La España Contemporánea y su Integración Europea
Fondos Europeos y Desarrollo en España (1986-2023)
Desde su entrada en la Unión Europea en 1986, España ha sido uno de los países más beneficiados por los fondos europeos. Entre 1986 y 2022, ha recibido más de 411.000 millones de euros, mientras que ha aportado unos 290.000 millones, lo que ha supuesto un saldo positivo superior a 120.000 millones de euros. Estos fondos han sido fundamentales para el desarrollo económico, social y territorial del país.
Se han destinado principalmente a mejorar infraestructuras (carreteras, autopistas, trenes de alta velocidad), modernizar el sector primario (agricultura y pesca), promover la cohesión social y territorial, y fomentar el empleo. Entre los principales instrumentos destacan el Fondo de Cohesión, el Fondo Social Europeo (FSE), la Política Agraria Común (PAC) y el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP). Estos fondos han reducido las desigualdades regionales y han ayudado a transformar la economía española.
En los últimos años, España ha recibido ayudas del fondo Next Generation EU (2021-2023), destinado a superar la crisis del COVID-19 y transformar la economía hacia un modelo más verde, digital y resiliente, adaptándola a los retos del siglo XXI.
El Tratado de Maastricht y la Unión Europea (1992)
Este tratado marcó el nacimiento oficial de la Unión Europea. Supuso un gran paso en la integración política y económica de los Estados miembros. Entre sus puntos clave destaca la creación de la Unión Económica y Monetaria (UEM), base para la futura adopción del euro, y el establecimiento de la ciudadanía europea, que permite a los ciudadanos de la UE circular libremente, residir, trabajar, estudiar y votar en elecciones locales en cualquier país miembro. El tratado también amplió las competencias de la UE en justicia, interior y política exterior, y consolidó valores comunes como la democracia, la libertad, el respeto a los derechos humanos y la igualdad. Para España, fue decisivo, ya que supuso un compromiso para la estabilidad económica y el avance hacia la moneda única, que terminó adoptando en 1999. También fue importante para reforzar su papel político en Europa y consolidar derechos para los ciudadanos españoles dentro de la Unión.
La Península Ibérica en la Edad Media
Al-Ándalus: Evolución y Legado (711-1492)
Al-Ándalus fue el territorio musulmán en la Península desde el 711 hasta 1492. Comenzó como emirato dependiente del califato omeya, luego se convirtió en emirato independiente con Abderramán I y alcanzó su esplendor con el Califato de Córdoba bajo Abderramán III. Tras su disolución, surgieron las taifas, pequeños reinos que acabaron siendo dominados por los almorávides y luego por los almohades. La derrota almohade en las Navas de Tolosa (1212) abrió paso al avance cristiano y a las terceras taifas. El reino nazarí de Granada resistió hasta su conquista por los Reyes Católicos en 1492.
Los Reinos Cristianos: Formación y Expansión (Siglos VIII-XV)
Los reinos cristianos surgieron en el norte peninsular en el siglo VIII con el reino de Asturias y se expandieron progresivamente hacia el sur, culminando con la conquista de Granada en 1492. Su organización política se basaba en monarquías, siendo más centralizada en Castilla y pactista en Aragón. La repoblación se realizó mediante presura, concejos y repartimientos, según la zona. La sociedad era estamental, con nobleza, clero y estado llano, caracterizada por una fuerte desigualdad jurídica y económica. El régimen señorial dominó, con tierras otorgadas a nobles a cambio de lealtad y trabajo campesino.
La Baja Edad Media: Crisis y Transformaciones (Siglos XIV-XV)
Durante la Baja Edad Media (siglos XIV-XV), la Península vivió una profunda crisis demográfica (Peste Negra), económica (malas cosechas y presión fiscal) y política (guerras civiles y conflictos dinásticos). En Castilla, la unión con León en 1230 la convirtió en una potencia, aunque sufrió revueltas y guerras internas. Aragón se expandió por el Mediterráneo, vivió conflictos sociales (payeses de remensa, Busca y Biga) y el Compromiso de Caspe otorgó el trono a los Trastámara. Navarra, con lazos franceses, sufrió conflictos internos hasta su anexión por Castilla en 1512.
La Monarquía Hispánica en la Edad Moderna
El Reinado de los Reyes Católicos: Unificación y Expansión
Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, unieron dinásticamente Castilla y Aragón en 1469, centralizando el poder y creando una monarquía autoritaria. Mantuvieron las leyes y costumbres separadas, pero compartieron políticas exteriores, la Inquisición y la expulsión de judíos y musulmanes. Consolidaron la unidad religiosa y territorial con la Guerra de Granada (1481-1492), que terminó con la anexión del reino nazarí y la conclusión de la Reconquista.
La Exploración y Conquista de América
En 1492, Isabel de Castilla financió el viaje de Cristóbal Colón, quien descubrió América. El Tratado de Tordesillas (1494) dividió el mundo entre Castilla y Portugal. Los conquistadores como Cortés y Pizarro tomaron imperios como el azteca e inca. A través de sistemas de explotación como encomiendas y mita, la colonización trajo grandes beneficios a Castilla, pero también supuso una catástrofe demográfica para los indígenas.
Los Austrias Mayores: Carlos I y Felipe II
Carlos I, de la dinastía Habsburgo, heredó vastos territorios y enfrentó revueltas internas, como las Comunidades y las Germanías, consolidando su poder. En política exterior, luchó contra Francia, los musulmanes y los protestantes. Su hijo Felipe II, heredó un gobierno centralizado y enfrentó revueltas como las de los moriscos y las Alteraciones de Aragón. Su reinado se destacó por la derrota de la Armada Invencible (1588), la victoria en Lepanto (1571), y la unión con Portugal (1581).
Los Austrias Menores y la Crisis del Siglo XVII
En el siglo XVII, la Monarquía Hispánica vivió una grave crisis económica y social. Felipe III delegó el poder al Duque de Lerma y adoptó una política exterior pacífica. Felipe IV, con el Conde-Duque de Olivares, impulsó una política exterior agresiva, pero sufrió derrotas como en Rocroi. La independencia de Portugal y las rebeliones internas marcaron su reinado. Carlos II, con múltiples validos, vio el fin de la hegemonía española y su muerte sin herederos provocó la Guerra de Sucesión.
Sociedad, Economía y Cultura en los Siglos XVI y XVII
En los siglos XVI y XVII, la sociedad española estaba dividida entre una nobleza y clero privilegiados, mientras que el estado llano sufría crisis económicas y demográficas. La economía, inicialmente sustentada por la colonización, se hundió debido a las guerras y la devaluación. En cultura, el Renacimiento y el Humanismo florecieron en el siglo XVI, mientras que el Siglo de Oro en el XVII destacó con autores como Cervantes, Lope de Vega y Velázquez.
La España Borbónica del Siglo XVIII
La Guerra de Sucesión y los Pactos de Familia
La Guerra de Sucesión (1701-1714) comenzó tras la muerte de Carlos II, quien dejó el trono a Felipe de Anjou, lo que generó una guerra internacional. El Tratado de Utrecht en 1713 reconoció a Felipe V como rey de España, pero le obligó a renunciar al trono francés y ceder territorios. Posteriormente, España firmó los Pactos de Familia con Francia para recuperar territorios perdidos, aunque sufrió la derrota en la Guerra de los Siete Años y la pérdida de Florida.
La Dinastía Borbónica: Felipe V y las Reformas Centralizadoras
La llegada de Felipe V al trono marcó el inicio de la dinastía borbónica en España, tras la Guerra de Sucesión. Felipe V adoptó un modelo político centralizado inspirado en Francia, con reformas como la supresión del sistema polisinodial y la implementación del despotismo ilustrado bajo Carlos III. Los Decretos de Nueva Planta de Felipe V abolieron los fueros y privilegios de los territorios de la Corona de Aragón, centralizando el poder en Castilla. Se estableció un gobierno absolutista y centralista, con una administración más eficiente, organizada en Secretarías de Estado y provincias dirigidas por intendentes. También se reforzó el control sobre los municipios y se introdujo el catastro para una contribución fiscal equitativa, aunque su implementación fue resistida por los estamentos privilegiados.