Platón: Fundamentos de la Filosofía Idealista
Teoría de las Ideas y la Reminiscencia
Platón distingue dos niveles de realidad: el mundo sensible, que percibimos con los sentidos y está lleno de cambios, y el mundo inteligible, donde existen las Ideas, que son realidades perfectas y eternas. Por ejemplo, las cosas bellas cambian, pero la Belleza en sí es única y permanente. Conocer no es aprender algo nuevo, sino recordar lo que el alma ya sabía antes de nacer (Teoría de la Reminiscencia).
El Mito de la Caverna representa esta idea: los humanos viven viendo sombras, creyendo que son reales, pero solo la razón puede liberarlos hacia la verdad iluminada por la Idea del Bien.
Política y el Estado Ideal
Platón aplica la estructura del alma al Estado. La sociedad está formada por:
- Productores (artesanos, campesinos, comerciantes).
- Guardianes (soldados que protegen la ciudad).
- Gobernantes (filósofos que deben dirigir).
Cada grupo posee la virtud correspondiente a su función. El Estado será justo cuando cada clase cumpla correctamente su tarea. Solo los filósofos deben gobernar, porque son los únicos que conocen la Idea de Justicia y pueden orientar la ciudad hacia el bien común. Si gobiernan los ricos, los ignorantes o los demagogos, la sociedad degenera en oligarquía, democracia manipulada o tiranía.
Influencias Filosóficas de Platón
Platón recibió influencias de los filósofos presocráticos y de Sócrates:
- De Pitágoras heredó la idea de que el mundo tiene una estructura matemática y la concepción del alma como algo inmortal.
- De Heráclito tomó la idea de que el mundo sensible está en constante cambio.
- De Parménides aprendió que lo verdaderamente real debe ser eterno e inmutable.
Platón unirá ambas afirmaciones defendiendo que el mundo que vemos cambia, pero detrás de él existen realidades eternas: las Ideas. De Sócrates heredó el método del diálogo y la idea de que la virtud y la verdad no son relativas, sino que deben buscarse racionalmente.
Estructura del Alma y Cosmología Platónica
El Alma Humana
El alma humana tiene tres partes:
- Razón: Busca la verdad y debe dirigir (Virtud: Sabiduría).
- Ánimo: Relacionado con la valentía y la fuerza de voluntad (Virtud: Fortaleza).
- Apetito: Busca placeres y deseos (Virtud: Moderación).
La justicia en el individuo consiste en el equilibrio de estas tres partes, es decir, en que la razón gobierne sobre las otras dos.
Cosmología
En el diálogo Timeo, Platón explica que el mundo fue ordenado por un Demiurgo, una inteligencia que da forma a la materia caótica tomando como modelo las Ideas. El mundo sensible es una copia imperfecta del mundo inteligible, porque la materia nunca puede igualar la perfección del modelo ideal. Por eso la realidad visible es siempre cambiante y limitada. (PLATÓN)
Aristóteles: La Filosofía del Ser y la Experiencia
Clasificación de los Saberes
Aristóteles distingue tres tipos de saberes:
- Productivos: Artes o técnicas que producen objetos.
- Prácticos: Regulan la conducta (ética y política).
- Teóricos: Buscan conocer por sí mismos (física, matemáticas y filosofía primera o metafísica).
Física, Movimiento y Hilemorfismo
La física estudia los seres naturales, que tienen en sí mismos el principio de movimiento. Todo cambio implica un sujeto que cambia, una privación (lo que le falta) y una forma (lo que adquiere). Para explicar el movimiento, Aristóteles introduce los conceptos de potencia (lo que puede llegar a ser) y acto (lo que ya es). Todo movimiento es el paso de la potencia al acto y está orientado hacia un fin.
Todo lo existente tiene cuatro causas: material (de qué está hecho), formal (qué es), eficiente (quién o qué lo causa) y final (para qué existe). La materia y la forma componen los seres naturales, doctrina conocida como hilemorfismo. En los seres naturales, la forma y el fin coinciden: por ejemplo, el fin de una bellota es llegar a ser encina.
La Psyché (Alma)
Aristóteles estudia la vida a partir del alma (psyché), que es el principio vital o forma del ser vivo. Hay tres tipos:
- Alma vegetativa: Nutrición y crecimiento (común a plantas, animales y hombres).
- Alma sensitiva: Percepción, deseo y movimiento (propia de animales y humanos).
- Alma racional o intelectiva: Exclusiva del ser humano, que permite pensar y decidir libremente.
Teoría del Conocimiento
El conocimiento se adquiere a través de los sentidos y la experiencia. Primero se perciben las cosas sensibles, luego la imaginación y la memoria conservan sus imágenes, y la experiencia permite reconocer repeticiones y regularidades. A partir de ello, el entendimiento humano forma conceptos universales mediante la abstracción, separando lo esencial de lo accidental. A diferencia de Platón, Aristóteles rechaza la existencia de ideas innatas o separadas del mundo: el conocimiento parte siempre de la experiencia sensible.
El entendimiento tiene dos partes: el paciente, que recibe las imágenes, y el agente, que abstrae las esencias universales y necesarias. Así, el ser humano puede conocer la realidad tal como es, no como mera opinión. Sin embargo, el alma racional no es inmortal, pues depende del cuerpo: el hombre es un único ser compuesto de materia y forma.
Ética y Política Aristotélica
La Búsqueda de la Felicidad (Eudaimonía)
Aristóteles considera que toda acción humana busca un fin o un bien, y el bien supremo del hombre es la felicidad (eudaimonía), que se desea por sí misma y consiste en vivir conforme a la virtud (areté). La felicidad no es placer, riqueza o gloria, sino una vida entera de actividad racional y virtuosa. El hombre feliz necesita también ciertos bienes materiales y relaciones sociales, ya que es un ser político (zoon politikón).
La Virtud como Término Medio
La virtud es la excelencia que permite realizar bien la función propia del ser humano: usar la razón. No es innata, sino fruto del hábito y del esfuerzo. Las virtudes se dividen en éticas (del carácter) y dianoéticas (del pensamiento).
- Las virtudes éticas surgen de acostumbrarse a actuar conforme a la razón, dominando los deseos y eligiendo el término medio entre dos extremos (por ejemplo, entre la cobardía y la temeridad está la valentía). La virtud moral consiste en decidir bien repetidamente hasta convertirlo en hábito.
- Las virtudes dianoéticas perfeccionan la razón. La más importante en la práctica es la prudencia (phrónesis), que guía nuestras acciones hacia el bien y ayuda a decidir el término medio correcto.
Entre las virtudes éticas destaca la justicia, que es dar a cada uno lo suyo y actuar conforme a la ley. Puede ser legal o particular (correctiva o distributiva).
El ideal de vida más perfecto es la vida contemplativa (bíos theoretikós), dedicada al conocimiento y la contemplación de lo universal. Esta actividad es la más autosuficiente, placentera y divina.
El Hombre como Zoon Politikón
En política, Aristóteles afirma que el hombre no puede vivir solo: necesita la polis (ciudad) para desarrollarse y alcanzar su perfección. La familia y la aldea culminan en la polis, la cual es anterior y más importante que el individuo. El hombre es, por naturaleza, un animal político, capaz de lenguaje y de vivir según leyes que distinguen lo justo de lo injusto.
Aristóteles distingue tres formas justas de gobierno:
- Monarquía (gobierno de uno para el bien común).
- Aristocracia (gobierno de los mejores).
- Democracia (gobierno de los ciudadanos libres).
Sus corrupciones son, respectivamente, tiranía, oligarquía y demagogia. Prefiere un régimen mixto, intermedio entre oligarquía y democracia, donde predomine la clase media, porque evita los extremos y garantiza la estabilidad del Estado.
Metafísica y Cosmología
En su cosmología, Aristóteles describe un universo finito, esférico y eterno, con la Tierra en el centro inmóvil. Distingue el mundo sublunar (formado por los cuatro elementos, sujeto al cambio) y el mundo supralunar (hecho de éter, inmutable).
La filosofía primera o metafísica estudia el ser en cuanto ser (ontología) y a Dios (teología). Lo más fundamental es la sustancia, que puede ser primera (individuo concreto, compuesto de materia y forma) o segunda (su esencia o forma universal). Las demás propiedades son accidentes.
Para explicar el movimiento de los astros, postula la existencia de un Primer Motor Inmóvil, causa final de todo movimiento, que mueve sin moverse. El Primer Motor Inmóvil o Dios es acto puro, inmaterial y eterno. Su actividad es el pensamiento puro que se piensa a sí mismo. Así, para Aristóteles, la perfección suprema consiste en la contemplación de lo eterno e inmutable, fundamento también de su idea de felicidad.
San Agustín de Hipona: La Síntesis de Fe y Razón
Contexto y Conversión
Agustín de Hipona (354–430) fue uno de los filósofos y teólogos más importantes de la Edad Media. Su pensamiento une la fe cristiana con la filosofía grecorromana, especialmente con el neoplatonismo. Nació en Tagaste (actual Argelia), y tras una juventud inquieta, buscó la verdad en varias corrientes filosóficas: primero en el maniqueísmo, luego en el escepticismo y finalmente en el neoplatonismo, que lo llevó a la conversión al cristianismo. Fue obispo de Hipona y escribió obras fundamentales como Confesiones, La Ciudad de Dios y Sobre la Trinidad.
Fe, Razón y la Búsqueda de la Verdad
Agustín vivió en una época marcada por la caída del Imperio Romano y la expansión del cristianismo, en la que surgió el conflicto entre fe y razón. Para él, no hay oposición entre ambas: la fe es el punto de partida y la razón ayuda a comprenderla. Su lema es: “Cree para entender y entiende para creer”. La verdad, que da paz y felicidad al alma, se encuentra en Dios y en el conocimiento interior.
Contra el escepticismo, Agustín demuestra que el conocimiento es posible a través de la autoconciencia: aunque todo pueda ser falso, no se puede dudar de que uno existe como ser pensante (“si me equivoco, existo”). Desde el alma, el ser humano asciende hacia la verdad eterna y a Dios.
Teoría del Conocimiento y la Iluminación Divina
Su teoría del conocimiento distingue tres niveles:
- El sensitivo, basado en los sentidos, cambiante e inestable.
- El racional, que utiliza modelos ideales e inmutables.
- El superior o contemplativo, que alcanza las verdades eternas iluminadas por Dios.
El alma no puede conocer la verdad por sí sola: necesita la iluminación divina, una “luz interior” que permite ver las verdades eternas, igual que la luz del sol permite ver los objetos. Estas verdades inmutables proceden de Dios, que actúa como fuente de toda verdad y conocimiento.
Dios, Creación y el Problema del Mal
Dios, según Agustín, es el ser supremo, eterno e inmutable, identificado con el propio ser (“Dios es el que es”). Es creador del mundo a partir de la nada y por un acto libre de su voluntad. Todo lo creado es bueno, pues procede de un Dios bueno. El mal, por tanto, no es una sustancia, sino una privación de bien: surge cuando la voluntad libre del hombre se aparta de Dios.
El Alma, la Libertad y las Dos Ciudades
El alma humana fue creada por Dios y es inmortal. Hereda el pecado original, lo que implica que el ser humano nace en estado de pecado y necesita la gracia divina para salvarse. La libertad permite elegir entre el bien (dirigirse a Dios) y el mal (alejarse de Él), pero el hombre por sí mismo no puede alcanzar la salvación sin la ayuda de la gracia.
En su obra La Ciudad de Dios, Agustín distingue dos comunidades:
- La Ciudad de Dios: Formada por quienes viven según el amor a Dios y buscan la verdad eterna.
- La Ciudad terrena: Compuesta por quienes viven según el amor propio y los bienes temporales.
La historia humana es la lucha entre ambas ciudades, y su fin último será la victoria del bien en la eternidad.