El Realismo y el Naturalismo: Novela, Poesía y Teatro en la Segunda Mitad del Siglo XIX
Contexto Histórico y Social: La Restauración Borbónica
Tras “La Gloriosa” y la I República, se retorna a la monarquía borbónica con el joven rey Alfonso XII. A este periodo se le denomina Restauración, la cual proporcionó estabilidad al país mediante un sistema basado en el bipartidismo. Por medio de este sistema, liberales y conservadores se sucedían en el poder de forma pacífica, aunque a través de elecciones fraudulentas, amañadas por los caciques, que controlaban el medio rural. Se consolidó el Estado liberal y, con él, la burguesía se convirtió en la clase triunfadora. En contraste, las masas populares permanecían cada vez más empobrecidas, lo que provocó que los obreros se unieran para defender sus derechos y se fundaran los primeros sindicatos y federaciones (como la UGT o el PSOE).
En medio de este turbulento ambiente surgen el Realismo y el Naturalismo, que son corrientes estéticas cuyo objetivo fundamental es representar los aspectos de la realidad de la forma más creíble o verosímil posible, como decía Benito Pérez Galdós: “Imagen de la vida es la novela”.
Factores que Favorecen su Aparición
Hay una serie de circunstancias que favorecen su aparición, como, por ejemplo, el gran desarrollo de las ciencias experimentales, la teoría de la selección natural de Charles Darwin y dos corrientes de pensamiento decisivas: el Krausismo (ILE) y el Positivismo.
El Realismo y el Naturalismo en España
Tanto el Realismo como el Naturalismo se iniciaron en Francia, con autores importantísimos como Balzac, Stendhal o Flaubert, y con Zola, este último muy vinculado al Naturalismo. Es cierto que los postulados naturalistas, más extremos que los realistas, no prendieron con tanta fuerza en España y se mitigaron bastante con toques de espiritualismo cristiano.
La obra que marca el nacimiento del Realismo en España es La gaviota, escrita en 1849 por Fernán Caballero, que era, realmente, el seudónimo de una mujer, Cecilia Böhl de Faber. Una serie de autores, como Pedro Antonio de Alarcón, Juan Valera o José Mª Pereda, van introduciendo el Realismo en España, pero es en la década de los 80 cuando viven su mejor momento con novelistas de la talla de:
- Benito Pérez Galdós
- Leopoldo Alas Clarín
- Emilia Pardo Bazán
- Vicente Blasco Ibáñez
Los tres últimos cultivaron también el Naturalismo.
La Novela: El Género Predominante
Las características propias de la novela permitieron que fuera el medio donde más y mejor se pudo desarrollar esta corriente artística. En ella, el autor realista pretende reflejar la realidad de manera objetiva (en la medida de lo posible) partiendo de la observación rigurosa de la misma y de la documentación, lo que se percibe en la abundancia y minuciosidad de las descripciones, como queda plasmado en las obras de Emilia Pardo Bazán: La tribuna o Los pazos de Ulloa.
Características y Técnicas Narrativas
La caracterización escrupulosa de los personajes y del ambiente en el que se desarrollan sus vidas se apoya en la presencia en las obras de acontecimientos históricos, especialmente en Los episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós. Para retratar a dichos personajes se recurre a diálogos muy vivos, así como a técnicas narrativas avanzadas:
- El monólogo interior.
- El estilo indirecto libre.
Estas técnicas fueron muy usadas por Galdós en sus Novelas españolas contemporáneas, como Fortunata y Jacinta o La desheredada, ambas ambientadas en un Madrid que conocía muy bien. Normalmente, la narración es lineal y sigue un orden cronológico, marcada por una presencia muy potente del narrador.
Temas y Clases Sociales
La clase social más retratada en este tipo de novela fue la burguesía, hasta que los autores deciden adoptar una óptica más crítica y, entonces, se interesan por las dificultades vitales de las clases obreras y/o campesinas, como reflejaría Vicente Blasco Ibáñez en Cañas y barro o La barraca.
El Naturalismo sentía predilección por personajes que vivían en situaciones extremas, afectados, incluso, por taras físicas y mentales que retrataban con toda su crudeza. Un tema muy frecuente es el del choque entre el individuo y la sociedad a la que se enfrenta. Los protagonistas de estas obras aparecen muchas veces como seres inadaptados, en conflicto con el mundo que los rodea y que, generalmente, acaban derrotados, como es el caso de la protagonista de la obra cumbre de Leopoldo Alas Clarín, La Regenta.
La Poesía: Del Romanticismo al Intimismo
En cuanto a la poesía, a partir de 1850, dentro del marco del Romanticismo, surge la tendencia al intimismo, a la expresión melancólica y confidencial de los sentimientos. Los grandes poetas que lo cultivaron fueron Carolina Coronado, Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. La sensibilidad, unida a la reivindicación, se deja ver en las obras de las dos escritoras.
En el caso de Rosalía de Castro, es especialmente palpable en su poemario Follas Novas, escrito en gallego, al igual que los Cantares galegos, para reivindicar el “Rexurdimento” (resurgimiento) de esta lengua y la situación de la gente de su tierra.
Gustavo Adolfo Bécquer, poeta de enorme influencia posterior, en sus Rimas, destaca por la sencillez y desnudez, fruto de una enorme elaboración, que transmiten sus versos con un yo lírico siempre en continuo diálogo con otras artes.
El Teatro: Transición y Renovación
Con respecto al teatro, lo que marca la transición del Romanticismo al Realismo es el Costumbrismo, obras en las que a lo típico y exótico se une una intención moralizante. Dentro del teatro popular adquiere gran importancia el Género Chico, con sus tipos populares y su lenguaje castizo.
En el último tercio del siglo XIX florecerá el Sainete de mano de autores como Carlos Arniches y su tipismo madrileño. También aparece la comedia político-moral y moral-sentimental, pero la que más destaca es la Alta Comedia, de corte realista, con intención crítica hacia la burguesía, afán moralizante y con gran tendencia a lo melodramático, cultivada por autores como Manuel Tamayo y Baus en obras como Un drama nuevo.
Figuras Clave y Renovación
En el teatro de fin de siglo, una figura que alcanzó un gran éxito fue José Echegaray, quien recibió el Premio Nobel de Literatura. Este reconocimiento fue muy mal recibido por otros autores contemporáneos debido a su teatro efectista y apegado a la tradición. Echegaray consiguió sintetizar las principales tendencias del siglo XIX en sus obras, entre las que destaca El gran galeoto.
Pero el autor en el que se percibe un verdadero esfuerzo renovador fue Benito Pérez Galdós, quien buscaba en su teatro reflejar la realidad misma por encima de los convencionalismos sociales, morales o religiosos, tal y como muestra en obras como Electra o La loca de la casa. En esta misma línea, de teatro serio y comprometido, se encuentra la obra de Joaquín Dicenta, Juan José.
Conceptos Fundamentales de Semántica Léxica
1. Sinónimos
Son palabras diferentes que tienen un significado igual o parecido. La relación se denomina sinonimia.
Tipos de Sinonimia
- Totales: Significan exactamente lo mismo (ejemplo: feo / monstruo).
- Parciales: Solo coinciden en un contexto (ejemplo: pegar / golpear).
- Contextuales: Se parecen solo en la connotación o el sentimiento (ejemplo: valiente / héroe).
- De Grado: Tienen el mismo significado, pero con distinta intensidad (ejemplo: temer / asustarse).
- Falsos Sinónimos: Parecen iguales, pero no lo son (ejemplo: guapo / simpático).
2. Antónimos
Son palabras con significado opuesto. La relación se denomina antonimia.
Tipos de Antonimia
- Puros (o Graduales): Se oponen de modo total, sin término medio (ejemplo: frío / caliente, feo / guapo).
- Complementarios: La afirmación de uno niega al otro (ejemplo: vivo / muerto).
- Recíprocos: Uno implica al otro (ejemplo: comprar / vender, enseñar / aprender).
3. Monosémicas
Palabras con un solo significado. Suelen usarse en el lenguaje técnico o científico (ejemplo: acueducto, estómago, gastroenteritis).
4. Polisémicas
Palabras con varios significados que cambian según el contexto (ejemplo: operación — matemática, médica).
Causas de la Polisemia
El lenguaje figurado: las metáforas dan nuevo sentido (ejemplo: la cabeza del grupo).
5. Homónimas
Son palabras que se escriben o suenan igual, pero tienen distinto significado (ejemplo: banco — asiento / banco — dinero).
Tipos de Homonimia
- Homógrafas: Se escriben igual, pero tienen distinto significado (ejemplo: vino [bebida] / vino [del verbo venir]).
- Homófonas: Se pronuncian igual, pero se escriben distinto (ejemplo: vaca / baca; ha de comer / han de comer).