Contexto Histórico y Filosófico
Orígenes Griegos: Platón y Aristóteles
El método cartesiano se enmarca en una tradición filosófica que se remonta al siglo IV a. C. con la Academia de Platón, situada en Atenas. Para Platón, las matemáticas eran de suma importancia, razón por la cual todos los estudiantes debían dominarlas. En este mismo siglo, Aristóteles abrió su Liceo donde, al igual que Platón en su Academia, exigía que los estudiantes supieran matemáticas, y además, que los estudiantes de servicio conocieran física.
Filosofía Helenística: Epicuro, Diógenes, Séneca y Pirrón
Un siglo más tarde, en el siglo III a. C., comenzó la filosofía Helenística, de la cual varios filósofos desarrollaron diversas corrientes. Epicuro introdujo el hedonismo, donde, a diferencia de Platón (quien pensaba que quien seguía el placer era egoísta y no era feliz), Epicuro sostenía que todos los animales buscaban el placer, y si los seres humanos son animales, debían y tenían que perseguir el placer.
Diógenes introdujo la filosofía del Cinismo, afirmando que las leyes nos hacían infelices, ya que somos animales y debemos vivir como tales para ser felices (al contrario que Platón). Según Diógenes, la sociedad esclaviza y hay que aprender a vivir con lo mínimo. La sociedad nos inculca que hay cosas que hacer en privado por vergüenza, lo cual no debería ser así.
Séneca lanzó el estoicismo, opinando que no somos libres, por lo que debemos cambiar el pensamiento. El sufrimiento proviene de lo que nosotros pensamos de él. La felicidad proviene de entender que no eliges nada.
Pirrón creó una de las filosofías más importantes, el escepticismo, donde decía que, en su opinión, no había que suspender el juicio. Los escépticos sostenían que no había ninguna opinión fiable, por lo que una opinión no se podía defender de otra; por lo tanto, no había que tener opiniones ni pensar demasiado.
La Edad Media: Patrística y Escolástica
Entre los años 100 y 451 d. C. (no a. C.), aparece la Patrística, donde surgen los padres fundadores de las bases doctrinales del cristianismo, como por ejemplo San Agustín.
Del siglo IX al XIV, surge la filosofía Escolástica, donde se reconcilia a Aristóteles con el cristianismo, y vuelve la física aristotélica. La razón humana, se creía, nos permite descubrir la existencia de Dios. En la Edad Media, la filosofía se centra en Dios, cuestionándose cómo hacer compatibles la razón y la fe. La razón se subordina a la fe. Se piensa que un argumento de fe es más importante que uno de filosofía. Uno de los padres fundadores de la Escolástica es Santo Tomás de Aquino.
Transición a la Modernidad: Racionalismo y Empirismo
Avanzando entre los siglos XIV y XVI, aparecen el Racionalismo y el Empirismo. Entre los filósofos que apoyaban el racionalismo, encontraremos a Descartes, Leibniz y Spinoza. En cuanto a los filósofos que apoyarán el empirismo, tenemos a Locke y Hume.
El Pensamiento Cartesiano: Duda y Método
Crítica al Empirismo y Escepticismo
Descartes iba en contra de los empiristas, ya que ellos opinaban que había que fijarse siempre en los sentidos, pues estos no nos engañaban. Ellos se fiaban de las autoridades y de lo tradicional. Pero Descartes pensaba todo lo contrario: en su opinión, los sentidos nos engañaban, y si existiera un genio maligno, este seguramente nos querría hacer equivocar. Los escépticos, por su parte, dudaban de la capacidad humana para conocer la verdad con certeza, mientras que Descartes buscaba un conocimiento sólido. Él negará confiar en las autoridades, ya que dice que si nos fiamos de estas, dejamos de pensar. La autoridad de la tradición nos lleva a los prejuicios, donde no llegamos a pensar, simplemente no es válido por quienes son.
La Razón como Fundamento del Conocimiento
Descartes parte de un principio fundamental: que el buen sentido o la razón es la capacidad de juzgar bien y distinguir lo verdadero de lo falso, y es naturalmente igual en todos los hombres. No existen diferencias en cuanto a la razón entre unos y otros, sino que cada uno conduce sus pensamientos por distintos caminos.
La solución es descubrir los modos de conocer la razón y, por otra parte, elaborar el método adecuado para dirigirla correctamente y así poder llegar a la verdad.
Los Modos de Conocer la Razón: Intuición y Deducción
Según Descartes, había dos modos de conocer la razón: la intuición y la deducción. La intuición se refería a las ideas más simples, que tenían tal grado de sencillez que eran verdaderas indudables, porque son evidentes de por sí. La deducción, por su parte, era una sucesión ordenada de intuiciones, por lo tanto, era igual de evidente que las ideas claras e indudables de las que se parte.
Las Cuatro Reglas del Método Cartesiano
Al respecto, hay tres puntos importantes que señalar sobre el método de la geometría: parte y desarrolla una cadena de razones simples y fáciles; no acepta como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza; y respeta el orden necesario de la deducción, pasando de una evidencia a otra hasta cualquier eslabón de la cadena de razonamiento, hasta que así alcancemos la verdad. Descartes formula cuatro reglas que resumen su análisis y reflexión sobre el método de las matemáticas y su aplicabilidad a la filosofía.
1. Evitar la Precipitación y la Prevención
En primer lugar, dice que hay que evitar la precipitación y la prevención, porque son dos causas que dan lugar a errores. La precipitación es aceptar como evidente todo aquello que no tenemos claro, por no haber procedido a una clarificación suficiente. La prevención es todo lo contrario: es no aceptar como válido aquello que es claro y distinto, lo que consiste en negar una evidencia por exceso de confianza.
2. El Análisis
La segunda regla es el análisis. Este consiste en dividir las dudas en partes lo más simples posibles hasta tal punto que sean indudables y podamos encontrar la verdad, es lo que llamamos intuición.
3. La Síntesis
La tercera regla es la síntesis, que se fundamenta en la deducción. Es decir, hay que ordenar los pensamientos en intuiciones, para así poder verlos de forma obvia, que sean igual de indudables que los pensamientos de los que provienen.
4. La Enumeración
La última regla es la enumeración, y consiste en hacer un repaso, siendo consciente de la autenticidad de todo para darse cuenta si falta algo o no.
Las Dudas Cartesianas: Sentidos, Genio Maligno y Sueño
Descartes, como ya hemos dicho antes, duda sobre la fiabilidad de los sentidos, lo que se une a otra de sus dudas: la hipótesis del genio maligno. La existencia de este nos haría equivocarnos; por lo tanto, no podríamos fiarnos de nuestros sentidos, porque nos habríamos creído la verdad que nos muestra el genio maligno, mostrándonos una falsa realidad. Descartes también hablaba de una hipótesis del sueño: él pensaba que podríamos estar viviendo en un constante sueño, que estábamos dormidos y lo que vivíamos y percibíamos era un constante sueño y no la realidad.
La Primera Verdad: “Pienso, luego existo”
La primera verdad que encontró Descartes fue con la frase «Pienso, luego existo». En resumidas cuentas, todo lo que pensamos puede ser falso, todo lo que pienso puede ser el resultado del genio maligno, pero de lo que no podemos dudar es que existimos, porque si esto es así, podemos pensar. Si dudamos de la existencia del genio maligno, es porque pensamos, y si pensamos, existimos.
Comparación Filosófica: Platón y Descartes
Considero adecuado comparar los planteamientos filosóficos de Platón y Descartes porque entre ambos existen similitudes y diferencias en tres sentidos: epistemológico, ontológico y antropológico.
Similitudes y Diferencias Epistemológicas
Desde el punto de vista epistemológico, podemos señalar tres similitudes y tres diferencias. Tanto Platón como Descartes son autores idealistas; es decir, creen que las Ideas son la base del conocimiento. Sin embargo, mientras que para Platón las ideas han existido siempre, para Descartes son producto del razonamiento.
En segundo lugar, ambos autores defienden la existencia de ideas innatas. Platón justifica esto hablando del conocimiento como reminiscencia. Las ideas existen desde siempre y el alma las conoce, pero al entrar en contacto con el cuerpo olvida este conocimiento que, a través de la educación, recupera.
Descartes, en cambio, cree que las ideas innatas son connaturales a la propia razón, forman parte de ella, y por eso no ve necesario justificar su existencia hablando de la reminiscencia.
En tercer lugar, ambos autores desconfían de los sentidos y creen que solo el conocimiento racional nos permite alcanzar la ciencia. Sin embargo, Platón es objetivista, porque cree que las ideas tienen una existencia objetiva, mientras que Descartes es subjetivista, porque subraya la importancia del sujeto en el conocimiento.
Diferencias Ontológicas
Desde el punto de vista ontológico, existe una diferencia entre ambos autores en lo que respecta a la importancia que le dan al mundo exterior. Descartes cree que hay tres sustancias: alma, mundo y Dios. El mundo, la sustancia extensa, tiene una categoría importante y es real, basándose en la bondad divina.
Platón, en cambio, cree que el mundo sensible es solo una copia imperfecta que imita y participa de las Ideas.
Concepción Antropológica Dualista
Desde el punto de vista antropológico, ambos tienen una concepción dualista del ser humano. El ser humano es un compuesto de alma y cuerpo. Según Descartes, alma y cuerpo se unen en la glándula pineal. Según Platón, cada parte del alma se localiza en algún lugar del cuerpo y el alma racional, la sustancia pensante de Descartes, tiene una categoría superior al resto.
Relevancia Actual del Pensamiento Cartesiano
La actualidad del pensamiento cartesiano es evidente en dos aspectos: la importancia que el autor concedió a las matemáticas y la sospecha de que el mundo que creemos como real no sea más que una ilusión de los sentidos.
La Cuantificación y el Mundo Digital
En cuanto a la primera idea, cabe decir que a partir de él el conocimiento de las cosas se ha conseguido cuantificándolas. Lo real se identifica con lo matematizable, hasta el punto de que hoy en día la fe en la ciencia ha sustituido a la fe en Dios. Lo más actual en este sentido es el valor de la informática hoy. El funcionamiento de los ordenadores se toma como modelo del funcionamiento de la mente humana. Hoy hablamos del mundo digital, un mundo en el que todo se rige por la lógica, en el que toda deducción es perfecta.
La Realidad como Ilusión: Inspiración en el Cine
En cuanto a la segunda idea, cabe decir que el desarrollo tecnológico y los avances en astronomía nos pueden llevar a pensar si nuestro mundo o nuestra realidad no es más que un submundo ante otra realidad desconocida. Esta idea ha inspirado la literatura y el cine actual, en el que podemos destacar títulos como El show de Truman, Matrix o la española Abre los ojos.
El Concepto de Idea en Descartes
Contexto y Crítica al Escepticismo
Todo empieza con la Academia de Platón en el siglo IV a. C., y con el paso del tiempo surgieron muchas más filosofías hasta la llegada, entre los siglos XIV y XVI, del escepticismo. Será la filosofía más criticada por Descartes, ya que hablaba de que el ser humano no lo sabe todo y no busca la solución para saber lo que no sabe; por el contrario, Descartes quería buscar una solución. También los criticará por creer y fiarse de los sentidos, sin dudar de ellos, fiándose también de la autoridad de la tradición, que según Descartes, hará que no lleguen a pensar, simplemente no será válido por quienes son.
El “Cogito” como Verdad Indudable
En busca de esta verdad innata que quiere discutir el autor, descubre el Cogito, es decir, la única verdad indudable que hay. Inventa la frase «Pienso, luego existo», ya que de lo único que no podemos dudar es de nuestra existencia, pues si pensamos, existimos, y si dudamos de nuestra existencia, es porque estamos pensando, así que no podemos dudar que existimos. De lo que no nos podemos fiar son de las ideas adventicias, ya que estas vienen del exterior de la mente y, con la hipótesis del genio maligno y la duda sobre los sentidos, no sabemos si lo que estamos viendo es verdad o una mentira que nos quiere hacer creer el genio maligno.
La Naturaleza de las Ideas: Representación Mental
Descartes dice que las ideas son una representación gráfica que nos hacemos en el pensamiento; por esto, solo tiene certeza de que esas ideas existen en su cabeza, pero no en la vida real, no podemos demostrar que también lo hagan en el mundo real.
Entonces, Descartes tiene la duda de cómo poder comprobar que lo que existe en mi mente tiene su correlato en el mundo extramental. Para esto, Descartes diferencia dos aspectos sobre su análisis de la naturaleza de las ideas: las ideas, en tanto que modos de pensamiento (estas solo las podré imaginar) y las ideas, en tanto que imágenes que representan algo (estas se pueden representar, pero cada uno lo representará según su percepción de ellas).
Tipos de Ideas Cartesianas
Descartes analizará aquello en que las ideas son diferentes y por ello distinguirá tres tipos de ideas:
Ideas Adventicias
Son ideas que vienen del exterior de la mente, es decir, cada uno tiene una percepción de ellas.
Ideas Facticias
Son ideas que combinan otras ideas, como por ejemplo la idea de centauro, formada a partir de la idea de un hombre y un caballo.
Ideas Innata y el Papel de Dios
Y finalmente, las ideas innatas, como el Cogito (que es el criterio de la verdad) y la idea de Dios. En este contexto, Descartes nos dice que Dios es la garantía de que el mundo existe. La única forma de poder creer lo que percibimos por los sentidos sería aceptando la existencia de Dios, ya que, al ser infinitamente bueno, no permitiría que un genio maligno nos engañara, y nos haría percibir la realidad tal cual es, sin mentirnos.
Diferencias con Platón sobre las Ideas
La idea, para Descartes, ya existía en la mente de cada uno. Por lo tanto, se diferencia de Platón, ya que él decía que aunque las cosas muriesen, las ideas quedarían en el mundo inteligible. Pero Descartes, al pensar que las ideas están en la cabeza de cada uno, dice que si morimos todas las ideas se acabarán, y que los que las creen no estarán para hacerlo.
Dicho esto, sabemos que somos cosas que pensamos ideas. Al hablar del conocimiento, esperamos que la ciencia nos dé una idea verdadera sobre la realidad.
El Ejemplo de la Cera
Para explicar todo lo que hemos hablado anteriormente, Descartes pone el ejemplo de la cera, hablando de que el olor de la cera, el tacto y el color dependen de cada persona. No podemos dar por sentado que todo el mundo lo percibe igual.
Argumentos Cartesianos para la Existencia de Dios y del Mundo
Reafirmación de la Duda y el “Cogito”
Todo empieza con la Academia de Platón en el siglo IV a. C. Y con el paso del tiempo, surgieron muchas más filosofías, hasta la llegada, entre los siglos XIV y XVI, del escepticismo. Será la filosofía más criticada por Descartes, ya que argumentaba que el ser humano no lo sabe todo y no busca la solución para saber lo que no sabe. Por el contrario, Descartes quería buscar esa solución. También les criticará por creer y fiarse de los sentidos sin dudar de ellos, fiándose así también de la autoridad de la tradición, que según Descartes, hará que no lleguen a pensar, simplemente no será válido por quienes son.
Uno de los pensamientos que más repetía Descartes será la existencia de un genio maligno. Según él, no hay que fiarse de lo que percibimos por los sentidos, dado que cabe la posibilidad de que exista un genio maligno que lo que haga sea engañarnos, percibiendo una idea de realidad errónea, es decir, que no estaríamos viendo el mundo real, sino una percepción de lo que él quisiera que viésemos.
Para Descartes, la única verdad que sería indudable sería aquella que fuera clara y distinta; por lo tanto, el Cogito es el modelo de idea verdadera perfecta, ya que cumple estas características.
Tipos de Ideas y su Relevancia
Según el filósofo, las ideas se podían diferenciar en tres tipos: adventicias, facticias e innatas.
Las adventicias serían todas aquellas que vienen del exterior de la mente. Las facticias combinan ideas con otras ideas. Y finalmente, las innatas, entre las cuales se encuentra la idea de Dios, que nos da el criterio de la verdad y la garantía de que el mundo existe.
Demostración de la Existencia de Dios
El filósofo Descartes emplea tres argumentos para la demostración de la existencia de Dios:
1. Argumento de la Causalidad de la Idea de un Ser Infinito
En la idea de causalidad, Descartes nos explica que cada vez que pensamos en una idea, esta tiene que tener una causa. Todo lo que es mi idea tiene que venir de una causa y esta tiene que tener al menos tanta realidad como mi idea. La idea como realidad objetiva o representación de una cosa ha de tener una causa real que sea proporcional a la idea. Algo de lo que el filósofo estaba muy seguro era de que Dios era un sinónimo de perfección, donde todos somos capaces de imaginar la perfección y esto hace que tengamos consciencia de lo imperfectos que somos.
2. Argumento de Dios como Causa de mi Ser
En el argumento de Dios como causa de mi ser, Descartes nos dice que la causa tiene que tener al menos tanta realidad como su efecto. Yo me tengo que descartar como causa de la existencia de Dios, porque Él es perfecto y yo no; si yo fuese la causa de la existencia de Dios, podría ser Dios y no lo soy.
3. Argumento Ontológico
En el argumento ontológico, Descartes retoma algunas ideas de otros filósofos sobre la existencia de Dios, porque Dios es seguro existente en mi mente, como hemos dicho anteriormente, si pienso, existo. Por lo tanto, Dios existe porque es una idea que todos tenemos en nuestra cabeza, pero a la hora de representarlo, cada uno lo representará según su percepción de la perfección.
Dios como Garante de la Verdad y la Realidad Exterior
Algo de lo que nos puede garantizar Descartes es que Dios es la garantía de la verdad. Al ser tan perfecto, omnipotente y verdadero, procede a rechazar la hipótesis del genio maligno, ya que este nos engaña. Para Descartes, Dios es el creador de todo; por lo tanto, las ideas innatas son creaciones divinas que nos presenta con total claridad y distinción, siendo así verdaderas.
Descartes justifica que Dios, al ser un ser perfecto, no puede inducir a error, porque el error es una imperfección. Al ser el creador del origen del mundo, esto nos garantiza que todo lo que vemos es real.
Una vez que ya sabemos que todo lo que percibimos es real, porque Dios es perfecto y no nos hará equivocarnos, podemos saber que las causas de las ideas de las cosas sensibles existen.
El Origen del Error Humano
Ahora bien, si hablamos de que Dios garantiza la verdad, nos podríamos cuestionar por qué nos equivocamos. No le podemos atribuir este fallo a Dios, sino que nosotros mismos, al percibir algo por los sentidos, lo interpretamos de manera errónea, ya sea por precipitación o por prevención.
Las Tres Sustancias Cartesianas
En resumen, después de saber que el mundo existe porque Dios no nos engaña, Descartes diferencia tres tipos de sustancias: la sustancia infinita (Dios), la sustancia pensante (el yo o res cogitans) y la sustancia extensa (los cuerpos o res extensa). Estas sustancias son las únicas que, aparte de Dios, no necesitan de ninguna otra para existir y se perciben de forma clara y distinta como independientes e irreductibles entre sí.
El Concepto de Sustancia en Descartes y sus Tipos
Crítica al Escepticismo y la Búsqueda de la Verdad
Todo empezará con el escepticismo, ya que Descartes los critica mucho por tener opiniones contrarias a las suyas. Los escépticos aceptaban que el hombre no lo sabía todo, pero no buscaban ponerle remedio a esto. Por el contrario, Descartes sabía que el hombre era conocedor de la verdad, pero quería llegar a ella. Otra de las cosas por las que los criticó fue porque se fiaban de la autoridad y la tradición, y bajo su opinión, esto no ha de ser así, porque si lo aceptamos, dejamos de pensar. Pero si tuviésemos que remarcar una de las cosas por la cual Descartes no está de acuerdo con los escépticos, es porque estos se fiaban de los sentidos y el filósofo racionalista no, ya que pensaba que podríamos ser engañados por un genio maligno que nos engañase y nos hiciese percibir una nueva realidad.
El “Cogito” y la Certeza de la Existencia Mental
Como hemos dicho, Descartes dudaba de todo, pero de la única verdad que estaba seguro era de «Pienso, luego existo», ya que si pensábamos, existíamos, y si estábamos pensando en si existíamos o no, era porque sí que lo hacíamos. Por lo tanto, lo único claro que logramos es que todo aquello que existiese en nuestra mente existía, pero no podíamos asegurar que existiese en un mundo extramental. Al saber que la verdad es clara y distinta, sabemos que el Cogito es el modelo de idea verdadera perfecta, ya que cumplía estas características: clara, distinta e indudable.
Dios como Garante de la Realidad y los Sentidos
Según Descartes, la única forma de que contemplásemos las cosas y pudiésemos fiarnos de los sentidos sería porque existe un Dios. Este lucha contra el genio maligno, ya que Dios es bueno y es el creador de todo, por lo tanto, no nos quiere engañar. Nos dice que existen tres tipos de sustancias: res cogitans (yo pensante), res extensa (sustancia extensa o cuerpos) y la res infinita (Dios). Son únicas porque cumplen: solo necesitan a Dios para existir, son claras e indudables.
El Universo como Máquina: Mecanicismo Cartesiano
Descartes habla sobre un modelo de naturaleza que acabará con la teoría aristotélica. Él dice que «el universo funciona de una forma mecánica» y «el universo es un reloj». Lo que quería decir con esto el filósofo era que para entender el universo hay que pensar en esto, porque si lo demostramos, sabremos cómo funciona. La ciencia tiene que descubrir ese funcionamiento del “reloj”, o sea, la vida.
Causa y Efecto en el Mecanicismo
El mecanismo de ese reloj son las cadenas que hacen referencia a la causa-efecto. Nuestros pensamientos no son causa de nuestras acciones, porque no son físicos, no ocupan un espacio. La causa de nuestros efectos son los impulsos nerviosos. Necesitamos más o menos una pequeña concepción de Dios para poder pensar que el alma es tan poderosa que puede influir en el cuerpo.