La Metafísica de René Descartes: Sustancias, Dualismo y la Demostración de Dios

El Fundamento de la Certeza: El Cogito Cartesiano

El proceso lógico de deducción que establece la existencia del yo pensante se resume tradicionalmente a través de la celebérrima sentencia cartesiana: “Pienso, luego existo”, en latín, “Cogito, ergo sum”.

  1. Al dudar de absolutamente todo, puedo extraer una conclusión evidente: yo dudo. Aunque dude de todo, no puedo dudar del hecho de que estoy dudando.
  2. Dudar es una forma de pensar, luego si dudo, pienso. Y como, de hecho, dudo, puedo concluir que pienso.
  3. Finalmente, si pienso, significa que soy algo que piensa; y si soy algo que piensa, quiere decir que soy algo y que, por lo tanto, existo, poseo una cierta existencia. Como resultado de todo este razonamiento, puedo concluir que yo existo.

Metafísica Cartesiana: La Doctrina de las Sustancias

Descartes clasifica las sustancias según su capacidad de existencia:

  • Sustancia Infinita: Aquella que en términos absolutos es capaz de existir por sí misma. En otras palabras, Dios.
  • Sustancia Finita: Aquella que en términos relativos es capaz de existir por sí misma, pues depende únicamente de Dios para existir.

Atributos Esenciales de las Sustancias

Las sustancias se clasifican según su atributo esencial:

  • Extensión (Res Extensa): Hace referencia a la materialidad. La realidad es toda ella sustancia extensa (el mundo).
  • Pensamiento (Res Cogitans): Hace referencia a la intelectualidad, que es inmaterial (el alma o yo pensante).
  • Perfección (Res Infinita): Es el atributo esencial de la sustancia infinita que Descartes identifica con Dios.

Dualismo Antropológico Cartesiano

El ser humano es una sustancia finita, pero compuesta por dos naturalezas distintas:

  1. El Yo como Sustancia Finita Pensante

    En primer lugar, parece que yo, ser humano, soy una sustancia de algún tipo, pues soy capaz de existir en mí mismo, sin ayuda de otro. Sin embargo, puesto que no soy capaz de iniciar mi propia existencia, sino que dependo de otro para iniciarla, resulta adecuado concluir que soy una suerte de sustancia finita.

    Según se ha dicho al llegar a la conclusión de la aplicación cartesiana de la duda metódica, yo soy algo que piensa. Eso quiere decir que soy una sustancia finita que posee el atributo del pensamiento, en otras palabras, res cogitans. Este atributo del pensamiento se manifiesta a través de toda una serie de modos (hasta 8) que Descartes enumera en sus Meditaciones Metafísicas:

    “Una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que siente”

  2. La Unión con el Cuerpo (Res Extensa)

    En tercer término, a través del pensamiento, puedo llegar a probar que poseo un cuerpo (cosa que Descartes llevará a cabo más adelante en su obra), el cual soy capaz de controlar por medio de mi pensamiento. Dicho cuerpo no constituye ya res cogitans, sino que es res extensa.

Finalmente, se puede concluir que el ser humano está formado por un alma, que es la res cogitans, la cual se encuentra alojada en un cuerpo, que es la res extensa, proponiendo así Descartes un claro dualismo antropológico. Preguntado, sin embargo, Descartes por cómo es posible esta unión entre estas dos sustancias con distintos atributos, este ofrece la pobre respuesta de que dicha unión tiene lugar en la glándula pineal, que es la parte del cuerpo en la que se encuentra alojada el alma humana.

Las Ideas y sus Tipos en la Filosofía Cartesiana

Si se ha dicho que yo (ser humano) soy, entre otras cosas, una cosa que piensa, es preciso dilucidar cuál es el objeto de mi pensamiento, es decir, qué es lo que pienso. Es entonces cuando Descartes introduce la noción fundamental de idea:

Ideas: Son aquellos contenidos mentales que tienen la función de representar ciertos elementos de procedencia diversa y que constituyen la base de las operaciones mentales del sujeto.

Precisamente, según sea la procedencia de estas ideas, Descartes las clasifica en:

  • Ideas Innatas

    Son aquellas ideas con las que nacemos, que no dependen de la experiencia. Son las ideas producidas por el pensamiento mediante el mero ejercicio de pensar. Por ejemplo, las ideas de claridad y evidencia del método.

  • Ideas Adventicias

    Son aquellas ideas que proceden de la realidad exterior y que formamos a partir de la experiencia. Por ejemplo, la idea de silla o de zapato.

  • Ideas Facticias

    Son aquellas ideas elaboradas por el propio sujeto a partir de otras ideas adventicias o innatas. Así, por ejemplo, la idea de unicornio ha sido elaborada mediante la adición de la idea de cuerno a la idea de caballo.

3.3. La Salida del Solipsismo: Demostración de Dios y el Mundo

De acuerdo con los conceptos metafísicos cartesianos presentados hasta ahora, es posible distinguir entre tres tipos principales de sustancia: la sustancia infinita (Dios), la sustancia finita pensante (alma o res cogitans), y la sustancia finita extensa (mundo o res extensa). Sin embargo, la argumentación con la que concluye la aplicación de la duda metódica solamente ha permitido a Descartes demostrar la existencia de una de ellas: la res cogitans (alma). Por lo tanto, la tarea siguiente será demostrar la existencia de las otras dos; de lo contrario, la filosofía se vería abocada al solipsismo (a la soledad de mi propio yo).

Argumentos para Demostrar la Existencia de Dios

Descartes propone hasta tres argumentos distintos para demostrar la existencia de Dios. A continuación, se presenta el argumento basado en la idea de perfección (inspirado en Platón):

ARGUMENTO BASADO EN LA IDEA DE PERFECCIÓN

  • Premisa: Yo, ser humano, tengo en la mente una idea que es la idea de perfección.
  • Principio: No puede haber más perfección en el efecto que en la causa que lo ha creado.
  • Aplicación: La idea de perfección no ha podido ser causada (puesta en nuestra alma/mente) por nosotros mismos, que no somos perfectos. Solamente un ser perfecto podría ser la causa de un efecto como el de la idea de perfección.
  • Conclusión: Luego existe un ser perfecto que es el que ha impuesto en nuestra alma la idea de perfección, y ese ser perfecto es lo que conocemos como Dios.

Demostración de la Existencia del Mundo (Res Extensa)

Una vez que Descartes ha demostrado la existencia de Dios, la demostración de la existencia del mundo resulta mucho más sencilla y la lleva a cabo de la siguiente forma:

  • Premisa: En mi alma existen ideas de cosas materiales (adventicias), las cuales tengo la fuerte impresión de que proceden de objetos materiales que se encuentran fuera de mí.
  • Principio: Dios es un ser sumamente bueno que no consentiría que viviera en un constante engaño.
  • Aplicación: Luego, si tengo la fuerte impresión de que proceden de objetos materiales, no puede ser que viva en un engaño, pues Dios no lo consentiría.
  • Conclusión: Por lo tanto, las ideas adventicias proceden de objetos materiales (res extensa) que existen fuera de mí.

3.4. Conclusión Final: Consecuencias del Sistema Cartesiano

Tras haber demostrado la existencia de las tres grandes sustancias (yo, Dios y mundo), conviene señalar dos consecuencias que se derivan de lo dicho:

  1. Dios como Garantía de la Verdad: Dios se convierte en la garantía última de la verdad en el sistema cartesiano. Sin Dios, no puedo estar seguro más que de mi propia existencia particular como ser pensante, cayendo así en un solipsismo del que resulta imposible escapar.
  2. El Mundo y el Mecanicismo: El mundo es todo ello sustancia extensa (no hay vacío) y, por lo tanto, está sometido a las leyes particulares que dominan todo lo material, esto es, a las leyes de la física. Esta distinción justifica el mecanicismo y la matematización que no tienen sentido en el caso del yo o de Dios.