La Revolución de 1868: El fin de una era
A la Revolución de 1868 se llegó por el agotamiento y la impopularidad del moderantismo y de la monarquía de Isabel II, así como por la situación de crisis económica del capitalismo español.
Las causas de la revolución
- La crisis financiera: El valor de las acciones de los ferrocarriles en bolsa cayó estrepitosamente.
- La crisis industrial: Especialmente en Cataluña, influenciada por la Guerra de Secesión.
- La crisis de subsistencia: Se inició en 1866 y fue provocada por una serie de malas cosechas.
- La oposición social.
- La revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil: Quienes pedían reformas del sistema político.
- El Pacto de Ostende: Firmado entre progresistas y demócratas en 1866 para derrocar a Isabel II.
El 19 de septiembre de 1868, la escuadra que estaba concentrada en la bahía de Cádiz al mando del brigadier Topete se sublevó contra el gobierno de Isabel II. Muchas ciudades españolas se sumaron al pronunciamiento y en muchas de ellas se constituyeron Juntas Revolucionarias. Cuando las tropas realistas fueron derrotadas en Alcolea, el gobierno dimitió e Isabel fue exiliada a Francia.
Durante las primeras semanas, el poder efectivo estuvo en manos de las Juntas Revolucionarias. A primeros de octubre se constituyó el Gobierno Provisional con los generales Serrano y Prim; se convocaron elecciones a las Cortes Constituyentes que dieron lugar a la presencia de carlistas y republicanos. El parlamento estaría dominado por:
- Los carlistas.
- Los moderados.
- La conjunción monárquico-democrática.
- El Partido Republicano Federal.
La Constitución de 1869
Es la Constitución más liberal del siglo XIX. Sus principales características son:
- Soberanía nacional.
- Sufragio universal directo para hombres mayores de 25 años.
- Monarquía democrática con limitaciones al monarca.
- El poder ejecutivo quedaría en manos de un Consejo de Ministros.
- El poder legislativo en unas Cortes bicamerales.
- El poder judicial quedaría reservado a los tribunales.
- Amplia declaración de derechos.
- Libertad de cultos religiosos.
El reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873)
El triunfo en las elecciones de los partidos que defendían la monarquía como forma de gobierno y la promulgación de la Constitución de 1869, que establecía una monarquía democrática, dio lugar a que el gobierno buscase un sustituto a los Borbones. El general Prim se encargó de llevar unas negociaciones con la finalidad de encontrar un consenso internacional sobre el candidato; al final se impondrá Amadeo de Saboya, quien será elegido rey en las Cortes en noviembre de 1870.
La oposición a la nueva monarquía
Amadeo levantará gran oposición política en varios sectores:
- Las clases tradicionales: La jerarquía eclesiástica consideraba al monarca peligroso para sus intereses.
- Los carlistas: Tras la marcha de Isabel II, los carlistas esperaban nombrar rey a Carlos VII, así empezó la Tercera Guerra Carlista.
- El partido Alfonsino: Defendía la fidelidad y el apoyo a Alfonso.
- Los republicanos: Desde la vista del Estado, existían los unitarios y los federalistas.
El monarca no tuvo muchos apoyos para reinar, así que en febrero de 1873 abdicó en su nombre y en el de su familia.
La Primera República (1873-1874)
A la formación de una atmósfera favorable a la proclamación de la República contribuyeron circunstancias exteriores como el triunfo de EE. UU., el éxito de la República Francesa y la personalidad de líderes extranjeros. El nuevo régimen no contó con las bases políticas y sociales adecuadas para su perduración en el tiempo. El horizonte económico era de crisis agrícola y hacendística. Las clases populares no tardaron en desentenderse de estas. Entre las clases altas y el ejército, la República contó con pocas simpatías; tampoco existía un programa de gobierno coherente.
Evolución política
La mayoría parlamentaria del Congreso y el Senado proclamó la República el 11 de febrero de 1873, eligiendo como presidente a Estanislao Figueras. España quedó constituida como República federal y se formó un nuevo gobierno bajo la presidencia de Pi y Margall.
La revolución cantonalista
La proclamación del carácter federal de la República aceleró el protagonismo del movimiento cantonalista, cuya principal exigencia era establecer la estructura federal del Estado de abajo hacia arriba, de manera que la federación de unidades más pequeñas llegara hasta la conformación del Estado.
Si los inicios del cantonalismo supusieron el final de Pi y Margall, que había tratado de efectuar una política conciliadora, su sucesor Nicolás Salmerón endureció la postura del gobierno. Sus objetivos fueron sofocar el cantonalismo y frenar a los carlistas; esta actuación del gobierno preocupó en las Cortes, lo que le haría dimitir más tarde. Castelar, su sustituto, estableció una política autoritaria recortando libertades individuales y suspendiendo garantías constitucionales.
En enero de 1874, cuando se hacía la moción de censura a Castelar, el general Pavía asaltó el hemiciclo y el general Serrano asumió el poder.
El camino a la Restauración
El golpe del general Pavía abría un nuevo tiempo político: restablecer la Constitución de 1869 reformada, un nuevo camino republicano o la vuelta de la monarquía. El 1 de diciembre de 1874, Alfonso, el futuro rey, publica un manifiesto. El pronunciamiento militar de Sagunto solo precipitó los acontecimientos. El general Martínez Campos, junto con otros, proclamaron rey de España a Alfonso XII. Serrano se fue al exilio y el 31 de diciembre quedó constituido el Ministerio de Regencia presidido por Cánovas del Castillo para esperar al nuevo rey.