Tomás de Aquino (Roccasecca 1225-1274)
El Problema de la Realidad: Metafísica y Teología
En el ámbito de la metafísica, Tomás de Aquino realiza su peculiar síntesis. Esta síntesis se fundamenta en dos pilares:
- Por una parte, asume conceptos aristotélicos clave: el hilemorfismo, la distinción entre sustancia y accidente, y la teoría de la potencia y acto.
- Por otro lado, el dogma cristiano de la creación de la nada le obliga a reformar la comprensión del ser (que él define como finito o contingente), introduciendo la fundamental distinción de esencia y esse (existencia, acto de ser o existir).
La Composición del Ser Contingente: Esencia y Existencia
Para Tomás de Aquino, el ser contingente (o finito) es el resultado de la unión entre esencia y existencia. La esencia es la potencia de ser, la capacidad de existir; la existencia o esse es el acto (o actualidad) de la esencia.
En los seres creados, por tanto, se da una doble composición de potencia y acto:
- En la esencia misma: Como resultado de la unión de materia (potencia) y forma (acto primero).
- En el ente contingente: Como resultado de la composición de esencia (potencia) y esse (acto segundo).
La Jerarquía del Ser y la Perfección
Asimismo, según Tomás de Aquino, los seres creados (entes finitos o contingentes) están ordenados jerárquicamente, según la perfección de ser que recibe su esencia. Por este motivo, la existencia no es solo actualidad, sino también perfección: la perfección que recibe una esencia, según su capacidad. Tenemos así una gradación que va de los ángeles a los seres inorgánicos, pasando por hombres, animales y vegetales.
Dios: El Ipsum Esse Subsistens
Todo este planteamiento metafísico depende de Dios, el creador de todo. Dios es para Tomás de Aquino el Ipsum Esse Subsistens (el Ser Mismo Subsistente), el único capaz de existir por sí mismo, dado que en Él esencia y existencia se identifican. Solo Dios es necesario; el resto de los entes son contingentes, seres creados por Dios a quien deben su existencia.
La Demostración de la Existencia de Dios: Fe y Razón
La mutua interdependencia entre fe y razón exige a esta última una serie de tareas para con la primera, en concreto: la de servir como preámbulo de la fe, demostrando racionalmente la existencia de Dios. Antes de abordar la demostración, Tomás de Aquino se plantea dos cuestiones fundamentales:
1. ¿Es Necesario Demostrar la Existencia de Dios?
Tomás distingue dos tipos de verdades:
- Las que son evidentes en sí mismas y para nosotros.
- Las que son evidentes en sí mismas pero no lo son para nosotros.
Al primer grupo pertenecen las proposiciones cuya verdad nos resulta evidente, dado que el predicado está contenido en el sujeto. Por ejemplo, la proposición «el todo es mayor que la parte» nos resulta evidente, pues basta comprender los conceptos de todo y de parte para saber que es verdadera.
La proposición «Dios existe», sin embargo, no pertenece al primer grupo, sino al segundo: es evidente en sí misma (ya que en Dios esencia y existencia se identifican), pero no lo es para nosotros, ya que, al ser finitos, carecemos de una comprensión total y adecuada de lo que es Dios, es decir, de la esencia divina. De este razonamiento, Tomás concluye que es necesario demostrar la existencia de Dios.
2. ¿Es Posible Demostrar la Existencia de Dios?
Tomás de Aquino responde afirmativamente a la pregunta: es posible su demostración.
Vías de Demostración
A partir de aquí, se abren dos caminos:
- La vía a priori: Consiste en partir de la idea de Dios para, desde ella, concluir la necesidad de su existencia (como el argumento ontológico de San Anselmo).
- La vía a posteriori: Consiste en partir de las realidades del mundo (efectos) y, a partir de ellos, llegar a Dios (la causa).
De estas dos vías, Tomás de Aquino elige la segunda. Se trata de ir de las cosas conocidas por nosotros (los seres creados) hasta su creador; un camino que va del efecto a la causa (a posteriori). La expresión de estas demostraciones son las Cinco Vías tomistas.
Estructura Argumental de las Cinco Vías
- Constatación de un hecho de experiencia (o punto de partida empírico): Por ejemplo, vemos que hay cosas que se mueven.
- Aplicación del principio de causalidad al hecho constatado: Todo lo que se mueve es movido por otro.
- Afirmación de que es imposible una serie infinita de causas: No puede haber una serie infinita de seres que mueven a otros y que, a su vez, son movidos por otros.
- Aplicación del principio de razón suficiente: Todo tiene una razón última para ser; si no la tiene en sí, la ha de tener en otro.
- Identificación del resultado (o punto de llegada) con Dios (afirmación de la existencia de Dios).
Contenido de las Cinco Vías Tomistas
- Vía del Movimiento: Parte del movimiento para llegar a Dios como Motor Inmóvil.
- Vía de la Causalidad Eficiente: Parte de la causalidad para llegar a Dios como Causa Primera o Causa Incausada.
- Vía de la Contingencia: Parte de la contingencia para llegar a Dios como Ser Necesario.
- Vía de los Grados de Perfección: Arranca de que hay grados de perfección (seres más y menos perfectos) para concluir afirmando que ha de haber un Ser Sumamente Perfecto (Dios).
- Vía de la Finalidad u Orden: Toma como punto de partida el orden que se manifiesta en el comportamiento natural de los seres del mundo para terminar afirmando la existencia de una Inteligencia Ordenadora (Dios).
El Conocimiento de Dios: Vías y Atributos
Una vez demostrada la existencia de Dios, Tomás de Aquino investiga hasta qué punto podemos conocerlo, estipulando varias formas por las que podemos alcanzar algún conocimiento de la divinidad:
- Vía de la Negación (Via Negationis): Podemos alcanzar alguna noticia de Dios conociendo qué no es (por ejemplo, no es finito, no es imperfecto).
- Vía de la Eminencia (Via Eminentiae): Atribuimos a Dios las perfecciones absolutas (como Ser, Bondad, Vida), elevadas al grado máximo.
Algunos de esos atributos se derivan de la consideración objetiva y absoluta de la naturaleza de Dios: la simplicidad, la perfección, la infinitud, la inmutabilidad y la unidad. Sin embargo, a pesar de estos métodos, el conocimiento que tenemos de Dios no deja de ser sino una analogía, una aproximación.