Variedades meridionales del español

TEMA 3: LAS VARIEDADES GEOGRÁFICAS DEL ESPAÑOL: LOS DIALECTOS DEL CASTELLANO




VARIEDADES DEL ESPAÑOL EN ESPAÑA


Rasgos de la variedad central o normativa


Destacamos rasgos fonéticos representativos como el fonema [θ], una fuerte tendencia a reducir los hiatos a diptongos: indoeuropeo > indouropeo > induropeo, enmudecimiento de la /d/ final en palabras oxítonas: “salud” /salú/. 


Lo más destacado del léxico castellano es la productividad y rápida extensión de las creaciones léxicas de la capital, Madrid: tío (hombre), vale/venga (de acuerdo), guay (estupendo/estupendamente),
Por lo que respecta a la gramática, lo más resaltables son: el leísmo, un uso exclusivo de “vosotros” como pronombre personal de segunda persona en número plural… 


Dialectos septentrionales o históricos


Nacieron como dialectos del latín. Son el astur-leónés (o leónés)
y el navarro-Aragónés (o Aragónés).
Ambos gozaron de gran prestigio y extensión (s. XV), incluso el Aragónés se usó en documentos oficiales hasta el s. XVIII, pero fueron perdiendo pujanza en beneficio del castellano y hoy día se reducen a pequeñas zonas.


El Aragónés pervive en valles del Pirineo oscense y extremo noroccidental de Lérida (donde se conoce con el nombre de “aranés”) y el leónés (actualmente llamado “asturiano”) en algunas zonas de Asturias y norte de León.
Los aires regionalistas y nacionalistas les intentan dar impulso, y se han creado Academias de ambas modalidades lingüísticas. Tanto el asturiano como el Aragónés (en su variedad aranesa) se enseñan hoy en las escuelas.

Rasgos del Aragónés


Conserva la f- inicial latina ante vocal: faba > faba (haba).

Conserva sin alterar los grupos iniciales pl-, fl-, cl-: planum > pla (llano).

Tiene tendencia a perder la vocal final, pero sigue haciendo el plural con –s, por lo que se encuentran plurales en –ls, -rs, -ns, etc.


Además, el español que se habla en Aragón se caracteriza por la entonación ascendente, la tendencia a alargar la vocal final, la modificación del acento en las esdrújulas (médico, pájaro), la preferencia por el sufijo –ico: bonico, pequeñico.  

Rasgos del leónés (asturiano):



Suele conservar la f- inicial latina ante vocal: fornum > fornu (horno).

Es muy normal el “yeísmo”.

Las vocales finales se cierran (–o y –e tienden a –u e –i respectivamente).

El singular del verbo “ser” es: yo soy, tú yes, él ye.


El español de los asturianos (que es donde hoy se conserva más el antiguo leónés) tiene carácterísticas propias como: cerrar la vocales finales (o>u; e>i), diminutivos en –ín, -ina, construcción artículo  +  posesivo  +  sustantivo (la mi casa) uso de “ye”, “yes” en lugar de “es”, “eres”; tendencia a usar los verbos pronominales sin pronombre: “caí” por “me caí”, posposición del pronombre átono: “Acuérdome siempre de ti”.


Dialectos modernos o meridionales


El resto de los dialectos son nacidos directamente del español. Son, junto al español de América, el andaluz, canario, extremeño y murciano
De todos estos, (al margen del español americano)

El más pujante es el andaluz


Andaluz


Se suelen establecer dos amplias zonas: la occidental (desde  Málaga hasta Huelva), que no distingue entre singular y plural, y la oriental (desde Córdoba hasta Almería), que los distingue por la apertura mayor o menor de la vocal final. 


Los rasgos fonéticos más significativos de este dialecto son:


*La neutralización de los sonidos de “s” /s/ y “z” o “ce, ci” /θ/ iniciales o intervocálicos, lo cual, según la zona, deriva en ceceo o seseo.


*Aspiración de consonantes

En situaciones comunicativas familiares puede encontrarse el “heheo” que consiste en la aspiración de “s” /s/ y “z” /θ/, que se neutralizan en un sonido (/h/): “¿sabes una cosa?” -> ¿habe’ una coha?  

*De manera ocasional, desaparece la /-r/ intervocálica en contextos relajados y en la pronunciación rápida: ‘kié’ (“quiere” ó “quieres”), mía (mira)…

*Tendencia a la pérdida de la “d” intervocálica en los participios, incluso cuando se usan como adjetivos, carácterística compartida con otros dialectos: “he acabado” -> é akabáo, “ya ha salido” -> yá á salío; asao/azao… En ocasiones la caída de dicha /d/ provoca un encuentro de dos vocales, que a su vez se simplifican en una sola:
“¿adóndevas?””->aóndeba’->¿ándeba’?(¿andevas?). 



*Desaparición de consonantes finales, como comé (comer), comerciá (comercial) o paré (pared), excepto en el caso de la consonante /-n/ en posición final.



*Neutralización de /l/ y /r/ implosivas, como sarto/zarto (salto), mardá (maldad) o arguno (alguno). El cambio inverso es bastante menos común: cuelpo (cuerpo) o saltén (sartén). 



*Tendencia a la elisión y a la fusión de palabras como por ejemplo Vía’i (Voy a ir). En algunos casos desaparece totalmente la palabra como en el siguiente ejemplo: Er coshe/coche mmunuebo pa mi (El coche ES muy nuevo para mí). 


Desde el punto de vista morfosintáctico:


Desaparición del “de” de posesión


“casa María” en lugar de “casa de María”. En algunas zonas, uso del término “aca María”, “anca María”o “aque María” para indicar un lugar “anca María” (en la casa de María). 

Ausencia de leísmos, laísmos y loísmos en la mayor parte, salvo en algunas capitales, en donde la fuerte presión del dialecto castellano estándar está introduciendo el leísmo de persona “le saludé”, en lugar de “lo saludé”. 


La aparición de palabras con idéntica pronunciación por la pérdida de consonantes finales, se soluciona mediante la utilización de derivados adverbiales, diminutivos (muy frecuentas) o derivados de otro tipo.
Así: má (mal) = má (mar); má (mal) → malamente, con lo que se da la oposición malamente (mal)/má (mar). 


Igual que en América latina y Canarias, la parte occidental de Andalucía sustituye “vosotros” por “ustedes”, pero a menudo se produce una solución mixta: “¿Ustedes vais al cine?” (sólo se da en la zona occidental). 


Desde el punto de vista léxico-semántico:


Expresiones y léxico propio de diverso origen (mozárabe, árabe, castellano antiguo, etc.)  como  antié (anteayer), “chispeneá” (chispear, lloviznar), babucha (zapatilla, pantufla)…

Vocablos como bulla (prisa), flama (calor, bochorno, corriente de aire), saborío/a o zaborío/a (persona con poca gracia, variante andaluza de desaborido)…





Extremeño


Tiene claras influencias de andaluz, leónés y castellano. El andaluz influye más en la zona de Badajoz, y el leónés en la de Cáceres. El castellano, evidentemente, en todas partes. También recoge algunos rasgos del portugués, en zonas de contacto. De entre sus carácterísticas destacamos:


Conservación, en algunas zonas, de la distinta pronunciación de “ll” y “y”.

Neutralización de –r y –l finales: “sudol”, “sabol” (por “sudor”, “sabor”).


En conjunto, lo que más caracteriza al español de los hablantes de Extremadura es su tendencia  a la aspiración (casi desaparición) de muchos fonemas consonánticos finales.


Murciano


Llega a entrar en tierras de Albacete, Alicante, Jaén, Granada y  Almería, amén de casi toda la provincia de Murcia. De entre sus carácterísticas destacamos:


Diminutivo de origen Aragónés –ico, que llega a convertirse en –iquio: “pajariquio” (pajarito).

La aspiración de la –s final llega hasta su desaparición, y para señalar el plural abren mucho la vocal anterior.

Suelen neutralizar los sonidos –l– y –r–: “arto”, “olol” (alto, olor).

Presencia de interfijos nasales (-n-): “muncho”, lenjos 


Canario:



Es muy parecido al español caribeño. Algunas teorías la definen como una fusión entre la lengua portuguesa y el español.
Rasgos destacados son:


Como en otros dialectos meridionales (del Sur), se neutralizan –l– y –r– y, como en el andaluz occidental, ha perdido el “vosotros” en favor del “ustedes”.
 


En algunas islas, detrás de –ch– introducen un elemento vocálico palatal –i–, haciendo, por tanto, “lechie”, “nochie” (por “leche”, “noche”). También es muy común el uso de “haber” como personal: “Habían muchas personas” (por “había muchas personas”).


En cuanto al léxico, destacar palabras cuyo origen suele ser guanche o proveniente del español de América como papa “patata” o guagua “autobús”