El Franquismo: Ideología, Estructura y Evolución Histórica

Ideología y Estructura del Régimen Franquista

Características Fundamentales

  • Concentración del poder político en Franco Caudillo: Fue la base del sistema franquista.
  • Anticomunismo: Desde la Guerra Civil, el rechazo al comunismo fue esencial.
  • Antiparlamentarismo y antiliberalismo: El franquismo rechazó siempre las libertades políticas y el parlamentarismo.
  • Nacionalcatolicismo: La Iglesia legitimó el régimen y controló la vida social y educativa.
  • Defensa de la “unidad de la Patria”: Se negó cualquier autonomía regional, imponiendo el castellano como única lengua, aunque con el tiempo hubo cierta tolerancia.
  • Tradicionalismo: El régimen defendió una visión histórica de España basada en la Reconquista, el Imperio y la defensa del catolicismo.
  • Militarismo: El estamento militar tuvo una gran preponderancia social, visible en desfiles, uniformes, himnos y banderas.
  • Rasgos fascistas: Se emplearon símbolos, uniformes y violencia política, aunque tras 1945 se atenuaron los elementos más evidentes como el saludo fascista.

Organización Política y Familias del Régimen

La dictadura franquista basó su sistema político en la prohibición de los partidos y en una brutal represión contra los republicanos. En 1937 se creó el partido único, la Falange Española Tradicionalista de las JONS, que pasó a llamarse Movimiento Nacional. Dentro del régimen existieron diversas “familias políticas”, aunque todas subordinadas al Caudillo.

La nueva Falange, distinta de la original de José Antonio, se integró bajo el liderazgo absoluto de Franco y controló la vida social y económica mediante el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y la Organización Sindical. La Falange tuvo protagonismo en los primeros años, pero tras la derrota del Eje en 1945 quedó en un papel secundario.

Los militares gozaron de prestigio y poder, aunque siempre bajo control de Franco. Algunos, como Carrero Blanco, fueron colaboradores principales. Muchos dirigentes procedían de grupos católicos, como el Opus Dei, aunque tras el Concilio Vaticano II hubo distanciamiento con parte de la Iglesia.

Los carlistas jugaron un rol menor tras la guerra, y los monárquicos, pese a que Franco no restauró la monarquía en Don Juan de Borbón, colaboraron especialmente en los primeros años. Todas estas familias tuvieron un papel subordinado, ya que Franco nunca permitió que nadie concentrara demasiado poder y siempre buscó un equilibrio que garantizara su autoridad total.

La Represión

La represión tras la guerra fue especialmente dura. La Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 permitió detener a miles de personas, habilitando campos de concentración en todo el país. Las ejecuciones se contaron por decenas de miles, y el clima de terror, sobre todo en las ciudades, zonas industriales y el sur, debilitó durante años cualquier oposición al régimen.

Marco Legal y Economía en los Primeros Años

Leyes Fundamentales del Movimiento

El dictador, concentrando todo el poder, asumió la función constituyente y fue aprobando diversas Leyes Orgánicas, conocidas como Leyes Fundamentales del Movimiento:

  • Fuero del Trabajo (1938): Prohibición de los sindicatos libres y creación de un sindicato único, la Organización Sindical, controlado por la Falange, siguiendo el modelo fascista.
  • Ley Constitutiva de las Cortes (1942): Cortes elegidas por sufragio indirecto a través de corporaciones como la familia, el municipio y el sindicato. Las elecciones eran controladas y los representantes, designados según los intereses del régimen.
  • Fuero de los Españoles (1945): Declaración teórica de derechos y deberes, inspirada en el tradicionalismo y el catolicismo, sin un reconocimiento efectivo de derechos políticos o sociales.
  • Ley de Referéndum Nacional (1945): Permitía al Jefe del Estado convocar plebiscitos para refrendar leyes, aunque en un contexto sin libertades reales.
  • Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946): Declaraba a España como “reino” y otorgaba a Franco el poder de designar a su sucesor, frustrando las aspiraciones de los monárquicos que esperaban el regreso de los Borbones.

La Autarquía y los “Años del Hambre”

Los años cuarenta y buena parte de los cincuenta fueron conocidos como los “Años del Hambre”, con racionamiento de alimentos y extensión del mercado negro. El estraperlo se convirtió en el único medio para adquirir bienes necesarios y en una forma rápida de enriquecerse para algunos. Además, se extendió una corrupción generalizada basada en las “recomendaciones” y en tener contactos con los burócratas del régimen para sobrellevar la dureza de la época.

La solución del régimen fue la autarquía, siguiendo el modelo de la Italia fascista y de la Alemania nazi: búsqueda de la autosuficiencia económica y fuerte intervención del Estado. El Estado fijaba los precios agrícolas, obligaba a entregar los excedentes de cosechas, creó en 1941 el Instituto Nacional de Industria (INI) para controlar la industria y estableció un estricto control sobre el comercio exterior. Los precios se dispararon, con una inflación del 35% anual.

En este contexto de escasez y control estatal, el mercado negro, el estraperlo y la corrupción (en licencias de importación, suministros al Estado, etc.) dominaron la economía. La renta per cápita descendió drásticamente, provocando hambre, desnutrición y la extensión de enfermedades como el tifus o la tuberculosis, que causaron más de 100.000 muertos en cinco años.

Política Exterior y Evolución Económica Posterior

Política Exterior: De la Alianza al Aislamiento y la Apertura

La primera etapa de la política exterior franquista se caracterizó por la alianza con las potencias fascistas durante la Segunda Guerra Mundial. En abril de 1939, Franco se adhirió al Pacto Antikomintern. En 1940 se reunió con Hitler, pero España no entró en la guerra debido al rechazo alemán a las pretensiones españolas sobre Marruecos. Aun así, España apoyó al Eje enviando la División Azul al frente ruso.

Tras las derrotas del Eje, Franco inició a partir de 1942 un giro cauteloso buscando la conciliación con los aliados. Terminada la guerra, España sufrió aislamiento internacional: en 1946 la ONU votó contra su ingreso y España no recibió ayuda del Plan Marshall ni ingresó en la OTAN. El régimen trató de mejorar su imagen reduciendo el protagonismo falangista, mientras los católicos aumentaban su peso y se buscaba el apoyo de la Santa Sede.

Con el inicio de la Guerra Fría, el aislamiento terminó gracias a un acercamiento a EE.UU.: en 1950 la ONU, por iniciativa estadounidense, recomendó levantar el aislamiento. En 1953 se firmaron los Acuerdos bilaterales con EE.UU. (bases militares en Torrejón, Zaragoza, Morón y Rota) y el Concordato con la Santa Sede. España recibió ayuda económica, aunque menor que la del Plan Marshall.

Giro Económico y Plan de Estabilización

El fracaso del modelo autárquico llevó, a principios de los años cincuenta, a un giro en la política económica con la liberalización parcial de precios y el comercio. En 1952 se terminó el racionamiento de alimentos, lo que permitió una expansión económica. En 1954, la renta por habitante superó la de 1935, poniendo fin a veinte años de estancamiento económico.

Sin embargo, este desarrollo trajo consigo inflación y malestar social. Era evidente la necesidad de reformas estructurales. En 1957, tras dos décadas de políticas económicas fallidas, Franco permitió la entrada de tecnócratas del Opus Dei al gobierno. Estos diseñaron el Plan de Estabilización de 1959, que marcó el giro definitivo en la política económica.

Primeras Protestas y Consolidación Política

Tras el terror de los años cuarenta, los años cincuenta vieron las primeras protestas de la oposición, como los incidentes estudiantiles de 1956 en la Universidad de Madrid y el boicot a los tranvías en Barcelona de 1951, aunque con poca incidencia. Lo más significativo fue la entrada de ministros del Opus Dei en 1957, lo que preparó el terreno para la reforma económica de 1959 y el desarrollo de los años sesenta.

El inmovilismo político se consolidó en 1958 con la Ley de Principios del Movimiento Nacional, que reafirmaba los principios ideológicos del régimen. El fin del aislamiento internacional quedó claro con la visita del presidente estadounidense Eisenhower en 1959, simbolizando el cambio en la política internacional tras la Guerra Fría.