Literatura Española de Posguerra: Evolución y Figuras Clave (1940-1960)

Narrativa Española de Posguerra

Introducción

La Guerra Civil supuso un corte radical con la literatura anterior, rompiendo con la tendencia previa de la Edad de Plata. El país se encontraba en un momento de profunda pobreza. Una fuerte censura evitaba la difusión de ideas contrarias al régimen franquista. Esto provocó el exilio de muchos intelectuales de la época. En los años 50, la situación cambió con el ingreso de España en la ONU, lo que conllevó una cierta apertura al exterior.

Durante la guerra, la producción de textos narrativos no se detuvo, aunque su calidad y cantidad disminuyeron. Al final de la guerra, muchos escritores tuvieron que exiliarse, aunque continuaron con su carrera. Los temas comunes fueron:

  • La nostalgia por la patria perdida.
  • Los recuerdos de la guerra.
  • El deseo de recuperar el pasado.
  • La dura experiencia del exilio.

Algunas de las figuras más relevantes son: Max Aub (con su Serie de los campos: Campos cerrados, Campos de sangre, Campos franceses…), Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), Rosa Chacel…

Etapas de la Narrativa de Posguerra

Años 40: Novela Existencial

En los primeros años de la posguerra, la narrativa sufrió una enorme pobreza debido al régimen, que instauró una férrea censura. Esto provocó la creación de una ‘subliteratura’ que servía de evasión, junto con obras de exaltación del régimen, denominadas ‘triunfalistas’. Destaca Rafael García Serrano con La fiel infantería.

Entre los autores del grupo de los vencedores, que mostraban una clara posición a favor del régimen en sus obras, destacan Juan Antonio Zunzunegui, Ignacio Agustí (Mariona Rebull), y especialmente Gonzalo Torrente Ballester con Los gozos y las sombras.

En estos años se volvió al realismo y al costumbrismo, por lo que la novela que empezó a interesar era la que reflejaba la realidad del momento. El malestar, la desesperanza y la angustia eran los temas de muchas novelas, englobadas bajo la denominación de Realismo Existencial. Se caracterizan por la aparición de un único protagonista o de personajes marginados, solitarios y frustrados. No hay crítica social explícita, sino el testimonio de personajes que no esperan nada de la sociedad. Las técnicas narrativas son tradicionales y los temas están ambientados en la dura posguerra.

Los títulos más representativos son:

  • La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela): Ofrece una visión de la pobreza en un mundo monstruoso. Con esta obra se inaugura el tremendismo. Trata sobre el relato de la vida de un campesino extremeño condenado a muerte.
  • Nada (Carmen Laforet): La obra trata sobre una chica, Andrea, que se va a Barcelona para estudiar en la universidad y se encuentra con una familia que vive en un ambiente sórdido, mezquino y miserable, lo que le provoca gran angustia e insatisfacción. La narrativa es sencilla y tradicional. Es considerada la obra más existencial del momento.

Otro escritor existencial destacable es Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada.

Años 50: Novela Social

En esta década comienzan a ser abundantes las obras donde se muestra la sociedad española con una evidencia de falta de libertades, desigualdad social y miseria generalizada. La estética de estas obras es de tipo realista. Los escritores de este periodo se preocupan más por la situación social del país que por lo individual. Se trata de una novela crítica y comprometida con transformar la realidad.

Temas característicos:
  • Vacío y egoísmo de la burguesía.
  • Soledad e incomunicación de la vida urbana.
  • Conflictos obreros.
  • Recuerdos de la Guerra Civil.
  • Duras condiciones de la vida en el campo.
Técnicas narrativas y estilo:
  • Objetivismo.
  • Personaje protagonista colectivo.
  • Uso abundante del diálogo.
  • Novela abierta (sin un final cerrado).
  • Ausencia de capítulos (en algunas obras).
  • Léxico sencillo y claro.

La creación de premios literarios y las publicaciones de obras americanas de la Generación Perdida contribuyen al cambio. Esta tendencia se inaugura con El camino de Miguel Delibes. También se publicó La colmena de Cela. El protagonista individual es sustituido por el colectivo; los personajes solo se preocupan por sobrevivir en un mundo hostil, donde lo más importante es el dinero y el hambre.

Corrientes de la Novela Social:
  • El Objetivismo: Se caracteriza por el objetivismo en las descripciones; la novela se usa como testimonio del momento. Uno de los principales representantes es Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama. También destacan Juan García Hortelano, Jesús Fernández Santos (Los bravos) y Rafael Aldecoa (Gran Sol).
  • El Realismo Crítico: Recoge obras con una intencionalidad crítica social más explícita. Los temas principales son: el mundo rural y obrero, la miseria y marginación de los suburbios, la vida ociosa… Los autores representativos son Juan y Luis Goytisolo, Juan Marsé y José Manuel Caballero Bonald. Destaca la obra Central eléctrica de Armando López Pacheco.

Al margen de estas tendencias se encuentra Ana María Matute, que cultiva el realismo lírico, caracterizado por representar magníficamente la sociedad dominada por el materialismo y el interés propio. Destaca su obra Los Abel.

La Narrativa Extremeña en la Posguerra

En Extremadura, después de la Guerra Civil, algunos escritores tuvieron que exiliarse, como Enrique Díaz Canel. Destaca Arturo Barea con La forja de un rebelde. Los que se quedaron publicaron obras que celebraban la victoria. El panorama extremeño estuvo marcado por fuertes problemas económicos, que se manifestaron en la emigración a las grandes ciudades debido al Plan Badajoz.

Poesía Española de Posguerra

Introducción

En España, tras el final de la Guerra Civil, comenzó una durísima posguerra. Esto provocó una ruptura con la etapa anterior, la Edad de Plata, que fue muy prolífica. Durante la Guerra Civil, la poesía siguió muy viva, ya que la censura se mantuvo al margen debido a que su difusión se limitaba a pequeños círculos minoritarios, como revistas y libros de poemas de muy poca tirada.

Poesía de la Guerra y del Exilio

Denominada así por la labor de los exiliados, quienes eran poetas pertenecientes a distintas generaciones: del 98 (Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, León Felipe) y del 27 (Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti). El tema central de estos poetas es la nostalgia por la patria perdida y los recuerdos de la guerra. Al principio, la actitud es de rechazo y testimonio, con un tono amargo, agresivo y lastimero. Pero con el paso del tiempo, el acento pasará a ser más sereno, reflexivo y nostálgico.

Destacan las figuras de León Felipe y Miguel Hernández:

  • León Felipe: Utilizó su poesía para luchar contra lo que consideraba injusto. Con el paso de los años, su poesía social se abrió a temas como la Segunda Guerra Mundial o los campos de exterminio nazis (Español del éxodo y del llanto).
  • Miguel Hernández: Su poesía sirvió de puente entre la poesía del 27 y la del 36. Empezó a escribir muy pronto al estilo gongorino (Perito en lunas), después trató temas de amor (El rayo que no cesa), también recitó entre los soldados (Viento del pueblo), y en Cancionero y romancero de ausencias habla sobre las consecuencias de la cárcel y su situación como prisionero.

Década de los 40: Poesía Arraigada y Desarraigada

En los primeros años de la posguerra, la poesía acogió textos de tono belicista y exaltación de la ideología del régimen. Sin embargo, las consecuencias de la Guerra Civil hicieron que la poesía de los años 40 se dividiera en dos grupos:

  • Poesía Arraigada: Frente a una realidad social marcada por el hambre, el aislamiento internacional y el mercado negro, aparece en la poesía una España idealizada. Los temas principales son el amor, la religión y la descripción del paisaje. Esta poesía se dio a conocer mediante las revistas Garcilaso y Escorial. Los poetas de esta tendencia son Luis Rosales (La casa encendida), Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo.
  • Poesía Desarraigada: Muestra la angustia del hombre. El mundo es un caos, el ser humano es un ser sin sentido y sin futuro, Dios es indiferente al dolor humano y el amor es una experiencia frustrante. Su inicio es en 1944 con la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso. Los poetas publican sus obras en revistas como Espadaña o Insula. Destacan: Blas de Otero (Ángel fieramente humano), Gabriel Celaya (Tranquilamente hablando) y Vicente Aleixandre (Sombra del paraíso).

Tendencias Minoritarias:

En la década de los 40 surgen tendencias minoritarias de gran importancia: el Postismo, fundada por Carlos Edmundo de Ory, y otra tendencia creada por el grupo Cántico, cuyos poetas son Ricardo Molina y Pablo García Baena.

Década de los 50: Poesía Social

A través de la poesía desarraigada, surge en los años 50 la poesía social, mediante la publicación de Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos íberos de Gabriel Celaya. La poesía se convierte en un medio de concienciación y transformación social, por lo que va dirigida a la inmensa mayoría, llegando a todo tipo de lectores, incluso iletrados, porque se usa un lenguaje coloquial y llano.

Temas principales:
  • La lucha por la libertad.
  • Las injusticias sociales.
  • El ansia de paz.

El tema de España se convierte en una constante. Autores y obras destacadas: Blas de Otero (España en el corazón), Pablo Neruda (Canto a España), José Hierro. Los poetas también se dieron a conocer por la canción protesta. Sus representantes son Blas de Otero (Ancia, Redoble de conciencia) y Gabriel Celaya.

La Poesía Extremeña en la Posguerra

En Extremadura también se produce una dicotomía entre la poesía arraigada y desarraigada. Jesús Delgado Valhondo fue un gran representante de la poesía arraigada. Manuel Pacheco y Álvarez Lencero, sin embargo, destacan en la poesía desarraigada. Estos últimos hicieron que la poesía extremeña adoptara una actitud de denuncia social más en sintonía con la época.

Teatro Español de Posguerra

Panorama General

Tras la Segunda Guerra Mundial, surge una renovación teatral en Europa a cargo de Eugène Ionesco y Samuel Beckett, que da lugar al Teatro del Absurdo. En España, la Guerra Civil supuso una violenta ruptura con los movimientos anteriores. Los autores más representativos mueren en esos años (Lorca y Valle-Inclán), y muchos otros se exilian (como Alejandro Casona y Max Aub).

Etapas del Teatro de Posguerra

Años 40: Posguerra Inmediata

El teatro de este periodo tiene la función de entretener al público y transmitir la ideología de los vencedores. El Estado se encarga de establecer una férrea censura. La actividad teatral fue abundante, aunque muy mediocre, pues se trata de un teatro influenciado por el espíritu falangista. En este periodo predominan las obras cómicas.

Destacan dos tendencias:

  • Teatro Oficial: Corriente dramática heredada de la comedia de Jacinto Benavente. Predomina en estos primeros años, pues las obras encajan perfectamente con la moral que pretendía difundir el régimen. Sus temas son de tipo amoroso, familiar o conyugal. Los personajes suelen pertenecer a la clase media-alta. En ellas son frecuentes las alusiones a la Guerra Civil, con un desprecio hiriente hacia el vencido. Destacan autores como José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo y Juan Ignacio Luca de Tena.
  • Teatro del Humor: Es un teatro de una comicidad intelectual cercana al absurdo, en el que se recurre a situaciones absurdas, a la caricatura, al juego de palabras, el suspense, etc. Este tipo de teatro no siempre fue bien acogido por el público y la crítica.

El principal representante fue Miguel Mihura y su obra Tres sombreros de copa. En ella, los personajes muestran su inconformismo ante lo socialmente establecido y utiliza un lenguaje llano y sencillo. Otras obras suyas son Maribel y la extraña familia, Melocotón en almíbar, etc.

En esta tendencia también destaca Enrique Jardiel Poncela con obras como Eloísa está debajo de un almendro, Usted tiene ojos de mujer fatal o Los ladrones somos gente honrada.

Años 50: Teatro Social

En los años 50, el teatro se aleja del marco triunfalista o de simple evasión para mostrar la falta de libertades, la desigualdad social y la miseria generalizada en que se vive. Lo cierto es que el teatro comercial siguió predominando. En estos años, va surgiendo un tipo de público nuevo: los universitarios. En este ambiente se estrenan obras críticas que duran muy poco en escena. Son momentos en los que los dramaturgos muestran su desacuerdo con la realidad.

En este panorama destacan las figuras de Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre:

  • Antonio Buero Vallejo: El estreno de Historia de una escalera señala la ruptura con el teatro tradicional. Es el representante del teatro ideológico; en sus obras pretende inquietar y ‘curar’ a la sociedad. Los personajes son víctimas de esa sociedad. La principal aportación de Buero Vallejo al teatro español es la participación del espectador en el teatro, denominado efecto inmersión. Otra obra destacada es La tejedora de sueños.
  • Alfonso Sastre: Muestra una actitud de denuncia. Sus obras se caracterizan por un humor negro que utilizó para criticar el franquismo. Destacan Escuadra hacia la muerte, La cornada y Muerte en el barrio.

Otros autores son Lauro Olmo, que sigue la línea del teatro de denuncia y compromiso político. Destaca su obra La camisa.

El Teatro Extremeño en la Posguerra

En Extremadura destaca la figura de Manuel Martínez Mediero, quien comienza a escribir teatro a finales de los 60, en pleno auge del teatro independiente. La mayoría de sus obras fueron prohibidas por la junta de censura de la época, y los estrenos de muchos otros han venido marcados por grandes escándalos de público y policía. Destacan sus obras Las hermanas de Búfalo Bill o El bebé furioso.