La Generación del 27: Un Movimiento Literario Clave
La Generación del 27 es un tema debatido, ya que sus integrantes no compartían una técnica común ni rompieron radicalmente con la tradición literaria. Sin embargo, tenían rasgos en común: Nacidos entre 1892 y 1900, poseían una sólida formación intelectual. Mantuvieron una estrecha relación con la Residencia de Estudiantes y su producción literaria se desarrolló principalmente entre 1920 y 1936. En 1927, se reunieron en Sevilla para homenajear a Góngora, un evento que consolidó al grupo. Sus principales influencias incluyeron a Góngora, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez y José Ortega y Gasset. Pertenecían a una clase social similar y compartían un talante liberal y progresista.
Equilibrio entre Tradición y Vanguardia
Tradición
Admiraban obras y autores como el Romancero, Jorge Manrique, Góngora, Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Garcilaso de la Vega y Gustavo Adolfo Bécquer, entre otros. Utilizaban estrofas clásicas como el romance y el soneto. Poetas como Federico García Lorca, Rafael Alberti y Gerardo Diego practicaron el neopopularismo, caracterizado por el uso de estribillos y un estilo coloquial.
Vanguardia
Influenciados por el ultraísmo y el creacionismo, incorporaron temas modernos como la ciudad y el cine, así como el uso de versos libres y la ausencia de puntuación. El surrealismo les inspiró en la crítica social, la metáfora y la creación de imágenes innovadoras.
Principales Escritores
Los principales escritores de la Generación del 27 fueron: Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego.
Las Sinsombrero: Pioneras Olvidadas
Las Sinsombrero fueron un grupo de escritoras y artistas a menudo ignoradas en la historia. Recibieron este nombre por su gesto de rebeldía al no llevar sombrero, un símbolo de la independencia femenina. Entre sus integrantes destacan: Maruja Mallo, Margarita Manso, Rosa Chacel, María Teresa León, María Zambrano, Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcín.
Evolución de la Generación del 27
La evolución de la Generación del 27 se divide en tres etapas:
Poesía Pura (1921-1928)
Influenciada por el ultraísmo, creacionismo, Gustavo Adolfo Bécquer, Góngora y Juan Ramón Jiménez. Los poetas buscaban una poesía desnuda de lo superfluo, centrada en la estética y la experimentación, sin expresar sentimientos ni referencias directas a la realidad exterior. La metáfora y la imagen construyen el poema, confiriéndole un tono hermético. Sin embargo, Lorca y Alberti también cultivaron el neopopularismo, recuperando formas de la poesía clásica.
Surrealismo y Rehumanización (1929-1939)
La convulsa situación política de España llevó a los poetas a un mayor compromiso social. Influenciados por el surrealismo, incorporaron temas como el amor, el sueño, la libertad y la angustia existencial, creando una poesía más impura y neorromántica. Se abandonó la rima y la estrofa tradicional en favor del verso libre y el versículo. Pablo Neruda, desde su estancia en España, impulsó una poesía social y combativa, vinculada a los acontecimientos de la II República.
Guerra Civil y Exilio (desde 1939)
La Guerra Civil provocó la dispersión del grupo, la trágica muerte de Lorca y el inicio de la dictadura franquista. Algunos poetas se exiliaron (Rafael Alberti, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados), mientras que otros permanecieron en España (Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre), evolucionando hacia una poesía desarraigada. En esta etapa, cada poeta siguió su propio camino, aunque se observó un retorno a los temas humanos y a las formas poéticas tradicionales.
Figuras Clave de la Generación del 27
Pedro Salinas (1891-1951)
Profesor y crítico literario, fue catedrático de literatura en las universidades de Sevilla y Madrid, y también en La Sorbona. Se exilió en Estados Unidos. Conoció las vanguardias en París y tradujo a Marcel Proust. Cultivó la poesía pura, influido por Juan Ramón Jiménez. Sus primeros libros, Presagios y Seguro azar, muestran una poesía pura con temas futuristas. La fama le llegó con La voz a ti debida (1932) y Razón de amor (1936). En el exilio, escribió El contemplado, Todo más claro y Confianza, obras en las que se mostró preocupado por los problemas de su época (por ejemplo, el uso de la ciencia para la guerra, como en el poema “Cero”, donde expresa el horror por la bomba atómica). Para Salinas, la poesía suponía el acceso a la esencia de las cosas: «la poesía es una aventura hacia lo absoluto». Su lenguaje poético y su métrica son sencillos, con apenas rima y versos cortos.
Federico García Lorca (1898-1936)
Estudió Derecho y Filosofía y Letras en Granada, aunque solo concluyó la primera carrera, ya que prefirió dedicarse a la actividad artística e intelectual: poesía, dibujo, música, tertulias, revistas, etc. Vivió en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Salvador Dalí, Rafael Alberti y Luis Buñuel. Viajó a Nueva York y recorrió todo el territorio español con la compañía universitaria La Barraca, representando repertorio clásico de Cervantes y Lope de Vega, así como obras personales como Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Durante la Guerra Civil, su compromiso social le valió la detención y posterior fusilamiento. Destacó tanto en poesía como en teatro. En ambos géneros, un tema central fue el amor, a menudo conducido por el dolor, la frustración y la muerte, lo que configuraba un destino trágico.
Etapas de su obra:
- 1921-1928: Predomina la ambientación andaluza y una poesía de formas tradicionales y corte neopopular. Obras destacadas: Canciones (1927) y Romancero gitano (1928).
- 1929-1936: Deja paso al surrealismo y rompe con el verso tradicional. Muestra una actitud solidaria con los marginados. Su obra Poeta en Nueva York (1929) representa un cambio hacia un lenguaje desgarrador que expresa su rechazo a la deshumanización del mundo y la oposición entre naturaleza y civilización.
- Últimas obras: Retoman la versificación tradicional, el intimismo y los temas amorosos, mezclando la poesía popular con la culta. Ejemplos: Diván del Tamarit, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Seis poemas gallegos y Sonetos del amor oscuro.
Rafael Alberti (1902-1990)
Nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz), aunque vivió en Madrid. Estudió para pintor, aunque también ejerció como poeta. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1925 (junto a Gerardo Diego). Durante la Guerra Civil, luchó en el bando republicano, lo que le obligó al exilio en Argentina e Italia. Regresó a España en 1977 y en 1983 le fue concedido el Premio Cervantes. Su poesía se caracteriza por la variedad de temas y estilos: humorísticos, existenciales, políticos, sociales, y por su dominio de la métrica. En su primera época, destaca el uso de elementos populares y letrillas tradicionales, en lo que se conoce como neopopularismo (Marinero en tierra). Con Cal y canto y Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, se volvió más vanguardista, con influencias ultraístas. A partir de 1929, con Sobre los ángeles, su obra se tornó surrealista con influjos gongorinos. A partir de 1931, su obra expresó un mayor compromiso y, en ocasiones, cierta propaganda política, como en El poeta en la calle. Esta línea continuó en el exilio, a la que se unió la nostalgia por España, reflejada en obras como Fustigada luz y Baladas y canciones del Paraná. Demostró ser un gran dramaturgo y prosista; La arboleda perdida, su libro de memorias, lo confirma.
Luis Cernuda (1902-1963)
Nacido en Sevilla, vivió en Madrid y fue lector y profesor en Francia. Republicano, abandonó España en 1938 y ejerció como profesor en Inglaterra, Estados Unidos y México. Tímido y retraído, se percibía a sí mismo como un ser aislado, tanto como poeta, ajeno a las modas, como ser humano: homosexual y marginado. Al principio, le dominó la vergüenza y la culpa, pero más tarde llegó a aceptarse. Su obra refleja el choque entre los anhelos del ser humano y las trabas sociales, conflicto que resume en el título de su obra cumbre, La realidad y el deseo. Los temas recurrentes son el amor desengañado, la soledad y la búsqueda de la belleza. Destacan sus primeras obras: Perfil del aire, Los placeres prohibidos y Donde habite el olvido, donde a su amargura se une la nostalgia del exilio. Fue también un gran crítico literario y prosista, como se aprecia en Ocnos.
Las Sinsombrero: Protagonistas de la Cultura Española
Escritoras, artistas y pensadoras nacidas entre 1897 y 1914. La mayoría residió en Madrid. Participaron activamente en la transformación cultural y artística de España, donde tuvieron que luchar, por su condición de mujeres, para ser reconocidas en un momento histórico de impulso de los movimientos feministas y sufragistas, heredados de figuras que las habían precedido, como las de la Generación del 14 (Clara Campoamor, Victoria Kent o Carmen de Burgos). Se reunían en el Lyceum Club Femenino y en la Residencia de Señoritas, esta última creada por María de Maeztu.
Ernestina de Champourcín (1901-1999)
Su estilo se caracteriza por la pureza, sin fantasías modernistas, y por un afán de absoluto. Publicó libros como Ahora, La voz en el viento y Cántico inútil. Nunca dejó de escribir, pues para ella la poesía era una necesidad apremiante y vital: «Yo sin la poesía no existo, no soy nada. Prescindir de ella sería anularme».
Josefina de la Torre (1907-2002)
Novelista, cantante lírica y actriz. Inició su actividad durante la infancia, escribiendo poemas, entre los que destaca uno dedicado a Benito Pérez Galdós. A partir de 1914, publicó en revistas canarias. Obras destacadas: Versos y estancias; Poemas de la isla, Marzo incompleto y Poemas de la vida.
Carmen Conde (1907-1996)
Poeta, novelista, dramaturga, ensayista y maestra. Fue la primera mujer académica de la RAE en 1978 y no dudó en recriminar la situación en su discurso de entrada: «Vuestra noble decisión pone fin a una tan injusta como vetusta discriminación literaria». Publicó Júbilos, poemas en prosa de tono alegre. Mientras los hombres mueren, donde expresa el desconsuelo por lo que la guerra destruye. Ansia de gracia, Mujer sin Edén, A este lado de la Eternidad, entre otras.
Rosa Chacel (1898-1994)
Su visión del feminismo era peculiar: «El feminismo ha sido, única y exclusivamente, nada más que los derechos del hombre». Su obra tiene influencia de Ortega y Gasset. Escribió sonetos surrealistas, como los de A la orilla de un pozo, y también abordó su relación con María Teresa León y Rafael Alberti. Obras destacadas: Teresa, Memorias de Leticia Valle y La sinrazón.
María Teresa León (1903-1988)
Su obra tiene un carácter autobiográfico, con un itinerario marcado por el amor y el desamor, el combate y el destierro, el compromiso y la soledad, el ruido y el silencio, la guerra y la pasión por la vida. Quiso que a través de su poesía su voz fuera la voz de todos. Obras como Memoria de la melancolía y Sonríe China son ejemplos de ello.
El Teatro Español Anterior a la Guerra Civil
El desarrollo del teatro en España antes de la Guerra Civil estuvo determinado por el tipo de público asistente a las representaciones (predominantemente burgués, ya que las clases populares apenas acudían al teatro). A la burguesía no le interesaban los problemas sociales ni un teatro innovador. Quien pagaba exigía, y el autor teatral que no se plegaba a las exigencias del público quedaba marginado y no estrenaba sus obras. Por tanto, el teatro español de estos primeros treinta años del siglo XX fue mayoritariamente inmovilista, dando la espalda a los movimientos renovadores europeos y limitándose a ser comercial, reiterando fórmulas envejecidas del gusto de la burguesía.
El Teatro Comercial
La Comedia Benaventina: Jacinto Benavente (1866-1954)
Galardonado con el Premio Nobel en 1922. En general, sus 162 dramas representaban problemas poco conflictivos. Caracterizado por la mesura en situaciones y caracteres, y por un gran realismo. Ponía en escena pequeños defectos de las relaciones personales, pero con diálogos elegantes, naturales e ingeniosos. Escribió comedias burguesas como Rosas de otoño (1905) y dramas rurales como La malquerida (1913). Su mejor obra es la farsa Los intereses creados (1907), que gira en torno a las relaciones hipócritas de la sociedad. Fue un autor muy celebrado en su época. Su teatro es una crónica amable de las preocupaciones y prejuicios burgueses, a través de una fina ironía. Para él, el teatro debía ser un instrumento de ilusión y de evasión. Sobresale el diálogo. Sustituye la acción por la narración, la alusión y el diálogo; los momentos álgidos suelen suceder fuera de escena.
La Comedia Cómica y Costumbrista: Carlos Arniches y los Hermanos Álvarez Quintero
Centrada en los sainetes, piezas teatrales que exaltan características regionales pintorescas, muy del gusto del Madrid castizo, con personajes como chulos y chulapas. Los personajes son típicos y folclóricos, y el lenguaje es humorístico y popular, con personajes con chispa y de chiste fácil. Destaca Carlos Arniches como el escritor más exitoso de este género. Su mejor obra es La señorita de Trevélez (1916), que incluye cierta crítica social. Además, en estos años los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero escribieron sainetes costumbristas sobre una Andalucía idealizada y tópica. Son obras simpáticas, con situaciones cómicas y disparatadas, abundantes juegos de palabras y un lenguaje ocurrente. Citaremos solo una de sus obras: Las de Caín. Por último, Pedro Muñoz Seca inauguró el género del astracán, una imitación burlesca del drama romántico, con abundantes situaciones absurdas cuyo objetivo es provocar la carcajada. Destaca su obra La venganza de Don Mendo.
El Teatro Poético: Eduardo Marquina, los Hermanos Machado y Francisco Villaespesa
Es un teatro en verso, influido por el Modernismo, caracterizado por sus temas históricos y su conservadurismo ideológico. En este tipo de obras se evocan con nostalgia episodios de un pasado glorioso español. Destacan Eduardo Marquina, con En Flandes se ha puesto el sol (1910), y los hermanos Antonio y Manuel Machado, con La Lola se va a los puertos (1929). Destaquemos también a Francisco Villaespesa, cuyas obras Abén Humeya y El alcázar de las perlas evocan el mundo árabe y se ambientan en salones lujosos habitados por princesas.
El Teatro Renovador: Valle-Inclán y Lorca
La Generación del 98 también cultivó el teatro, renovándolo: Miguel de Unamuno, con obras que presentan a personajes en lucha consigo mismos (Fedra, La esfinge); Azorín, con su teatro lírico (la trilogía Lo invisible); y Jacinto Grau, creador del teatro intelectual (El señor de Pigmalión, 1921), una farsa que cuenta la rebelión de unos muñecos que acaban matando a su creador. Pero sobre todos ellos destaca Ramón María del Valle-Inclán.
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
Su teatro se situó en las antípodas del de su tiempo. Sus obras permanecieron fuera de los escenarios durante mucho tiempo, relegadas a la lectura, debido a los desafíos técnicos y su espectacularidad que las hacían difíciles de representar. Es original por sus planteamientos dramáticos radicales, por la expresividad del lenguaje y por la singularidad de sus temas y su estética. Valle-Inclán es una figura cumbre en el teatro europeo de su época.
Evolución del Teatro de Valle-Inclán
Etapas:
- Modernismo decadente: Con obras como Cenizas o El Marqués de Bradomín, donde predomina la idealización de ambientes y personajes.
- Ciclo mítico: La trilogía de las Comedias Bárbaras (Águila de Blasón, Romance de lobos y Cara de plata), ambientada en la Galicia rural. Los personajes están gobernados por pasiones primitivas (sexo, avaricia, violencia, poder) en un ambiente rural lleno de supersticiones y mitos. Abundan los episodios truculentos, los cambios continuos de escenario y la abundancia de personajes y registros. La trilogía narra el asesinato de un brutal señor feudal y el saqueo de sus bienes por parte de sus desagradecidos hijos. Divinas palabras (1920) culmina este ciclo. Aparecen seres deformes, irracionales y monstruosos en las aldeas y caminos de Galicia, todos ellos dominados por la lujuria, el dinero, las convenciones sociales y un brutalismo obsceno.
- Las farsas: En paralelo al ciclo mítico, Valle-Inclán escribió una serie de farsas donde lo grotesco y la caricatura convierten a los personajes en fantoches y marionetas ridículas. La Farsa y licencia de la Reina Castiza y La Farsa italiana de la Enamorada del Rey, entre otras, pintan un retablo satírico de la España isabelina.
- El esperpento: Formulado en 1920 en la famosa escena XII de Luces de Bohemia (subtitulada “esperpento”), consiste en la deformación sistemática de los personajes y valores con la intención de ofrecer una imagen-denuncia de la sociedad española contemporánea. El teatro esperpéntico agrupa las siguientes obras: la trilogía Martes de Carnaval (Los cuernos de Don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán), donde, respectivamente, se parodia el honor calderoniano, se caricaturiza la figura de Don Juan, se aborda la miseria de los repatriados de la Guerra de Cuba, y se esperpentiza el golpe de Estado de Primo de Rivera. Luces de Bohemia: En esta obra, Max Estrella, su protagonista, un escritor bohemio y ciego, pasa la última noche de su vida recorriendo los ambientes más sórdidos y marginales de Madrid.
Federico García Lorca (1898-1936)
Su teatro se califica con propiedad como poético, pues es de la poesía de donde nacen sus argumentos y su lenguaje. El tema dominante en su teatro es siempre el mismo: el enfrentamiento entre el individuo y la autoridad, que motiva la imposibilidad de la relación amorosa, la imposición de las convenciones sociales y conduce a los personajes a un fin fatídico: la muerte. El individuo tiene como armas el deseo, el amor y la libertad, pero perece ante la autoridad (el sometimiento al orden establecido, a la tradición, a las convenciones sociales y colectivas). En sus obras predominan las figuras femeninas, que aparecen marcadas por la frustración.
Las Farsas
Destacan las farsas de guiñol, que giran en torno a un mismo tema: los matrimonios por interés, donde una mujer joven se casa con un hombre viejo. Cabe señalar La zapatera prodigiosa (1930) y Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín (1930).
El Teatro Lírico
Mariana Pineda (1923) se acerca al drama lírico. Representa la historia de una joven heroína de Granada ajusticiada tras ser denunciada por bordar la bandera liberal en los tiempos absolutistas de Fernando VII.
El Teatro Surrealista y Comprometido
A partir de 1928, Lorca giró hacia el Surrealismo con obras como El público (1929) y Así que pasen cinco años (1931). Son obras de vanguardia. En la primera de ellas, escrita con gran complejidad técnica, encontramos la reivindicación de la homosexualidad frente a la moral tradicional y la Iglesia. En la segunda, Lorca anula las convenciones temporales y espaciales del teatro realista. El humor, el lirismo y el ambiente onírico e ilógico caracterizan Así que pasen cinco años (1931). De 1935 es la inacabada Comedia sin título. A los rasgos surrealistas, Lorca suma una intención social y didáctica, interpelando al público para proponerle la destrucción del teatro (destrucción que se simula en escena).
Los Dramas Rurales: Obras de Plenitud
Forman la trilogía más importante de Lorca: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Las tres presentan rasgos comunes: la índole sexual de los temas tratados, la mujer como protagonista, la ambientación en el campo andaluz y el desenlace trágico. Bodas de sangre (1932) obtuvo un gran éxito de público. Alterna prosa y verso. El tema principal es la fuerza de la sangre. Una novia renuncia en el último momento a su boda pactada y huye con su antiguo amor, Leonardo. El despechado novio inicia la persecución de los enamorados y busca la venganza entre presagios funestos. Ambos hombres, tras la pelea, mueren acuchillados. El clima denso y dramático, junto al lenguaje poético, hacen de esta obra una pieza inolvidable. Yerma (1934) trata el drama de la mujer estéril. Yerma desea ser madre, pero tras cinco años de matrimonio los hijos no llegan y comienza a desesperarse y a culpar a su marido de su infertilidad. Acude a romerías buscando milagros y, tras varios intentos inútiles, termina por matar a su marido, perdiendo definitivamente la esperanza de ser madre. La casa de Bernarda Alba (1936) es un drama sobrecogedor e intenso, considerado la cumbre teatral de Federico García Lorca. Bernarda Alba impone el luto de ocho años a sus hijas tras la muerte de su segundo marido. Ellas se ven prácticamente enterradas en vida. Cuando Pepe el Romano se promete con Angustias, de 39 años, hija mayor y heredera de Bernarda Alba, se desencadena una lucha de pasiones entre Adela y Martirio que conducirá a un trágico final (asesinato de Pepe el Romano, suicidio de Adela, la más joven). En La casa de Bernarda Alba confluyen las grandes obsesiones lorquianas y el lenguaje adquiere un acento poético difícilmente superable.
El Teatro Español Posterior a la Guerra Civil
Tras la Guerra Civil, el teatro en España estuvo sometido a una estricta censura, lo que llevó a una producción superficial y entretenida, aunque también se observó un regreso al drama. Se distinguen varias líneas:
Líneas Teatrales (1940-1975)
Teatro de la Censura
- Alta comedia: Obras bien construidas pero intrascendentes y humorísticas. Destacan Edgar Neville, José María Pemán y Juan Ignacio Luca de Tena.
- Teatro humorístico: Mezcla de realidad y locura, con finales felices. Se popularizaron el género chico y la revista musical. Autores: Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura y Álvaro de la Iglesia.
- Teatro en el exilio: En México y Argentina, autores como Rafael Alberti, Max Aub, Pedro Salinas y Alejandro Casona incorporaron elementos vanguardistas.
Influencia de las Corrientes Europeas
En los años 40, el teatro español se renovó con influencias de corrientes europeas como:
- Teatro épico (Bertolt Brecht): Crítico y didáctico.
- Teatro de la crueldad (Antonin Artaud): Busca la participación del público con escenas violentas.
- Teatro del absurdo (Samuel Beckett, Eugène Ionesco): Expresa la angustia existencial.
Teatro Crítico y Realista
Historia de una escalera (Antonio Buero Vallejo, 1949) inicia el teatro realista y comprometido con la realidad social. Alfonso Sastre también impulsó esta renovación.
Diversificación en los Años 50-70
- Teatro vanguardista: Experimentación y herencia del teatro del absurdo. Autores: Francisco Nieva, Fernando Arrabal.
- Teatro simbolista: Crítico y provocador. Autores: José Ruibal, Luis Riaza, Manuel Martínez Mediero.
- Teatro independiente: Surge en los años 60 desde el teatro universitario, con grupos como Tábano, Els Comediants y La Fura dels Baus.
- Teatro de consumo: Sin intención crítica, dirigido al público burgués. Autores: Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura, Alfonso Paso y Ana Diosdado.
Teatro de la Democracia (desde 1975)
Con el fin de la censura, se estrenaron obras prohibidas y se desarrolló un teatro más libre y comprometido.
Antonio Buero Vallejo (1916-2000)
Nació en Guadalajara y estudió Bellas Artes en Madrid, pero la Guerra Civil interrumpió sus proyectos. Su padre y hermano fueron fusilados, y él fue condenado a muerte por sus ideas republicanas, aunque su pena fue conmutada por cadena perpetua. En prisión conoció a Miguel Hernández y se aficionó al teatro. Liberado en 1946, se dedicó plenamente a la literatura. En 1949, su obra Historia de una escalera ganó el Premio Lope de Vega, iniciando una carrera destacada. Recibió el Premio Nacional de Teatro (1957, 1958 y 1959) y el Premio Cervantes (1986).
Etapas de su Teatro:
Etapa Realista (1949-1950)
Refleja la realidad contemporánea con escenarios concretos y personajes bien definidos. Obras destacadas: Historia de una escalera (1949) y En la ardiente oscuridad (1950).
Etapa de Reflexión Histórica (1958-1967)
Usa el pasado para reflexionar sobre el presente, burlando la censura con el posibilismo. Introduce nuevas formas escénicas: escenario múltiple, personajes puente y ruptura temporal. Obras destacadas: Las Meninas (1960), El concierto de San Ovidio (1962) y El tragaluz (1967).
Última Etapa (1970 en adelante)
Usa el efecto de inmersión, mostrando la realidad desde la percepción subjetiva de personajes con limitaciones físicas o psíquicas. Obras destacadas: El sueño de la razón (que aborda la sordera de Goya), La Fundación (visión distorsionada de una celda) y La detonación (que recrea los últimos minutos de Larra).
Buero Vallejo siguió publicando tras 1975, con obras como Caimán (1981), Diálogo secreto (1984) y Las trampas del azar (1994). Su teatro combina realismo y simbolismo, con personajes que representan la lucha entre acción y contemplación. Su género preferido fue la tragedia, basada en la búsqueda de verdad, libertad y esperanza, consolidándolo como el mejor dramaturgo español de la segunda mitad del siglo XX.
Alfonso Sastre (1926-2021)
Fue un dramaturgo comprometido y de protesta, con una obra poco comercial y muy censurada. Su teatro se opone al posibilismo de Antonio Buero Vallejo, ya que en sus obras el individuo siempre pierde. Consideraba el teatro un arte de urgencia para transformar la sociedad injusta, lo que él denominó social-realismo.
Etapas de su Teatro:
Primera Etapa (1953)
Temática existencial, con obras de un solo acto. Destaca Escuadra hacia la muerte (1953).
Etapa de Evolución (1954-1955)
El teatro se convierte en un arte social y político, buscando despertar la conciencia del público. Introduce elementos novedosos, como su propia presencia en la obra (Ana Kleiber, 1955). Busca una ruptura formal total, lo que le generó problemas de censura. Obras destacadas: La mordaza (1954) y Ana Kleiber (1955).
Etapa de Madurez (1955-1966)
Evoluciona hacia una tragedia más compleja, con el héroe irrisorio como protagonista. Rompe con los esquemas tradicionales: los actores interactúan con el público, los personajes actúan de forma inesperada y usa carteles y fotografías en escena. Introduce un humor profundo, que evita que el público olvide que está viendo una representación. Obras destacadas: Guillermo Tell tiene los ojos tristes (1955), La sangre y la ceniza (1965) y La taberna fantástica (1966).
Innovaciones Teatrales
Defendió la modificación de los textos durante los ensayos, considerando el guion una propuesta flexible que debía adaptarse a su destino escénico.
Su teatro fue revolucionario, crítico y experimental, con una fuerte carga política y social, lo que lo convirtió en una de las figuras más influyentes del teatro español del siglo XX.
Renovación del Teatro Español: El Teatro Independiente (Desde 1970)
En los años 70, el teatro español experimentó una gran renovación, impulsada por la llegada de la democracia. Surgieron grupos de teatro independiente, que desarrollaron su actividad al margen de los teatros oficiales, enfrentando obstáculos políticos, económicos y de censura. Destacan Els Joglars, La Fura dels Baus y el Teatro Experimental Independiente (TEI).
Características del Teatro Independiente:
- Creación colectiva: Todo el grupo participa en la elaboración de la obra, con gran importancia de la improvisación.
- El texto es secundario: Se priorizan elementos espectaculares como expresión corporal, música, baile, luces y sonido, inspirándose en el cabaret, circo y revista.
- Crítica social y política: Las obras cuestionan la situación política, la moral, la Iglesia y los valores tradicionales.
- Ruptura de convenciones: Se rompe con el tiempo y espacio escénico, incorporando al espectador en la obra, haciendo que el patio de butacas sea parte del escenario.
Ejemplo Destacado: Castañuela 70
Obra folclórico-satírica creada por los grupos Tábano y Las Madres del Cordero. Fue un espectáculo irreverente y políticamente incorrecto, que escapó del control del régimen y se convirtió en un fenómeno comercial.
El teatro independiente de los años 70 marcó una ruptura con el teatro tradicional, apostando por la experimentación, la crítica y la participación del público, consolidando una nueva forma de expresión teatral en España.
Compañías Emblemáticas del Teatro Independiente
Tricicle
Compañía formada por Joan Gràcia, Carles Sans y Paco Mir, especializada en teatro gestual y humor blanco. Recrean situaciones cotidianas con un enfoque amable, sorprendente y divertido, como en Exit (aeropuertos), Slastic (deportes) y Manicomic (tirar la basura).
La Cubana
Creada en 1980 en Sitges por Vicky Plana y Jordi Milán, se profesionalizó en 1983. Su estilo se basa en la exageración, la ironía y el humor, con personajes histriónicos y participación del público. Éxitos como Cómeme el coco, Negro (1989) y Cegada de Amor (1994) consolidaron su fama.
Els Comediants
Nacida en 1971 en Barcelona, dentro del teatro independiente. Mezclan teatro, circo, música y audiovisual, con un enfoque festivo y simbólico. Han participado en eventos como la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y la Expo de Sevilla 1992.
La Fura dels Baus
Creada en 1979 en Barcelona, busca un teatro innovador, combinando música, movimiento, materiales industriales y tecnología. Su estilo, llamado «lenguaje furero», implica al espectador directamente. Destacó en la apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Els Joglars
Fundada por Albert Boadella, emplea el método emergente, basado en la experimentación y el juego. Sus obras abordan temas como la comunicación, la justicia, la religión, el nacionalismo y el arte, con un enfoque crítico y provocador.
Estas compañías han sido fundamentales en la renovación del teatro español, aportando nuevas formas de expresión, interacción con el público y crítica social.