De Galdós a las Vanguardias: Claves de la Literatura Española (1850-1936)

Valle-Inclán y el Esperpento: Luces de Bohemia

Cuando Ramón María del Valle-Inclán publica Luces de Bohemia en 1920, sabe que su obra no será bien recibida por el público, acostumbrado a comedias y sainetes, y por eso decide publicarla por entregas en el semanario España. No se estrenará en España hasta 1970, aunque hoy es considerada una de las cumbres del teatro moderno.

En esta obra, Valle-Inclán inaugura un nuevo género teatral: el esperpento, una forma de mostrar la realidad española de manera deformada, grotesca y crítica. La obra narra las últimas horas del poeta ciego Max Estrella, acompañado por su amigo Don Latino de Hispalis, en una noche que se convierte en un descenso a los infiernos del Madrid marginal y corrupto de comienzos del siglo XX. Ambos recorren tabernas, calles, cafés, cárceles y despachos, encontrándose con personajes que representan la injusticia, la hipocresía y la miseria del país.

Max, símbolo del artista idealista e incomprendido, muere solo y olvidado, víctima de una sociedad que desprecia la cultura y el pensamiento. El esperpento, definido en la escena XII, consiste en una deformación voluntaria de la realidad para comprenderla mejor. Según Valle-Inclán, una España absurda y deformada solo puede representarse con una estética igualmente deformante. En Luces de Bohemia, los personajes aparecen reflejados en los espejos cóncavos del Callejón del Gato, que exageran sus defectos y muestran el verdadero rostro de la nación.

El autor combina lo trágico y lo cómico, lo culto y lo vulgar, provocando en el espectador risa y tristeza al mismo tiempo. Max Estrella es el Quijote de la bohemia, un hombre lúcido pero fracasado que intenta vivir de la literatura en una sociedad sin valores. Su compañero, Don Latino, representa la cobardía y la corrupción moral, pues traiciona a Max y lo abandona tras su muerte. A través de ellos, Valle-Inclán denuncia la degradación política, social y cultural de España, el egoísmo de los poderosos y el sufrimiento de los marginados.

El lenguaje de la obra mezcla poesía, ironía y sátira, creando un estilo brillante y crítico. Luces de Bohemia es, en definitiva, una visión amarga y lúcida de una España grotesca y sin esperanza. Con ella, Valle-Inclán convierte el teatro en un espejo deformante donde se reflejan la miseria, la injusticia y la grandeza trágica del ser humano.

El Realismo y el Naturalismo: El Espejo de la Sociedad del Siglo XIX

Contexto histórico y social

En la segunda mitad del siglo XIX, Europa vivió una profunda transformación. La burguesía se consolidó gracias al desarrollo del capitalismo industrial, mientras que surgieron los movimientos obreros que luchaban contra la desigualdad. La Segunda Revolución Industrial impulsó grandes avances técnicos y científicos, y el pensamiento se orientó hacia la razón y la ciencia, con teorías como el positivismo de Comte, el evolucionismo de Darwin o el determinismo de Taine.

En España, la situación política fue inestable. La Revolución de 1868, conocida como «La Gloriosa», puso fin al reinado de Isabel II; se proclamó la Primera República en 1873 y, tras su fracaso, se instauró la Restauración borbónica con Alfonso XII. A finales del siglo, la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) provocó el llamado Desastre del 98 y un sentimiento de crisis nacional.

El Realismo: características y etapas

El Realismo surgió en Francia y se extendió por Europa y España en la segunda mitad del siglo XIX. Frente al idealismo romántico, los autores realistas buscaron reflejar la realidad de manera objetiva y verosímil. La novela se convirtió en el género principal, ya que permitía analizar la vida social y psicológica de los personajes. Los temas más frecuentes fueron la vida cotidiana, la moral burguesa, los conflictos personales y la crítica social.

En España, el Realismo pasó por tres etapas:

  • Prerrealismo (1849-1869): Mezcló rasgos románticos y costumbristas. Destacan autores como Fernán Caballero (La gaviota) y Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos).
  • Realismo pleno (a partir de 1870): Alcanzó una mayor objetividad y análisis psicológico, con figuras como Benito Pérez Galdós (Fortunata y Jacinta, Doña Perfecta) y Leopoldo Alas «Clarín» (La Regenta).
  • Naturalismo (a partir de 1885): Una corriente derivada del Realismo, más científica y pesimista.

El Naturalismo: la ciencia en la novela

El Naturalismo, creado por Émile Zola, aplicó el método científico a la literatura. Consideraba que el ser humano estaba condicionado por la herencia, el medio y la sociedad, y que los escritores debían observar la realidad como si se tratara de un experimento. Los temas más tratados fueron la miseria, el alcoholismo, la prostitución y la marginalidad.

En España, el Naturalismo fue más moderado y moral. Su principal representante fue Emilia Pardo Bazán (Los Pazos de Ulloa, La madre naturaleza). También destacaron Vicente Blasco Ibáñez (La barraca, Cañas y barro) y Armando Palacio Valdés.

Grandes autores y géneros del periodo

La novela

Entre los grandes novelistas del Realismo español se encuentran:

  • Benito Pérez Galdós: Retrató con profundidad psicológica la sociedad madrileña.
  • Leopoldo Alas «Clarín»: Analizó la hipocresía y la frustración en La Regenta.
  • Emilia Pardo Bazán: Aportó una visión femenina y naturalista.
  • Vicente Blasco Ibáñez: Reflejó la vida popular valenciana.

La poesía posromántica

Aunque el Romanticismo comenzaba a decaer, sus últimos ecos se mantuvieron en autores como Gustavo Adolfo Bécquer, que en sus Rimas expresó el amor y la soledad con un lenguaje sencillo y musical, y Rosalía de Castro, que en Cantares gallegos y En las orillas del Sar reflejó una profunda melancolía y una firme defensa de Galicia y de la mujer. También destacaron poetas moralizantes como Ramón de Campoamor (Doloras) y Gaspar Núñez de Arce, de tono patriótico y moral.

El teatro de la Restauración

El teatro reflejó los gustos del público burgués y se alejó del dramatismo romántico para ofrecer obras realistas, morales o de entretenimiento. Destacan varios subgéneros:

  • Alta comedia: Trató los conflictos morales de la clase media, como en Un drama nuevo de Tamayo y Baus.
  • Drama realista y moral: Representado por José Echegaray en El gran Galeoto.
  • Drama social: Denunció las injusticias en obras como Juan José de Joaquín Dicenta.
  • Zarzuela: Género popular que mezclaba canto y diálogo. Triunfó con autores como Ricardo de la Vega (La verbena de la Paloma) y Federico Chueca (Agua, azucarillos y aguardiente).

Modernismo y Generación del 98: La Renovación de las Letras

A finales del siglo XIX, España y Europa atravesaron una profunda crisis espiritual y cultural marcada por el pesimismo y el desencanto que siguieron al Desastre del 98. Los escritores reaccionaron contra el materialismo burgués, el conformismo y la decadencia política, y buscaron una renovación del arte y de la literatura. En este contexto surgieron dos movimientos complementarios: el Modernismo y la Generación del 98.

El Modernismo: la búsqueda de la belleza

El Modernismo nació en Hispanoamérica con Rubén Darío (Azul…, Prosas profanas) y se caracterizó por la búsqueda de la belleza, la musicalidad del lenguaje y la evasión de la realidad. Los modernistas rechazaron lo vulgar y lo cotidiano, inspirándose en el arte, los mitos, la naturaleza exótica y el mundo clásico.

  • Estilo: Lenguaje cuidado y sonoro, uso abundante de adjetivos, metáforas y símbolos, y un ritmo armonioso.
  • Temas: El deseo de perfección, el amor idealizado, la nostalgia, la tristeza y la huida hacia mundos imaginarios.

En España, sus principales representantes fueron Manuel Machado, Francisco Villaespesa y Juan Ramón Jiménez en su primera etapa.

La Generación del 98: la preocupación por España

La Generación del 98 reunió a un grupo de escritores preocupados por la crisis moral y social de España tras la pérdida de las colonias. Criticaron la decadencia del país y buscaron su regeneración intelectual y espiritual.

  • Estilo: Lenguaje sobrio y claro, frases cortas y un tono reflexivo y subjetivo.
  • Temas: El paisaje de Castilla como símbolo de lo español, el paso del tiempo, la soledad, la muerte y el sentido de la vida.

Entre sus autores más destacados se encuentran:

  • Miguel de Unamuno (Niebla, San Manuel Bueno, mártir), que combinó la emoción y la filosofía.
  • Pío Baroja (El árbol de la ciencia), que reflejó el desengaño y el individualismo.
  • Azorín (La voluntad), de estilo pausado y descriptivo.
  • Antonio Machado, que pasó del modernismo a una poesía más íntima y espiritual en Campos de Castilla.

También compartieron las inquietudes del grupo Ramiro de Maeztu y Ramón del Valle-Inclán.

En resumen, mientras que el Modernismo buscó la belleza y la perfección formal, la Generación del 98 aspiró a la verdad, la reflexión y la regeneración moral de España.

Hacia la Vanguardia: Novecentismo y Generación del 27

En las primeras décadas del siglo XX, la poesía española evolucionó desde el Modernismo y la Generación del 98 hacia nuevas formas de expresión en las que los poetas intentaron equilibrar la emoción, el pensamiento y el arte.

La trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez fue el gran puente entre el Modernismo y la poesía pura. Su obra se divide en varias etapas:

  • Etapa sensitiva: De influencia modernista, destacó por su gusto por la belleza y la musicalidad (Arias tristes).
  • Etapa intelectual o pura: Buscó la perfección y la esencia de las cosas (Diario de un poeta recién casado).
  • Etapa existencial: Alcanzó una poesía más filosófica y espiritual (En el otro costado).

Su estilo se caracterizó siempre por un lenguaje depurado, musical y simbólico.

La evolución de Antonio Machado

En Soledades, Antonio Machado mostró una poesía modernista, melancólica y simbólica. Posteriormente, en Campos de Castilla, adoptó un tono más sobrio y reflexivo, centrado en el paisaje castellano y los problemas de España. En su última etapa, su poesía se volvió más humana, sencilla y marcada por la guerra y el exilio.

El Novecentismo o Generación del 14

Los poetas del Novecentismo representaron una generación intermedia que buscó el equilibrio entre sentimiento y razón. Compartieron el ideal de perfección formal y la expresión intelectual del arte. Entre ellos destacaron el novelista Ramón Pérez de Ayala, el pensador José Ortega y Gasset y el escritor Paulino Masip.

La Generación del 27: tradición y vanguardia

La Generación del 27 reunió a un conjunto de poetas que supieron combinar la tradición literaria española con las vanguardias europeas.