Del Mito al Logos: El Despertar de la Razón
El Mito: Imaginación y Tradición
El mito es producto de la imaginación y procede de la tradición. Se basa en explicaciones que involucran elementos sobrenaturales para dar sentido a los fenómenos naturales. Para una comprensión más profunda, el mito puede ser objeto de una investigación racional.
Desde el inicio de la humanidad, el ser humano ha intentado buscar una explicación a los elementos, energías y fenómenos de la naturaleza. Dado que lo más conocido era el mundo humano, interpretaban la realidad a través de sus propias emociones. Al ser la imaginación más predominante que la razón en esas etapas tempranas, proyectaban sobre las cosas sus sentimientos y preocupaciones. Así, la tierra, el mar, el amor, la alegría, entre otros, eran vistos como manifestaciones de seres con características humanas (sentimentales, emocionales y de conducta), aunque sobrehumanos en perfección y poder, a quienes denominaron dioses. De este modo, surgen relatos populares sobre la genealogía de estos dioses, que a su vez explican el origen de la naturaleza.
Características de los Mitos:
- Son producto de la imaginación, no primordialmente de la razón.
- Se transmiten por tradición oral.
- No están verificados empíricamente.
Mito y Magia
El mito y la magia suelen ir unidos. Junto al mito, aparece la magia como un intento de dominar las fuerzas naturales por medios considerados misteriosos. Mientras el mito se refiere a un saber más teórico y es un antecedente de la ciencia, la magia está vinculada a lo práctico.
El Logos: El Advenimiento del Pensamiento Racional
El logos representa el pensamiento racional y filosófico. Implica una búsqueda razonada a través de la investigación, basada en argumentos fidedignos. Este es el “paso del mito al logos”.
La ciencia (entendida como parte del logos o la filosofía) se opone al mito. Es un saber razonado, con fundamento en la experiencia; un conocimiento apto para ser comprobado y comprendido por cualquier persona que razone. Paulatinamente, el logos va sustituyendo al mito y ocupando su lugar. La tradición mítica se somete a una actitud crítica; la imaginación cede su espacio al razonamiento y la observación.
El saber pierde su carácter sagrado, y se considera que todo ser humano que desee pensar puede acceder a la “verdad”. Se aprende a distinguir entre el símbolo y lo simbolizado, lo cual permite utilizar fábulas, mitos o cuentos, entendiendo que su valor no reside en la literalidad de la historia, sino en la enseñanza o conclusión que de ellos se desprende.
El Desafío de Pensar por Uno Mismo
Inicialmente, las personas creían en los mitos sin cuestionarlos ni buscar comprobación. Sin embargo, llega un momento en que surge la necesidad de interrogar los mitos y las narrativas tradicionales. Este proceso implica, en cierto modo, “quitarse las muletas”, es decir, atreverse a pensar por sí mismo. Es necesario analizar estas narrativas a través de la razón. Las personas comienzan a dudar de lo que se les dice, se “quitan las muletas” y deciden pensar por sí mismas. El objetivo fundamental es atreverse a pensar, dejando de lado las creencias previas impuestas y actuando con base en el propio discernimiento y la reflexión personal.
Cultura y Biología: La Construcción del Ser Humano
El ser humano es producto de la interacción entre el ámbito biológico y el ámbito cultural. El ser humano es tal porque posee una base biológica, pero se va formando y desarrollando en interacción con la sociedad. Existe una interdependencia: la sociedad depende del ser humano y, a su vez, el ser humano depende de la sociedad para su formación integral, incluyendo el desarrollo del lenguaje y el habla.
Para desarrollar nuestra inteligencia, necesitamos interactuar y compartir conocimientos con la sociedad, la cual no puede existir sin los seres humanos que la componen. El individuo se constituye como tal a través de un proceso cultural. Hay una influencia recíproca entre la sociedad y el individuo: la sociedad se desarrolla gracias a las contribuciones de los individuos, y los individuos se forman dentro de un contexto social.
Democracia: ¿Ideal Utópico o Realidad Perfectible?
Una utopía se define como un modo ideal de vivir que se considera valioso y deseable, pero que, por definición, no existe en ningún lugar de forma perfecta.
La Democracia en la Práctica
La democracia, en cierta medida, es real porque la experimentamos en muchos contextos; no vivimos (generalmente) bajo regímenes completamente tiranizados. Aunque a menudo presente deficiencias y no nos satisfaga plenamente, sigue existiendo y siendo una realidad tangible. Podría considerarse una utopía en el sentido de que siempre es perfectible.
Si la democracia ideal implica que el pueblo decide y gobierna directamente, entonces no debería limitarse solo a elegir representantes. En la práctica, el pueblo a menudo no gobierna de forma directa. Una verdadera democracia se manifiesta cuando los ciudadanos son capaces de sostener una participación activa y constante en la configuración de la sociedad. El pluralismo político también es un factor crucial para su salud.
La base fundamental de la democracia es que el poder reside en el pueblo. Sin embargo, con frecuencia, la participación ciudadana se limita a elegir a quienes dirigen y toman decisiones en su nombre. Los representantes elegidos, aunque representan a la mayoría, no necesariamente reflejan la voluntad de todos los sectores de la población. Esto podría alimentar la idea de que la democracia ideal es una utopía.
Desafíos de la Democracia Actual:
- La representación y atención a las minorías.
- El impacto del consumismo en la ciudadanía.
- El choque de civilizaciones y la convivencia intercultural.
- La falta de participación ciudadana activa y sostenida.
Hacia una Democracia Más Auténtica
Si bien la democracia no es una utopía inalcanzable, y la humanidad ha luchado constantemente por ella motivada por el deseo de ser “libres e iguales”, su perfeccionamiento es un proceso sin fin. Dada la multiplicidad de conflictos e intereses inherentes a los grupos humanos, el objetivo es aprender y aplicar métodos pacíficos y colaborativos para solucionar estas diferencias. Esto permite avanzar hacia la construcción de una sociedad justa donde los principios de libertad e igualdad sean una realidad tangible. Un ejemplo de ello es la utilización de métodos no adversariales como la Mediación, contribuyendo así a edificar una democracia más auténtica y participativa.
Leyes Fundamentales de los Silogismos
Un silogismo es una forma de razonamiento lógico deductivo. Para que sea válido, debe cumplir ciertas reglas:
- Solo debe haber tres términos (mayor, menor y medio).
- Ningún término puede tener mayor extensión en la conclusión que en las premisas (es decir, un término no distribuido en las premisas no puede estar distribuido en la conclusión).
- El término medio no debe aparecer en la conclusión.
- El término medio debe ser universal (estar distribuido) al menos en una de las premisas.
- De dos premisas negativas no se sigue conclusión alguna.
- De dos premisas afirmativas no puede obtenerse una conclusión negativa.
- La conclusión siempre sigue la “parte más débil”:
- Si una premisa es particular, la conclusión debe ser particular.
- Si una premisa es negativa, la conclusión debe ser negativa.
- De dos premisas particulares no se sigue conclusión alguna.
Notas sobre la Distribución de los Términos en las Proposiciones:
- En las proposiciones negativas (ej. “Ningún A es B”, “Algún A no es B”), el predicado se considera universal (distribuido).
- En las proposiciones afirmativas (ej. “Todo A es B”, “Algún A es B”), el predicado se considera particular (no distribuido).
- La partícula “ningún” indica una proposición universal negativa.