Orígenes y Causas de la Guerra Civil Española
La Guerra Civil Española fue un conflicto complejo con múltiples causas internas y externas. La victoria de los sublevados y la dictadura de Franco, acompañada de censura y manipulación histórica, dificultaron un análisis imparcial hasta después de 1966. Existen dos teorías predominantes sobre el origen del conflicto: una que lo atribuye a la intervención fascista de Alemania e Italia, defendida por historiadores de izquierdas, y otra que lo ve como una reacción de los sectores conservadores para defender la religión y frenar el comunismo, sostenida por historiadores de derecha.
Sin embargo, la guerra fue el resultado de factores más complejos, como las profundas desigualdades económicas y sociales, la radicalización de las posturas religiosas y el enfrentamiento ideológico entre distintas facciones. La influencia de ideologías europeas como el fascismo y el comunismo exacerbó estas divisiones. Según Paul Preston, los intentos de reforma agraria y redistribución de la riqueza por parte de la izquierda encontraron una fuerte oposición de las oligarquías terratenientes y los partidos conservadores que defendían sus intereses.
Causas Remotas y Próximas
Historiadores como Ángel Viñas y Julián Casanova identifican causas remotas y próximas del conflicto. Las causas remotas incluyen la Revolución Liberal en España, las guerras carlistas, la mentalidad golpista del ejército y la falta de modernización del país. Entre las causas próximas destacan la crisis económica de los años 30, la polarización social y política en España, y la incapacidad de la República para implementar reformas clave como la reforma agraria, la educación universal y la separación de la Iglesia y el Estado.
El Camino hacia el Conflicto
Desde el inicio de la República, una parte del ejército mostró su hostilidad hacia el nuevo régimen, lo que llevó a conspiraciones como el golpe de Estado de Sanjurjo en 1932. A medida que avanzaban los años, muchos militares se unieron al levantamiento. Las elecciones de 1936, en un clima de polarización, llevaron al Frente Popular al poder, pero la falta de control sobre la radicalización de la izquierda y el desorden social favoreció la organización de un golpe de Estado militar. Este proceso culminó con el asesinato de José Calvo Sotelo en julio de 1936.
Impacto Internacional
La Guerra Civil también tuvo un gran impacto internacional, dividiendo a la opinión pública europea y convirtiéndose en un tema de debate y producción literaria. Las democracias occidentales promovieron el Comité de No-Intervención, pero esta política dejó a la República sin apoyo efectivo, lo que contribuyó a su derrota. Los sublevados recibieron apoyo de Italia y Alemania, mientras que la República obtuvo ayuda de la URSS y las Brigadas Internacionales, compuestas por unos 60.000 voluntarios de izquierda.
La Zona Republicana y las Etapas de la Guerra
Facciones en la Zona Republicana
La evolución de la zona republicana durante la Guerra Civil estuvo marcada por profundas diferencias internas entre los grupos que apoyaban al gobierno. Se distinguieron cuatro posturas principales:
- Partidos republicanos y sector moderado del PSOE (Azaña, Prieto): Defensores de la legalidad democrática frente a la revolución social.
- CNT y POUM: Anarquistas y trotskistas que apoyaban la revolución social, pero se oponían a la propuesta del PSOE y del PCE.
- Sector radical del PSOE (Largo Caballero, UGT): Impulsores de la revolución social bajo un gobierno fuerte.
- El Partido Comunista: Propugnaba la revolución social, pero con el objetivo prioritario de ganar la guerra, convirtiéndose en la fuerza más influyente a partir de 1937.
Etapas Clave del Conflicto
La guerra se divide en tres etapas clave:
- Primera etapa (1936): Tras el alzamiento militar, se produjo una revolución social que derrumbó la legalidad republicana. Las milicias de los obreros tomaron el control en muchas regiones, creando comités y colectivizando fábricas y tierras. Sin embargo, las autoridades republicanas no pudieron controlar el poder real y hubo una dura represión, especialmente anticlerical.
- Segunda etapa (septiembre 1936 – mayo 1937): Bajo el gobierno de Largo Caballero, se intentó recomponer el Estado y contener la revolución. Se creó un ejército popular y se limitó el poder de los comités. Sin embargo, el conflicto entre los comunistas y los anarquistas, que culminó en los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, debilitó la unidad del gobierno. La represión contra los anarquistas y la caída de Largo Caballero marcaron el fin de esta etapa.
- Tercera etapa (mayo 1937 – abril 1939): Juan Negrín, apoyado por el Partido Comunista, asumió el liderazgo del gobierno, disolviendo las comunas anarquistas y reforzando el Ejército Popular. Sin embargo, las derrotas militares y la falta de apoyo internacional, como la Conferencia de Múnich, aumentaron el cansancio entre los republicanos. En 1939, una sublevación de los socialistas moderados y anarquistas llevó a la caída del gobierno de Negrín y a la firma de la rendición ante las tropas franquistas.