Conceptos Fundamentales del Siglo XIX Español

Términos Clave de la Historia de España en el Siglo XIX

Convenio de Vergara

También conocido como Abrazo de Vergara, fue el tratado firmado en esta localidad guipuzcoana entre el general Espartero, jefe de las tropas liberales, y el general Maroto, jefe de las fuerzas carlistas, el 31 de agosto de 1839. Puso fin a la Primera Guerra Carlista en el Norte, aunque no fue aceptado por el pretendiente Carlos María Isidro y los combates continuaron en zonas del Levante (Maestrazgo). El acuerdo dejaba abierta la cuestión de los Fueros vascongados y preveía la incorporación de los militares carlistas al Ejército de Isabel II.

Baldomero Fernández Espartero

(Ciudad Real 1793 – Logroño, La Rioja 1879). Militar y político liberal progresista. Combatió en América a los independentistas entre 1815 y 1825, y luchó contra los absolutistas en la Primera Guerra Carlista, donde obtuvo la victoria de Luchana en 1836 y firmó el acuerdo de paz con el general Maroto en el llamado Abrazo de Vergara. Debido a los sucesos revolucionarios de Barcelona en 1840, ocupó la presidencia del gobierno y la regencia, tras obligar a abdicar a María Cristina. Mostró poco acierto como regente y fue derrocado por el general Narváez en 1843. Después de sus años de exilio, volvió a España en 1849 y presidió el gobierno surgido del pronunciamiento liberal de 1854. Dos años más tarde fue desplazado por O’Donnell. En 1868 Prim le pidió que aceptara la Corona de España, pero Espartero rehusó. Murió retirado de la política.

Sufragio Censitario

Este tipo de sufragio, característico de los primeros momentos del régimen liberal, significaba que solo tenían derecho de voto los varones que disponían de un determinado nivel de riqueza. Para determinar este se recurría a un indicador como era la cuota de contribución (censo) que pagaba por su patrimonio (territorial) o por el desarrollo de otra actividad productiva (industrial). Apareció por primera vez en España en 1834 y en diversos grados se mantuvo hasta 1890.

Ramón María de Narváez

(Loja, Granada 1800 – Madrid 1868). Militar y político liberal moderado. A la muerte de Fernando VII tomó partido por Isabel II y combatió con brillantez en la Primera Guerra Carlista. Enemigo político de Espartero, hubo de exiliarse a Francia entre 1838 y 1843. Derrocado ese año el regente por una alianza de progresistas y moderados, Narváez pasó en 1844 a ocupar la jefatura del gobierno, en la que se mantuvo casi ininterrumpidamente hasta 1851. Jefe indiscutible del sector liberal moderado, basó su política en el mantenimiento del orden público, al tiempo que conseguía atraerse a sectores del carlismo y de la Iglesia, y convertía el Congreso y el Senado en organismos inoperantes. Retornó al poder entre 1856-57 tras el pronunciamiento de O’Donnell, sin que variara su estrategia política, que se mostró incapaz, igual que sucedió en los gobiernos que formó en 1864-65 y 1866-68, de frenar el creciente malestar antimonárquico.

Leopoldo O’Donnell, duque de Tetuán

(Santa Cruz de Tenerife 1809 – Biarritz 1867). Militar y político liberal unionista. Participó en la Primera Guerra Carlista (1833-40) en el bando isabelino. Durante la regencia de Espartero conspiró en favor de María Cristina pero, fracasado su intento, tuvo que exiliarse a París, donde, junto con Narváez, preparó la caída de Espartero. Alejado del poder por Narváez, se sublevó contra él en la célebre Vicalvarada en 1854, que aunque no fue un éxito militar, dio lugar al Bienio Progresista (1854-56). Impulsor de la Unión Liberal, partido de corte centrista, recibió en 1856 el apoyo de Isabel II y del ejército y se hizo con el poder, pero al no aceptar las presiones de la reina en favor de la Iglesia fue sustituido por Narváez. Volvió a la presidencia del gobierno (1858-63), mas la ausencia de reformas desprestigió a la Unión Liberal y provocó su caída. Volvió una vez más al gobierno en 1865, con la intención de atraerse a los liberales, pero tras los pronunciamientos de Prim, en Villarejo, y de los sargentos de San Gil, la reina le destituyó en 1866 por Narváez.

Juan Prim

(Reus, Tarragona 1814 – Madrid 1870). Militar y político liberal progresista. Participó en la Primera Guerra Carlista dentro del bando isabelino. En 1847 fue nombrado capitán general de Puerto Rico, pero dimitió de su cargo. Ya en España, tras ser nombrado capitán general de Granada y ascendido a teniente general, se adhirió a la Unión Liberal de O’Donnell y participó en la Guerra de Marruecos y en la expedición española de la guerra de intervención en México. Convertido en jefe de los liberales, ante la negativa de la reina a darles cabida en el gobierno, encabezó varios pronunciamientos fallidos, hasta que en 1868, con el apoyo de los unionistas y del ejército, logró derrocar a Isabel II. Durante la regencia de Serrano fue ministro de la Guerra y jefe de gobierno en 1869, mostrándose partidario de la monarquía constitucional. Llamó a Amadeo de Saboya para que ocupase el trono español y, poco después de que el nuevo monarca se presentara en las Cortes, fue asesinado en un atentado.

Revolución Gloriosa

Se inició el 19 de septiembre de 1868 con un alzamiento militar del Almirante Topete en Cádiz contra el gobierno de Isabel II. Prim y Serrano se reunieron con los sublevados y rápidamente consiguieron el apoyo de la población gaditana. El gobierno de la reina Isabel II se aprestó a defender el trono con las armas. Ambas fuerzas se encontraron en Puente de Alcolea, donde el día 28 de septiembre se libró una batalla que dio la victoria a las fuerzas revolucionarias. El gobierno no vio más salida que dimitir y la reina no tuvo más remedio que exiliarse el 29 de septiembre de 1868 a Francia.

Amadeo I

(1845-1890). Príncipe italiano, hijo del Rey Víctor Manuel II de Italia, que fue elegido rey de España en 1870. Como la Constitución de 1869 creaba una Monarquía Constitucional y se había expulsado a los Borbones, hubo que buscar un rey en las Cortes europeas, optándose por Amadeo. Llegó a España en diciembre de 1870 y fue un verdadero monarca constitucional, aunque no logró granjearse las simpatías de la población. La gravedad de los problemas y las grandes dificultades encontradas le movieron a abdicar el trono y abandonó España en febrero de 1873, proclamándose entonces la Primera República.

Francisco Pi i Margall

(Barcelona 1824 – Madrid 1901). Político republicano y escritor, defensor del federalismo como forma de organización política y social de España y garantía de la libertad. Durante la Primera República fue ministro de la Gobernación y luego segundo presidente de la República, pero el levantamiento cantonal del verano de 1873 le hizo dimitir tras unas pocas semanas en el cargo. Durante la Restauración fue Diputado a Cortes. Influido por el socialismo, escribió diversas obras políticas e históricas, entre ellas Las Nacionalidades (1876), donde sistematizó sus principios federales.

Cantonalismo

En el verano de 1873, durante la Primera República, los federales intransigentes, ante la tardanza en definir constitucionalmente la República Federal, se sublevaron en diversas partes de España, proclamando cantones independientes. El Gobierno de la República ordenó al Ejército el control de la situación, lo que se hizo sin dificultades excepto en Cartagena. El dominio de la base naval y de las fortificaciones de esta ciudad les dio a los cantonalistas cierta capacidad de resistencia y costó esfuerzo reducir este cantón. El cantonalismo desprestigió e hirió de muerte al proyecto federal.

Sociedad de Clases

En el siglo XIX, el nuevo Estado liberal impulsó cambios políticos y económicos que transformaron la sociedad. Se impuso la igualdad jurídica de todos los ciudadanos, desapareció la sociedad estamental y se implantó la sociedad de clases. Las diferencias se establecieron en función de la riqueza y no de la situación legal, y los ciudadanos quedaron definidos por su pertenencia a una clase social. Los dos grandes grupos serán la burguesía y el proletariado. En España este proceso fue lento debido al escaso desarrollo industrial, el peso de la gran propiedad agraria y el poder de los grupos privilegiados del Antiguo Régimen: la nobleza y el clero.

Desamortización

Concepto jurídico que significa que un conjunto de bienes dejan de estar amortizados y pasan a propiedad libre (se pueden comprar y vender) y privada. La desamortización fue uno de los procesos que formaron parte de la Reforma Agraria Liberal durante el siglo XIX y permitió que los bienes, rústicos y urbanos, de la Iglesia y de los municipios fueran privatizados mediante su venta en pública subasta. En España las más importantes fueron la de Mendizábal (1836-1837), que afectó a los bienes de la Iglesia, con el objetivo de financiar la deuda pública y al ejército liberal durante la Primera Guerra Carlista; y la de Madoz (1855), que afectó principalmente a los bienes comunales de los municipios, con el objetivo de financiar la construcción del ferrocarril en España.

Ley General de Ferrocarriles de 1855

Permitió la construcción acelerada de más de 5.840 km en solo una década. Se habla del “despegue ferroviario”. Hubo, eso sí, una serie de regiones que quedaron descolgadas, fuera del ámbito ferroviario, lo que sin duda perjudicó su desarrollo económico: Galicia, Extremadura, La Mancha, Andalucía Oriental. La mayoría de los tramos eran radiales desde Madrid hacia la costa, y unas pocas líneas transversales (hacia 1865). Las líneas se clasificaron en dos categorías: la de servicio o interés general, que enlazaba Madrid de forma radial con las costas y las fronteras del reino (por ejemplo: Madrid-Irún-Francia), con un diseño más político que económico y social, estando subvencionadas y financiadas por el Estado por la desamortización de Madoz; y el resto de las líneas de servicio particular, eran compañías privadas bajo la protección del Estado. Se les permitió la importación de toda clase de materiales y artículos relacionados destinados a la construcción del ferrocarril: hierro, carbón, madera, así como sillas, lámparas y demás mobiliario. Estos productos estaban libres de aranceles, bajo un régimen especial de franquicia aduanera.

Proteccionismo

Política económica del Estado tendente a proteger los productos nacionales frente a la competencia exterior. Para ello se colocaban aranceles en las aduanas a los productos extranjeros e incluso se llegaba a imponer cupos. Esta política será defendida por los liberales moderados durante el reinado de Isabel II y durante la Restauración. Es el sistema opuesto al librecambismo de los progresistas.

Librecambismo

Sistema económico liberal capitalista caracterizado por la no intervención del Estado en economía y por ser partidario de la libre competencia internacional. Será defendido por los liberales progresistas. La ley librecambista más importante fue elaborada por el Ministro de Finanzas Figuerola en el primer Gobierno Provisional tras la Revolución de 1868.

Peseta

El 19 de octubre de 1868 nace la peseta como unidad monetaria por decreto del Gobierno Provisional tras el derrocamiento de Isabel II. Este mismo gobierno decide centralizar toda la producción en la Ceca de Madrid (Fábrica Nacional de Moneda y Timbre). Desde entonces se han acuñado en la Fábrica todas y cada una de las pesetas que han circulado hasta la aparición del euro. Cada peseta encierra en sus pequeñas dimensiones, la historia, la política, la religión, la economía y el arte del instante en el que se acuñó. La elección del nombre se debió principalmente a su familiaridad de uso. Algunas denominaciones como maravedí, real, escudo, etc., quedaron sepultadas bajo el término peseta, comúnmente utilizado en el período de Isabel II. Parece ser además, que ya en Cataluña habían circulado pesetas desde antes de la Guerra de la Independencia.