: la condena de sus compatriotas, prefiriendo morir por la ley que huir de su conciencia. Sócrates es el primer **mártir** “aunque no el único” por sus ideas.
Principios Fundamentales del Pensamiento Socrático
- La auténtica sabiduría consiste en conocer las **verdades absolutas e internas**, por medio de la **inducción**. Por ejemplo: si ves cosas bellas, hombres y mujeres guapos, que lleguen a la esencia, es decir, conocer qué es la **belleza**.
- Las leyes de una *polis* son **sagradas, divinas**, porque son manifestaciones de la justicia: (yo digo que lo que es legal es justo). Por tanto, las **leyes naturales y positivas** están en el mismo plano.
- El valor de las leyes, pues, no proviene de los ciudadanos, sino de ese **carácter sagrado, divino**, aceptado y reconocido por su propia conciencia. La ley busca el **bien general** y cuando alguien viola esta ley busca su bien particular: (violar la ley es siempre una injusticia) y la ley hay que cumplirla siempre, aunque nos cueste la vida porque lo exige la **razón**.
- La **virtud** es “perfección del espíritu hasta el máximo, no el logro del dinero o de poder”. Reside dentro de uno mismo, por eso proclama la supremacía de los derechos y deberes de la **conciencia**.
- Quien obra según la luz de su conciencia, obra correctamente. La nitidez intelectual coincidía con la rectitud ética. (**Saber** equivale a **ser bueno** – **intelectualismo socrático**). Por eso acuñaría la primera de todas las tesis optimistas: **no hay hombres malos, sino simplemente ignorantes**.
- Para encontrar esta verdad que anida dentro de uno mismo desde el nacimiento o desde antes… hay que **ayudar, no enseñar**. Ayudar con la **dialéctica** o método de preguntas y respuestas, con la que el hombre que no sabe “da a luz” (**mayéutica**) a la verdad dentro de sí mismo.
- Así el hombre se libera de sus malos deseos y pasa a ser un ciudadano respetuoso con las leyes de su *polis*: la **verdad como la ley**. La **democracia** como ideal asumido: “conocer la ciencia que nos hace buenos hombres y por tanto buenos ciudadanos”.